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"La puerta a nuevas visiones"

Las hermanas Loud pusieron manos a la obra y nada parecía que iba a detenerlas de llevar a cabo la construcción de la susodicha máquina que cambiaría la percepción del mundo para siempre.

Lori estaba muy enfrascada en sus planos mientras Lynn cargaba varios objetos metálicos y los colocaba en conjunto para poder armarlos. A veces había piezas más pesadas, pero la rubia le otorgó una flauta que habían construido recientemente y le indicó que la usara para levantar lo que no pudiera.

La verdad era que la castaña se la pasaba muy bien junto a su hermana Lori, puesto que ayudarla en sus experimentos resultaba un tanto divertido cuando se trataba de hacer las cosas de una manera extraordinaria.

Lynn tocaba una melodia exacta con la cual hacía levitar los objetos a través de la habitación. Por otro lado, Lori despejó unas pizarras que tenía en su bunker y empezó a anotar una gran cantidad de variables y fórmulas físicas.

—Rasgar la realidad será una misión difícil —frunció el ceño determinada—, pero como muchos dicen, no imposible.

Lori puso su cerebro en acción, escribiendo números y ecuaciones que para cualquiera serían inentendibles, pero para ella eran el inicio de un sin fin de vueltas en problemas y obstáculos a los cuales les hallaría solución.

Entre tanto y tanto, Lynn estaba un poco agotada, tanto de usar su garganta como sus débiles brazos.

—Voy por agua, Lori, ¿quieres?

Sin embargo, la rubia ni siquiera se inmutó ante su pregunta. Una vez que ella se embotellaba con algo, era complicado sacarla del trance.

Decidió irse de todos modos y traerle agua a ella también. En el camino le enviaría un mensaje a ver si lo veía y se enteraba de su ausencia temporal.

El teléfono de Lori vibró, pero ella lo ignoró de inmediato. Su mente estaba en un proceso constante de pensamientos y rutas indefinidas a las que podríamos llamar soluciones.

—Las teorías del Multiverso han indicado que podría tratarse de un Big Bang posterior al primero, repitiendo el proceso un segundo después —comentó para sí misma—. ¿Y si combino mi máquina con mis ideas que llegué a tener sobre viajar en el tiempo? —se planteó la posibilidad—. No pierdo nada intentando.

Se separó de sus pizarras y se dirigió a unos cajones metálicos en donde clasificaba sus ideas. Entre ellas, viajar en el tiempo, aunque nunca se animó a probar, debido a las teorías y posibilidades que implicaban la alteración de la línea temporal y las paradojas que jamás se entienden ni a sí mismas.

Colocó los planos en el escritorio y los examinó mientras trataba de recordar los fundamentos en los que se había basado para el boceto de su máquina. Luego de una rigurosa inspección, Lori retomó las ideas viejas para combinarlas con la alteración del estado de las partículas: su incesante estudio en la física la llevó a ingeniar métodos para este tipo de invenciones.

Lynn regresó de la residencia con una botella de agua, pues sería complicado bajar con vasos en sus manos. Se dispuso a sentarse delante de la científica para descansar un momento y admirar lo que estaba haciendo.

Lori seguía inmsicuida en un trance de raciocinio bastante profundo. Mientras sentía que a su alrededor se escribían miles de fórmulas y ecuaciones diferentes, las pizarras se iban llenando de plumón azul.

Lynn no entendía ni un céntimo de lo que observaba, solo podía admitir que lo que fuere que su hermana estaba haciendo, era digno de admirar. Volteó a ver todos las piezas con las que se ensamblaría la maquina y eran bastantes. Eso la desalentó un poco porque ella quería irse a descansar un rato, pero era posible que no tuviera oportunidad de hacerlo esa tarde.

Entonces se le ocurrió la idea de pedir ayuda para terminar el trabajo más rápido. Su primera opción fue Luna, sin duda alguna; contaba con fuerza en los brazos y piernas, parecía ser que el constante trabajo en la mecánica y fontanería la habían tonificado.

Dejó la botella de agua y se dirigió a la casa del Sr. Quejón.

—Podría esto funcionar..., podría —Lori se cansó un poco de tanto pensar.

Analizaba con detenimiento todo lo que había hecho. Daba un vistazo rápido a las anotaciones que tenía en puntos específicos de la pizarra para corroborar que nada estuviera fuera de control... Se percató de unos detalles.

—Rayos —negó con la cabeza—, saldrá muy mal —borró algunas ecuaciones y las volvió a empezar.

Lori sentía de nuevo esa sensación de adrenalina recorrer su cuerpo, pasó cuando construyó su máquina de tele-transportación y la flauta musical que levita objetos: un reto desafiante estaba ante ella, ese problema la hacía dudar de sus conocimientos; el deseo de avaricia de obtener los saberes la comenzó a rodear y su determinación se elevó a niveles extraordinarios.

Frunció el ceño decidida, sonrió con confianza y empezó a sobrecargar su cerebro para que diera con el resultado deseado y no haya interferencias ni explosiones al momento de la verdad.

Lynn, por otra parte, regresó con Luna detrás de ella. La mecánica no estaba con muchas ganas de hacerlo, pero la hermana menor le tentó con un día de diversión en lactolandia; la verdad era que tras mucho estrés acumulado en la semana, no venía mal un poco de alboroto y risas..., aunque con vómitos incluidos.

—¿Qué está haciendo? —susurró Luna, pues sabía bien que Lori odiaba las interrupciones en su trabajo.

—Está detallando algunas cosas para el funcionamiento de la máquina —dedujo—. Algo así como el software(?) —hizo un gesto dudoso y se alzó de hombros—. Más o menos, pero bueno, lo importante es terminar de construir esto.

—Espero que cumplas tu palabra, sis.

—Yo siempre cumplo lo que digo.

—A menos de que andes con los oídos tapados —chistó.

—Leni se sobrepasó esa vez —bufó.

Ambas hermanas retomaron la tarea de acatar los planos de su hermana Lori, los cuales también dictaban algunas pausas para que ella interfiriera.

De regreso con Lori, ella seguía tratando de hacer cuadrar todo a la perfección. No quería estropearlo, sobretodo tratándose de un tema muy delicado; si no lo hacía con cuidado, podría desatar un terrible caos.

Esta máquina no era ninguna broma y ella lo sabía, jugar con la realidad y tratar de abrir una grieta en el Universo implicaba el alto riesgo de sumergir todo en un agujero negro que consumiese todo lo que conocía. Por lo tanto, cada número debía ser exacto y no sobrepasar los límites que ella tenía impuestos para evitar cualquier tragedia.

—Sí, así me gusta más —sonrió, se sentía más convencida que con su resultado anterior—. Puede que no vayamos muy lejos, pero... será un gran avance.

Lori por fin se pudo retirar de la pizarra y agarró los planos de ambas máquinas. En los detalles vacíos que había en su plano del portal les agregó unas anotaciones y complementó con algunas piezas especiales que tenía que construir.

Lynn y Luna seguían cargando y ensamblando todo con los debidos tornillos y tuercas. El portal iniciaba a adquirir forma.
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El sol inició a ocultarse y tres hermanas Loud seguían trabajando debajo de un bunker.

Lynn y Luna estaban exhaustas, pero parecía ser que el esfuerzo había dado sus frutos.

—Gracias, Luna —se oía agitada—. No podría haberlo hecho rápido sin ti.

—No hay de qué, sis. Sabes que cuentas conmigo —sonrió.

—Y con boletos para lactolandia —ambas rieron.

Lori se dirigió con las dos.

—Luna, gracias por apoyarme... Yo...

—No tienes nada que agradecer, Lori. Eres mi hermana mayor, a pesar de que a veces te enfocabas mucho en tus locas ideas y tu obsesión por estudiar mucho, siempre tuviste tiempo para nosotras. Nos regalabas uno que otro invento.

—Bueno, quería probar algunos prototipos en esos tiempos —rio nerviosa.

—Lo sé, pero eran divertidos y nos llegaron a ser muy útiles en muchas ocasiones. A lo que voy es que eres una buena hermana mayor, ve esto como mi agradecimiento.

—Y un día para divertirse —interfirió Lynn.

Lori soltó una carcajada.

—Aunque se note un poquito que lo hiciste más por eso que por lo que me dijiste, sé que en el fondo también lo hacías por querer ayudarme —se acercó a ella y le dio un abrazo—. Así que gracias.

—Para eso es la familia, sis.

Se separaron.

—Ahora si quieren pueden ir a descansar. Yo tengo unas piezas que terminar para que la máquina esté completa.

—¿Segura que no quieres compañía?

—Estoy bien así, gracias.

—De acuerdo.

De ese modo, Lynn y Luna se fueron a la casa dejando a Lori en una tarea importante para ella.

Luna se dirigió a darse un baño, estaba agotada y se sentía sucia por todo lo transcurrido en el día.

Lynn, por su lado, se fue a su cuarto y tomó uno de sus libros favoritos de suspenso; se quitó la ropa que traía encima para quedarse solo con sus prendas íntimas. Se recostó y se cruzó de piernas.

—Por fin sabré la verdad —comentó ella un poco ansiosa.

En otra parte de la residencia se encontraba Leni leyendo algunas noticias en su celular. Se sentía orgullosa de sí al contemplar todos los certámenes en los que había triunfado. También recordó los momentos de felicidad y alegría que sintió al compartir sus logros con la familia y llenar de premios la vitrina.
Entonces su memoria le recordó a Lori.

Emitió un suspiro y dejó su celular de lado. Miró hacia la ventana.

Tal vez me pasé con ella...

Leni no pudo evitar los recuerdos de cuando la expulsaron de las reuniones entre hermanas para compartir secretos porque ella luego las sobornaba con ello. Lori siempre trató de razonar con ella y de darle la mejor dirección a sus acciones, ser objetiva y directa hacían de ella una hermana algo fría, pero que te hacía ver la realidad.

Leni sabía que su hermana no era distante, solo que ella solía ir al grano en las cosas.

La rubia se levantó y se dirigió a la planta baja, aunque en su trayecto por el pasillo era imposible no escuchar la percusión incesante por parte de Lana.

—¡En definitiva este es mi instrumento, nena! —siguió con el ritmo.

Leni negó con la cabeza y bajó las escaleras.

Se encontró a Lola jugando con Lily y Lisa; había bastantes bloques por el suelo.

—Hola —se acercó a ellas y tomó asiento en la orilla del sofá.

—Hola, Leni —saludó Lola con un cariño palpable—. ¿Quieres jugar con nosotras? Estamos construyendo un castillo.

Leni sonrió enternecida, recordaba que de niña le encantaba construir castillos; Lori una vez le hizo un castillo de verdad a su tamaño, nada que unos robots no pudieran construir. Con el tiempo, Leni dejó atrás aquello y Lori reutilizó el material para sus invenciones.

—Gracias, pero solo vine a ver.

—¿Estás bien? —dejó un momento a las niñas y se acercó a su hermana.

—Sí, no pasa nada —hizo un gesto de disgusto. Su orgullo era grande, pero la humildad de Lola podía darle batalla.

—Sabes que puedes hablar conmigo para lo que necesites, ¿verdad? —sonrió ampliamente.

Leni soltó un resoplido.

—En serio, no es nada malo...

—¿Entonces por qué estás aquí? No quieres jugar y te sientas alejada de nosotras.

—Solo quería algo de compañía, es todo.

—¿Y qué hay de Lori? Eres la más cercana a ella.

—Ella está demasiado enfocada en sus experimentos —se excusó.

—¿Y por qué no la acompañas? De seguro ha de estar sola.

—Lynn está con ella...

—¿Ah, sí? Pensé que Lynn acababa de subir..., seguro volvió y no me di cuenta —se encogió de hombros.

Leni terminó por entender que Lynn había regresado a su cuarto, fue así que entonces se quedó pensando en el porqué su hermana no había subido también. Miró a la puerta de su casa, se veía indecisa.

—La verdad creo que ya no está con ella, entonces...

—Oh, eso tiene mayor sentido..., espero —miró a Leni de nueva cuenta—. Mira, hermana... Puede que no congenien muy bien, igual que Lana y yo: no nos parecemos en nada, tampoco que dijeras que somos opuestas o algo así, pero siempre nos mostramos cariño por la cercanía que tenemos —comentó alegre y con los ojos cerrados.

La hermana mayor soltó un resoplido.

—¿Sabes? A pesar de lo ingenua que has llegado a ser, tu corazón sí que muestra inteligencia —sonrió y acarició su cabeza.

—Je, je, je. Gracias —abrió los ojos y miró a Leni con aprecio.

—Iré a hablar con ella —se levantó y vio por última vez a Lola—. Por cierto, ¿por qué el afán de traer lentes oscuros sobre tu cabeza?

—No lo sé, solo me gusta —guiñó el ojo.

Leni chistó y negó con la cabeza. Se retiró de ahí despidiéndose de Lisa y Lily de paso.

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—No me había percatado del frío que hace en este solitario bunker —Lori soltó un pequeño bufido y se desconcentró un momento de la pieza que estaba armando para mirar hacia la escotilla—. Tal vez pude pedirles que se quedaran, pero ya merecían un descanso —se separó un momento de su mesa de trabajo para sentarse en una silla móvil.

Se recostó en el respaldo y dejó que el aire envolviera su cuerpo por un momento, también había sido un día exhausto para ella. No le venía mal tomarse unos cinco minutos.

Empezó a imaginar cómo sería todo cuando terminara su máquina, ¿lo lograría? ¿Podría ser pionera de la inmersión de otras realidades? ¿Ser la primera en descubrir el Multiverso en la historia de la humanidad?

Las preguntas sonaban tentadoras y su ambición por conocer las respuestas la ponían un poco inquieta; sin embargo, su cansancio era notable y optó por relajarse un poco más.

Cerró los ojos mientras comenzaba a visualizar su futuro, recibía otro premio nobel más en su honor, Lori Loud, la mayor genio de todos los tiempos, nadie igual a ella y su exorbitante nivel de inteligencia. Sin duda tenía un ego bastante elevado, el cual ha conseguido equilibrar al ser la cabeza de todos sus hermanos; muchas veces tuvo que rebajarse para encontentar a sus hermanos menores y con ello aprendió humildad.

El sueño invadía su ser y posiblemente se quedaría dormida en pleno laboratorio subterráneo...

Tocaron la escotilla.

Lori se despabiló de inmediato y dio un salto imprevisto de su silla. Corrió con rapidez hacia las cámaras que tenía instaladas en toda la residencia y, al ver con claridad, solo se trataba de Leni. La rubia rodó los ojos un momento y prendió el micrófono.

—¿Qué pasó, Leni? —habló neutral.

Leni suspiró y se agachó.

Quiero... hablar contigo —su tono de voz era débil.

Lori jamás la había escuchado así, por lo que se asombró. Curiosa, permitió el acceso a su hermana y ella entró con lentitud y un toque de gracia.

La científica cerró la escotilla en cuanto vio a la otra joven pasar y se dirigió hasta las escaleras. Ambas se miraron de frente. Lori cruzó los brazos y ladeó la cabeza.

—¿De qué quieres hablar, Leni? —el tono de su voz era de preocupación.

Leni percibió a su hermana y supo que había pasado un largo tiempo. Tomó su mano, algo que agarró a Lori desprevenida, y la jaló a una mesa vacía. Colocó dos sillas y se sentó, la científica no tardó en deducir que debía hacer lo mismo.

Estaban de frente y Lori seguía esperando una respuesta. Leni miró a su alrededor primero, estaba un poco inquieta, pero era ahora o nunca.

—¿Cuándo pasó?

—¿Qué cosa? —se extrañó.

—Yo... siento que nos hemos desconectado mucho.

—Bueno, has desarrollado una afición y pasión que no van acorde a mi forma de ser. Has pasado mas tiempo practicando y entrenando para tus desfiles y concursos de belleza. Tu mayor sueño es ser Miss Universo apenas cumplas 18 años... —apartó la mirada.

Leni se desencajó.

—¿Dices... que yo he sido la que se alejó de la dos? —su semblante decayó un poco.

La rubia se puso a pensar y no paraba de darle la razón en sus pensamientos. No se había mencionado antes, pero incluso salía a pasear a cada rato con sus amigas en el coche que recién adquirió por el dinero que ganaba con facilidad.

—Siempre aproveché tu constante ausencia para trabajar en nuestro cuarto —explicaba con cierta melancolía—. Se sentía solo, pero al menos sabía que no ibas a molestarte. Llegué a quebrar algunas de tus cosas, pero...

—Eso explica el maquillaje extraño —recordó.

—Lo siento.

—No, Lori... —suspiró—, yo lo siento.

—Leni, ¿por qué de repente te has preocupado por esto? Siempre te he visto contenta con lo que tenías y hacías, ¿qué ocurrió?

—Solo... sentí que algo me faltaba. ¿De qué sirven esos premios si no tengo con quien presumirlos?

Lori chistó y Leni también.

—A lo que voy es que recordé lo bonito que era llegar a casa y que todos celebráramos juntos como familia; aunque últimamente se dé a notar un poco la distancia intrafamiliar debido a las diferentes metas que tiene cada uno.

—No negaré que la relación familiar que hemos compartido todos ha disminuido considerablemente, excepto en los más pequeños, pues ellos comparten su curiosidad e infantilismo como buen recurso de interacción —Leni soltó una pequeña risilla—. ¿Huh?

—Nada, solo... recordé el como hablabas cuando teníamos ocho y siete años... —emitió un suspiro.

Lori entendió lo que quería decir y compartió el sentimiento de nostalgia.

—Lori, eres la primera hermana que conocí desde que tengo memoria y siento que esa cercanía nos conecta de algún modo. Pasamos por mucho juntas, a pesar de que no compartamos muchos gustos, pero... sigues siendo mi hermana mayor.

Lori no pudo evitar sentirse apegada a ella. Sonrió y se levantó para acercarse.

—Leni..., tienes razón, ¿qué nos pasó?

—A veces quisiera recordarlo —se levantó también y le dio un abrazo a su hermana.

—Te quiero, Leni. Nunca lo olvides.

—Y yo a ti —estuvieron así unos segundos y después se separaron.

—Serás una orgullosa y egoísta a veces, pero... se nota que has cambiado mucho.

—La familia cambia a las personas.

—Lo sé, yo también viví esos cambios.

Leni sonrió bastante satisfecha, estaba feliz; la conexión con su hermana más cercana estaba siendo recuperada.

La rubia menor quizo alegrar el ambiente.

—Oye..., ¿recuerdas cuándo Luna estropeó el fregadero?

—¡No me lo recuerdes! Tuvimos que vivir sin agua una semana.

Ambas rieron.

De ese modo, Lori y Leni recuperaron una cercanía que creían perdida hace tiempo. La científica agradeció la compañía y mientras platicaba y se conocían de nuevo, continuó con la pieza que estaba armando, cambiando el hecho de que ya no sentía ningún estrés, sino al contrario, sentía calma al estar con su hermana más cercana a ella.
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Las piezas que Lori necesitaba tardaron en construirse en menos de una semana, Leni bajaba en las noches y conversaban de su vida actual.

Una noche reunió a sus hermanas más cercanas para develar lo que había tardado en construir.

—Muy bien, sis. Más vale que valga la pena.

—Yo espero algo trágico para inspirarme...

—¿Quién invitó a Luan? —cuestionó Lori confundida.

—Lo siento, estaba tan emocionada que cuando le dije a Luna, no me di cuenta de que Luan también estaba

—Bueno, ya no importa, Lynn.

—Y bueno, ¿qué novedad es hoy, hermana? —cuestionó Leni ansiosa.

—Les presento...

Lori se acercó a su invención y le quitó el mantel que tenía encima. 

—¡La entrada a lo desconocido!

Todas emitieron un gesto de asombro.

—Espera, ¿el diseño no es algo trillado? —habló Luan señalando la máquina con desánimo.

—Lo había pensado, es por eso que le di forma heptagonal en vez de hexagonal.

—¿Cuál es la diferencia?

—Ay, Luna, es claro que la diferencia es que uno empieza con hepta- y la otra con hexa- —comentó Lynn con obviedad.

—No creo que sea por eso —se cruzó de brazos Leni.

—Chicos, no me hagan decirles cosas básicas de geometría plana.

—Pero es que no entendemos —dijeron al unísono.

Lori palmeó su rostro.

—Les diré luego la diferencia, por ahora quiero decirles lo esencial —se acercó a su escritorio, en el cual estaba una computadora conectada a la máquina y tecleó una serie de números y demás variables.

La máquina expulsó un tronido en señal de funcionamiento. Unas luces se encendieron.

—Muy bien, chicas, refugiense en la zona segura por cualquier cosa.

Asintieron y se dirigieron a una capsula con ventana, la cual decía: "Zona de seguridad". Lori, por su parte, se refugió en otra capsula de una persona en donde tenía la palanca que accionaría la maquinaria.

Por favor, no falles... Por favor, no falles —inhaló profundo, estaba ansiosa.

Jaló la palanca y la máquina se encendió.

La figura heptagonal soltó unas cuantas chispas en su centro y una serie de luces de colores emergieron del mismo. El portal estaba surgiendo y se iba extendiendo hasta tomar la forma de la máquina.

—¡Está funcionando! —una gran sonrisa se dibujaba en ella.

—Wow, Lori lo está haciendo de nuevo —comentaba Lynn junto a las otras chicas.

—Esto también es inspirador —Luan sacó un bloc y anotó unas ideas.

—Es impresionante...

—¿A dónde llevará? —Luna se apegó al ventanal.

El portal terminó por adquirir un color rojizo.

Esto..., esto es el comienzo de un nuevo futuro.

Así, Lori había conseguido lo inimaginable.

Una nueva perspectiva... de su propio Universo.

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