Disturbios
Cusack y Zeldris continuaron besándose sin percatarse de que había alguien que los estaba mirando desde la entrada de la sala. La melosa escena era demasiado repulsiva para aquel rubio, pues se sentía asqueado, decepcionado y enojado al mismo tiempo. Ya había soportado demasiadas cosas obscenas por parte de Estarossa y ahora que veía a su hermano menor actuando de un modo tan "anti natural" ya había tenido suficiente.
Si bien, Meliodas no era del todo un hermano ejemplar porque además de la ira también era dominado por la lujuria y por ello, él tenía en claro un cosa: podría hacer todo lo que él quisiera, pero jamás se metería con un hombre. No señor, él repudiaba eso con todo su ser y al no tolerarlo decidió darle fin a aquella muestra de amor entre su hermano y su maestro.
—¿Qué chingados están haciendo ustedes dos? —exclamó Meliodas sobresaltado, después de asimilar lo que estaba observando —¿Es este acaso un sitio para maricones o qué? —agregó.
—¡Hermano! —la voz del peli negro se escuchó trémula, mientras se separaba de Cusack.
El rubio se adentró a la habitación con paso firme y apresurado, directamente a donde estaba ese par.
—¿Qué significa esto, Zeldris? ¿Desde cuando te inclinas hacia los hombres? —exclamó el rubio iracundo, subiendo el tono de su voz en cada palabra.
—¡Es mi culpa, yo lo obligué a hacerlo! —mintió el mayor intentando dejar fuera de ese problema a su joven alumno.
—¡No mientas, cabrón! —exclamó —Vi claramente cómo mi estúpido hermano te correspondía.
—¡Meliodas, yo...! —el chico no terminó de articular cuando de pronto una fuerte bofetada azotó contra una de sus mejillas, dejándole un fuerte escozor sobre la piel y la gran marca roja de su mano.
—¡Joven amo! —espetó el demonio preocupado al ver que su alumno había sido lastimado y al instante lo atrajo hacia su cuerpo para protegerlo.
—¡Quita tus sucias manos de Zeldris, maricón! —gruñó el chico al ver al peli rosa abrazar al menor.
—¡No le hables así a Cusack! —exclamó el chico, mientras abrazaba a este.
—¡Cierra la jodida boca y no lo defiendas, que ni siquiera puedo asimilar que te hayas besado con este vejete! —Meliodas hizo una mueca de desagrado de solo pensar en que su pequeño hermano menor fuera profanado una y otra vez por aquel demonio de mayor edad.
—¡Es mi vida y puedo hacer lo que se me plazca! —gritó el peli negro ya muy cabreado.
—No digas tonterías, no me hagas decepcionarme más de lo que ya estoy —dijo Meliodas, indignado —Estarossa y tú son un par de imbéciles que se dejan llevar por el sentimentalismo —dijo mientras se llevaba una mano al rostro y en seguida miró al peli rosa —Y tú, se supone que eres su maestro, no su amante.
—Lo lamento —contestó cabizbajo.
—Será mejor que te vayas o de lo contrario lo pagarás caro —advirtió el rubio lanzándole la peor de las miradas.
—Por favor Cusack —pidió el peli negro con voz suave en cuanto se dio cuenta de que éste no planeaba obedecer a Meliodas.
—Pero usted...
—Estaré bien, no te preocupes —le susurró.
—De acuerdo —dijo el peli rosa y de mala gana salió de la habitación luego de que la actitud de Meliodas lo obligara a hacerlo. Tenía miedo de dejar solo a su alumno, pero sabía que él era muy fuerte y que no debía preocuparse demasiado.
Con mil pensamientos en la cabeza, Cusack llegó a Galia tres horas después de lo acordado. Sabía que no había sido bueno de su parte el haber hecho esperar tanto a aquella chica pelirroja, pues a duras penas se había ganado su confianza como para que de repente le hiciera semejante grosería.
Entonces se presentó en el palacio real, donde inmediatamente los guardias lo dejaron pasar.
—La señorita Jael lo está esperando en el jardín trasero —aseguró uno de los guardias mientras escoltaba al hombre hasta ese lugar.
—La he hecho esperar demasiado—murmuró incómodo.
—No se preocupe por eso, a ella solo le importará que usted haya llegado —contestó sonriente.
—Ya veo —murmuró inexpresivo.
En cuanto Jael vio llegar a Cusack, esta corrió a él para recibirlo y el guardia se retiró de inmediato.
Ella se notaba bastante feliz por la presencia de aquel demonio, cosa que a este parecía no interesarle.
—Pensé que no vendrías —dijo la chica con timidez, mientras alisaba uno de sus rojos mechones de cabello.
—Perdón, tuve un pequeño contratiempo —contestó tajante.
—No te preocupes por eso —la voz de Jael era demasiado dulce en ese momento, cosa que era contraria a como ella era en realidad.
—Bien, ¿entonces por qué motivo es que querías verme? —preguntó el demonio de repente.
—Amatista... Ella es la razón.
—Oh, ya veo... —el demonio mostró una amplia sonrisa.
—Mi madre y yo hemos intentado asesinarla incontables veces, pero nada ha funcionado... Incluso hemos llegado a creer que ella es un demonio... —afirmó.
—Si fuera así, entonces sería bien recibida en el purgatorio, pero es todo lo contrario o al menos ni mi amo ni yo la queremos allí —respondió.
—Comprendo, desde que me enteré que perteneces a ese clan pensé que podrías ayudarnos —espetó la chica sonriente.
—Y no te equivocaste, estoy más que dispuesto a cooperar —en su rostro se vieron reflejadas sus malas intenciones.
—Gracias por eso —ella parecía estar muy tranquila sin imaginar que estaría a punto de hacer algo terrible.
—Pero no lo haré sin algo a cambio —soltó de repente.
—¿Y qué es lo que quieres? —contestó ingenua.
—Almas, mi amo desea que ustedes nos paguen con eso —él sonrió de una manera inquietante, dejando a Jael sin palabras.
—¡Pero yo no puedo hacer algo como eso! —dijo la chica aterrada.
—Entonces no puedo ayudarte —espetó el peli rosa dándole la espalda a punto de marcharse.
—¡Espera! —exclamó ella luego de unos segundos y el demonio se detuvo.
—¿Sí?
—Tengo una idea mejor —Jael suspiró hondo pues lo que estaba a punto de decirle era una completa locura.
♠️♠️♠️
Les dejo unas imágenes que hice en PitzMaker de mis ocs... Así es como me las imagino. Espero que les gusten.
Jael
Amatista
♠️♠️♠️
¡Hola mi gente bonita! Al fin pude actualizar y espero que les esté gustando el rumbo de esta mierda💛
Bye, bye✨
An Airad
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro