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— ¡jungkook, ha llegado tu próxima cliente! — le avisó desde la recepción otra tatuadora del lugar.
jungkook rodó los ojos en una señal de fastidio.
había tenido un buen día en el trabajo, pero ya quería ir a casa y tomar un bien merecido descanso. juraba que si seguía más tiempo en ese lugar vomitaría. tenía hambre y sueño (cosa que es normal en ella), y eso ya empezaba a amargarla un montón. no debía haber aceptado arreglar una cita de último momento, joder, claro que no. se suponía que ya para hace media hora estaría en su casa comiendo una pizza recalentada frente al televisor.
pero una de sus amigas más cercanas le había llamado casi a su hora de salida, rogándole desde el otro lado de la línea que por favor tatuara a su prima ese día.
jungkook siempre supo que lo mejor era no aceptar, pero tenía un corazón muy fácil de convencer. no todo el mundo conocía ese lado de ella, pero siempre estaba ahí.
— ¡puede pas-...!
antes de que terminara de decir cosa alguna, una bajita rubia entró torpemente a la habitación, casi tropezando con sus propios píes al caminar de manera insegura.
jungkook pudo ver el terror en sus ojos y cómo los nervios tenían a su cuerpo en total inquietud, sintiéndose mal en cuanto cruzó miradas con la extraña y esta observó a la tatuadora cómo si estuviese sacada de su peor pesadilla.
— ¿qué haces aquí? — jungkook no pudo evitar soltar aquella pregunta, frunciendo sus cejas y endureciendo el rostro sin siquiera haberlo notado. no lo hacía con una mala intención.
la rubia abrió sus ojos con mucha sorpresa, pues no esperaba esas primeras de parte de la pelinegra frente a ella.
— ¿perdón? — a pesar de el mal momento que le hacían pasar sus nervios, no le hizo gracia la actitud de la extraña —. se supone que vas a tatuarme.
tan guapa y grosera. además, me hará sufrir con aquella aguja. pensaba la rubiecita.
— sí. — jungkook suspiró —. pero tú realmente no quieres estar aquí ni tatuarte, y no estoy dispuesta a hacer nada que te haga sentir mucho peor.
— ¿tanto se me nota? — jimin hizo una mueca, abrazándose a sí misma —. las agujas son mis peores enemigas. los tatuajes son lindos, pero no quiero hacerme uno en realidad. me desmayaría.
— ¿entonces...?
— estoy aquí porque perdí una apuesta contra mi prima y mi precio es tatuarme con su amiga tatuadora, o sea contigo. — jimin le explicó, sintiéndose avergonzada con cada una de sus palabras, lo que le provocó una gran sonrisa llena de nerviosismo que hizo sus ojitos mucho más pequeños y tiernos.
jungkook recorrió con la mirada a la chica, desde sus tenis blancos que le quedaban algo grandes hasta su faldita rosa y aquel suéter holgado de manga larga color rosa bebé, con estampado de fresas y uno que otro pelo de gato. una ternura, la chica tenía gatitos.
el maquillaje que llevaba resaltaba el brillo de sus ojos y jungkook sólo seguía sintiendo esa ternura salir de ella cada segundo, esas buenas vibras.
sí, definitivamente no se atrevería a ayudar a arruinarle la vida a ese ángel con rubor en sus mejillas. era tan perfectamente tierna.
y jungkook no sabía que ese ángel sentía que se volvía mil veces más lesbiana de lo que había nacido cada vez que la miraba, porque los tatuajes y las perforaciones de la bonita chica en frente suyo la estaban matando. juraba que esa chica tenía uno de los rostros más atractivos del universo entero, pues esos ojos penetrantes le dejaban en claro que ella totalmente había sido sacada de su mejor cuento de hadas, pero que un tatuaje estuviera involucrado cambiaba la genial situación a una fea pesadilla.
en otra ocasión la invitaría a salir, pensaba jimin. siempre había sido muy coqueta.
— voy a matar a tu prima por obligarte a hacer esto. — anunció jungkook sin más, cruzándose de brazos.
jimin tan sólo se encogió de hombros, manteniendo su sonrisa. acaba de notar que la mujer tenía un hoyuelo. ahora le gustaba más.
— ¿entonces no me vas a tatuar? — se quiso asegurar jimin, pues sólo quería escaparse y salvarse por esa ocasión al menos.
pero fue ignorada por la pelinegra.
— me hizo perder mucho tiempo, ya debería estar en mi casa cenando y ni siquiera me mandó a alguien que se fuera a tatuar... — jungkook ahora habló para sí misma, frustrada, buscando su móvil en sus bolsillos para comunicarse con su amiga.
— ¿y si te invito a comer para recompensar el tiempo perdido? no era mi intención, en serio. — jimin hizo sonidito de tristeza, abultando su labio inferior —. conozco un lugar cerca de aquí que es bueno.
— cariño, no puedes ir por ahí invitando a desconocidos a comer. no sabes si puede ser peligroso. — regañó la tatuada.
— y tú no puedes ir por ahí llamando cariño a desconocidos. — jimin contraatacó.
— le digo cariño a todos, pero-
— ¿quieres la comida o no? yo también tengo hambre. — jimin rodó los ojos, girando en dirección a la salida —. puedes seguirme si es que quieres.
jimin no se preocupó en mirar hacia atrás ni un segundo, ni siquiera al ya haber abandonado aquel lugar, porque sintió el aroma de la chica seguirle bajo la luces de la ciudad en aquella noche.
jimin estaba riendo, secretamente, porque se había llevado a esa tatuada consigo. punto para minie.
— si lo piensas bien, no somos tan desconocidas. — dijo jimin al detener sus pasos, volteando a ver a jungkook para regalarle una luminosa sonrisa —. mi prima confía en ti. eres su amiga.
jungkook se apresuró para alcanzarla y llegar a su lado.
— ¿y tú por qué siquiera confías en tu prima? — se burló jeon —. casi te haces un tatuaje no deseado por culpa de su insistencia.
— entonces confío más en ti que en ella. — jimin le dijo con total diversión —. sólo necesito saber una cosa.
— uhum.
— ¿te gusta frozen y la reina elsa? — investigó jimin, entrecerrando sus ojos al mirarla cómo si la retara a negar y ser una deshonra.
— sí, me gusta. — jungkook respondió algo confundida, pero de todos modos respondió.
— entonces se puede confiar en ti. — jimin le dio un codazo amistoso, riendo felizmente —. ya podemos cenar juntas de manera mucho más cómoda.
— no, antes de eso deberías decirme cuál es tu signo zodiacal. — opinó jungkook.
— ¡tú deberías decirme!
— yo pregunté primero. — le recordó la ahora no tan desconocida.
y en ese momento no tenían idea de que en un futuro le contarían a los hijos que adoptaran juntas, la manera tan ordinaria, pero aún así muy especial, en la que se conocieron.
(...)
kookmin bonito para una mejor vida. 💖💗💖💗💖💗💗💖💗💖💗💖💗💖💖💗
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