15.Disculpas no aceptadas
Adam.
El doctor había dicho que Dylan podía marcharse hoy mismo, así que vestí a mi pequeño con su uniforme del Jardín de niños para marcharnos a casa.
Estaba enormemente feliz de que no le pasara nada mayor a mi pequeño, pero ahora tendré que arreglar las cosas con April. Fui demasiado grosero con ella y lo único que hizo fue salvar a mi pequeño. Tengo que ir a verla y saber cómo está, pero sobre todo pedirle disculpas.
Decido dejar a Dylan con Amber para ir con April.
Al no saber dónde está, le pido informes a la recepcionista del hospital y ésta me informa que se encuentra en el consultorio del doctor que acudió a su ayuda.
Le pregunto qué consultorio es y rápidamente me apresuro a ir hasta allá.
Al avanzar por los pasillos me veo rodeado de muchas personas, demasiados enfermos, familiares angustiados por ellos, y parejas que asisten para realizar los ultrasonidos pertinentes puesto que su pareja está embarazada.
Verlos así me hace recordar a Emily cuando llevaba a Dylan en su vientre. Fue la época más maravillosa que haya compartido con ella.
Sigo caminando hasta que me encuentro con el consultorio del doctor y al disponerme a tocar, inesperadamente la puerta se abre y sale un doctor.
-Disculpe ¿me podría decir que pasa con April Mayer?
-¿Es familiar? -pregunta cerrando la puerta por detrás.
-Es... la niñera de mi hijo y en verdad necesito saber lo que le sucedió. Estamos muy preocupados por ella.
-Bueno lo que le sucedió a la señorita es que tiene anemia.
Ha estado estresada por cierta situación a la que se está enfrentando, no ha comido bien, y la falta de sueño no ayuda mucho en estos casos. Todo esto ha provocado que sus defensas se vengan abajo y por ello sintió mareos y la vista borrosa. Así sucedió el accidente de su hijo.
¿Cómo es que sabía del accidente de...? Ah claro, April debió contárselo.
Sin previo aviso algo comienza a sonar dentro de la bata del doctor y éste saca un pequeño aparato.
-Lo siento, tengo que irme. Espero que se recupere pronto su hijo y la señorita también.
-Gracias- le digo esbozando media sonrisa y el doctor se marcha dejándome solo.
«Así que April está enferma. Tiene anemia y nosotros ni siquiera lo habíamos notado. Amber tenía razón, algo le sucedía a April y era esto. He sido un completo tonto»
El clic de la puerta abriéndose interrumpe mis pensamientos.
April y su hermano salen de la habitación y no sé exactamente qué hacer.
Bueno, sé que debo pedirle disculpas, pero en realidad lo que no sé es cómo hacerlo.
Al verla me doy miles de bofetadas mentales por haber hecho lo que hice, ella tiene los ojos más rojos que un tomate y estoy seguro que es por mi causa, por lo que dije y porque debe estar preocupada por Dylan.
-April yo...- hablo tratando de acercarme a ella.
-No te acerques a ella-. Su hermano se interpone entre ella y yo como una gran muralla.
Pero no importa que él esté en medio de ambos, necesito pedirle disculpas.
-Yo.... Lo lamento. Sé que tienes anemia y en verdad lamento haberte gritado de la forma en que lo hice.
-¿Y Dylan? -pregunta derramando lágrimas. Su hermano recarga su mano en la pared para tener más protegida a su hermana y yo no pueda pasar.
-Él está bien, sólo tiene un brazo roto y un par de rasguños. Pero está bien gracias a ti, a que lo empujaras y no sabes lo agradecido que estoy por eso, así que te suplico me perdones.
Quiero acercarme del otro lado, pero la mano derecha de su hermano me impide dar un paso siquiera.
-Oye- hablo molesto-. Ella es la niñera de mi hijo y por si ni lo sabes vive en mi casa. No puedes impedir que hable con ella.
-Escucha, idiota, por si no lo recuerdas tú la despediste, así que ella ya no vive contigo, y no es más la niñera de tu hijo. Ahora vivirá conmigo y yo la cuidaré. Además, por si no lo sabes soy su hermano y claro que puedo impedir que hables con ella.
Esto me hace fruncir el ceño, enojado, pero siendo honesto no pienso hacerle caso a este tipo así sea el mismo rey de Inglaterra.
-April, por favor déjame hablar contigo. Fui un tonto y no sabes cuánto lo lamento. Todo lo que dije lo hice porque estaba preocupado por Dylan, yo... No soportaría perderlo a él también; me desquité contigo y no estuvo bien.
-Adam yo...-. Me mira aún con lágrimas en sus ojos y después baja la mirada para ver a todos lados menos a mí.
Antes de que siga hablando el chico se gira a ella dándome la espalda y le susurra lago al oído que no puedo escuchar.
-Pero... - trata de protestar. Levanta la mirada de nuevo hacia mí y me observa con tristeza, entrecerrando los ojos para dejar salir más lágrimas de ellos.
-Lo siento, Adam, pero yo ya no trabajo para ti- habla con una gran tristeza en su voz. Se da media vuelta sin decir nada más pero no avanza, espera a su hermano de espaldas a mí.
-Y no te preocupes por sus cosas, yo mismo iré por ellas, así no tendrás que ver a tu estúpida niñera de nuevo - me dice su hermano.
Él también da media vuelta y pasa un brazo alrededor de la espalda de April para a continuación avanzar juntos el pasillo hasta desaparecer en una bifurcación.
Los observo irse hasta que desaparecen de mi vista. Estoy anonadado con lo que acaba de suceder; en primer lugar, mi hijo de cuatro años tiene un accidente del cual por fortuna sale casi ileso a excepción del brazo, y en segundo lugar, por dejarme guiar por mi enojo eché a April y ahora se fue sin perdonarme. Genial Adam, te quedaste sin niñera por ser un idiota.
-Papi, ¿y Aplil?- Me interrumpe la voz de Dylan por detrás.
Me giro hacia él y Amber viene con él.
-¿Dónde está April, Adam? -cuestiona mi amiga de la mano de mi hijo.
-Ella ya no... Ya no va a regresar Dylan.
-Pelo, ¿pol qué papi?
Me duele decírselo, pese a ello, es mejor que lo sepa y no se haga ilusiones de que volverá.
-Fui muy injusto con ella y su hermano se la acaba de llevar con él, y no sé a dónde. Ella no va a volver.
El rostro de Dylan se torna triste y afligido. Es la primera vez que lo veo así.
-¿Pol qué se la llevó su helmano? - pregunta con los ojos llenos de lágrimas.
Me acerco a él y me acuclillo a su lado para limpiar las lágrimas de su rostro.
-Lo siento, hijo- es lo único que puedo decirle para tratar de consolarlo, aunque la verdad no sirva.
Se lanza a mi cuello rodeándome con su pequeño bracito que no está enyesado y se suelta en llanto.
-¿Pol qué, papi? No quielo que Aplil se vaya, no quielo.
Amber me mira y menea su cabeza en desaprobación a lo que he hecho. Tanto a ella como a mí nos parte el corazón ver así a Dylan.
No tenemos más remedio de irnos del hospital sin April, pero no puedo hacer que Dylan pare de llorar, él va hecho un mar de lágrimas. Incluso tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no salir igual que él.
El camino de regreso a casa se va en el asiento trasero junto a Amber quien trata de consolarlo, pero ni siquiera ella puedo apaciguarlo. Él sólo quiere a April y nadie más en estos momentos. Lo que hagamos
Amber y yo no importa porque no somos April Mayer.
Al final de tanto llanto, Dylan termina vencido y por ello digo que termina durmiéndose en los brazos de Amber, así que al llegar a casa mi amiga baja a Dylan y juntos lo llevamos hasta su habitación.
-¿Y ahora qué vas a hacer? - cuestiona Amber viendo dormir a Dylan.
-No lo sé. Creo que tendré que buscar otra niñera.
-¿Es en serio? - pregunta con incredulidad.
-Sí.
-En verdad que eres un idiota. Es más sencillo para ti buscar una tonta que se crea una niñera cuando en realidad no lo será.
Nunca vas a encontrar a nadie mejor que April. Nunca.
De pronto la habitación se inunda de un silencio incómodo y la atmósfera se tensa entre nosotros.
-¿Sabes qué? Mejor me voy porque no quiero terminar peleándome contigo. Nos vemos mañana.
Dicho esto, salimos de la habitación de Dylan y ella se marcha en un taxi.
Cuando me quedo solo decido sentarme en el sofá e inesperadamente al ver todo literalmente vacío a mi alrededor siento un fuerte vacío en mi interior.
La casa se siente vacía y sola sin April. Inclusive yo me siento así.
«¿Qué voy hacer sin April? Amber tiene razón y nunca encontraré a nadie mejor que April. Nunca.
Por Dios ¿Qué fue lo que hice?»
...
April.
Llego a casa de mi hermano y durante el viaje del hospital a su casa no pude evitar ir llorando.
Estoy como en esas situaciones de película donde la gente cree que hiciste algo malo, te encierran y años después cuando averiguan que no eres culpable, te dejan libre y se disculpan contigo. Sólo que esas disculpas ya no sirven de mucho pues las cosas que dijeron o el simple hecho de no creerte es devastador.
Me siento algo culpable por el accidente de Dylan, aunque el doctor y mi hermano digan lo contrario. Si tan sólo hubiese tenido más cuidado, yo...
Lo que más me duele es que ya no veré a Dylan nunca más, Adam me despidió y ya no podré estar con mi pequeño.
-Es genial, ¿no? Ahora viviremos juntos- habla Mathew alegre.
Me volteo hacia él para mirarlo y sin poder evitarlo comienzo a llorar de nuevo.
-Hey, no llores-. Se acerca a mí para abrazarme. Siempre he dicho que ser la hermana menor tiene sus ventajas, porque Mathew siempre ha estado aquí conmigo, en las buenas y en las malas y le agradezco en el alma que así sea. Sin embargo, esta vez me siento terriblemente mal, tanto que ni siquiera un abrazo de él me reconforta.
-Perdón, es que voy a extrañar a Dylan.
Se aparta de mí y toma mi rostro entre sus manos.
-Yo voy a estar contigo y vas a ver que pronto te vas a olvidar de ellos.
Me vuelve a abrazar mientras yo sigo llorando.
«Estás equivocado hermano, nunca olvidaré a Dylan y mucho menos a Adam. Nunca»
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