13. Alcohol y verdades
—¿Entonces dices que después de eso te dejó para que te vuelvas sola a tu casa?
La veo pintarse las uñas sin salirse ni un poco, logrando hacer que la admire aún más.
Cada vez que yo me pinto las uñas, termino hasta con las palmas de estas pintadas.
Suspiro y asiento con la cabeza, mientras intento recoger mi esponjado cabello en una coleta de caballo, a causa de la humedad que hay por el día lluvioso.
—Ajá —respondo sin mucho ánimo, garabateando sobre mi cuaderno—. Te juro que intento entenderlo, pero no lo hago.
—Los hombres dicen que las mujeres somos complicadas —menciona, mirando sus lindas uñas color rojo—, pero ellos lo son aún más por la terrible falta de comunicación que tienen acerca de sus sentimientos, por no quedar menos "machos" —bufa a la vez que hace comillas con sus dedos.
—¿Sentimientos? —inquiero confundida ante su comentario y me mira como si fuera tonta.
Antes de que pueda decir algo, Max llega corriendo hasta nosotras y le quita el pincel del esmalte de entre las manos a Tess para luego tapar el pequeño envase, haciendo que la morena y yo la veamos extraña.
—Hola —saluda Max dándole un fugaz beso en los labios a mi mejor amiga, haciéndome sonreír enternecida, mientras la veo esconder el esmalte debajo del banco—, ahí viene la profesora —explica, justo en el momento que Carriso ingresa al salón.
Tess se queja en voz baja por sus dos dedos faltantes de pintura y yo río mentalmente, a la vez que me doy la vuelta para prestar atención a la clase de historia.
---+++---
Camino hacia mi casillero, para así poder irme a casa puesto que las clases ya han acabado.
Pongo la clave para poder abrir la pequeña puerta de metal color azul, justo en el momento que Gavin aparece a mi lado, apoyándose en uno de los casilleros.
—Hola —saluda sonriente como siempre.
—Hola —respondo, correspondiendo a su sonrisa pero sin dejar de sacar las cosas que necesitaré para más tarde.
—Voy a ser directo —dice, llamando mi atención y haciendo que lo mire de reojo—, ¿tienes algo que hacer esta noche?
El corazón se me detiene, al igual que siento el alma agolparse contra mis pies.
—Perdón ¿qué? —inquiero, girando a verlo sorprendida, sin poder creer del todo lo que dijo.
¿Me acaba de invitar a salir?
Gavin sonríe de lado nervioso, a la vez que lleva una mano hasta su nuca.
—¿Quieres salir conmigo esta noche? —pregunta nuevamente, sin apartar sus ojos cafés de los míos—. Si no puedes no pasa nada, si no quieres tampoco, claramente, simplemente ignora lo que acabo de decir y...
—Si quiero —respondo de inmediato, interrumpiendo sus palabras soltadas con rapidez por su repentino nerviosismo.
Puedo ver como sus hombros se destensan, al mismo tiempo que una linda sonrisa ocupa lugar en su rostro.
—¿Te parece que pase por ti a las ocho?
—Claro —Muevo mi cabeza en una afirmación, sintiendo mis manos sudar por el nerviosismo.
—Nos vemos entonces —garantiza, para luego depositar un fugaz beso en mi mejilla antes de girarse y comenzar a caminar lejos de mí, dejándome anonadada en mi lugar.
Mi crush de hace más de dos años, acaba de invitarme a salir.
Sin poder evitarlo, suelto un chillido que demuestra lo feliz que estoy al mismo tiempo que doy pequeños saltos en el suelo.
La vida al fin comienza a sonreírme de verdad.
Cierro la puerta del casillero y cuelgo el bolso en mi hombro, para después correr hacia afuera del instituto, encontrándome con Max y Tess ya que hoy me iría con ellas.
Las separo, logrando sorprenderlas, mientras me pongo en medio de ambas y las abrazo por los hombros, guiándolas por el camino.
—¿No les parece que hoy es un día fantástico? —inquiero, sin dejar de sonreír, pero sobre todo con un tono de voz que delata mi felicidad.
Puedo ver como Tess y Max se miran por encima de mí, al momento que se mueven hacia adelante para poder otorgarse una mirada confusa, antes de volver a verme sin comprender el motivo de mi actitud.
—Quizá —responde Max, encogiéndose de hombros y yo río porque esa siempre es su respuesta ante algo muy positivo.
---+++---
—Ay, pero qué guapa —comenta mi mamá, mirándome con una sonrisa en su rostro.
La miro por el reflejo del espejo, apoyada en el umbral de la puerta y le correspondo al gesto.
—Gracias —respondo y en el timbre de mi voz se puede notar el nerviosismo.
—¿A qué hora volverás? —inquiere, cruzándose de brazos y viéndome atenta.
Me giro sobre mis talones y la veo con una ceja alzada de manera divertida.
—¿No se supone que tú me tienes que decir el horario?
Se eleva de hombros, restándole importancia a mis palabras.
—Es la primera vez que vas a una fiesta que no es de Tess o con ella, además Gavin me cae bien, así que... ¿te espero despierta o no?
—Espérame con el timbre del celular alto —pido de manera seria, haciendo que ella enserie su rostro y asienta con la cabeza.
Se acerca a mí para luego depositar un cálido beso en mi frente.
Sin decir nada, sale de mi cuarto y yo suelto un profundo suspiro al darme cuenta que dije eso sin pensar.
Creí que estaba superado ese tema, pero por lo visto sigo teniendo miedo.
¿Ezra se acordará de aquella noche o es que sólo fue así de importante para mí?
«Estás exagerando, ni siquiera fue tan importante. Deja de decir tonterías. Ya lo superaste, estás bien», me digo mentalmente, para tratar de relajarme y muevo mis manos en el momento que me doy cuenta que están sudando.
Pero si no fue tan grave... ¿por qué soy la única que lo sabe? ¿Por qué sigo sin contárselo a nadie?
Inhalo hondo y abanico mi rostro con las manos para intentar ahuyentar las lágrimas que amenazan con salir, porque sería estúpido arruinar el único buen maquillaje que me salió en la vida, por esta tontería.
Mi celular suena avisándome que tengo una notificación y voy hacia él, ya que se encuentra cargando al lado de mi cama. Al agarrarlo, noto que es un mensaje de Gavin, avisándome que ya se encuentra afuera. Antes de que pueda responder, el timbre de mi casa suena y sonrío. Bloqueo el celular y agarro el pequeño bolso de mano de mi cama, para guardar el móvil ahí y salir de mi cuarto.
Al bajar las escaleras, escucho las voces de Gavin y mi mamá en la sala, para acto seguido escucharla reír, cosa que me hace sonreír.
Carraspeo para llamar su atención y ambos giran a verme, pero mis ojos están fijos en unos obres color café que me hacen sentir bonita.
Y es justo aquí donde me doy cuenta que ese hermoso chico de ojos color café, me trae loca.
Ambos nos quedamos viendo en silencio, mientras sonreímos cada tanto como tontos, hasta que mi mamá nos interrumpe.
—Si no se van, se les hará tarde —anuncia, llamando nuestra atención.
De reojo puedo ver como se sonroja levemente y asiente con la cabeza, a la vez que se levanta del sofá.
—Tiene razón —admite, para luego darle un abrazo a modo de saludo—, prometo hacer que tenga una buena noche, como para que valga la pena el permiso que le dio para salir conmigo —dice alejándose de mi mamá, haciendo que ella ría por lo bajo.
—Nos vemos, pásenla bien —pide sonriendo, pero su mirada me dice que a la primera que ocurra algo que no me guste, la llame.
—Claro ma, nos vemos —saludo, acercándome a ella para darle un beso en la frente.
Gavin agarra mi mano para entrelazar nuestros dedos, cosa que logra hacer cosquillear mi estómago y tira de mí, para acto seguido salir de la casa.
Al salir, puedo divisar un lindo auto color azul en la verde del frente, logrando sorprenderme.
—¿Tienes auto? —inquiero, cruzando la calle para luego ingresar al auto en el momento que me abre la puerta del copiloto.
—Si —responde, una vez que está dentro del auto y enciende el motor.
Frunzo el ceño ante esa nueva información sobre él y veo como nos perdemos al final de mi cuadra, aun tratando de procesar todo.
—Pero... —hablo, girando a verlo confundida—, el otro día anduviste en autobús conmigo, ¿por qué hacerlo si tienes auto? —inquiero, pero inmediatamente se me ocurre algo, así que añado—: Ah, ¿es nuevo? ¿Te lo compraron hace poco?
—No —contesta desinteresado, elevando un hombro para quitarle importancia al asunto.
—¿Entonces...? —cuestiono extrañada.
—Ese día sólo quería pasar tiempo contigo —admite, mirándome de reojo, para luego volver a ver al frente.
Sonrío de lado, aunque en realidad intento ocultar la sonrisa pero no puedo.
—¿Qué se supone que debo decir ahora? —inquiero, mirándolo aunque él no me vea, claramente.
—No lo sé, quizá un... Oh Gavin, que galante eres —bromea, haciéndome reír por lo bajo.
—De hecho, siempre creí que eres galante —confieso, mordiendo un poco mi labio inferior—, porque en serio creo que esa palabra te define a la perfección.
—Ah, ¿sí? —inquiere, girando un segundo para verme antes de centrar su vista nuevamente en la carretera—, ¿por?
—Y porque galante significa que una persona es muy educada, cortés y muy atento en el trato que da, y eso eres —comento con algo de pena, mirando mis manos sobre mi regazo.
De reojo lo puedo ver sonreír de una forma muy linda, pero sin embargo no dice nada y, para ser sincera, no sé si eso es algo bueno o no.
Minutos después llegamos a una casa abarrotada por adolescentes bailando, fumando o intentando ingresar al lugar.
Detiene el auto en un lugar libre que encuentra y ambos nos bajamos. Espero a que le ponga seguro y escucho un "beep" de la alarma, para luego sentir su mano agarrar la mía, cosa que me sorprende, aunque la verdad no sé bien por qué, si hace mucho lo hace con más confianza.
Tira de mí con dirección a la casa, pero sin soltar su fuerte apretón en mi mano, como si temiera que me perdiera.
A penas logramos ingresar a la casa, no pasan ni cinco minutos que un chico con el cabello teñido de azul -creo, ya que no se logra distinguir bien con las luces apagadas y los rayos de colores- se acerca sonriente a Gavin.
—¡Gavin! ¡Mi hermano! —exclama, tratando de que su voz suene por encima de la música. Ambos se dan un abrazo de "hombres", para luego Gavin volver a mi lado y retomar nuestro agarre de manos, haciendo que el chico centre su vista en mí—. Oh, hola —saluda de manera amable y me es inevitable no corresponderle la sonrisa—, tú debes ser Ava, ¿cierto? —inquiere en un tono de voz un poco alto y yo asiento con la cabeza, algo extrañada de que sepa mi nombre, puesto que nunca antes lo he visto—. Gavin nos habla mucho de ti —canturrea burlón, haciendo que el castaño a mi lado lo empuje, cosa que hace reír al peliazul—. Mucho gusto linda, soy Harry —se presenta, acercándose a mí para darme un beso en la mejilla, y lo único que puedo pensar es «la confianza»—. Bueno niños, en mi casa no permito que se haga nada indebido, pero arriba a la izquierda, tercera puerta, está mi cuarto —anuncia, guiñándonos un ojo antes de irse a quién sabe dónde.
Agradecida estoy que las luces estén apagadas y se vea muy poco, porque siento mis mejillas arder demasiado.
—No le hagas caso, es medio imbécil cuando bebe —asegura Gavin, carraspeando para que su voz suene más segura y confiada, cosa que me hace sonreír divertida—. Y bien, Ava Malkovich, ¿qué tan bien sabes bailar? —inquiere, viéndome fijamente a los ojos.
—Averígualo —propongo segura de mí misma.
Gavin eleva una ceja sorprendido, para luego sonreír encantado y asentir con la cabeza.
—Lo averiguaré entonces —afirma y acto seguido tira de mí hacia el gentío que se encuentra bailando.
No sé cuánto tiempo llevamos aquí, pero la verdad es que me estoy divirtiendo muchísimo. Los amigos de Gavin son muy buena onda, y aunque me entristecí un poco hace rato al darme cuenta que estoy sorprendida de que hayan personas que se comporten como personas normales, debido a que me tratan súper bien en todo momento, se me pasó al rato después de reír con uno de los malos chistes de Harry.
Llegamos hasta un sofá donde no hay adolescentes casi desnudándose, y tomamos asientos algo cansados de tanto bailar.
—¿Qué tal la estás pasando? —inquiere cerca de mi oreja, para que lo escuche con claridad.
Le quito el vaso de entre las manos y bebo un poco de su contenido. Frunzo ligeramente la nariz, ya que el alcohol no es mi favorito, pero tampoco es como si me desagradara o no bebiera cuando salgo con Tess.
—Para serte sincera... —me callo solo para darle suspenso, mientras lo miro fijamente a los ojos, debido a la cercanía de nuestros rostros—, no creí que la pasaría tan bien, ya que... Bueno, no voy a fiestas a las cuales no asista Tess, ¿entiendes?
La expresión de preocupación de Gavin pasa a segundo plano en segundos en cuanto termino mi frase, y hasta suspira aliviado mientras sonríe de una forma muy bonita.
—Lo entiendo —responde, asintiendo con la cabeza, para luego añadir—: y no tienes idea de lo feliz que me hace escucharlo. —Sonrío sin poder evitarlo y, de nuevo, ambos nos quedamos viéndonos a los ojos por un rato. Carraspea al momento que aparta la vista de mis ojos, para luego ver como inhala hondo—. Oye, am... Esta es una duda que tengo hace varias semanas ya, y..., no sé, me gustaría que me la respondieras, ¿sabes? —cuestiona, volviendo a clavar su vista sobre la mía. Muevo mi cabeza, dándole a entender que puede continuar—. Tú, em... ¿Qué sientes por Ezra? —inquiere, rascando su frente con algo de nerviosismo, manteniendo su mirada fija en mí.
Su pregunta me toma por sorpresa, al punto que logra provocar sensaciones extrañas en mí. Sensaciones que no comprendo, ni un poquito.
—Mira, parece que la noche pasó de tratarse sobre nosotros, a tratarse de Ezra —comento, haciendo que frunza el ceño sin comprender, así que añado—: Porque curiosamente también tengo una duda sobre él, que quisiera que me respondas.
—Vale, ¿qué te parece si lo hacemos interesante? —propone elevando una ceja de forma retadora y lo miro confundida.
—No entiendo.
—Si yo te gano, respondes mi duda, pero si tú me ganas, respondo la tuya sin chistar —explica, señalando la mesa del juego de los vasos y la pequeña pelota de plástico.
La miro dudosa a la mesa, antes de volver mi vista a él, quien me mira retador y asiento con la cabeza, para luego estrechar nuestras manos.
—Va.
Nos levantamos del sofá y caminamos juntos hasta aquella mesa, donde ya hay seis vasos en cada extremo.
—¡¿Quién quiere jugar?! —grita Gavin, para que las pocas personas que hay en esta zona de la casa, lo escuchen—. ¡Necesitamos dos jugadores más!
—¡Yo, yo, yo! —contesta Harry, corriendo hasta nosotros, emocionado como un niño pequeño—. ¡Pido ser compañero de Ava! —exclama feliz, enseñándole el dedo del medio al castaño, quien gira los ojos.
Harry me abraza por los hombros y río divertida, porque si bien llevo un par de horas de conocerlo, descubrí que esta es su forma de demostrarte que le caes bien. Por medio del contacto físico.
—Bueno, entonces yo seré de tu equipo —habla Julieta, llegando al lado de Gavin, quien sonríe agradecido y ambos chocan las palmas de sus manos.
El grupo amigos de Gavin está formado por las mellizas Julieta y Paola, Harry, Matilda, Logan, Dustin y, claro, Gavin. Me caen bien.
Harry y yo nos ponemos en el extremo de los vasos de plástico color verde y Juli y Gavin del lado de los vasos color azul.
—Como es mi casa, empezamos nosotros —asegura Harry, haciéndome reír divertida, mientras lo veo agarrar la pequeña pelota de plástico color blanca—. Bella dama —me la tiende y la tomo algo nerviosa.
Me concentro en uno de los vasos, pero me es inevitable no sentir la mirada de Gavin sobre mí. Para mi suerte, antes de que lance la pequeña pelota, no logra desconcentrarme ya que consigo meterla en uno de sus vasos, haciendo que tanto Harry como yo festejemos esta pequeña victoria.
Gavin agarra el vaso y hace ligera una reverencia antes de beber del contenido de golpe.
No tengo idea de cuánto tiempo llevamos aquí, pero solo quedamos Gavin, yo y un vaso cada uno.
Es mi turno de tirar, luego de que Gavin haya errado.
Escucho la voz de Harry alentándome y algunas otras también, pero mi concentración está completamente en ese maldito vaso color azul.
Aunque se me hace un poco complicado, debido al alcohol en mi sistema.
Inhalo hondo mientras cierro los ojos tratando de concentrarme, para luego exhalar y abrirlos, en el momento que lanzo la pelota.
Todo pasa en cámara lenta ante mis ojos, incluso todos se callan, para luego escuchar un solo vitoreo en el momento que la pequeña pelota blanca ingresa en su vaso.
Aún sigo en shock, pero en el momento que Harry me abraza con euforia y comienza a saltar conmigo aun entre sus brazos, chillo feliz, estirando mis brazos al techo.
Gavin sonríe divertido, a la vez que aplaude como el buen perdedor que es. Hace la misma reverencia que hizo la primera vez, antes de beber de golpe el contenido dentro del vaso.
Cuando está por tomar de mi vaso, ya que como su equipo perdió él o Juli deben hacerlo, Harry se lo arrebata de entre las manos y se lo bebe él.
—¡¿Qué pasa que la música no está más fuerte?! —grita, haciendo que todos vuelvan a sus cosas.
Gavin se acerca a mí, con las manos dentro de los bolsillos delanteros de su jean, mientras me mira resignado.
—Eres buena, Malkovich —asegura y sonrío feliz ante sus palabras.
Pero no puedo negar que cuando me llamo por mi nombre, me acordé de Ezra.
Lo agarro de la mano, para tirar de su flacucho cuerpo hasta el sofá donde anteriormente estábamos sentados.
—Bien, pregunta —pide, mirándome fijamente a los ojos.
Si bien ambos acabamos de beber bastante, no estamos lo suficientemente ebrios como para comenzar hablar raro o no recordar esta conversación.
—¿Qué pasó entre tú y Ezra? —cuestiono sin cuento previo, haciendo que alce las cejas un poco sorprendido—. Se lo pregunté a él cuando te vi en su casa, pero me dijo que si tanto quería saber, te lo preguntara a ti, así que...
Baja la vista hasta nuestras manos, las cuales siguen con los dedos entrelazados, para luego tragar en seco.
—Me da un poco de vergüenza hablar de esto, pero como soy un buen perdedor, pues... —Ríe por lo bajo con cierto nerviosismo, para luego relamer sus labios y volver a verme a los ojos—. Nuestros padres eran muy buenos amigos antes, así que a la larga y por la fuerza, terminamos siendo buenos amigos nosotros, casi hasta podría decir que mejores amigos —menciona, sonriendo ladinamente con algo de nostalgia—. Cabe aclarar que desde que era niño que a mí me gustan los hombres y las mujeres, o algo así, pero cuando ingresé en la adolescencia fue mucho más confuso para mí, hasta que descubrí que me había metido en el mayor cliché que te puede ocurrir... Me enamoré de mi mejor amigo. —Suelta una pequeña risa, aunque más pareció un bufido que otra cosa.
»Me torturé por semanas sobre si decírselo o no, y la verdad es que ojalá no se lo hubiera dicho, ¿sabes? —comenta, pero de inmediato niega con la cabeza a la vez que frunce el ceño—, no, me corrijo, ojalá no se lo hubiera dicho como se lo dije, ni hubiera hecho lo que hice... —suspira con pesadez, bajando la vista nuevamente a nuestras manos, viendo como su dedo pulgar da pequeños círculos en el dorso de mi mano—. Cuando teníamos quince, yo... le confesé lo que sentía por él, y am...
—¿Se lo tomó muy mal? —me apresuro a preguntar, temiendo lo peor.
Niega con la cabeza de inmediato, descartando mis pensamientos.
—No, o sea, lo que pasó fue que como se quedó callado, ahora me doy cuenta que fue porque estaba procesando lo que acababa de decirle, pero en ese momento no me di cuenta de eso, así que lo besé —confiesa, tomándome por sorpresa al punto que abro mis ojos de par en par—, bueno, tampoco así de que fue un súper beso. Apenas había logrado unir nuestros labios, cuando su papá ingresó a su cuarto y... bueno, nos vio —suelta un suspiro, mientras que yo tengo mis cejas alzadas por la sorpresa—. Claramente no se lo tomó bien, no sé si tuviste la desgracia de conocer al papá de Ezra, pero una persona de mierda. Machista, homofóbico, abus... —se calla de inmediato al darse cuenta que, al parecer, casi cuenta algo que no debería—. La cosa es que, claramente, enloqueció al ver lo que estaba pasando. Me echó de la casa, me exigió no volver por ahí, ni seguirme juntando con su hijo. Si te soy sincero, no tengo idea de qué ocurrió con Ezra luego de ese momento —comenta apenado, mordiendo su labio inferior.
»Después de eso le di como una semana y lo fui a buscar, para disculparme con él y demás. Ezra me dijo que no tenía problemas con quien me guste y quien no, que era mi vida y eso a él le daba igual, pero si me pidió que no le volviera hablar. —Hace una mueca que me demuestra lo mucho que le dolió perder esa amistad—. Él empezó a ser un poco más distante conmigo, pero no me trataba mal, aunque sí notaba que de a poco empezaba a ser el Ezra que hoy en día todos creemos conocer, pero te aseguro que en el fondo él sigue siendo ese niño miedoso, divertido y, aunque no lo creas, muy cariñoso —admite, haciendo que ahora sí me sorprenda el doble—. Yo por el contrario no me quería rendir, ¿sabes? Ya no era tanto por mi enamoramiento con él, sino más bien por nuestra amistad, es decir, lo mejor que me había pasado hasta el momento era ser su amigo y no quería perderlo. Pero entonces ocurrió...
»Para no hacerle largo el cuento, su papá me mandó a golpear como una advertencia de que me alejara ya de su hijo —cuenta y yo no soy capaz de creer lo que estoy escuchando—. Su papá tiene mucho poder y dinero Ava, y lamentablemente eso lo hace ser una mierda aún más grande. Estuve muy mal, internado por varias semanas. —Hasta ahora que lo dice, es que recuerdo ese rumor correr por los pasillos, que Gavin no asistía a clases porque lo habían golpeado hasta enviarlo al hospital—. Luego de eso, Ezra comenzó a ser una completa mierda conmigo, pero yo sé que no lo hace con intenciones de serlo, si no de alejarme de él para que su papá no volviera hacerlo, porque ambos sabemos que es capaz de hacerlo. En fin, mis papás decidieron que lo mejor sería mandarme a Canadá, y bueno, el resto ya lo sabes...
Me quedo en silencio por varios segundos, quizá minutos, tratando de procesar todo lo que me acaba de contar.
La verdad es que me siento aturdida por tanta información de golpe. Es mucho para procesar y, hasta puedo decir que en cierto punto logro comprender por qué Ezra es así, aunque claramente no lo justifico para nada.
—Con respecto a tu pregunta —hablo, haciendo que Gavin alce la vista hasta mis ojos y puedo notar la confusión en ellos—, no sé qué siento por Ezra. Es decir, no es de las personas que llamaría con los ojos cerrados si necesitara ayuda, pero ¿siento que quizá ya no lo odio como creí que lo odiaba? O sea, no sé si era odio porque es un sentimiento muy feo, pero... No lo sé, sentía cosas muy feas por él y ahora estoy confundida, porque ya casi no las siento, y no sé si eso sea bueno para mí o no.
—Ganaste, no tenías que responderla si no querías —responde luego de unos segundos en silencio.
Me encojo de hombros, restándole importancia al asunto a la vez que hago una pequeña y fugaz mueca.
—Quería que supieras eso, para que no hayan mal entendidos —confieso, mirando nuestras manos.
—Entonces... ¿Puedo preguntarte otra cosa? —cuestiona y asiento con la cabeza—. ¿Por qué aceptaste ser su tutora? Porque perdóname, sé que no es de mi incumbencia, pero realmente no lo entiendo.
—El director así lo quiso —menciono, aunque la verdad es que me siento incapaz de mentirle.
Pero, ¿qué pasaría si le digo la verdad?
—No me mientas Ava, dime la verdad.
———👓———
¡Hola, hola! Como están? Espero que bien ❤
Sisi, hace mucho no aparezco por aquí. Lo siento. La verdad es que hace mucho no aparezco por wattpad en general.
¿Qué piensan de Gavin? ¿Lo que pasó entre él y Ezra?
En el lugar de Ava, ¿seguirían con la apuesta o la acabarían?
Si la respuesta es que la acaban, ¿le dirían a Ezra sobre la apuesta o se lo llevan a la tumba?
Los amo ❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro