
Capitulo 6 Una niña
— Frank — lo llame.
— Te dije seis en punto — comenzó él.
Dentro de la camioneta todo daba vueltas — ¡Frank...
— Si vas a vivir bajo mi techo y usar mi camioneta...
— ¡Para!
— No. Vas a escucharme y...
— ¡Porfavor! — grite con más fuerza que antes abriendo la puerta. Frank apretó el freno con potencia y empujada por la inercia choque contra el tablero.
Atontada baje de la camioneta aun en un ligero movimiento y cuando mis pies apenas tocaron la polvorienta y apedreada carretera, me hinqué para vomitar.
Tras de mi Frank estacionó la camioneta a un lado. Mientras yo dejaba caer varias atenuantes arcadas y vomito sobre la arenilla y seco pasto, solo dejando mi cuerpo aún más débil.
— Estoy bien — gritó sintiendo la mirada de Frank tras mi nuca, pero volví a vomitar.
— Eso es suéltalo todo — me alentó a propósito, pero entonces un llanto ahogado retumbo en el lugar escapando de mi y hubiera deseado que Frank no estuviera tan cerca para oírlo — ¿Te encuentras mejor? — preguntó acercándose.
— Si... Quédate ahí... — pedí a voz quebrada y medio me aleje de él temblando.
— Tranquila ¿Si?. Ingeriste gasolina no jugo de naranja — explicó.
— Carajo en verdad no lo sabía — escupí con sarcasmo secando mis lágrimas con fuerza. Luego solo patee la arena cubriendo el vomito mientras me hacia a un lado de Frank para llegar a la camioneta y tomar de la botella de agua que había dejado en la guantera.
— Mike... — me llamo.
— Estoy bien — comente volviéndome a subir a la camioneta — ¿Podemos irnos ya? — pregunte a punto de cerrar la puerta.
— No, y no lo estas — recriminó sujetando la puerta y evitando que esta se cerrará.
— Si lo estoy — gruñi empujando la puerta hacia mi lado.
— No — sentenció — Y no vas a estarlo hasta que lo aceptes — término.
— ¿Aceptar? Creo que ya e aceptado suficiente. ¿No te parece? — comente furiosa dejando la puerta.
— Estás mal — sentenció finalmente negando con la cabeza como si estuviera decepcionado.
— Ya lo se — refute — Pero... ¡Mira quién habla de aceptar! — le recrimine y los ojos del hombre se posaron en mi de una forma rápida y fuerte.
— Ya hablamos de eso Mike — se quejó — Lo de tu padre...
— Fue un asesinato — termine.
Frank se puso aun más serio y está vez el cerro la puerta detrás de mi, pero yo no estaría dispuesta a dejar el tema ahí.
— Acéptalo — grite abriendo la puerta y bajando de la camioneta para ir tras él a enfrentarlo, pero el volteó de golpe y yo me detuve en seco — Irónico — escupi.
— ¿Qué quieres niña? — me preguntó con firmeza y alzando sus hombros en una postura que lo hacía ver aún mucho más alto, intimidante y mayor.
— Quiero venganza — dije con demasiada firmeza — Enséñame — pedí de pronto.
— ¿Qué? — preguntó haciéndose el desentendido.
— Sabe lo que quiero.
— Está todo en el internet — se burló.
— No me gusta leer — mentí — ¡Quiero trabajar con usted! ¡Quiero que me enseñe! Por favor. Enséñame — pedí casi avanzando hacia el, pero me contuve.
— ¿Qué, qué crees que puedo enseñarte? — exigio.
— Se a que se dedica. Se porque eras amigo de papa. Te recuerdo...
— Y es algo que aunque quisiera enseñarte, tu no puedes — respondió olvidando adrede lo último.
— Y ahora me subestimas — lo interrumpió rodando los ojos — ¿Porque?. No me conoces Frank — explicó — No sabes nada de mi...
Frank me miró tan indiscretamente que no advertí cuando él pasó a estar a solo unos centímetros de distancia de mi dejándome acorralada entre la camioneta y él.
— Michel Hanks. 16 años, naciste el 29 de Marzo; prematura y de sexo femenino por lo que papá tuvo que llamarte Michelle y no Mike como lo hubiera preferido. Tu verdadera pasión es el dibujo, la literatura y el judo donde siempre tenias diez de promedio, pero papá te lo prohibió y dejaste de practicarlo después de la muerte de tu madre, porque te expulsaron de dos escuelas por peleas. Mal manejo de la ira supongo — dijo con un móvil burlón — Entonces papa prefirió que te educaras en casa, pero no dio resultado, sobre todo porque descubriste su amorío con la mucama — agrego con una mueca de desagrado — Tienes cuatro puntos en la muñeca derecha — torpemente la intente esconder, pero entonces él apuntó un segundo lugar que ni siquiera papá sabía — Dos aquí en la clavícula izquierda y un brazo dislocado por bullying y acoso por parte de compañeras alentadas por Jackson por que sospecho que aún no perdona que no lo dejaste llegar a tercera base cuando salían en secundaria — explicó mientras intentaba apartarle la mirada atemorizada, pero él se me lo impidió — Querías reivindicarte estudiando derecho y Papá estaba muy orgulloso por que al fin lo ayudarías a controlar el negocio familiar y por primera vez en toda tu vida dudabas en tomar la decisión de acabar con ella admirando un futuro junto a él. ¿Algo más? — pregunto.
El rostro estaba ardiendo cargado de una extraña mezcla entre vergüenza y miedo.
— ¿Creo que olvidaste mi tipo de sangre? — me burlé con él poco coraje que quedaba en mi — Ah y también una linda serie de secuestros extorsionadores que fueron fantásticos... — agregue con sarcasmo apartándome de él y queriendo abrir la puerta de la camioneta, pero su mano sobre mi aún me lo impedía — Pero parece que nadie recuerda eso. ¿En verdad creíste que no te recordaba? — pregunte rendida con una estridente voz a punto de romperse.
— Mike — me llamó, pero yo ya no lo escuchaba — Esto no es para ti niña... tu aun puedes rehacer tu vida... Esta es tu oportunidad para un nuevo comienzo — me alentó.
Yo negué con la cabeza volteando, pero sin mirarlo sino a un punto fijo en la nada sobre el rosado atardecer del cielo.
— Antes siempre que papá o yo hacía algo malo la conciencia no paraba hasta hacérmelo saber, pero un día... — hice una corta pausa — Un día simplemente ya no sentí nada — murmure — Para defenderme y sobrevivir a todo... abrir una puerta que se cerró tras de mí y dentro de ella ya no me podían doler los límites que sobrepase — explique volviendo mi mirada a él — Ya no siento nada — confesé mientras una extraña angustia y el persistente desequilibrio me hacía vibrar y perder en un inmenso mar de pensamientos masoquistas.
— Aun tienes salida... — murmuró bajo sin mucha seguridad, pero queriéndolo.
— Yo no la veo — dije con firmeza.
— Yo si. Aún veo frente a mí a una niña demasiado asustada y sola, pero se bien que ella aún puede seguir adelante. Ella tiene otro camino que no es la venganza... — me dijo y por un instante regresé a años atrás a esa niña asustada abrazada a Frank. Entonces sonreí de forma apagada.
— ¡Oh Frank!. Tu vista es pésima, creo que te has puesto mayor — me burle intentando acariciar su cabello de forma provocadora, pero él se apartó dando un paso hacia atrás y entonces solo lanze una risa demasiado falsa — ¿Cómo puedes ver a una niña?. Si el no me dejó serlo — confesé y aprovechando la bomba que le acababa de lanzar ingrese a la camioneta — Vamos a casa — alenté — Mañana lo intentaré de nuevo — le asegure.
Y Frank con mis palabras en mente se subió para manejar de regreso a casa.
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