5. Futuro prometedor
Disfruten el capítulo
______________________________
Luego del último partido, las cosas pintaban mejor. Renata se había recuperado del golpe en el abdomen y sólo el recuerdo de lo que fue, quedaba.
Pero más allá de eso, estaba lo importante. Lo que trascendió del accidente, algo que comenzó como un sueño y que concluyó en realidad.
Estaba muy claro que ambas sentían lo mismo y gracias a que una se acercó con las palabras exactas, ahora podían hablar de que oficialmente se encontraban en una relación.
Era la hora del receso, Renata y sus amigas disfrutaban del desayuno cerca de la cafetería en la preparatoria mientras platicaban de temas de interés.
Por su parte, la rubia estaba ansiosa y miraba el reloj cada cierto tiempo, le había prometido a Romina pasar a su salón más tarde debido a que por el momento se mantenía ocupada con sus compañeros para un proyecto escolar.
—Te lo digo, Ren. La vida te recompensó por el enorme sacrificio que hiciste para ayudar a Paola —mencionó Ana emocionada. Ambas amigas seguían sin creer lo que sucedió al final del partido y si no fuera porque Romina se los confirmó no lo hubieran creído.
—Puede ser —reclinó su cuerpo en el asiento, ocultando una sonrisa propia de felicidad. Eso hasta recordar de vuelta el embrollo del lugar al que tuvo que ingresar y que gracias a su confusión recibió una cachetada—. Pero lo que sí es seguro es que jamás volveré a hacer algo similar.
—No digas jamás, Ren —sonrió Ana con picardía—. Quizá te llevaste una cachetada al final pero puedes presumir que gozaste de probar los labios de una mujer que a como la describiste, era realmente sensual.
—¡Puff! —hizo una mueca de molestia—. Podrá ser hermosa, sensual o lo que quieras, pero nadie le quita lo despreciable que fue conmigo. Te juro que si la vuelvo a ver… no respondo a lo que puede pasar.
Paola era la más callada, seguía sintiéndose culpable y agradecía que su amiga le haya perdonado. La animó diciéndole que no creía que volviera a toparse con esa mujer y si así fuera, lo más probable es que no la recordara. Finalmente ambas tenían vidas diferentes y la probabilidad de coincidir en el mismo círculo social era escasa.
—En eso tienes razón —se tranquilizó Renata.
—Oye, Paola. ¡Claro que la reconocería! Nuestra amiga es muy guapa y bueno, quién diría que unos retoques más de maquillaje la harían verse espectacular.
—Ja, ja, ja. Gracias, Ana.
Después del receso, el grupo de la rubia se mantuvo en las canchas para la clase deportiva. Aunque únicamente le exigían trotar cierto número de veces el campo de la preparatoria. Después de eso los que pertenecían al equipo de fútbol les daba el tiempo libre. Renata aprovechó la oportunidad para ir al salón de Romina. Tenía entendido que su clase disponía de tiempo luego de que su profesor saliera por pendientes personales.
Encontró a la joven hablando con dos de sus compañeros cosas referentes a los deberes que tenían que realizar para la clase. Uno de los jóvenes se dio cuenta de la presencia de la rubia por lo que de inmediato le comentaron a Romina. Ella se levantó de inmediato para recibirla en el pasillo.
—¡Ren! —la envolvió en un fuerte abrazo—. ¡Veniste!
—Claro que sí, cariño —espero a que no se sintiera incómoda al expresarse de tal forma. Pero al contrario de lo pensado a su novia le agrado, mostrando una sonrisa tímida.
—¿Quieres pasar?
—No, descuida. Solo quería verte antes de regresar a clase.
Salieron por el corredor hasta la cafetería, donde compraron algo que beber. Luego, como aún disponían de tiempo, se sentaron a platicar en una jardinera cerca de la biblioteca.
Entre risas y uno que otro beso robado por parte de la rubia concluyeron su reunión debido al cambio de clase.
Antes de llegar al salón de Romina, la secretaria académica las interceptó pidiéndole a Renata la acompañase con la directora. Sin más detalles que agregar, dejó a su novia irse sola para así seguir a la mujer rumbo a la dirección.
Tocó un par de veces la puerta hasta escuchar del otro lado su respuesta.
—Me mandó a llamar, directora.
—Pasa, Renata. Toma asiento.
Lo hizo temerosa. No tenía la costumbre de ser llamada en dirección. Esperaba no tener problemas.
—¿En qué le puedo ayudar?
—Para empezar —la interrumpió—. ¿Cómo te encuentras? Me dijeron que te hirieron en el partido.
—Ah, eso. Uhm… ya estoy mejor.
—Es bueno oírlo. Lo segundo es para hablar de la charla que hubo con algunos de los reclutadores y patrocinadores que les comenté.
—Oh, y… ¿qué sucedió?
—Se habló del desempeño del equipo a lo largo de la jornada, quedaron impresionados con los resultados y sobre todo, por la racha invicta que llevan.
—Tratamos de poner siempre nuestro máximo empeño —se enorgulleció de sus compañeras.
—Si. Y por eso, han llegado a la conclusión de destinar apoyos a la preparatoria con equipamiento nuevo y mejora en las instalaciones deportivas.
—¡Suena estupendo!
—Hay más. Están interesados en reclutar a algunas jugadoras para sus clubes universitarios. Si aceptan es muy probable que sean admitidos en sus instituciones educativas.
—¡Wow!
—Y si te llame es porque tú eres una de las seleccionadas.
—¿Yo?
—Si. Estuvieron analizando tu desempeño, tanto en el campo como estratega y quedaron muy impresionados por la racha que llevan. Una de las compañías está interesada en incluirte en su programa deportivo y hay oportunidad de apoyarte con una beca académicas gracias a tu promedio escolar.
—…
—Por supuesto, todo lo que te menciono es si tú aceptas —la observó inquisidora—. ¿Qué dices?
Acaso, ¿Era una broma lo que la directora le decía? No, parecía hablar en serio. Su vida estaba por dar un giro importante y sólo requería de brindar una respuesta positiva.
Tenía miedo, como todo lo que provoca un cambio, pero las oportunidades siempre ocurren por una razón y esto le brindaba la posibilidad de seguir trabajando para alcanzar sus propias aspiraciones.
El mayor sueño de Renata estaba proyectado en trabajar dentro de una agencia de marketing o alguna casa editora donde pudiese desglosar sus ideas en diseño y promoción. Entonces, ¿Tomaría la oportunidad?
La rubia asintió con emoción.
—Por ahora esperaremos la respuesta de las otras jóvenes seleccionadas y más adelante te avisaremos de la reunión que tendrás con los representantes para el papeleo y demás —se levantó del escritorio a despedirse de la joven.
—Claro. Aguardaré por ello, Directora. Gracias por el apoyo. ¡De verdad, mil gracias!
—No es a mi a quién debes agradecer. Es a tu esfuerzo constante y a los representantes de la compañía que se interesaron en ti.
—Por supuesto, Industrias… —olvidó el complemento.
—Industrias Kofmant.
***
—Ya está aquí el paquete —el hombre que cubría el cargo de asistente, informó por la línea privada a su jefa.
Ingresó al momento, observando a la mujer de cabellera negra y piel bronceada trabajar detrás del pulcro escritorio. Ni siquiera la comodidad que la rodeaba o la majestuosa vista de fondo la sacaba de su concentración a lo que sea que estuviera haciendo.
—Retírate —se inmutó a decir.
—Si, con su permiso.
Continuó con la vista fija en la computadora hasta acabar de revisar el informe que su asistente le envió. Una vez concluido, se dirigió al paquete que recién le entregaron.
Si era lo que pensaba, muy pronto podría estar planeando sus próximos movimientos para conseguir lo que tanto ha anhelado obtener.
Antes de abrirlo, buscó entre sus contactos el número de interés.
—¿Está todo lo que solicité? —fue directa una vez respondieron al teléfono.
—Si. Se manejó todo con discreción, tal como lo ordenó.
—Perfecto. Enseguida transfiero tus honorarios.
—Un placer hacer negocios con usted, señorita Kofmant —finalizó la llamada.
—Silvana... —susurró engreída tan pronto ver el contenido de la caja—, muy pronto te convertirás en la próxima presidenta de Industrias kofmant —una maliciosa sonrisa se dibujó en su rostro.
__________________________
Comenten, den LIKE y Compartan.
Nos leemos luego.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro