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5. ¿Amigos?

Ayer no vino Ezra al instituto y hoy no lo encuentro.

¿Será que sigue mal por su reacción alérgica?

Me apena admitir que, puede que esté preocupada por él.

—¿Qué le pasa? —escucho a Max preguntar.

—No lo sé —admite Tess, mirándome.

Le agradezco inmensamente que no haya dicho nada acerca de que estoy preocupada por Ezra.

A mi mejor amiga le cuento todo. Mis preocupaciones, miedos, angustias, alegrías, todo, y ella jamás les dirá a otros.

—Entonces... —murmura Max, para después tirarme una papita que da contra mi frente haciendo que frunza el ceño y gire a verla—. ¿Qué te pasa?

Abro la boca para decirle que nada, pera la cierro al recordar que Tess me pidió que le diera una oportunidad.

Miro a la morena quien asiente con la cabeza, haciéndome saber que puedo confiar en ella.

Casi no he tenido trato con Max, así que no es alguien en quien diga que puedo confiar ciegamente. Pero Tess sí ha tratado con ella bastante en estos tres días. Claro que no confía ciegamente en ella, pero confía.

Dice que es buena persona, y si mi mejor amiga lo dice, le creo.

—¿Conoces a Ezra Mackey? —cuestiono viéndola a los ojos.

Max hace una mueca pensativa, con la cabeza levemente inclinada hacia arriba y hacia la derecha, mientras mira algún punto fijo del techo del comedor.

—No, no que yo sepa —responde sincera, para volver a verme—. ¿Qué? ¿Él te gusta o qué?

Esto es lo que hace que Tess confíe en ella, que siempre va al grano y anda con rodeos. Pero sin embargo, esto es lo que me hace andarme con cuidado cuando se trata de ella.

—No, no, no —digo casi que desesperada, haciendo que Max eleve una ceja—. O sea, digo... No es eso, definitivamente no.

—De acuerdo fiera, tranquila —responde algo burlona—. Yo sólo digo que, si no te gusta, a la próxima sólo di que no y listo, no lo niegues tantas veces y con tanta desesperación —aconseja, guiñándome un ojo.

—Pero en serio no me gusta —aseguro, aunque no sé bien por qué.

—A ella le gusta Gavin —habla Tess, haciendo que gire a verla con los ojos abiertos de par en par.

—¡Tess! —la regaño, mirándola como la peor traidora de la historia.

—¿Qué? —cuestiona a la defensiva—. Ella ya lo sabía.

—¿Se lo has contado? —la acuso, señalándola con una papa frita.

—No hizo falta —interviene Max, logrando que ahora la apunte a ella—. Lo noté mi primer día de clases, en ciencias, tu sonrojamiento...

—Sí, pues, pudo haber sido por la tos —le recuerdo y ella asiente con la cabeza.

—Sí, pero con nosotras hablabas dentro de lo cabe con normalidad, sin embargo, cuando apareció él casi y te desmayas —bromea y Tess suelta una carcajada.

Antes de que pueda decir algo, alguien se sienta a mi lado, empujándome haciendo que me corra con algo de brusquedad y logrando sobresaltarme.

—Hola Tess.

Bufo por lo bajo y giro los ojos, para luego mirar a Benjamín de mala forma.

Miro a mi amiga de reojo, quien se remueve incómoda en su asiento pero sin embargo le sonríe algo amable al rubio que está a mi lado.

—Hola Benja —responde el saludo—. ¿Ya conoces a Ava? —pregunta señalándome con la mano y en rubio voltea a verme para hacer una mueca de asco mientras que yo muevo mi mano a modo de saludo, para después mirarlo mal ante su mirada—. Y ella es...

—No me interesa —interrumpe Benjamín algo tajante y puedo ver a Max alzar una ceja mientras lo analiza con frivolidad—. Sólo venía a preguntarte una cosa y ya me voy, no vengo a ser sociable con la fea —Me señala y yo abro la boca formando la cuarta vocal con mis labios—, ni la emo.

—¿Quieres ver lo que esta emo puede hacerte? —cuestiona Max algo molesta, enseñándole su puño.

Antes de que Benjamín pueda responder, Tess interviene.

—¿Qué quieres, Benja? —cuestiona intentando ser amable, aunque sé que ya está molesta.

Miro a Max mostrarle su dedo, antes de que él deje de verla para prestarle atención a mi mejor amiga.

—¿Quieres mañana venir a mi casa así repetimos lo del sábado pasado? —inquiere, sonriendo galante, o bueno, queriendo parecer galante.

Tess hace una mueca de asco, para después sonreírle con cierta falsedad.

—¿En serio crees que después de decirle a mi mejor amiga fea y tratar mal a Max, querré pasar otra noche contigo? —cuestiona, viéndolo fijamente a los ojos—. No, perdón, me corrijo, porque así no hayas tratado mal a mis amigas, ¿en serio crees que yo querría repetir esa espantosa noche? —Lo mira con una ceja alzada y puedo ver a Benjamín tensar su mandíbula—. Mejor hazme un favor y vete, ¿sí? No quiero tener indigestión luego por tu culpa ya que viniste a irrumpir en nuestro almuerzo.

Benjamín suelta un suspiro lleno de frustración y golpea la mesa con su mano antes de levantarse y caminar lejos de nosotras.

Las tres estamos en silencio, uno bastante tenso a decir verdad.

—¿Te liaste con alguien como él? —cuestiona Max, rompiendo con todo el silencio.

Aunque no logra romper la tensión.

—Para justificarme... Una tiene necesidades a veces —responde la morena, encogiéndose de hombros mientras revuelve su comida, tratando de no mirar a Max.

Yo jamás la he juzgado por los chicos con los que se acuesta o ha acostado, pero ella sabe que tampoco es como que me alegra que se relacione con tipejos así, por más que sea solo sexo.

Sé que Max no lo hace de mala, pero no puedo negar que me molestó su comentario.

—Sí, pero tampoco es como si no hubieran más personas que él —asegura Max, señalando por donde se fue Benjamín—. Eres una chica inteligente, por Dios, sé que puedes conseguir mejores.

Cuando planeo intervenir en la conversación para defender a mi mejor amiga, veo una cabellera negra a lo lejos que logro reconocer a la perfección.

Miro a Tess y a Max, quienes se metieron a una discusión interna y sé que no notarán si me voy.

Sin pensarlo dos veces, me levanto de la mesa y camino hacia Ezra.

Pero antes de poder llegar, alguien se interpone en mi camino.

—Hola —saluda Gavin, mirándome a los ojos mientras me sonríe de una manera muy linda.

—Uh, hola —respondo algo sorprendida, para luego mirar por encima de su hombro a Ezra aun charlando con su grupo de amigos—. ¿Hablamos luego? —cuestiono, volviendo a posar mis ojos sobre los de él.

—Eh... De acuerdo —responde algo extrañado y yo le sonrío agradecida.

Sin decir nada más, lo rodeo y sigo mi camino hacia Ezra.

Sé que luego me arrepentiré por hacer mí que hice, pero ahora mismo sólo necesito saber algo.

Una vez que estoy bastante cerca de ellos, aclaro mi garganta para que noten mi presencia. Pero no lo hacen. Ninguno gira a verme.

Giro los ojos y suelto un suspiro, para volver a aclarar mi garganta, pero de nuevo, nada.

—Ezra, ¿podemos hablar?

Ahora sí, todos giran a verme. Ezra y su grupete de amigos.

Ezra alza la ceja y no sé si lo hace porque está sorprendido, siente curiosidad o simplemente está molesto por haberle hablado en público.

Bah, ni que me importara lo que él siente o piensa.

—¿Me estás hablando a mí? —inquiere el ojiazul, sin apartar su mirada de la mía.

Miro a mi alrededor, fingiendo buscar a alguien, para después volver a verlo.

—No lo sé, ¿tú ves a otro Ezra por aquí cerca? —cuestiono, haciendo que los amigos de él se rían por lo bajo—. Porque si lo haces, supongo que le hablo a él.

—Mira gárgola, no te pases de lista —comenta, señalándome con su dedo logrando que me cruce de brazos a la vez que elevo una ceja.

—No, no me hago, lo soy —respondo segura y sus amigos murmuran un bajo "uh"—. ¿Podemos hablar o no?

—No —responde seguro, mirándome con cierto asco—. Mira si por hablar más de lo debido contigo se me pega la fealdad. No puedo perder mi hermosura por una estupidez como esa —asegura, haciendo que alce mis cejas ante sus palabras—. Ahora vete —pide, moviendo sus manos dándome a entender que debo irme.

—Ah, pero para que te salve el culo no tenías problema de que te "contagie" mi fealdad, ¿no? —lo acuso y puedo ver como sus ojos se oscurecen.

Giro sobre mis talones y comienzo a caminar hacia la mesa donde están Tess y Max.

Lo hubiera dejado ahí, muriéndose. Ni tendría por qué preocuparme por él.

—Espera. —Me agarra del hombro y me hace girar para que estemos cara a cara—. ¿Qué quieres? ¿Qué pasa?

Me alejo un paso de él al darme cuenta que estábamos algo cerca.

Miro por encima de su hombro, notando que sus amigos ya no se encuentran donde los dejé, y vuelvo a posar mis ojos en los suyos.

—¿Ahora sí quieres hablar? —inquiero algo molesta, cruzándome de brazos.

Ezra suelta un suspiro y gira los ojos.

—Déjate de estupideces y dime qué carajos querías decirme —pide algo cansado, supongo que de mi actitud.

Inhalo hondo y me armo de valor para soltar las siguientes palabras.

—Yo sólo quería saber... —Me callo, para después mirar hacia el suelo—. ¿Cómo estás después de lo del miércoles?

Levanto la vista hacia él, pero sus ojos no expresan nada, así que acomodo mi cabello y miro hacia otro lado, tratando de no sentirme incómoda.

—Como si te importara —dice, rompiendo al fin con el pequeño silencio incómodo que se había formado.

Lo miro nuevamente a los ojos y alzo mis cejas.

—Si te pregunto, es porque si me... —Inhalo hondo para así poder seguir—: si me importa.

Ezra me mira de pies a cabeza, analizándome, para después quedarse viéndome unos minutos a los ojos.

Termina asintiendo una vez con la cabeza, como afirmando algo.

—Ya estoy mejor —responde serio y yo asiento con la cabeza.

—¿Y tus papás sí te fueron a buscar? ¿Te fuiste muy tarde del hospital? —pregunto de forma rápida, sin apartar mis ojos de los suyos.

—No te importa —sentencia con un tono de voz frío, para luego pasar por mi lado chocando su hombro con el mío.

Bueno, su brazo con mi hombro, porque es más alto que yo.

Me quedo en mi lugar, viendo cómo se aleja y suelto un suspiro.

Yo y mi gran bocota. Pero, ¿cómo diablos haré para acercarme a él si es más cerrado que una ostra?

Siento que alguien me está viendo así que comienzo a buscar con la mirada a esa persona, hasta que doy con Gavin a lo lejos.

Por su mirada, deduzco que está intentando averiguar qué acaba de suceder, así que dejo de mirarlo porque no quiero que sepa qué ocurre.

Ya hasta el apetito se me quitó.

Miro hacia la mesa en donde me encontraba, notando que Tess y Max están hablando a gusto y no deseo ir a interrumpirlas.

Me giro sobre mis talones y comienzo a caminar hacia la salida del comedor.

Una vez en los pasillos, empiezo a caminar hacia los baños por inercia, creo.

Al llegar, me paro frente al espejo agarrándome de la mesada de los lavabos.

Miro mi reflejo y no entiendo por qué la gente dice que soy fea, si para mí soy muy linda.

Sí, quizás no entraré en los estereotipos de la sociedad, ¿pero quién sí? Quizás sólo un pequeño porcentaje de la población, ¿pero y el resto del gran porcentaje es considerado feo? No.

—Cuidado chicas —habla Sierra, ingresando al baño junto a su grupo de amigas—. La fea se está mirando al espejo, no lo vaya a romper ocasionando que nos lastimemos.

Escucho a sus amigas reír por lo bajo, para después una de ellas, Clara, empujarme lejos del espejo.

—Las feas como tú no deberían verse al espejo —comenta, mirándome a través del reflejo mientras se pone brillo labial—. Ya sabes, por tu autoestima y eso. Fue un acto de caridad lo que hice, si te pones a pensar.

—Ay amiguis, eres demasiado buena para este mundo —comenta Sierra y Lauren, la tercer amiga, asiente con la cabeza.

—¿No les da miedo verse tanto tiempo en el espejo y terminar viéndose horrorosas? —cuestiono, cruzándome de brazos mientras me apoyo contra la pared y las observo arreglarse—. Ya saben, por su verdadera personalidad y eso.

Sierra deja con algo de brusquedad su maquillaje contra el mármol y se gira a verme enojada.

—Aquí la única horrorosa, eres tú —sentencia, señalándome con su dedo—. Eres tan fea, que me haces doler los ojos —admite y yo alzo una ceja—. No te cruces en nuestro camino, asquito, porque no me quieres conocer realmente.

Chasquea sus dedos, para después las tres caminar en fila hacia la salida del baño.

Suspiro una vez que ellas se van y hago mi cabeza hacia atrás, pidiéndole paciencia a Dios.

—Yo que vos las hago re cagar.

Me sobresalto al escuchar otra voz y miro a una chica frente a mí, lavándose las manos mientras me observa por el reflejo del espejo.

—¿Qué? —cuestiono, al no haber entendido bien lo que dijo.

La castaña gira sus preciosos ojos celestes claro -creo que son de ese color- y cierra el grifo, para después caminar hacia las toallas de papel y así comenzar a cercarse las manos.

—Que siendo vos, ya las habría golpeado —aclara y asiento con la cabeza, comprendiendo sus palabras—. ¿Qué derecho creen que tienen para tratarte así? Pero peor aún, ¿te vas a dejar tratar así por esas?

—No lo sé, pero es mejor dejar las cosas así —aseguro, elevando un hombro para restarle importancia al asunto—. No quiero problemas.

—Es que ya tienes un problema y son ellas —asegura, señalando la puerta del baño—. Eso es bullying aquí y en Argentina.

—Oh, así que de ahí eres —comento más para mí, que para ella. Ya se me hacía conocido su acento.

—Sí, me mudé hace poco aquí —responde y yo asiento con la cabeza—. Me llamo Roma —se presenta, estirando su mano a mi dirección.

Se la acepto y la estrecho.

—Ava —respondo y ella sonríe—. ¿Eres de primer año? —cuestiono, al no haberla visto en mis clases.

Aunque bien puede ser de último y que no hayamos compartido clases aún.

—Sí, así es —contesta asintiendo con la cabeza—. ¿Vos de qué año sos?

—Último.

Ambas nos quedamos calladas y la escucho soltar un último suspiro, antes de tirar las toallas de papel al cesto de basura.

—Mira, amiga —habla, sorprendiéndome por cómo me dijo—, si no te pones firme contra esas boludas no te dejarán de romper los huevos, ¿entendes? —cuestiona y yo asiento con la cabeza, aunque no sé si comprendí muy bien—. Entiendo que no quieras problemas, pero no podes quedarte de brazos cruzados aceptando que se burlen de vos. Sos una piba muy linda, tanto como tu nombre, que esas no te vengan a decir lo contrario.

—Gracias —contesto con sinceridad y sonriéndole—. Tú también eres muy linda —halago, sin saber muy bien qué decir.

Pero es cierto. Es demasiado linda, con su tez blanquecina aunque tiene algunos granitos pero no le quita belleza, sus ojos grandes y de un color extraño que no sabes si son celestes o grises, su cabello castaño lacio y brilloso. Es muy linda.

—Lo sé, pero gracias —responde sonriente y río por lo bajo—. Pero en serio, si yo fuera vos amiga, hace rato les habría dado una piña a cada una y justo aquí. —Señala su nariz.

Antes de salir del baño, me guiña un ojo y me otorga una última sonrisa.

Ahora entiendo los encuentros divertidos en los baños públicos que leo en mis libros.

Esto fue divertido. Bueno, sólo la parte en la que hablo con Roma.

----+++----

Bajo las escaleras del Instituto Claxton y me despido de Tess y Max para comenzar a caminar hacia la parada del autobús.

Una vez que llego, saco mis audífonos y comienzo a desenredar el cable, para después conectarlo a mi celular.

Antes de que pueda darle play a la canción que está esperándome en Spotify para ser escuchada, alguien me habla.

—Hola —saluda, sonriéndome tan amable como siempre.

Me quito los auriculares de las orejas y los dejo colgados en mi pecho, para devolverle la sonrisa.

—Hola —respondo algo confundida, pero emocionada por verlo—. ¿Qué haces aquí?

—Pues... —Se calla, pero a la vez me mira con cierta obviedad—. ¿Vine a tomar el autobús? —inquiere, señalando el letrero.

Río por lo bajo, sintiéndome una idiota.

—No sabía que tomabas mí mismo autobús —contesto, tratando de no decir otra cosa vergonzosa.

—Es entendible, hace mucho que no nos vemos —asegura, elevando sus hombros y yo asiento con la cabeza, dándole la razón—. Oye, perdón que intervenga, pero, ¿qué fue todo lo de esta mañana?

Trato de fingir desinterés, aunque la verdad es que me tomó por sorpresa.

No creí que Gavin recordaría lo de esta mañana.

—¿A lo de Ezra te refieres? —cuestiono haciéndome la tonta, para ganar un poco de tiempo y así saber qué decirle.

—Si —responde, asintiendo con la cabeza—. Pero si no quieres contarme está bien, es entendible.

—No, no hay nada que esconder —aseguro, moviendo mi mano para restarle importancia—. ¿Viste que soy su tutora? —inquiero y lo veo asentir con la cabeza—. Bueno, el miércoles tuvimos una sesión y el muy bobo comió algo que le dio una reacción alérgica horrible, tuve que llevarlo al hospital y tal, y bueno, sólo quería saber cómo estaba —admito, encogiéndome de hombros.

Gavin se queda viéndome a los ojos por unos momentos, para después sonreír de lado y negar con la cabeza.

—Dios, eres increíble —afirma, haciéndome fruncir el ceño.

—¿Qué?

—Nada, no me hagas caso —pide, sonriendo ampliamente—. Igual lo decía de buena manera, no de forma irónica o algo así.

—De acuerdo —comento mirándolo con los ojos entre cerrados—. De todas formas ya sé que soy increíble —bromeo, haciéndolo reír.

Gavin hace un mal movimiento, que logra hacer caer a una chica por accidente.

—Lo siento, lo siento, lo siento —se apresura en disculparse el castaño, mientras se agacha para estar a la altura de la pelinegra—. ¿Te lastimaste?

—No Gavin, tranquilo —responde la chica, sonriendo de manera amable para que sepa que todo está bien.

Gavin asiente con la cabeza y la ayuda a enderezarse, para luego ver como la chica sacude su ropa de la suciedad de la calle.

Antes de que se vaya, Gavin se acerca a ella y le acomoda los broches de su cabello que se desacomodaron con la caída.

—Ahora sí, listo —asegura Gavin, sonriendo de una forma que se le ven los dientes y sus ojos se achican levemente.

Veo a la chica sonrojarse levemente, pero aun así le corresponde a la sonrisa.

—Gracias, Gavin.

Sin decir nada más, pasa por nuestro lado, siguiendo con su camino.

De reojo puedo ver a Gavin observar cómo se va y yo también lo hago, hasta que la pierdo de vista.

—Espero que en serio no se haya lastimado —murmura Gavin, algo preocupado, llamando mi atención.

—¿La conoces? —inquiero, viéndolo de reojo mientras juego con mis auriculares.

—No realmente, hemos hablado un par de veces, pero aun así no quisiera que esté lastimada por mi culpa —responde, soltando un suspiro y yo lo veo con asombro.

—¿Es que tú eres así de lindo siempre? —suelto sin pensar, llamando su atención.

—¿Qué? —cuestiona sonriendo divertido.

—O sea, que si... —Aclaro mi garganta para ganar tiempo—. Me refiero a que si eres así de amable siempre.

—No veo el por qué no serlo —admite, encogiéndose de hombros—. Hay que tratar a las personas con amabilidad, porque nunca sabes quién está teniendo un mal día, o peor aún, una mala vida —comenta, elevando un hombro y haciendo una pequeña mueca que lo hace ver tierno.

—Pero es que... Sí, es entendible tu punto, pero nunca te vi enojado siquiera —menciono, aún sorprendida de su actitud.

—Es que no tiene sentido estar enojado —contesta, mirándome a los ojos—. Jamás he visto que alguien arregle algo mal de su vida, estando enojado —opina sonriendo de lado—. Aunque claro que me enojo, soy humano después de todo, pero trato de que no me dure demasiado.

Me quedo callada unos momentos, pensando en sus palabras y, tiene razón. Muchas veces terminas empeorando todo por estar enojado, que terminar arreglando algo.

—Pero eso no quita que seas amable con todos —respondo, viendo a lo lejos nuestro autobús.

—¿Por qué no lo sería? —inquiere, con el ceño levemente fruncido.

Me encojo de hombros mientras le hago señas al bus para que pare.

—¿Por qué eres amable conmigo? —cuestiono, pudiendo al fin soltar aquella pregunta que siempre retumbó en mi cabeza desde el primer día.

Veo la sorpresa y confusión en el rostro de Gavin, mientras frunce el ceño.

—Porque somos amigos —responde sin rodeos y seguro de sus palabras.

Me giro a verlo sorprendida.

—¿Lo somos? —cuestiono de una forma que le hace saber que estoy sorprendida por lo que dijo—. No me malinterpretes, es que como nunca hemos tratado fuera del instituto, no lo sé, no creí que lo fuéramos.

El autobús se detiene justo frente a mí y antes de que pueda decir algo, me subo al bus sonriéndole al chófer aunque este no me devuelve el gesto.

Camino por el pasillo hasta los asientos del fondo y luego de unos minutos, Gavin se sienta a mi lado.

El transcurso hasta mi casa es en silencio, pero no uno incómodo, cosa que agradezco porque no sé lidiar con silencios así.

Cuando ya estamos a una cuadra de mi parada, Gavin habla llamando mi atención.

—¿Quieres ser mi amiga? —pregunta de repente, logrando sorprenderme—. Ya sabes, ser amigos y salir de vez en cuando por la tarde y eso.

Lo miro por unos momentos en los que el autobús se detiene justo frente a mí parada y me levanto para descender del vehículo.

Antes de hacerlo, me giro a verlo y le sonrío amable.

—Me encantaría ser tu amiga —respondo, logrando hacerlo sonreír de una forma muy bonita.

Sin decir más, me bajo del autobús y me despido de él moviendo mi mano y viéndolo a través de la ventanilla.

---***---

Las palabras de Gavin de hace un rato me dieron una gran idea.

Necesito llegar a ser íntima con Ezra de alguna forma para empezar a gustarle y así enamorarlo, pero primero debo ir de a poco.

¿Y qué método mejor que ser primero su amiga?

Debo ganarme su cariño, respeto y confianza, y todo eso uno lo logra con la amistad, ya luego viene el amor y demás cosas.

O por lo menos, algo parecido me pasó con Gavin, aunque él no sienta lo mismo que yo.

—¿Todo bien, gárgola?

Vuelvo a la realidad, prestándole atención al chico pelinegro y de ojos azules que esta frente a mí, viéndome con el ceño fruncido.

—Sí, ¿por? —cuestiono algo extrañada por su pregunta.

Ezra se encoge de hombros y vuelve a centrar su mirada en su cuaderno para continuar con sus deberes de biología.

—No lo sé, estás muy callada y, también algo pensativa —responde algo desinteresado y sin dejar de prestar atención a su cuaderno—. Aunque bueno, supongo que así de rara eres.

Suspiro y giro los ojos, sabiendo que lo que voy a decir, capaz sea algo de lo que me arrepentiré en un futuro.

—Ezra —lo llamo, haciendo que levante la vista para verme—. ¿Quieres ser mi amigo?

———👓———
¡Hola, hola, hola! ¿Cómo están, arandanitos? ¿Cómo los trata la vida?

¿Ustedes qué creen que responda Ezra?👀

¿Qué piensan de Gavin?

¿De Max?

Ayayay, tantas dudas JAJAJAJA

En fin, los amo un mundo💜

Pd: me di cuenta que cada que me hago un nuevo banner (¿así se llaman?) Para presentar mis redes sociales y así, termino uniendome a otra red social que debo agregar al banner JAJAJAJA ya ni sé pa que lo intento :(

Pd2: ahora tengo tiktok! Es celevalearanda13. Ahí subo todo relacionado a mis historias, todo humor claro.

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