03
Sentía la mano de Mino en la parte baja de su espalda, tragando saliva, se removió en su asiento, su mente vagaba de un lado a otro.
¡Dios! pedía al cielo que alguien la ayudara.
Bueno, ella se había metido sola en ese problema, por un lado Mino que le tomaba de la muñeca mientras la empujaba a su habitación. Apresuradamente se despidió de su padre y Yuna, cuando sus ojos llegaron a Lisa supo que a la mayor no le gustaba nada que Mino le tenga apretado a su costado como enseñando a quién pertenecía. Lisa no dijo nada, sólo subió y se encerró en su cuarto.
— Es hora de irnos a dormir, amor — susurró Mino contra su oído.
Un rubor embargo su rostro, pero igualmente asintió. Dejándose guiar por la brusca mano del moreno, llegaron a su oscura habitación y tragó saliva. Mino se desprendió de su camisa para seguidamente tirarse en la cama, doblar sus manos y colocarlas bajo su cabeza cerrando los ojos, la menor arqueó una ceja.
— ¿Mino? — preguntó con voz cautelosa, el pelinegro abrió uno de sus ojos.
— ¿Qué? — Jennie casi juró escucharlo pronunciar esas palabras con un gruñido. — ¿Pediste los consejos que te dije? — cuestionó volviendo a cerrar los ojos, Jennie se sentó en su cama observándole.
¿Le podía contar a Mino que lo hizo? Sí, pero no que los había puesto en práctica, Mino le ahogaría en su bañera de seguro.
— No — pronunció en un murmuro, el pelinegro resopló.
— Sabía que no lo harías. — Rodó por su costado dando la espalda a Jennie.
Jadeó al sentir un dolor en su corazón, Mino era tan distante y frío con ella.
— ¿Sabes? Es difícil pedir consejos sexuales — reprochó pero él le ignoró enfureciéndole. — Tú sólo me ordenas, ni siquiera me estás escuchando. — Mino ondeó su mano en su dirección, Jennie le tomó del hombro bruscamente, Mino no podía tratarle así y mucho menos en su propia casa.
Mino gruñó al ser bruscamente volteado.
— ¿Qué mierdas te pasa, Jennie? — gritó.
Jennie apretó los labios. Conteniéndose.
— Me tienes jodidamente harta, deja de ignorarme o... — Mino le interrumpió.
— ¿O qué? — desafió.
Jennie gritó internamente
— O terminamos.
Mino, este se echó a reír sin gracia.
— No te atreverías — dijo muy seguro — Ni siquiera puedes estar sin mí veinticuatro horas, deja der ser inmadura y perder tu tiempo. Sin experiencias no me sirves, si me quieres ¡busca experiencia! Y déjame dormir en paz — Escupió hiriendo aún más al corazón de Jennie.
Tomando sus palabras se paró y salió de la habitación dando un azote a la puerta. Recostándose en ella, suspiró y exhaló, sus ojos estaban completamente vidriosos.
¿Tan inútil era?
Bueno, su propio novio, el chico que juró amarle se lo aclaró. Qué otra prueba quería. Escuchando música en el fondo del pasillo volvió su cabeza hacia aquella dirección. Era el cuarto de Lisa. Acercándose aún más, su juicio se iba nublando por una niebla roja, estaba tan enojada con Mino que le daría una lección. Jennie solo seguía sus órdenes después de todo. Se quedó parada delante de la puerta de Lisa que hasta donde sabía era su consejera sentimental y sexual, subiendo los nudillos golpeó la puerta impaciente, unos pasos se escucharon y la hermosa voz de Taemin sólo que Lisa parecía susurrar la canción. Lisa abrió lentamente la puerta esperando ver allí a Jennie. Alzó los ojos hasta encontrarse con los suyos, no necesitó más cuando Jennie saltó contra su cuerpo haciéndole dar un paso atrás, sorprendida.
La boca de Jennie se movía sobre la suya con voracidad y rigidez, era un beso fuerte y demandante. Lisa no se quedó atrás enredando sus manos por la fina cintura de Jennie pateó la puerta, metiéndole consigo. La espalda de Jennie golpeó con fuerza la puerta y gimió.
Jadeando, abrió los ojos y pasó los dedos por la sedosa piel de Lisa, ella llevaba sus pantalones de pijamas, su rostro y labios se hinchaban.
— ¿Qué haces aquí, no deberías estar con tu novio? — Cabeceó hacia la dirección de su cuarto.
Jennie rodó los ojos para enredar sus manos en el cuello de Lisa.
— Estoy contigo ¿no? — Sonó un poco chocante y agrió pero no le importó.
Lisa arqueó una ceja pero no objetó.
— Quiero una lección — pidió suavemente. Ella le sonrió — Completa.
Lisa contuvo el aliento y la miró intensamente.
— ¿Completa? — cuestionó.
Jennie asintió apretando su cuerpo contra ella, acentuando su deseo. En verdad deseaba a Lisa tanto como su siguiente respiro. La niebla cegaba sus sentidos y pensamientos coherentes.
— Quiero que me folles — ordenó, volviéndolo a besar.
Sabía que estaba mal.
No le importaba.
Jennie estaba sentada sobre las caderas de Lisa, su camisa arrugada bajo sus brazos, mientras Lisa paseaba su lengua por sus pezones, chupándolos, lamiéndolos y desgastandolos.
Le encantaba saborear a Jennie.
Jennie tenía echada la cabeza sobre uno de sus hombros, Lisa paseó sus manos por los lados de la menor, sus yemas ardían sobre la piel de Jennie, oyendo de fondo la suave voz de Taemin con su canción Criminal.
Lisa pegó sus pechos mientras subía hasta su mandíbula y la mordisqueaba. Jennie gemía tan fuerte que Lisa cubrió su boca con una de sus manos mientras llegaba a su lóbulo.
— Deja de gemir tan alto, van a escucharnos — dijo seductoramente.
Adentró su lengua en el oído de Jennie, ella se retorció escuchando el músculo húmedo de Lisa. Gimió aún más fuerte.
— Espera. Abrió los ojos de golpe levántandose de las caderas de Lisa.
Lisa torció los labios.
De seguro se arrepintió, pensó Lisa.
Una sonrisa surcó en sus labios cuando Jennie llegó a su mini componente y giró el volumen aumentándolo, volteó y sonrió con burla.
— Así no nos escucharan.
Ella caminó lento y sensualmente hasta la cama donde Lisa se recostó contra la cabecera arqueando una de sus cejas. Jennie bajó sus ojos hasta el dobladillo de su camisa, cruzando sus manos tomó cada lado para deslizar la prenda por su torso, tiró la camisa al suelo para ahora meter sus pulgares en la cinturilla de su pantalón y deslizarlo quedando sólo en bragas. Lisa se acomodó mejor, abrió las piernas invitándola, Jennie gateó hasta Lisa y se arrodilló delante suyo.
Una mierda Song Mino, una mierda su relación y sus consejos.
Los ojos de Lisa pasaron de ser chocolates a negros.
Esferas, Jennie supuso que estaba totalmente excitada.
Tirando de sus comisuras bajó sus dedos hasta el pijama de Lisa, podía divisar el miembro palpitando, empujándola metió su mano dentro de ellos. Jennie se sorprendió de descubrir a Lisa ir de comando. Eso le excitó aún más, gimiendo por lo bajo sacó el pene de Lisa y comenzó a masturbarla, Lisa tenía un brazo doblado y su palma bajo su cabeza sosteniéndose para así mirar abajo.
Sentía la dura carne en sus manos, eso le ponía, pasándose la lengua por los labios rodeó el glande de Lisa que jadeó audiblemente, chupando absorbió un poco del líquido pre-seminal, el sabor era explosivo, picante y dulce a la vez. Le gusta el sabor de Lisa.
Lisa acariciaba su mejilla dando círculos con su pulgar, le encantaban las caricias de Lisa sobre ella, no podía evitar. Lalisa Manoban tenía algo magnético que le atraía y no podía decir un puto no. Volviendo en sí, con ayuda de su lengua se deslizó por toda su polla ensalivándola para facilitar las venías que hacía. Una vena palpitaba en su boca, quitando la boca de Lisa de su boca, con la punta de su lengua delineó la vena gruesa. Oh, se sorprendía de cómo Lisa enterraba su cabeza en la almohada y suspiraba repetidas veces, su pene ya dolía por la excitación del momento, la neblina aumentaba y ella sólo veía rojo.
Engullendo una vez más el pene de Lisa, se masturbó un poco, ella nunca fue extrovertido en la cama, era todo lo contrario. Era tímia.
Tanto que se sonrojaba por cada movimiento o acto que debía hacer, ahora estaba sonrojada, sí, pero no tímida, es más quería enseñarle a Lisa lo lanzada que podria ser. Lisa gimió con fuerza al tomar cada lado de su rostro y avasallar contra su boca, le gustaba. Lisa follaba su boca mientras contraía su rostro.
Lisa ahuecó las mejillas enroscando su lengua. Concentrándose únicamente en el eje bajo el glande, esa era la parte más erógenea de Lisa. La última vez que estuvieron juntas, lo descubrió. Lisa jadeaba perdida en su propia niebla, la boca de Jennie era perfecta, abriendo los ojos bajó hasta encontrarse a la pequeña chica chupar su polla con devoción, como si fuera el mejor dulce del mundo.
Apretando los dientes observaba los labios hinchados y rosados de la menor succionarlo, su respiración era errática. Estaba cerca de su clímax.
— Jennie, aléjate si no quieres que me corra. — Jennie sonrió mientras chupaba con más fuerza.
Su orgasmo venía con fuerza, no podía detenerse, la castaña tampoco se apartaba, gimiendo se liberó dentro de la boca de Jennie, ésta tragó la cremosa esencia, Lisa observó como unos finos hilos se deslizaban por las comisuras de Jennie, sentándose atrajo a Jennie encima, su palmas sobre las bragas de Jennie.
Abriendo su boca lamió y devoró los labios, ella la abrazó por el cuello, nunca creyó que Jennie sería tan... efusiva en la cama. El beso ascendió a uno más apasionado, sus manos entraron por debajo de la ropa interior color blanca haciendo contacto con la caliente piel de Jennie y sus glúteos, apretandolos absorbió un gemido de Jennie.
Sonriendo la apartó y volteó a Jennie sobre su estómago.
— En manos y rodillas — ordenó.
Jennie mareada por la excitación, con manos temblorosas acató la orden de Lisa, ella se arrodilló tras suyo, deslizó una mano por uno de sus glúteos, su dígito se quedó sobre su entrada y la estremeció.
— Pásame aquella botella — pidió — También mi billetera.
Un poco desorbitada le pasó los objetos, Lisa sacó de su billetera un preservativo, sonrió interiormente.
Lisa le jodería.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro