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25. LA NASA

Mathew.

—Vaya, esa es una gran noticia, April, pero... No piensas ir, ¿o me equivoco?

—No pensaba ir—me aclara al otro lado del teléfono. —Pero debido a ciertas personitas sí iré, de hecho mañana salimos para Houston.

—Aguarda, eso quiere decir que te vas con... ¿Adam y Dylan?—Cuestiono sorprendido.

—Sí. Adam me dijo que es una excelente oportunidad y que no debo desperdiciarla, ¿puedes creerlo?

—Lo que yo creo es que ese tipo te quiere fuera de su vida y de la de Dylan a como dé lugar. Sigue sin caerme del todo bien, Adam.

—Pues... No debería ser así—aclara.—Adam en realidad no lo ha hecho por echarme de sus vidas, al contrario, incluso me ha propuesto que si me aceptan en Houston, él y Dylan se irán conmigo. No piensa dejar que Dylan y yo nos separemos.

— ¿Me estás mintiendo, no?

—Mathew, te puedo jurar que no es así.

—Guau, Adam... Vaya, sí que es una gran sorpresa. Creo que comienza a caerme mejor el tipo.

La risa de mi hermanita se escucha al otro lado de la línea y me siento satisfecho puesto que esa era mi intención.

—Me gustaría seguir charlando contigo pero tengo una maleta que preparar. Así que adiós, hermanito.

La llamada finaliza y dejo mi móvil sobre la pequeña mesa de la sala.

—Esa llamada te dejó muy pensativo—. La voz de Amber se hace notar y entonces volteo hacia ella. Lleva un hermoso vestido celeste lleno de flores pequeñas color pastel, y su cabello está recogido en una coleta alta que hace que se vea fresca y radiante como siempre.

En serio que esta mujer me tiene atrapado, quién lo diría, Mathew Mayer Wilson, enamorado.

Al cabo de unos cuantos pasos hacia mí, siento sus delgados brazos rodearme el cuello y su aroma invade mis fosas nasales.

—No te equivocas. Es April.

— ¿Le sucede algo malo?—Sus brazos se retiran de mi cuello y se sienta en el filo de la pequeña mesa que tengo enfrente.

—Le llegó un correo de la NASA, la han aceptado prácticamente en su departamento de Astronomía, sin embargo deben entrevistarla y después decidirán si se queda o no.

—Pero, la NASA está en Houston, ¿no?

—Exacto.

—Wow, es una gran oportunidad para ella, y estoy segura que la van a aceptar. Esto no lo va a tomar nada bien Dylan, aunque a Adam le va a fascinar la idea de que tu hermana se marche—aclara con tristeza.

—Eso es lo más extraño del asunto—digo—. Adam le dijo que si la aceptan él y Dylan se irán con ella.

No dice nada. Aprieta los labios y se fuerza a no soltar una sonrisa, sin embargo no lo logra del todo.

— ¿No estás sorprendida?—Cuestiono alzando ambas cejas.

—Hmm... Para ser honesta, no. Mathew, dime algo, ¿no crees que April pueda llegar a sentir algo por Adam?

— ¿Mi hermana enamorada de ese tipo?—Casi grito exaltado. Porque una cosa es jugar o hacer bromas sobre que a April le pueda gustar Adam y otra muy diferente es que sea real.

— ¡Oye, te recuerdo que es mi amigo!—Exclama dándome un pequeño manotazo en el brazo. — Además, no es una mala persona, aunque a veces es un tonto, lo admito. Pese a ello, no es ninguna barbaridad que ellos terminen enamorados. Ella ama a Dylan, y no sería extraño que con la convivencia ellos dos...

— ¡Basta! Deja de insinuar que mi hermana se enamorará de él. Él no...—Me levantó tan deprisa del sillón y camino en dirección a la cocina.

—Oh, vamos, no me digas que eres de esos hermanos celosos porque no te creo.—Dice por detrás, siguiéndome.

—No es que sea un tipo celoso—le aclaro girándome hacia ella.—Es que... No quiero verla sufrir de nuevo, ¿sí?

No como lo hizo con Alan. —Con tan solo recordarlo tengo ganas de golpearlo de nuevo.

Y es que a pesar de que ahora parece ser un buen hombre, eso no quita el que haya herido a mi hermanita años atrás, cuando ella tenía tan sólo diecisiete y el veinte. Era ingenua y él un maldito desgraciado.

—No sé qué le hizo Alan pero...

—La engañó—digo enfadado. —El idiota de Alan le hizo creer que la amaba, la volvió una tonta mientras se revolcaba con cuánta mujer se le pasara enfrente. Eso no se lo voy a perdonar nunca. Ahora, April dice que trata de ser su amiga pero la verdad es que mi hermana siempre ha sido una ingenua, capaz de preocuparse porque los demás estén felices antes que ella misma; sólo sé que en el fondo no lo ha perdonado, y que sólo son amigos por lo que hizo con papá, pero nada más.

—Escucha, Mathew, Adam no es así. Él ha pasado por muchas cosas para poder llegar a donde está y te prometo que no le hará nada malo a tu hermana sí es que mi teoría es cierta y ellos se llegan a enamorar. Si no, no tienes de qué temer.

—Sea como sea, mañana April se va a Houston a hacer su entrevista, y ya veremos si Adam es capaz de irse con ella y dejar todo.

...

Adam.

Hemos aterrizado. Hace unas cuantas horas hemos dormido en un hotel y justo ahora vamos de camino a la NASA.

En el trayecto rumbo al departamento espacial tenemos la oportunidad de ver nuevos paisajes y rostros diferentes.

Los tres venimos en los asientos traseros del taxi que hemos pedido, yo llevo a Dylan sobre mis piernas y April lleva una cartera pequeña color pastel en su regazo. Luce bastante diferente a como siempre la he visto, lleva un pantalón azul marino liso, zapatos de tacón crema y una blusa beige abotonada, además de llevar el cabello en un moño y el rostro ligeramente maquillado. Debo admitir que ese maquillaje hace resaltar el color azul de sus ojos.

Quiero decirle algo pero siendo honesto no se me ocurre nada bueno en este preciso momento, así que sólo sigo mirando por la ventanilla hasta que el taxi llega a su destino.

Después de pagar, bajamos y nos encontramos con una mujer demasiado elegante.

No es que nosotros no vayamos formales—incluyendo a mi pequeño—, pero esa mujer creo que exageró.

—Soy...

—April Mayer, lo sé—la interrumpe antes de que pueda terminar. —Y ellos deben ser su esposo e hijo. La verdad es que no lo mencionó en su expediente.

—Ah, no, ellos...

—Sí, somos su familia. —Estiro mi brazo para saludar a la mujer de moño alto y lentes antes de que April pueda negar que somos su familia. Se preguntarán por qué lo he hecho, y ella también lo está, sin embargo me ha parecido que es mejor no negarlo puesto que puede darle mejor imagen, es decir, el que diga que es una niñera no creo que le ayude mucho, ¿o sí?

—Síganme, los llevaré al centro de entrevistas.

Asentimos y la seguimos.

Mientras tanto, la mujer, que ahora sé que es la jefa de Astronomía, Katherine Wilson, la misma que le respondió el correo electrónico a April.

Avanzamos por enormes pasillos hasta llegar a una puerta que a mi parecer es más tétrica que cualquiera en cualquier película de terror.

—Ustedes tendrán que esperar aquí, la señorita Mayer tendrá que entrar sola—nos avisa Katherine Wilson. —Pueden esperar sentados ahí mismo.—Prosigue señalando dos sofás.

—Suerte, April—le deseo antes de verla entrar y desaparecer por completo.

...

Las horas transcurren y a Dylan y a mí se nos hacen una eternidad. Los nervios me consumen y no sé qué sucederá.

Un ruido proveniente de la puerta provoca que me sobresalte y crea que April saldrá de ahí, sin embargo no lo hace, es una falsa alarma, mis nervios me están consumiendo.

—Papi, ¿por qué dijiste que April es tu esposa?—La pregunta de mi pequeño me deja anonadado y a pesar de que dije que lo he hecho para darle buena imagen a April, justo ahora las palabras no salen de mis labios.

—Eh... Lo hice porque... Yo...

Y como si por arte de magia se tratase, de pronto la puerta se abre y April sale de la habitación en compañía de Katherine Wilson.

—Gracias, señorita Mayer. Nosotros le avisaremos nuestra respuesta.

—Gracias a ustedes señorita Wilson.

Katherine asiente y April da media vuelta para acercarse a nosotros.

— ¿Qué pasó?—Cuestiono levantándome del sillón donde me encuentro con Dylan.

—Me entrevistaron como decía el e-mail, y ahora tendré que esperar la evaluación del departamento encargado de las nuevas contrataciones.

Tendremos que esperar.

— ¿Entonces ya podemos irnos, April?—Pregunta mi pequeño.

—Claro, ya podemos irnos, cariño. —Ya no me enfada del todo que April lo llame de tal forma, a Dylan lo hace feliz, así que no tiene que seguir molestándome, después de todo, ya entendí que no debo ser egoísta.

Dylan estira sus brazos y rodea el cuello de April hasta que ésta lo sostiene por completo y lo acurruca en su regazo.

—Vámonos... i...—Se escucha que susurra algo pero la última palabra es incomprensible debido a que bosteza.

—Es hora de irnos, Adam.

—Vamos, April.

...

April.

— ¿Me puedes explicar por qué no me has dejado aclarar que no somos esposos?—Reclamo de brazos cruzados con... Aguarden, ¿estoy enfadada?

—Yo... Escucha, me pareció mala idea decir que eres la niñera de mi hijo, creí que te daría mejor imagen ante esa mujer si no desmentía que somos familia. Además, no fue del todo una mentira, me refiero a que para Dylan ya eres parte de la familia, no mentí después de todo.

—Ajá—digo asintiendo con las cejas levantadas. —Entonces, sólo fue por mi imagen, claro.

«Bien. —Digo suspirando. —Creo que en ese caso, será mejor irme a dormir. Hasta mañana, Adam, o mejor dicho, señor esposo—hablo burlándome.

—Claro, hasta mañana, señora esposa—dice burlándose él también.

Me doy media vuelta y comienzo a marcharme rumbo a mi habitación.

No tiene sentido, pero cada paso que doy provoca que mi corazón se agite a una velocidad que nunca antes había experimentado, todo ello causando que sonría como una tonta. Es como si fuese una chica de preparatoria que acaba de salir por primera vez con el chico que le gusta.

Y vamos, yo ya no soy una adolescente hormonal y Adam no es el chico que me gusta.

Sigo avanzando hasta que me sumerjo en las profundidades de mi habitación y me dejó caer sobre la suavidad de mi colchón.

Este día ha sido demasiado atareado, ayer recién viajábamos rumbo a Houston, y hoy ya estamos de vuelta, a la espera de una respuesta concreta de parte del departamento de Astronomía de la NASA; qué lío, ¿no les parece? Todo esto me parece un sueño, una escena sacada de una novela, en donde la chica que se ve debatida entre dos caminos está aquí y ahora y soy yo, yo soy la que decide en caso de que la NASA me de una respuesta afirmativa. Pese a ello, aún me debato entre dos opciones, porque una cosa es cierta: no puedo dejar que Adam deje todo para seguirme y que Dylan y yo nos separemos, además, ahora hay una pregunta que debo responder: ¿aún quiero trabajar para la NASA? ¿Quiero dejar a Dylan?

Decisiones, decisiones. La vida está llena de ellas, pero son tan difíciles de tomar que a veces uno prefiere no ser un humano más, dejar de tomar decisiones, sin embargo eso es una de las cosas que nos definen como humanos, las decisiones que tomamos.

Sí, las decisiones. Y qué importa si algunas veces esas decisiones parecen torpes, es nuestra vida, nosotros elegimos nuestro propio destino, nosotros lo vivimos, nos equivocamos una y otra vez pero en ocasiones esos errores son para bien, nos enseñan lecciones.

Irme con ellos o no irme con ellos. Olvidar o no olvidar.

Miro hacia el techo en busca de una respuesta y entonces su nombre viene a miente.

—Emily, sé que no te conocí pero también sé y puedo asegurar que fuiste una mujer muy buena y bondadosa. Te pido que me ayudes a obtener una respuesta, por favor.

No la obtengo. Al menos no en este momento, sólo obtengo silencio y nada más que eso.

...

—April... April...—un susurro a lo lejos de la niebla es todo lo que escucho. No tengo idea de lo que hago aquí de pie, en medio de la noche. —Ven...

— ¿Quién eres?—Cuestiono mirando en todos direcciones. No hay nadie.

—Ven...

— ¿Qué es lo que quieres de mí?

—April...

Mis ojos se abren de golpe, las gotas de sudor recorren mi frente y mi pecho no deja de subir y bajar desaforado.

—Yo...

Mi móvil suena y con él, el timbre de que he recibido un correo electrónico. Lo tomo y entonces leo el intermitente.

«Ya tengo una respuesta para la NASA, una respuesta que cambiará todo»













































































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