Y al igual que como toda nuestra historia empezó, yo estaba allí, de nuevo en un solitario funeral. El funeral de Frank, mi padre, mi amigo, mi amante, mi protector.

Ethan a mi lado coloco su cálida mano y me aferre a él abrazándolo, llorando.

— Adiós — dije mirando su negro ataúd.

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El lago estaba en una calma absoluta. Los escombros de la casa de Frank tras de mi eran como una herida abierta.

— Me enseñaste a luchar, pero nunca me enseñaste a sobrevivir sin ti — murmuré mirando los árboles con aquellas marcas de balas y colchonetas aún atadas.

De pronto un auto llego al lugar. Un hombre bajo, tenia la mirada emocionada al verme aunque ni siquiera me conocía.

— Al fin... — dijo acercándose con un paquete en su mano — Llevaba días viniendo y sin encontrar a nadie — dijo estendienlomelo — En un paquete de Frank Donovan para la señorita...

— Michele Hans — respondí con ansiedad.

— Si — dijo él hombre con una sonrisa entregándomelos y pidiéndome una firma en su planilla.

Apenas él se volteó mire el paquete y lo abrí. Mis manos temblando de pura ansiedad.

~ Querida Michele Hans.

Me tape la boca temblando — Frank — su voz volvía a mi por un momento.

Se siente raro decir tu nombre real sin desear besarte una vez más. Lamento tanto haberme detenido esta noche. Me jure a mi mismo no hacerte ningún tipo de daño y verte como una hija, pero me fue imposible, tus ojos, tu presencia, tu cuerpo destruye cada fortaleza que intente levantar. Y creo que mereces recibir todas esas respuestas que no te puedo dar.

Él 15 de octubre. Víctor y yo nos reunimos. Tu padre sabía lo que hiciste y también a lo que yo venía, me suplicó ocupar tu lugar y ser él quien pagara las consecuencias de todo. Dejo todo a nombre de tu madrastra para obligarte a llegar a mi. Con dolor hice mi trabajo y le prometí cuidarte y protegerte, pero nunca imaginé que la niña de años atrás se convertiría en lo que veo hoy. Nunca fui de esos que se preocupan por otros, pero verte Michelle, al verte pelear a pesar de todo, no me pude quedar de brazos cruzados. Eres perfecta Michelle, resiliente, indetenible. Como una bala o como una tormenta que arrastra con todo y me lleva con ella a su paso.

Y quiero ir contigo a donde vayas a donde me lleves. Siempre pensé qué un hogar se basaba en cuatro paredes, un techo, puertas, ventanas y tal vez una linda vista, hasta qué te conocí. En ese momento mi hogar cambió, cambio por completo, ahora te tiene a ti robándole el silencio y dándole calor y amor por todas partes.

Tu me enseñaste lo que es un hogar y te amo Michelle. Por Dios que te amo tanto y prometo hacer todo para protegerte y cuidarte. Mi amor, mi hogar. ~ Frank

La carta terminó. Al leer sus palabras, sentí su voz, su presencia envolviéndome por una última vez.

Debajo de ella había un papel. Eran las escrituras de la casa y estaban a mi nombre. Continué había otro papel con el logo del banco, un número de cuenta, con una cifra millonaria y una pequeña nota más.

"Una suma insultante para el rescate del tesoro más valioso"

Aquella suma de dinero también estaba a mi nombre. Era la suma exacta de mi rescate y mucho más.

— Frank — murmure cayendo de rodillas y llorando en libertad.

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— Es una vista preciosa — dijo Ethan junto a mi en el porche de nuestra casa.

— Si que lo es — dije mirando al lago y luego a él quien me miraba a mi.

Se asomo y me beso acariciando mi mejilla y luego mi cuello. Me acomode en el sillón comenzando a devolverle las caricias, pero entonces una llamada nos interrumpió. Ethan la atendió enderezándose y lanzando un suspiró molesto.

— Diga — pidió con voz gruesa — ¿Un nuevo objetivo? — preguntó — Estoy de vacaciones — se quejó, pero la voz al teléfono hablo más — Ah... Michelle Hans — dijo mirándome y extendiéndome el teléfono — Es para ti...

— Hola — dije escuchando una nueva oferta, una nueva misión de esas que tanto me gustaban. Una chica de cinco años menor a mi, de 17 años, él objetivo una red de trata. Mis ojos se encendieron animados.

Un llanto dentro de casa despertó y Ethan se marchó a darle consuelo. Cuando salió con nuestro bebé en brazos me miro expectante.

— Tenemos trabajo que hacer — le dije con una sonrisa en el rostro. Nos miramos, el peligro siempre cerca. Pero esta vez, no estábamos solos

— Llamare a la niñera — dijo el con apoyo absoluto y mirándome con orgullo.

Fin

Gracias por llegar hasta aquí.
Espero de corazón que esta historia te haya gustado y, sobre todo, que te haya hecho sentir que como Michelle siempre  vas a poder más.
No importa cuál sea tu pasado o las dificultades a las que te enfrentes; siempre existe la posibilidad de superarte a ti mismo y, con ello, incluso convertirte en un puente que otros necesitan para cruzar sus propias tormentas.

Recuerda siempre: "No eres lo que te sucedió, eres lo que eliges ser".

Con cariño ~ Caty

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