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37. El cuento de hadas

Nota: Querido lector (a), sé que he tardado milenios en publicar, pero antes de comenzar a leer, te pido que si tienes un ordenador, vayas, lo enciendas e ingreses a Wattpad para poder leer este capítulo. El motivo de ello es que en esta ocasión habrán varias canciones de acuerdo al momento y si lo lees en tu móvil, bueno, no será la misma experiencia.

Aunque... Después de todo, es tu decisión leerlo con las canciones que he elegido, puedes poner las tuyas y dejarme un comentario en esa parte donde especifiques qué canción escuchaste durante ese momento o cuál le quedaría mejor.

Y una cosa más: este capítulo es el más largo de la historia hasta el momento. Espero que no se aburran, ya que algunas personas me han dicho que me extiendo demasiado y que al final es tedioso leer. En fin, sólo lean y que...

¡Que disfrutes la lectura!


______________________________________

April.

El tiempo pasa volando cuando se trata de bodas, eso lo sé porque a medida que los planes de boda de mi hermano y mi amiga avanzan, parece que ya no tenemos más tiempo.

Lo malo de las bodas... Es el humor de la novia.

—¡No! ¡No! ¡No! —Amber lleva gritando y maldiciendo desde hace media hora. Al parecer no encuentra las invitaciones, casi se resbala al bajar las escaleras de su casa, el hombre que tenía que traer el contrato de la nueva casa donde vivirá junto a mi hermano se enfermó y no pudo venir, y para colmo, ha subido un kilo. — No...—sigue quejándose al ver un kilo más en la báscula.

—Amber, por favor, tranquilízate, ¿quieres? Asustarás a Dylan si sigues así—pido desde el otro lado de la sala.

—¿Sabes lo que es probarte tu vestido de novia y que no te quede? —inquiere más eufórica que antes.

—No, pero...

—Pero nada, es horrible, lo peor del mundo. Es un kilo, sí, pero podrían ser treinta.

» No quiero ser una gorda en mi boda, y si soy una gorda, no tendré vestido y tendré que ir desnuda.

Y a continuación los lamentos comienzan y sí querido lector, las lágrimas también empiezan a salir.

—No llores, tía, Amber—. Dylan se levanta de donde se encuentra y se dirige hacia ella para acariciar suavemente su cabello mientras ella está inclinada, recargando sus codos sobre sus piernas, ocultando su rostro entre sus manos.

Al cabo de unos segundos eleve la cara para mirar a Dylan y el llanto parece cesar.

—Bien, ya no lloraré, al contrario, esto no puede salir mal, estoy feliz por mi boda, me casaré con el chico más lindo del mundo, yo...

—Amber—la interrumpo—, sólo trata de relajarte, soy tu dama de honor, se supone que tengo que hacerte la vida más fácil, ¿no?

Asiente; sus ojos se han hinchado y tornado más rojos que un tomate a causa del llanto.

—Ahora, como soy tu dama de honor y sobre todo tu amiga, vamos a buscar esas invitaciones, vamos a salir a correr todos los días y terminaré esos pendientes de la boda mientras te relajas, ¿de acuerdo?

—Pero...

—Nop—la detengo poniendo una mano sobre su boca—, ni siquiera te atrevas a protestar porque no dejaré que sigas así, por lo tanto, levántate de ese sillón, deja de llorar y vamos a buscar esas invitaciones.

Supongo que no es tan fácil hacer que una novia–sobre todo estresada–, cambie de humor de un momento a otro, pese a ello, casi por un milagro lo logro y Amber parece más animada.

Ahora el reto es acabar todo sin que ella se estrese, y que la boda sea lo que mi hermano y ella esperan: su propio cuento de hadas.

. . .

Flores, regalos, centros de mesas, peinados, vestido de dama de honor, zapatillas, accesorios, maquillaje, trajes, esmaltes y muchas cosas más que han llenado mi tiempo todos los días desde que he decidido que Amber ya no se estresará más con ningún preparativo de la boda.

La dama de honor está para ayudar a la novia, ¿cierto? Así que por qué no hacer que mi amiga esté mucho más relajada. Ahora cada detalle lo consulto con ella, pero soy yo la que se hace cargo de volver realidad sus deseos. Es estresante, cierto, y a pesar de que Amber se negó rotundamente a contratar una planeadora de bodas en un principio, ahora ya tenemos una y todo está quedando más perfecto de lo que era, y es que comenzaba a estresarme con todo, ahora comprendo a Amber, una boda no es nada sencilla.

—¿Irás al Spa de novias? —la voz de mi novio se hace presente por detrás de mi nuca. Me resulta extraño llamarlo de ese modo, pese a ello, eso es, mi novio, así como Dylan es mi hijo.

Sus manos rodean mi cintura provocando que suelte la ropa que estoy acomodando en los cajones de su habitación.

—Sí, iré en un rato y también llevaré a Dylan, me dijeron que pueden relajarlo a él también—comento girando mi cuerpo hasta que mi rostro se encuentra con el suyo.

Sus ojos avellana repasan mi rostro al mismo tiempo que sus manos se deslizan por él, me observa como si tuviera miedo a perderme, como si al pestañear fuera a desaparecer para siempre.

—¿Por qué me miras así? —pido saber con una sonrisa en los labios.

—Porque eres hermosa, April Mayer, y porque todo esto se siente como si fuera un sueño, uno muy bueno del cual no quiero despertar—sus dedos recorren mis labios, los marcan como si estuviera dibujándome, y me gusta, las sensaciones que provocan su tacto me vuelven loca, su respiración aumenta cuando me toca y es algo indescriptible, pero, sobre todo, me gusta abrazarlo, poder olfatear su perfume y colocar mi oído en su pecho, justo donde se encuentra su corazón.

—Adam...

Antes de que pueda continuar, sus labios ya se encuentran sobre los míos y pronto sus manos alrededor de mi cintura. Los besos siguen siendo tiernos como desde que comenzamos nuestra relación, es solo que debemos admitir que ya no somos adolescentes, somos adultos que han tenido experiencias en el amor, una sola vez, sí, pero eso no le quita que son experiencias al fin y al cabo, por lo que después de todo, demandamos más, nuestros cuerpos demandan más.

La falta de oxigenación es lo que provoca que nos frenemos y, por ende, que nos alejemos el uno del otro.

—Adam...

—April... —nuestros nombres suenan diferente, están tan llenos de deseo y a la vez amor, que en ambos provoca una sonrisa.

—Yo... Tal vez debamos esperar, todo esto de la boda es... Complicado—comienzo hablando aún con mi corazón agitado como un caballo salvaje. — Además, Dylan está en la sala y...

—Lo entiendo— asegura mirándome con ternura, juro que su voz aterciopelada me envuelve en un aura que me hace creer que estoy en un cuento de hadas. —Se hace tarde para la cita en el Spa, déjame terminar de acomodar la ropa en los cajones, puedo seguir con lo demás, vete con Dylan.

—¿Estás seguro?

—April, no soy un inútil, puedo hacer labores del hogar, y tú necesitas relajarte, ambas necesitan relajarse, Amber ha estado demasiado ansiosa en el trabajo, cree que todo le saldrá mal, y la entiendo, pero a veces se desquita conmigo y eso no resulta bueno después de un tiempo.

» He recibido como quinientos golpes en mi brazo derecho y ya tengo moretones— se queja como pequeño.

—¿Sabías que suenas peor que si Dylan se estuviera quejando? —señalo con ambas cejas levantadas. Él no hace más que formar una gran 'O' con su boca.

—Mejor seguiré acomodando la ropa, y tú deberías ir al Spa—habla tomando las prendas restantes de su cama.

—Claro, pero si Amber deja de golpearte a partir de mañana, me debes una cena—y antes de que pueda responder, ya he salido de la habitación rumbo a la sala, en busca de mi pequeño e irnos al dichoso Spa.

. . .

—¿Se atrevió a decirte que lo golpeo?

—Sí, pero ten cuidado y mantén tu vista fija en el camino—pido a la rubia que va manejando—, no quiero morir junto a Dylan, es demasiado joven para hacerlo.

—Ja, ja, que graciosa, no soy capaz de asesinarlos, por favor...

—¡Cuidado! —mis sentidos reaccionan y mis manos giran el volante antes de que el auto que viene hacia nosotros se logre estampar. Nuestro auto se desliza por la carretera y como me es posible controlo el volante, Amber frena de golpe provocando que casi nos estampemos contra el tablero y es hasta entonces que nos detenemos.

—Dios, lo lamento, es que no he dormido muy bien y...

—¿Estás bien Dylan? —cuestiono preocupada asomándome hacia el asiento trasero, donde se encuentra un pequeño conmocionado por lo sucedido.

—Sí, mami, estoy bien—asegura.

Entonces me giro hacia Amber, parece petrificada y la forma en que la miro no ayuda mucho. Sé que denoto molestia y no es para menos, estuvimos a punto de chocar y de no ser porque he girado el volante... No quiero ni imaginarme lo terrible que hubiese sido la situación.

—Dame las llaves—ordeno extendiendo la palma de mi mano hacia ella.

—De acuerdo.

Cambiamos de lugar, enciendo el motor de nueva cuenta y continuamos el trayecto. Es mejor que conduzca, o Amber terminará matándonos antes de que llegue la boda.

. . .

Adam.

Al cabo de una hora termino de lavar los platos, barrer la casa y acomodar la ropa que faltaba en sus respectivos muebles. April se ha ido con Amber y Dylan a un Spa, la verdad es que no les viene nada mal, teniendo en cuenta que no sólo Amber ha estado estresada con todo esto de la boda, sino también April, quien como su dama de honor tiene que hacerse cargo de los detalles, consultando a la novia junto con la organizadora que han contratado.

La boda será dentro de dos semanas, las cosas se están volviendo eufóricas y... Bueno, Amber-además de estresada-, ha estado sensible. Sus padres no estarán presentes en la boda, no tiene ningún familiar y técnicamente estará sola, aunque no es verdad, claro, estaré yo, Dylan, April, los que la queremos estaremos en uno de los días más importantes de su vida: en su boda. Aún sigo sin creer que mi mejor amiga se vaya a casar, y mucho menos con Mathew, no es que sea el típico machista, es simplemente que desde que la conozco, ella siempre ha denotado ser una mujer a la cual no le gusta estar "atada" a un hombre, quería su libertad, hacer lo que le viniera en gana, y ahora... Ahora se casará.

Creo que esa máscara que nos mostraba a todos, esa donde no quería a nadie, la ha derrumbado Mathew, ella se mostraba de ese modo para que nadie la hiriera, su corazón estaba envuelto en un caparazón duro como la roca, con el propósito de no volver a amar a nadie y no volver a sufrir su pérdida. Pese a todo, Mathew llegó a su vida, él igual que ella, tenían una coraza que servía exactamente para lo mismo, y juntos lograron derretírsela, el uno al otro.

Por azares del destino ese chico del que se ha enamorado ha resultado ser el hermano de April, y esa chica risueña que no lograba agradarme del todo logró robarme el corazón. Al final todo resultó una gran y preciosa coincidencia, algo de lo cual siempre voy a estar agradecido, y de lo cual, estoy seguro, tuvo algo que ver Emily, mi Emily.

Suspiro al pensar en ella, la sigo extrañando, eso no lo puedo negar, no obstante, tengo a April Mayer, la amo, pero a Emily siempre la guardaré en mi corazón, ambas tienen un lugar muy especial en él.

El teléfono comienza a sonar, interrumpiéndome de mi ensimismamiento, así que bajo a la planta baja y respondo.

—Hola, Adam—la voz del hermano mayor de April se hace presente al otro lado de la línea—¿te gustaría venir a casa?

. . .

—Admito que fue extraña tu llamada, pero, ¿sucede algo? —pido saber antes de poner un pie en el peldaño que conduce a la entrada de la casa de Amber. Resulta extraño cómo es que hay veces en que Mathew duerme en su casa, Amber en la de él o ambos en sus respectivos hogares.

—Mejor pasa, hay varias cosas que deseo hablar contigo.

—Ah... De acuerdo.

Mathew cierra la puerta tras de sí y yo avanzo hasta la sala, en donde hay dos vasos de agua sobre un portavaso en la pequeña mesa de madera.

—Vamos, siéntate—pide señalando el sillón con su brazo extendido.

Hago lo que dice y al tomar asiento él me imita sentándose en el sillón frente a mí.

—Te he hablado por dos cosas—comienza con sus manos entrelazadas, recargándolas sobre sus muslos—. La primera es que quiero aclarar ciertos puntos sobre tu relación con mi hermana.

» No, no puedes hablar—me interrumpe antes de que siquiera pronuncie palabra. —Bien, ahora eres novio de mi hermana, ella es una gran persona como te habrás dado cuenta, y no lo digo sólo por el hecho de que compartimos lazos sanguíneos, April es una persona genial, y Adam, ahora tú tienes un gran tesoro.

Esa chica que llegó hace ya un año a tu vida, es mi hermanita, la amo, Adam, es la única familia que me queda y no pienso permitir que la lastimes, no quiero otro Alan en su vida, ¿entiendes?

» Lo que quiero decir es esto: Tú llegas a hacer llorar a mi hermana, le rompes el corazón o algo más y juro que te romperé la cara, cada músculo de tu cuerpo se quebrará si la haces sufrir, ¿comprendes?

Quedo anonadado, la forma en que pronuncia cada palabra y el cómo me señala con su dedo índice, amenazándome.

—Mathew... Escucha, entiendo que estés preocupado por tu hermana, ninguno de los dos se la ha pasado bien, tanto en perder a seres queridos como en asuntos del amor. Sé que no tuviste buenas experiencias en el amor, y por eso eras todo un mujeriego, sin embargo, te aseguro que amo a tu hermana, es cierto que tuve una historia con alguien más, tuve un hijo, pero April es otra cosa; Emily siempre vivirá en mi corazón y April también. La amo, la amo como no creí volver a hacerlo, y te juro que no me alcanzará el tiempo para hacerla feliz. Escúchame bien, Mathew, me arrancaría el corazón antes de hacerla sufrir.

» Ahora, aclarado eso, tú te casarás con Amber, ella es mi hermana, sé que no compartimos lazos sanguíneos, pero la quiero como si lo fuera, por mucho tiempo me he preocupado por ella, por la forma en que veía la vida, y al llegar tú... La verdad es que ambos cambiaron la vida del otro.

No pienso permitir que la lastimes, ella tampoco ha pasado por buenos momentos, no tiene a nadie más que a mí y Dylan, y ahora a te tiene a ti, te ama, te ama como a nadie y si te atreves a lastimarla... Lo cierto es que te haré lo mismo que tú me harías si lastimara a April.

Mathew se queda en silencio unos segundos y posteriormente sonríe.

—Bien, para ambos son importantes nuestras hermanas, creo que nos entendemos bien, Sangster. Tenía mis dudas cuando me di cuenta que April te ama, creía que eras un idiota, y lo cierto es que lo fuiste en ocasiones, pese a ello, se nota que la amas, la forma en que dices que no la herirías... Adam... La amas, la amas y eso es maravilloso. No obstante, no lo olvides nunca: la lastimas y te asesino.

Frunzo el ceño y a continuación sonríe. Parece un asesino maníaco como los que aparecen en las películas con esa mirada y esa sonrisa.

—De acuerdo, es broma lo de asesinarte, pero no lo de golpearte.

Ahora, yo no haría sufrir a Amber, la amo, quiero pasar el resto de mi vida con ella, quiero ser la otra parte del vivieron felices para siempre, esa donde se muestra que sí son felices, con altas y bajas pero juntos, hasta morir.

» Y ya aclarado todos esos puntos, te hice venir no sólo por ello, quiero que me ayudes en algo.

—No querrás matar a alguien, ¿verdad?

—Hmm... No, aún no— responde sonriendo. — De acuerdo, deja de mirarme así, no quiero asesinar a alguien, quiero que me ayudes con el regalo de bodas para Amber.

—¿Y qué quieres hacer exactamente?

—Tú tocas la guitarra, y escribías canciones, así que... ¿Te importaría ayudarme a crear una canción para Amber? No quiero bailar una canción que exista, quiero una que sea sólo de ambos, ¿me entiendes?

—Entiendo, es que... Necesitamos comenzar a trabajar en eso porque te casas dentro de dos semanas, así que...

—Ah... Entonces pongámonos a trabajar desde ya; iré por algunas cosas.

—Bien, pero...

Y antes de que pueda protestar, Mathew sale de la sala, por lo que eso significa que he aceptado sin siquiera haber dicho que sí, no obstante, hacer algo para mi hermana no requiere un sí de mis labios, haría todo por ella.

. . .


Después de la cita que tuvieron Amber, April y Dylan en el Spa, digamos que las emociones de mi amiga se relajaron, y gracias a Dios que lo hicieron. April terminó por contarme que casi tienen un accidente rumbo al Spa, y que por suerte no fue así, en la oficina, Amber ha dejado de estar molesta y también han disminuido los golpes.

Las cosas han mejorado bastante, a decir verdad.

Debido a la disminución de golpes, le debía una cena a April, por lo que tuve que cocinar como hace mucho no lo hacía, una cena romántica para dos, o más bien tres porque Dylan cenó con nosotros, volviendo esa cena demasiado divertida.

Mathew y yo quedamos de vernos los siguientes días; tarde tras tarde nos veíamos para realizar la canción que Amber desconocía, un regalo sólo para ellos, todo basado en el amor que se tienen.

Tuve que preguntarle a Amber sobre su relación un par de veces con fines de investigación, todo para asegurarme de que mi perspectiva sobre lo que siente no estuviera equivocada.

Ahora, después de tantos días no puedo creer que mañana es el gran día, así que Mathew y yo estamos ensayando por última vez la canción que hemos creado, nada debe salir mal y hasta el momento, nuestro secreto sigue siendo eso, un secreto que nadie ha descifrado. April y Amber creen que nos hemos reunido durante dos semanas porque Mathew necesita ayuda con la casa que compraron para que vivan juntos, no tienen ni la más remota idea de nada de esto, y eso está bien.

—De acuerdo, todo ya está listo, mañana será un éxito —aseguro guardando la guitarra dentro del pequeño cuarto de Mathew, donde tenía trastos y utensilios de cocina.

—No sabes cuánto te agradezco esto, Adam— me ofrece una amplia sonrisa, dejando ver sus enormes dientes.

—No hay nada qué agradecer, es un gesto muy tierno lo que quieres darle a Amber y eso me hace quererte más —admito frunciendo el ceño al final de la oración.

—Amigo mío— comienza pasando uno de sus brazos por detrás de mi espalda—, no es por asustarte, pero, comienzas a sonar igual que mi hermana.

—Ah... Un poco, sí. —Me aparto de su agarre y me cruzo de brazos— Supongo que algo de su alegría debía serme contagiado.

—Cierto. En fin, no es que te eche de la casa, sólo que necesito que te vayas porque vendrá alguien.

Aguarden, ¿dijo... alguien?

—No estarás engañando a Amber, ¿cierto?

—¡¿Qué?! Cómo se te ocurre creer eso de mí — exclama consternado. — Por supuesto que no, vendrá un chico llamado Nathan, él me ayudará a darle una sorpresa a mi hermana, que por cierto, se acerca su cumpleaños dentro de casi dos meses.

—Lo sé, yo ya tengo su regalo— admito con orgullo.

—Bien, ahora sí, vete porque no quiero que se arruine mi sorpresa.

—De acuerdo, de acuerdo, sólo debo decir que esto es usar a las personas y deshacerte de ellas como si fueran harapos, pero está bien, te aseguro que mi sorpresa es mucho mejor que la tuya— y antes de que pueda protestar o mostrarme su lengua como lo hace su hermana, ya me he ido.

. . .

🕊El gran día🕊

April.

—¡Oiga, usted! —exclamo con los nervios de punta—, lleve esos arreglos con más cuidado, le aseguro que no querrá verme enojada— recalco señalando a uno de los trabajadores con mi dedo índice. Éste me mira como si estuviera loca y sigue llevando los enormes arreglos de flores cantantes rumbo al altar.

Las sillas, la alfombra roja y demás ya están listos en donde se llevará a cabo la ceremonia, los invitados comenzarán a llegar en una hora exactamente y tengo que ayudar a Amber a arreglarse.

—April— mi nombre suena en los labios de la organizadora de bodas que hemos contratado y que se ha encargado de dejar el lugar como un cuento de hadas, tal como lo quiso Amber desde un principio —, puedo seguir encargándome de esto, querida, ahora ve con la novia que es la protagonista de este día.

—¿Segura? Porque puedo seguir ayudando aquí y...

—Vamos, querida, te aseguro que puedo con esto y... ¡Dios! ¡¿Acaso no entienden que esas flores van en el altar?!

Y antes de que pueda seguir hablando, la mujer rubia ha desaparecido en una bifurcación.

Me resigno dando un largo suspiro y doy media vuelta para correr hacia él edificio de atrás, en donde se encuentra Amber, Mathew, Adam y Dylan alistándose para la ceremonia.

Al haber subido las escaleras, y antes de ir con Amber, me dirijo a la habitación en donde se encuentra mi hermano.

«toc, toc», se escucha cuando mis nudillos tocan la puerta.

—Adelante—me indica una voz nerviosa y aguda que conozco bastante bien.

—¿Ya casi están...? ¡¿Pero por qué siguen en pijama?!— exclamo horrorizada.

El rostro de Adam se gira en mi dirección y sonríe con timidez.

Antes de que puedan decir algo, mis ojos se posan en el pequeño sofá que hay en la ventana. Sobre él se encuentra una guitarra, la guitarra de Adam.

—¿Acaso ustedes...?

—No, no, no...

Mi hermano se apresura a llegar hasta mí, colocar su mano izquierda sobre mi boca y cerrar la puerta por detrás.

A pesar de mis protestas, osa en empujarme hasta la silla frente al espejo.

—Te quitaré mi mano si prometes no decirle una sola palabra a Amber, ¿lo prometes? — el dedo de mi hermano apunta mi rostro amenazante, con la ceja arqueada y un ojo entrecerrado.

Asiento y él aparta con cuidado su mano, a continuación, cuando ya lo ha hecho, estoy a punto de decir algo y él vuelve a tapar mi boca.

—Prometiste no hablar— se queja señalándome de nuevo.

—Mm... Uhm...— protesto meneando la cabeza.

—Vamos, Mathew, ella no dirá nada, y, además, le has dicho que no le diga nada a Amber, no que no puede pronunciar palabra justo ahora— asegura Adam por detrás.

—Ah... Claro, lo siento, hermanita.

—Estás loco, Mathew Mayer— expongo cuando su mano ya no está sobre mis labios.

—Lo lamento, pero, tengo que asegurarme que no dirás nada de lo que acabas de ver. No eres tonta, April, sé que te imaginas lo que haremos hoy.

—De acuerdo, sí, ya sé lo que harán y lo que estuvieron haciendo todas estas tardes, lo cual me resulta totalmente tierno. Sea como sea la canción, estoy segura que a Amber le encantará, Mathew.

—Gracias, April.

—Ahora si me disculpan, tengo que ayudar a Amber, y ustedes deben arreglarse ya.

Me despido con un beso en la mejilla de Adam y me marcho de la habitación con una enorme sonrisa en los labios, imaginándome que dentro de unas horas mi hermano mayor le dará un regalo que a mi parecer es sencillamente perfecto.

Me dirijo a la habitación en donde se encuentra Amber; Dylan ya está listo con un hermoso traje negro y un moño alrededor del cuello de su camisa.

—¡Mami! — exclama yendo hacia mí al momento en que abro la puerta. Lo tomo entre mis brazos y lo elevo del suelo, avanzando hacia el tocador que hay a unos pasos de la entrada.

—¿Y Amber, cariño?

—Está en el baño. Dijo que se ducharía antes de que llegaras. Ella me puso este traje, mami— anuncia con orgullo, tomando el moño que tiene alrededor del cuello.

Lo aparto de mi regazo hasta que sus pies tocan el suelo y revolviéndole el cabello le ofrezco una enorme sonrisa.

—Estás muy guapo, hijo. Serás el niño más guapo de la fiesta— aseguro.

—Y llevaré la cola del vestido de mi tía, Amber— expone levantando los brazos, victorioso.

Ambos sonreímos y a continuación, Amber sale de la habitación a un costado del tocador, con el cabello envuelto en una toalla rosada, una bata del mismo color y unas pantuflas aterciopeladas.

—¿Estás lista para que comience a arreglarte? — inquiero cuando sus ojos se cruzan con los míos.

Sin poder hablar, asiente y baja la cabeza. Sé que está nerviosa, que teme que salga mal, pero lo que opaca a todo eso es que se siente sola. Amber no tendrá a sus padres o su hermano para entregarla en el altar, y eso, eso es algo que duele como si un pedazo de hierro hirviendo se metiera en tu garganta.

. . .


Comienzo con su rostro, hasta que el maquillaje queda sencillo pero elegante. El cabello lo coloco en un moño algo con una diadema en forma de hojas y pequeñas perlas alrededor de este.

—Wow— exclama Dylan sentado frente a ella. — Te ves hermosa, tía.

Ambos la miramos esperando a que diga algo, sin embargo, pronto las lágrimas comienzan a salir de sus ojos.

—Hey, Amber, no...

Sin pensarlo dos veces me arrodillo ante ella tomando sus manos entre las mías.

—No llores, Amber. Este día no debes estar triste, al contrario, debes ser muy feliz porque te vas a casar, hoy es tu día — le recuerdo.

—Pero ellos no estarán— confiesa con dolor—, mis padres, mi hermano. Ninguno de ellos va estar para entregarme, para decirme que me echarán de menos ahora que viviré con Mathew, o para alegrarse porque su hija se unirá al hombre que ama.

—Amber, sé lo que es perder a las personas que más amas, yo también me quedé sin padres, y sé que no es del todo igual porque al menos tengo a Mathew, no obstante, estamos todos nosotros aquí, Adam está aquí, y te aseguro que él no te dejará sola. No estás sola— expongo apartando las lágrimas de sus ojos.

—Yo puedo ser tu hermano, tía. O tu papá — se ofrece mi pequeño acercándose a la chica rubia.

Amber sonríe y se levanta para poder abrazar y besar a Dylan en sus mejillas.

—Te amo, ¿lo sabías, pequeño? A ti y a tu padre — le recuerda sin soltarlo.

—Yo también te quiero, tía. Mucho— habla rodeándole el cuello con sus pequeños brazos.

—De acuerdo, admito que esto es demasiado tierno, pese a ello, ¿se dan cuenta de qué hora es? — aviso apartando la lágrima que se desliza por mi mejilla.

Ambos se separan y es cuando continúo con mi trabajo.

Al final, sólo queda el vestido.

. . .

Amber.

¿Les ha pasado que se sienten las más tristes del mundo, y alguien llega para alegrarles el día? A mí sí.

Hace apenas unos momentos me sentía la persona más feliz, pero a la vez la más triste. Me voy a casar, sí, pero, ¿y mis padres?, ¿y mi hermano? Ellos no estarán a mi lado, no podrán ver cuando Mathew y yo digamos "sí, acepto", o cuando tengamos un bebé; nada.

Y ahora, gracias a mi pequeño sobrino me doy cuenta que no es del todo cierto que esté sola, porque es verdad que ellos no estarán aquí, no obstante, Adam,Dylan, April, ellos sí estarán aquí. No estoy sola.

—¿En qué piensas, Amber? — la voz de mi amiga me saca de mi ensimismamiento y provoca que me sobresalte

—En que no debo estar triste, en que sólo quiero sentirme feliz, y en que, a pesar de que no estén físicamente aquí, mis padres y mi hermano están aquí conmigo— aseguro tocando el collar con el dije en forma de trébol que me dieron mis padres al cumplir quince años. Dijeron que me traería suerte, y que pasara lo que pasara siempre estarían conmigo. No me lo he quitado desde que ellos... Desde que murieron.

—Amber...

—Tranquila, April, no tienes que decir nada, lo sé. Ahora... Quiero estar perfecta para la ceremonia.

—De acuerdo. Entonces, a ponerte... El vestido.

Dicha prenda es sacada del enorme clóset de la habitación y pronto de su funda.

Sigo preguntándome cómo es que no lo vi antes en aquella tienda, y April y Dylan sí. Supongo que no busqué bien, pese a ello, ahora es mío, y me casaré con él puesto.

A continuación, me quito la bata mientras Dylan cubre sus ojos y con ayuda de April me introduzco en el vestido.

April lo acomoda tal y como le dijeron en la tienda y sin esperar más, me acerco impaciente al espejo de cuerpo completo que ella ha instalado.

No me reconozco, mi cabello, mis ojos resaltando por el delineador que me ha colocado April, el rubor en mis mejillas, un rubor natural a causa de mi sonrojamiento, y este hermoso vestido corte princesa.

El escote en corazón se ve sensacional, el pequeño cinturón rosado alrededor de mi cintura, el encaje en forma de tirantes y el que acompaña a la enorme falda, los detalles a mano en la punta de la misma, todo es perfecto.


—Amber, estás hermosa— la voz quebradiza de mi amiga se escucha y me giro para mirarla. Ahora es ella la que está en un mar de lágrimas.

—Ah, no. No, no, no— me quejo colocando mi mano sobre mi cadera. — Dijiste que no llorara, ahora eres tú la que no debe llorar y no quiero que mi única dama de honor esté hecha un mar de lágrimas, algo peor que yo, así que vamos, es hora de que te arregles tú y yo te ayudaré.

Antes de que pueda evitarlo, comienzo a empujarlo hacia la ducha hasta que logro meterla y le cierro la puerta.

—Más vale que te apresures a ducharte, porque por lo que veo la gente ya ha comenzado a llegar— aviso a April. — Mientras tanto, Dylan, vamos a jugar un rato, o a ensayar, ¿te parece?

—¡Sí! — exclama dando saltos en la estancia.

Al cabo de un rato de estar jugando a que Dylan es mi príncipe y me rescata de la bruja malvada, April sale de la ducha y es cuando se invierten los papeles, ahora soy yo la que le ayuda a maquillarse y demás.

Al final, después de haberle colocado el vestido, April luce hermosa. El vestido rosado lleno de flores en la parte de arriba y la larga falda lisa le dan un toque tierno junto a su cabello lleno de rizos, acompañado de una tiara de flores.


—Te ves hermosa, mami. Mi tía parece una princesa y tú su hada madrina— nos hace saber mi sobrino.

—Gracias, cariño— responde acercándose a él hasta ponerse de cuclillas y proporcionarle muchos besos en su mejilla, dejándole sus labios marcados en ella. — Y tú eres un príncipe, mi príncipe valiente — asegura orgullosa de su pequeño.

Ambos se abrazan, y sin previo aviso son interrumpidos por el golpeteo ligero en la puerta.

—Chicas, soy Adam; no es por apresurarlas ni nada parecido, sólo que... Las personas ya llegaron, Mathew ya está allá afuera y... Bueno, avísenme cuando estén listas.

April se levanta apresuradamente y entreabre la puerta para detener a Adam.

—Adam, aguarda — lo llama y mi amigo regresa. La puerta le cubre el cuerpo a excepción de la cabeza. — Cariño, ya estamos listas, sólo... Agh... No importa que me veas, hablaré contigo.

Dicho esto, sale de la habitación y las voces se escuchan en el pasillo.

Al cabo de unos minutos, ambos entran en la habitación y es como ver a los personajes de un cuento de hadas. April es la princesa y Adam el príncipe azul con ese traje negro y la corbata roja que le otorga un toque distinto.

—Amber, estás... Wow— mi mejor amigo y hermano se queda sin palabras al verme vestida de novia, y al igual que April, las lágrimas comienzan a deslizarse por sus mejillas.

Sin previo aviso, de un momento a otro ya tengo a Adam abrazándome con fuerzas y sus lágrimas deslizándose sobre mi hombro.

Sin importarme nada, le correspondo al abrazo y lloro, lloro porque sé que está aquí y que será él quien me llevará al altar.

—¿Estás lista para caminar conmigo? — inquiere al separarse de mí.

—Sí, Adam. No me imagino a nadie más a mi lado en estos momentos — hablo entre sollozos.

—Estaré contigo siempre, hasta que seas una viejita y yo también. Si te caes y no puedo levantarte, me tiraré contigo, Amber, pero siempre juntos.

—Ay, Adam...

Esta vez April no protesta por arruinar el maquillaje, esta vez me deja llorar y Adam llora conmigo, y es como si estuviera mi familia aquí, porque Adam es mi familia.

. . .

—¿Lista, princesa? — Adam está a mi lado sujetándome del brazo, debo admitir que es muy valiente al seguir sujetándome porque le estoy presionando la piel con mis dedos.

—Adam, no me dejes, yo...

—Estás nerviosa lo entiendo. Y si quieres huir ahora mismo, dímelo, te llevaré lejos de aquí.

Eres mi amiga y...

—No quiero salir huyendo, sólo... Tengo miedo de hacer el ridículo.

» ¿Y si me caigo?

—Ya te dije que, si sucede eso, yo me tiro contigo, y ambos haremos el ridículo, te lo aseguro— habla con una sonrisa en su rostro.

Asiento, inhalando hasta que ya no puedo y exhalando hasta que ya no tengo aire dentro y necesito más.

Para entonces, Dylan aparece y toma la cola del vestido, su padre sigue sujetándome y se lo agradezco.

April está a unos cuantos metros y cuando Adam le hace una seña de que estamos listos, ella desaparece y la canción que yo quería que tocaran comienza a escucharse por todo el lugar. No quise que fuera la típica canción, quise algo diferente y eso estoy teniendo.

(🎶Soundtrack en

multimedia🎶)

Mis piernas se mueven lentamente a través del pasillo lleno de arreglos florales en las orillas del camino, Dylan sujeta la cola del vestido, y, a pesar de no poder verlo por detrás, estoy segura que les ofrece una enorme sonrisa a todos los que se han girado a vernos.

El camino sigue y sigue, mi corazón no deja de agitarse como un caballo desbocado, las personas ahora están más cerca que antes, y entonces las enormes flores rosas que hice que April y Cassandra–la organizadora de bodas que al final contratamos– consiguieran.

Los rayos del sol se cuelan a través de los pinos a nuestro alrededor, el ambiente es tan pacífico; agradezco a las aves por estar cantando hoy.

Y, Dios... Las sillas. Son absolutamente perfectas con esas enredaderas de flores por detrás. Me hace pensar que en cualquier momento una pequeña hada saldrá de entre los árboles.

Es como un cuento de hadas, absolutamente todo, y lo mejor de todo es que es mi cuento de hadas, soy la protagonista de este día.


A continuación, aparece el chico que me espera en el altar, su cabeza que permanecía gacha se eleva poco a poco hasta que sus ojos azules como el mar se encuentran con los míos, y entonces me sonríe.

Cuando era pequeña me gustaba ir a las bodas de las conocidas o amigas de mi madre, y me preguntaba si al pasar los años y encontrarme en su lugar, el chico que aguardara por mí me miraría igual que a ellas. Esa mirada en la que sin palabras le decían a la novia que era el mejor día de su vida, que no lo cambiarían por nada en el mundo, y entonces él sonreía.

Ahora estoy en su lugar, sin embargo, esto no es como me lo imaginé de pequeña, al contrario, es mejor, es mucho mejor que eso.

Mathew me mira de una manera en que no había visto ver a nadie más observar a otra persona, a nadie excepto a Adam con April; sonrío, y quiero correr, quiero dejar de sujetar a Adam y correr hasta Mathew, pero al mismo tiempo temo caer.

Sin darme cuenta, al fin llegamos hasta Mathew y Adam me suelta del brazo para tomar mi mano y ofrecérsela al ojiazul.

—Hablé contigo una vez— comienza mi mejor amigo con voz firme y decidida —, dije que acepto que amas a Amber, pero te vuelvo a reiterar lo de aquel día: si la lastimas te juro que no me tocaré él corazón para herirte, sin importar que seas el hermano de April.

» Hazla feliz, Mathew. Hazla feliz porque, ella se lo merece.

—Y yo te repito lo mismo que juré: primero muerto antes que verla sufrir por mi culpa— asegura sin titubear.

Dicho esto, Adam se despide de mí con un cálido beso en la frente y se marcha para tomar asiento junto a Dylan por detrás, mientras que April está de pie a mi lado izquierdo, sosteniendo mi ramo de flores.

Mathew y yo entrelazamos nuestras manos y la ceremonia da inicio. El cuento de hadas no comienza justo ahora, el cuento de hadas comenzó desde hace mucho y esto sólo es un momento mágico añadido a la historia.

. . .

Adam.

No recordaba lo nervioso que se puede sentir una persona cuando se unirá a otra con el juramento de que será para toda la vida. Claro que, no soy el novio, y no estoy nervioso, pero Mathew sí que lo estaba, y demasiado. Por un momento se le ocurrió salir y decirles a las personas que se marcharan, que sólo quería casarse con Amber sin que los demás estuvieran presentes.

Por suerte esa idea loca desapareció de su mente, sin embargo, los nervios no, no hasta que vio a Amber acercarse a él, lo sé porque pude verlo en su rostro, y también los nervios de Amber se disiparon por completo al verlo parado frente a ella, aguardando su llegada.

Debo admitir que la ceremonia ha sido fantástica, como un cuento de hadas en las palabras de April, y eso me hace dichoso, puesto que era lo que Amber quería desde un inicio, y lo que siempre se ha merecido.

Ahora estamos en el lugar donde se lleva a cabo la gran fiesta, y en donde dentro de unos minutos más Amber recibirá la sorpresa que tanto espera darle Mathew.

—Mi hermano no escatimó en gastos— asegura April sentada a mi costado derecho. Lleva un largo vestido rosa con decoraciones en la parte de arriba y luce preciosa. No fue mala idea la que Amber le pusiera una diadema llena de flores en el cabello, eso la hace lucir tierna y bella. — Traer a el cantante favorito de Amber, es...

—En realidad Mathew no le pagó nada a Dean— le hago saber a lo que ella frunce el ceño, sorprendida. — A Mathew lo contrataron hace unas semanas para realizar un banquete y ahí estaba Dean; cuando lo vio se le ocurrió pedirle que asistiera a la boda, que estaba comprometido y que nada le haría más feliz a su futura esposa que verlo.

«Y vaya que tuvo razón, Amber se volvió loca en cuanto él llegó»

—En cuanto supo que se iba a casar, y debido a que todo lo que preparó Mathew estaba delicioso, bueno, él dijo que, si había comida tan deliciosa como aquella, no le cobraría nada.

—Vaya— dice sorprendida—. Siendo honesta me alegro que él preparara el banquete de la boda, nadie lo habría hecho mejor. Los ahorros de Mathew y Amber fueron suficientes, incluso hasta les ha quedado dinero.

» Lo que no me gusta demasiado es que creí que ese dinero lo usaría para hacer el restaurante que por mucho ha deseado, y ya no seguir trabajando con Louis como su chef principal.

—Ah... De hecho....

—Qué. Adam, acaso tú... Tú sabes algo que yo no, ¿cierto?

Sus ojos azules me penetran como una daga y las muecas de disgusto aparecen.

—Yo... No puedo decirte nada.

—Adam Sangster, dime ahora mismo lo que sabes— amenaza con su dedo índice.

—No puedo, se lo prometí a Mathew; lo siento, April.

A continuación, se cruza de brazos y frunce las comisuras de sus labios.

—Eso no es justo— asegura haciendo más muecas—, pero, está bien. Lo respetaré y esperaré. Lo que no esperaré es ir a bailar.

Creyendo que al levantarse me tomará de la mano, sonrío de oreja a oreja, sin embargo, es a Dylan a quien levanta de su silla.

Antes de desaparecer de entre la multitud, regresa y me tiende su mano.

—¿Tú no quieres bailar?

Sonrío de nueva cuenta y los tres nos dirigimos a la pista de baile.

Las canciones siguen y siguen, Dean Lewis, el cantante favorito de Amber canta realmente bien y todos se ponen a bailar; Amber está más que feliz con su ahora esposo, no deja de reír con él, y eso me hace feliz.

Al cabo de unas canciones más, Mathew se acerca a nosotros para decir que ya es hora, así que Dylan y yo dejamos a April sentada puesto que nuestro pequeño también participará en esto. Al final se ha enterado de la sorpresa y ha pedido colaborar con nosotros, así que él tocará un ukulele, el cual sólo le he enseñado a tocar unas cuerdas en un día.

—Disculpen— la voz de Mathew se escucha a través del micrófono de Dean, y este se baja del escenario para tomar un descanso y comer. — He interrumpido a Dean porque necesito hacer algo de suma importancia.

» Amber, yo... Bueno, creo que no existe una manera correcta de comenzar a decirte lo mucho que te amo, lo importante que eres para mí y lo afortunado que soy al que hayas decidido estar a mi lado y que hoy seamos esposos.

Debo decir que luces preciosa, siempre luces así.

Tal vez no es hora del brindis, pero quién pone las reglas en una boda, yo creo que somos nosotros quienes decidimos, así que quiero brindar por este día, porque te amo. Muchas veces nos preguntamos si algún día llegaremos a ser plenamente felices, o qué es lo que nos proporciona la felicidad realmente; creo que lo que nos hace felices son esos pequeños momentos que pasas a lado de la o las personas que amas, esos pequeños detalles como tu sonrisa al despertar, tus ojos observarme mientras hablo de mi día, todo de ti me hace feliz.

No quiero que seas la esposa perfecta porque ya lo eres, tus defectos y todo de ti es perfecto, así eres tú y te amo por ese simple hecho, por ser tú.

No me alcanzará la vida para decirte que te amo, para hacerte feliz.

Mathew eleva una copa que un mesero le ha proporcionado y con una sonrisa en su rostro dice:

—Por este día, por mi bella esposa, Amber Gibson.

Todos los presentes elevan sus copas en el aire y beben de ellas, mientras Amber derrama lágrimas sentada frente a la mesa de los novios.

—Ahora, eso no es todo. Tengo una sorpresa que espero que te guste mucho.

La escribí junto a Adam y... Bueno, no soy tan buen cantante como Dean, pero...

No termina la oración, tomo mi guitarra y le pedimos al baterista que nos acompañe en el tono, así que las luces de los candelabros que hay en el techo bajan su luminosidad y comienza la canción.

Te veo al otro lado de la calle
Tan linda y distante,
¿Sería fácil enamorarme de ti en un instante?

Ahora tú me miras y yo a ti
Como un tonto

Cuando me miras todo se vuelve tremendamente mágico
Y las dudas se dispersan

No sabes lo que es estar enamorado de ti
A cada paso que doy mi corazón sigue retumbando
Como un caballo desbocado
Como el sol saliendo en el horizonte,
Sin limites

Porque me pierdo en mi mente
cada vez que no estás
Nada sería peor que perderte

Guardas silencio
Sé que he roto tus reglas,
Y tú has roto las mías
Aguardaré hasta que tus ojos me observen de nuevo
Es irresistible no perderse en ellos

Porque me pierdo en mi mente cada vez que no estás
Todo se vuelve horrible si no sonríes
Iluminas mi vida como el sol ilumina la tierra

Sería un tonto si te perdiera
No quiero lastimarte jamás
Quiero permanecer a tu lado

No, no quiero perderte nunca


. . .

April.

Cuando Adam y Dylan bajan del escenario me apresuro a llegar hasta ellos y darles un fuerte abrazo.

—Mami, mami— habla Dylan halando de mi vestido—, ¿te gustó cómo toqué el...? Papi— su rostro se gira hacia Adam confundido —, ¿qué era lo que toqué?

—Es un ukulele, cariño— le responde a nuestro pequeño para a continuación, elevarlo del suelo hasta su regazo y proporcionarle besos por todo su rostro.

—Amber no podría estar más feliz, y ambos han hecho un gran trabajo.

» Me sorprende lo que ha hecho Mathew. No tenía idea de que cantara así.

—Gran labor tuvo, la letra es de él, cada idea que tenía, o más bien cada sentimiento, yo sólo los he ordenado para la canción —admite sintiéndose orgulloso de mi hermano.

—Los tres han estado increíbles — expongo ofreciéndoles una sonrisa de oreja a oreja.

—Mami, papi, ¿podemos seguir bailando los tres juntos?

—Pero claro que sí— responde Adam haciéndole cosquillas en su cuello.

—Nada es más lindo que bailar con los chicos más apuestos de la fiesta— aseguro halagándolos.

Junto a ellos, me dirijo a la pista de baile de nueva cuenta para retomar el baile, sin embargo, al abrirnos paso de entre la pequeña multitud, choco con un hombre.

—Disculpe, no fue mi intención —hablo observándolo con pena.

—No se preocupe, señorita, yo iba distraído —asegura el hombre que no ha de ser demasiado mayor. Debe ser algunos años más que Adam, pero no ha de llegar a los treinta.

—Mami, ¿ya no quieres bailar? — la dulce voz de mi pequeño se hace presente y hala mi mano para que vaya con él.

—¿Es su hijo? — cuestiona el desconocido.

—Sí, ella es mi mami. ¿Verdad que está hermosa? Es una princesa— exclama elevando los brazos.

—Bueno, nosotros debemos irnos, cariño, tu padre nos está buscando, así que... Con permiso, señor.

—Claro, y una disculpa, señorita — repite el desconocido.

Antes de que pueda preguntar si es invitado de Amber o Mathew, desaparece de entre la multitud.

—Vamos, mami, vamos, hay que bailar con mi papi— y halando mi mano me lleva hasta Adam para retomar el baile.

Por un instante pienso en lo que sería si me hubiese marchado a Texas, sin ellos, si hubiese renunciado a Dylan, y me doy cuenta que hubiese sido la peor elección de mi vida, en estos momentos estaría arrepentida por esa idiotez. Ellos son mi felicidad; le aposté a hacer algo diferente y me topé con mi pequeño, mi hijo.

Siempre he creído que cuando estás en una relación, la forma en que vez el amor cambia, porque esa persona tan especial te hace darte cuenta que el amor tiene muchas perspectivas, tantas que puede resultar difícil describir solo una, sí, describirla resulta complicado, lo que no resulta complicado es encontrar una sola perspectiva del amor, y puede que sea muy pronto para decir esto, no obstante, estoy completamente segura de una cosa: el amor que le tengo a Adam Sangster es para siempre.

. . .

Narrador omnisciente.

El gran día al fin ha llegado, la ahora familia Sangster se encuentra muy feliz, y no se diga de los señores Mayer: Amber y Mathew, una pareja realmente bella.

La felicidad desborda por todo el lugar, el amor y la unión.

Adam y April bailan al lado de su pequeño hijo: Dylan, el de bellos ojos avellana y cabello rizado y casi indomable.

Juntos han formado una familia sin pensarlo, aunque no oficial, puesto que no han contraído nupcias.

Sí, están felices, pero, lamentablemente querido lector, esa felicidad no durará mucho, porque puede que estén bailando, riendo y haciendo bromas entre ellos, no obstante, no saben que al otro lado, sentado como un invitado más se encuentra el detective que el señor August contrató desde hace meses, hablando con él.

—Se ven muy felices, señor— asegura el detective observándolos con detenimiento—, el pequeño incluso la ha llamado "madre"

—Mi nieto no puede ser feliz con ellos—estalla furioso al otro lado de la línea—. Cómo es posible que el bastardo de Adam permita que Dylan llame "madre" a esa mujer.

El detective quiere decir que si llevara días observándolos se daría cuenta de que ni April Mayer ni Adam Sangster son unos monstruos como él asegura, y que Dylan vive rodeado de amor. Sin embargo, no se atreve a decir nada.

—Entonces, ¿qué hacemos, señor?

—Sigue investigando a esa mujer, tiene que haber algo malo en ella. No puedo permitir que mi nieto la siga llamando así, y cuando tengas algo que nos ayude, avísame, ¿de acuerdo?

—De acuerdo señor, lo mantendré al tanto.

Dicho esto, August corta la llamada y sus puños se contraen hasta que golpea el escritorio con fuerza.

—Ellos no se van a quedar con el niño, primero muerto antes de verlo con ellos. Es mi nieto, es mío— asegura observando la fotografía de su hija Emily y la del pequeño Dylan. — No te quedarás con ellos, eso te lo aseguro.

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