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13.Amber y Mathew tienen una nueva conquista.

Adam.

«Voy a matar a Amber» pienso para mis adentros mientras presiono mi bolígrafo.

Son más de las 10:00 y Amber aún no se aparece por la empresa.

«Fue un error haber confiado en ella»

Llamo a mi secretaria para preguntar si no se ha aparecido por aquí o llamado, pero me dice que no sabe nada sobre ella desde ayer.

Rápidamente una idea desagradable se cruza por mi mente «¿Y si le ocurrió algo?»

-Maldición Amber, no puedes hacer esto- susurro tomando mi móvil de nuevo. También he estado i tentando llamarla pero sólo suena el buzón de voz e incluso en su casa me envía a la contestadora.

De repente mi móvil se hace sonar y lo tomo de inmediato.
En la pantalla aparece el nombre de Amber.

Es un mensaje.

Hola Adam. Sé que debes de estar furioso pero ya voy para allá.

Bueno, al menos sé que está bien pero ¿dónde diablos está? Así que le respondo.

¿Dónde estás Amber?

La respuesta no tarda en llegar.

En mi casa.

Frunzo el ceño ante tal respuesta y le envío una respuesta molesto.

Si no llegas en diez minutos estás despedida ¿entendiste?

No estarás hablando en serio, ¿cierto?

Frunzo el ceño y aunque no es cierto, en cierta forma quiero hacer.

Claro que estoy hablando en serio Amber Gibson. Tienes diez minutos para llegar y ya pasó uno.

No estoy del todo seguro si hará caso a la advertencia que le acabo de hacer, pero confiaba en que sí y llegue pronto.

Mientras tanto me pongo a trabajar en el diseño de ayer y lo siguiente que sucede es sorprendente. Por algún motivo- y quiero creer que fue la amenaza- Amber llega en menos de diez minutos abriendo la puerta de golpe mostrándose exhausta, como si hubiese corrido para llegar aquí.

-Hola- habla detrás de la puerta, asomando sólo la cabeza con el pecho subiendo y bajando, su respiración es irregular y está despeinada, su cabello parece un nido de pájaros. Bueno, no tan exageradamente.

-¿Cómo se te ocurre llegar a esta hora? ¿Qué acaso no sabes que hay trabajo que hacer?- La reprendo cual niña pequeña que ha cometido la peor travesura.

-Adam yo...- Trata de excusarse pero no se lo permito. Si Amber va a trabajar conmigo debe aprender a ser más responsable y debo comportarme duro con ella aunque sea mi amiga, de esa manera Amber será mejor de lo que es.

-No Amber. Debes de dejar de ser así, por Dios tienes una responsabilidad y tienes que asumirla.

-Lo siento- dice bajando su mirada. Sigue en la puerta y no ha dado ni un paso hacia mí desde que llegó. Es como si tuviese miedo de que la reprendiera de otra forma.

-¿Que no vas a pasar?- Cuestiono arqueando una ceja mientras busco unos papeles sobre mi escritorio.

Si decir nada, se limita a entrar y hasta ese momento noto que lleva la blusa mal abotonada y su cabello es más que desastre, es peor que un nido de pájaros, y esta vez lo digo sin exagerar.

-No me mires así. No me diste tiempo ni siquiera de peinarme- dice al notar cómo la observo. Y es que la verdad estoy sorprendido de verla así, jamás la he visto desalineada, siempre tan... arreglada.

-Sólo dime algo: ¿Estabas con un chico?

Subo mi codo hasta ponerlo sobre mi escritorio y sostener mi barbilla.

-N- No- responde desviando la mirada.

-Amber...

A pesar de que Amber es una experta en mentir, la única persona que sabe cuando está mintiendo y cuando realmente dice la verdad, soy yo. Y en estos momentos ella no me puede engañar. Además, cuando Amber miente siempre se le tensa el músculo izquierdo del rostro, arqueando una ceja y lleva su cabello hacia delante porque su oreja izquierda se torna roja.

Conmigo... digamos que conmigo no hace eso, simplemente no puede sostenerme la mirada.

-Está bien, sí estaba con un chico. Por eso llegué tarde.

Me levanto de mi asiento sin pensar en otra cosa y ahí parada, la rodeo con mis brazos para abrazarla.
Esto la toma por sorpresa pero no dice nada.

-Amber, ya no hagas esto por favor.

-¿Hacer qué? Sólo llegué un poco tarde.

-No me refiero a eso- le aclaro separándola de mí.

-Sabes que me gustan mucho y además a ellos también les gusto. No tiene nada de malo.

-Y tú sabes que eres como una hermana para mí y como tal quiero lo mejor para ti. Esto no es lo mejor para ti.
Mira, está bien que vivas tu vida, pero piensa, ¿nunca vas a querer tener hijos? ¿A alguien con quien despertar todos los días? ¿Algo más que sólo sexo por una noche?

Mis palabras logran su propósito y profundizan en ella.

-Creo que tienes razón. No siempre se es joven, pero tal vez hay algo diferente con este chico.
Me dio su número y también me pidió el mío para salir de nuevo. Es el primero que lo hace.

-¿Y por qué no lo intentas? Tal vez este chico sea el indicado.

-No sé, Adam- dice encogiéndose de hombros.

-Vamos, eres Amber Gibson, la chica que no le teme a nada. Inténtalo.

-Bien- dice rodando los ojos-, lo intentaré.

-Pero no me mires con esa cara de obligación. Hazlo porque en verdad quieres hacerlo.

-Bien- repite de nuevo con una enorme sonrisa-. ¿Contento?

-No del todo pero está bien. Te quiero, Amber.
La abrazo de nuevo y le doy un beso en su cabeza.

-Yo también Adam. Eres como el hermano que nunca tuve.
-Y tu eres como la hermana menor que nunca tuve para proteger.

...

April.

-¿Es en serio?- Le pregunto por segunda vez casi gritando a mi hermano mayor al otro lado de la línea.

-Sí- dice entusiasmado.-Deberías de verla. Es hermosa.

-Mathew pero sólo te acostaste con ella. Conociéndote dudo mucho que sea algo más.

-Pero eso no quiere decir que sólo sea eso ¿sabes? Al principio sí pensaba en sólo acostarme con ella y ya, como siempre he hecho. Al fin de cuentas sólo era una chica más, pero al despertar a su lado... sentí... No sé hermana pero fue lindo.

Escucho suspirar a mi hermano como nunca lo he hecho. Siempre me ha hablado de sus conquistas pero siempre son chicas de una noche, jamás pasan de ser eso.
Sin embargo ahora lo escucho hablar totalmente diferente, esa chica le ha hecho algo a mi hermano.

-O sea que esa chica puede ser mi futura cuñada- afirmo.

-Tal vez.

-Pues me alegro por ti. Ya era hora de que encontraras a alguien.

-Sí, pero cambiando de tema ¿lo has visto?

-Sí y me duele verlo así. Alan me ha estado llevando a verlo. Cada día es como si viese a una desconocida, cada día me presento como si nunca nos hubiésemos visto.

-Yo también he ido a verlo, pero ni siquiera sabe quién soy. Me parte el alma verlo así April.

A ambos nos dolía verlo así, ambos sufríamos cada día desde hace muchos años.

-Me gustaría hacer algo Mathew, algo para que al menos por unos segundos sepa quién soy.

-A mí también April, sin embargo no es posible.

-Lo sé, es sólo que me gustaría que existiera alguna cosa para hacer que nos recordara.

Siento como se van a derramar lágrimas de mis ojos y rápidamente las limpio antes de que salgan a flote.

-Lo siento Mathew pero tengo que colgar.

-¿Estás bien?

-Sí sólo me tengo que ir. Dylan me necesita.

-Está bien, entonces adiós.

La llamada se corta y en ese momento entra Dylan.

-¿Me ayudas a hacel la talea Aplil?

-Claro pequeño. Vamos.

Me levanto de la silla y me dirijo a la sala para ayudarle.

Al llegar la noche, Adam me habla y me informa que llegará temprano, que lo espere con Dylan pues le tiene una grata sorpresa.

-¿Tú sabes que solplesa me tiene mi papá?

-No cariño- miento porque en realidad sí sé cuál es la sorpresa.

En ese instante Adam llega con un enorme rectángulo envuelto en papel café.

-Papi ¿qué es eso?

-Es algo que te va a gustar mucho. Ábrelo- le indica poniéndolo encima de la mesa de cristal.

Dylan lo abre y al descubrir lo que ers se queda con la boca abierta.

-Es mi... Mami.

-Sí Dylan es tu mamá. De ahora en adelante la vas a poder ver todos los días en la sala.

-Mila Aplil-dice volteado hacia mí-,es mi mami.

-Es muy hermosa- le respondo con una sonrisa.-Al igual que tú. Y estoy segura de que a ella le agrada mucho la idea de estar en la sala y que tu la puedas ver.

-Glacias papi- le habla acercándose a él y dándole un abrazo.

-De nada, pero la de la idea fue de...

-Tu papá- lo interrumpo antes de que termine.- A él se le ocurrió la idea de poner a tu mami aquí.

Dylan lo abraza con más fuerza y le da un enorme beso en la mejilla.

-Gracias- me susurra pero sin emitir sonido.

-De nada.

Después de todo no podía dejar que él dijera que había salido mi idea. La razón: era mejor para Dylan y para él, el que su padre le diera eso era lo más grandioso para Dylan. Lo supe cuando noté aquel brillo en sus hermosos ojos y yo no iba a arrebatarle la ilusión de que fue su padre el de la idea y no yo.








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