Calma
— Todo se siente surreal — me acomodo mejor en el asiento — Un bebé — exhalo sin mucha profundidad — No es que no esté feliz... pero tampoco puedo decir que me encuentro extremadamente contenta — observo el nublado cielo del centro de Tokio cubriendo casi todo su esplendor esos grandes edificios empresariales — Quiero dormir — bajo mi vista a la avenida — Quiero que todo esto sea un mal sueño — frunzo mis labios — Ya no hay vuelta atrás ¿Verdad? — Apoyo mi cabeza en la ventana — Ahora solo quiero descansar — apretó mis dedos con fuerza — Pero... ¿Qué hago ahora? — Frunzo la frente — ¿De qué debería preocuparme primero? — Suspiro — El señor Kirigaya ahora será parte de mi vida — rio con tristeza — Por ser el padre del bebé que espero — llevo de manera inconsciente una mano a mi abdomen — ¿Alguien puede decirme que debo hacer? — Niego con la cabeza — Ay, tengo tantas cosas en la cabeza — me quejo — Me violaron — cierro mis ojos —sin embargo no recuerdo nada — el auto se detiene — ¿Debería agradecer o mortificarme por eso? — inhalo aire — Solo sé, que al pensar en eso, me siento totalmente destrozada.
—Señorita Yuuki — abro mis ojos con pesadez al escuchar su voz — Señorita Yuuki — me llama y volteo a verlo — ¿Ha comido algo? — Me mira de reojo mientras conduce, enderezo mi postura — Se ve pálida — observo mi reflejo en el espejo del asiento del copiloto, que lamentable, ni el maquillaje que traigo encima oculta lo mal que me veo.
—No — respondo resignada al no poder mentirle — ¿A dónde nos dirigimos? — Me decido por preguntar intentando cambiar de tema — Ya llevamos más de diez minutos en el carro.
—Almorzaremos donde un conocido— lo miro de reojo — Nos será de ayuda — sonríe de lado — Tiene información útil para nosotros — yo solo me dedico a asentir, no tengo energía para contestar, la verdad no quiero, cierro los ojos y quedo profundamente dormida...
—Señorita Yuuki — siento como unos dedos me tocan el hombro — Llegaremos en cinco minutos — me quejo cuando de mueve una vez más.
— ¿Uhm? — abro mis ojos con desgano — Incluso así — me froto los ojos adormilada — Todo esto que me está pasando parece una ilusión — estiro mis piernas — Un mal sueño — me quedo observando a mi jefe — Sin embargo todo eso, es un simple deseo, porque sé que esto es real.
— Él hombre al que vinimos a ver se llama Akihiko Kayaba — dice observando el retrovisor — Él era uno de los accionistas mayoritarios de Argus.
— ¿Argus? ¿No es un científico? — Le pregunto y me confirma que así es — He oído hablar de él — me siento adecuadamente — Pero ¿Cómo nos puede ayudar un científico?
—La pondré un poco al corriente — dice concentrado — El día que me fui de viaje — gira a la izquierda — Me reuní con Kikouka un... — mueve su cabeza dudoso — Es una persona que trabaja para el gobierno, me dio mucha información sobre Gabriel Miller y sus contactos — lo miro sin entender — Hay cosas que desconoces — asiento con la cabeza — Luego te las explicaré — me observo en el espejo del asiento de copiloto — Pero en sí, según la información que él me dio — me arreglo el cabello — Este señor nos dará algo que nos ayudará — alzo las cejas un poco intrigada. Al llegar a la casa del conocido de mi jefe, un hombre de cabellos castaños nos esperaba en la entrada, ambos saludamos — Gracias por recibirnos — dice caminando a su lado mientras nos invita a pasar, al ingresar a su hogar dos niños pequeños vinieron corrieron hacia a nosotros gritando.
— Oh — digo sorprendida cuando comienzan a correr a mi alrededor — ¿Son sus hijos? — pregunto y el asiente con una sonrisa en su rostro.
— Haruko, Yoshi, paren — sale una mujer con un delantal puesto — Lo siento mucho — se disculpa apenada alzando a la niña — Esa no es forma de tratar a las visitas — los regaña.
— Ella es mi esposa Rinko — se acerca a ella y carga su otro hijo — Él es mi hijo mayor Yoshi tiene seis años — sonríe — Y esta pequeña es Haruko tiene cinco años — acaricia la mejilla de su pequeña, sin darme cuenta al verlos siento mucha tranquilidad.
— Mucho gusto — nos saluda su esposa — Siéntese por favor — nos invita su sala — En un momento estará la comida — sonríe con amabilidad — Mientras esperan ¿Quieren un poco de té?.
—Sí, por favor — responde mi jefe sentándose — Señorita Yuuki, siéntese aquí — me llama y camino lentamente — Ella es mi secretaria Yuuki Asuna — me siento al extremo opuesto donde él estaba y ambos comienzan una charla muy normal, su esposa ingresa para dejar el té, segundos después se retira.
—Bueno — dice el señor Kayaba dejando su taza sobre la mesita de la sala — Yendo al grano, tengo las pruebas que me pediste — nos observa serio — Gabriel Miller se asoció con Sugou Nobuyuki logrando comprar el centro de investigaciones en la que trabajaba y a pesar de ser de los mayores accionistas — mira el suelo — No pude recuperar ningún documento de mis investigaciones, se adueñaron de todo — frunce con molestia su frente — Y comenzaron a usar los prototipos que creé descaradamente para su beneficio
— ¿Por eso fue obligado a vender sus acciones? — le pregunta mi jefe concentrado.
—Así es, tiempo después, no tuve otra opción porque no me permitían hacer ningún movimiento sin consentimiento de ellos — encorva su espalda — Hicieron experimentos en humanos, siendo que los prototipos mostraron fallas — une los pulpejos de sus dedos — Como consecuencia, hubieron muertos — fija su mirada en sus pies.
— ¿Qué clase de experimentos realizaron? — pregunté un poco confundida — Porque en las noticias dijeron que eran para nuevos fármacos y que las muertes fueron por reacciones alérgicas.
—Nada mas alejado de la verdad — mueve su cabeza — Para una manera fácil de entender — dice serio — Intentaron copiar las memorias de los sujetos, sin embargo al hacerlo — hace una pausa — Frieron sus cerebros, dejando a los sujetos de prueba en un estado vegetal.
— ¿Vegetal? — Susurro atónita — ¿Cómo pudieron ocultar algo tan grave? — Los miro horrorizada — ¿Mi jefe sabía todo esto?
— Meses después me pidieron volver a la investigación — miro de reojo a Kazuto, el cual parecía estar muy interesado en lo que salía de la boca este señor — Con la esperanza de que cree un mejor prototipo — Yo solo los observaba en silencio, sin entender muchas cosas de las que decían, pero mi jefe me hizo una señal, dándome a entender de que después me explicaría — Me negué, con la esperanza de que se detuvieran, mas no lo hicieron — suspira con pesar — Un nuevo personal llegó, revivieron el proyecto y con eso las muertes se duplicaron a tal cantidad que fue imposible esconderlo de la prensa — levanta la cabeza — Cerraron Argus temporalmente y tanto Gabriel Miller como Sugou Nobuyuki se lavaron las manos — endereza su postura — Pero no pudieron limpiar todas las evidencias de las cosas malas que hicieron — saca un sobre que estaba debajo de la mesita de la sala — Aquí están las pruebas que necesitas — le entrega el sobre — Son facturas a nombre de Gabriel y unos documentos donde se ve que obtuvieron el dinero de manera ilícita.
— ¿Todo? — le pregunta levantando su ceja derecha.
—Referente a Gabriel Miller, si — responde — Si luego quieres documentos contra Nobuyuki te los daré si me lo pides.
— ¿Por qué? — Lo mira dudoso — Puedes mostrar estas pruebas tu mis... — es interrumpido por el señor Kayaba.
— Yo solo no puedo hacer nada contra ellos— lo miraba atenta cuando entra a la sala el pequeño Yoshi corriendo — Además — atrapa al niño — Ahora tengo prioridades — toma al pequeño en su brazos — Debo proteger a mi familia — lo sienta sobre su regazo — No puedo darme el lujo de ponerlos peligro — nos mira con firmeza, personalmente creo que tiene razón sacar a la luz este tipo de cosas solo traería problemas.
—Ya veo — asiente con la cabeza comprendiendo a lo que se refiere.
— Me gustaría que se guarde discreción respecto a esto — señala el sobre.
— Entiendo — Mi jefe ante lo dicho lo sostiene con firmeza — No se preocupe, no diré como obtuve esta información.
—Yoshi — Ingresa Rinko avergonzada — Te he dicho que no molestes a papá cuando está trabajando — se disculpa — La comida ya estará lista.
—Gracias — le sonríe a su esposa — ¿Puedes ponerme un poco de tofu? — le pregunta con afecto.
—Claro cariño — le responde Rinko con una gran sonrisa cargando a su niña en brazos — señorita Yuuki ¿Verdad? — me mira un poco dubitativa y asiento con la cabeza — ¿Me puede ayudar? — pregunta nerviosa, seguramente notó lo incomoda que estaba, le sonrío agradecida, pues hay cosas que hablan que no entiendo muy bien.
—Con permiso — me levanto — Si me disculpan — hago un pequeña reverencia.
— Gracias — me responde y voy detrás de ella hacia la cocina.
— ¿Usted también era científica? — le pregunto insegura a lo que ella afirma — Supongo que ahora debe ser un poco más tranquilo, cuidar de su familia.
— Ser madre y esposa es más complicado de lo que parece — saca de sus gabinetes seis platos grandes — ¿Te puedo decir solo Asuna? — me pregunta un poco avergonzada.
—Por supuesto — contesto agarrando los platos que me pasaba — Tiene una linda familia señora Kayaba — le digo tratando de romper la tensión.
—Dime Rinko — ríe apenada.
— ¿Puedo preguntar cómo se conocieron? — Le pregunto un poco avergonzada — Me entró curiosidad — veo como se sorprende por mi pregunta.
— Nosotros nos conocimos en la universidad — responde serena — Éramos compañeros — me pasa un par de platillos — Al terminar nuestras carreras comenzamos a salir por siete años — sonríe — Y me propuso matrimonio hace seis años — saca unos cucharones de una gaveta.
—Entonces se conocen de mucho tiempo — le digo sorprendida — Su matrimonio debe ser muy sólido — me mira a los ojos.
—Pero eso no significa que las cosas sean sencillas — al estar conectadas nuestras mirada puedo notar que en sus ojos yace una chispa que le ilumina el rostro — La confianza y respeto que nos tenemos nos ayuda — hace una pequeña pausa — Sin embargo el amor es el que nos impulsa — sonríe apenada — Nada es fácil en la vida y uno termina haciendo sacrificios, para alcanzar la felicidad.
— ¿Amor? ¿Felicidad? — Aparto mi mirada — Escuchar esas palabras provoca que sentimientos opuestos se confronten, primero de tristeza al recordar que este bebé no es producto del amor y el segundo es de preocupación — suspiro nerviosa — ¿Es feliz con su familia? — Pregunto sin querer en voz alta y al percatarme llevo mi mano a la boca — Lo siento — inclino mi cabeza.
— Soy muy feliz — señala hacia la puerta — ¿Puedes llevar estos platos al comedor? — Pregunta por lo que la miro — Por favor — asiento y sonrío mientras llevo los platos.
—Quiero ayudar — dice la pequeña Haruko dando unos saltos, su madre le da en sus manos unos palillos y las dos nos dirigimos al comedor — Hermana mayor, tu novio es apuesto — La miro sorprendida y le sonrió.
—Él no es mi novio — le respondo acariciándole la cabeza — Es solo mi jefe — susurro.
— ¿En serio? — Me mira con los ojos bien abiertos — Hacen una bonita pareja, tanto como papá y mamá.
— Padres... ¿Por qué me siento incomoda al pensar en una familia? — Me pregunto — ¿Tan rápido me olvidé de la mía? O ¿No quiero pensar en lo que me sucederá ahora? — Con preocupación dejo los platos sobre la mesa — ¿Cuándo debo decirle esto a Kazuto? — toco mi vientre con el ceño triste — ¿O debo esperar? — Acomodo el último plato — ¿Qué nos esperará en el futuro? — digo angustiada cuando siento algo cálido en mis piernas, bajo la vista y es la niña que me abraza, la miro sorprendida y sonrío — Haruko — extiende sus manos hacia mi esperando a que la alce — Vaya, así que quieres jugar — la tomo entre mis brazos y juego con ella unos instantes — ¿Quieres dar vueltas? — Rio mientras doy unas vueltas sobre mi eje con mucho cuidado — ¿Satisfecha? — La puerta principal se abre, por lo que me detengo y entra el señor Kayaba junto con mi jefe — Oh — digo al ver que me miran sorprendidos y la niña baja con rapidez para correr a los brazos de su padre — Lo siento — digo avergonzada acomodándome la ropa mientras me apoyo en la mesa algo mareada.
—Descuide, a ella le gusta mucho esa clase de juegos — responde dirigiéndose a la mesa — Tome asiento por favor.
— Gracias — respondo y miro de reojo hacia mi jefe, sin embargo él desvía su mirada de mí — Debo admitir, eso me dolió — pero aun así mantuve una buena cara.
Al terminar de almorzar ambos hablaron algo más en secreto mientras que yo me quedé con Rinko y los niños, no puedo negar que estar con ellos me brindó algo de calidez que hace tiempo no disfrutaba, al llegar al estacionamiento nos despedimos, el señor Kayaba subió a su hijo sobre sus hombros mientras que la pequeña estaba agarrada de la mano de su madre. Sonreí ampliamente al ver tal escena, pero Haruko se soltó del agarre de su madre y vino corriendo hacia mí.
— Espero que vuelvas pronto — me dice con una amplia sonrisa de oreja a oreja.
—Por supuesto — le sonrió antes de subir a la movilidad. Ahora creo que nos dirigimos al hotel donde pacte la cita con el señor Gabriel — El almuerzo fue muy bueno — comenté, pero el silencio en el auto era un poco incómodo por lo que intenté buscar algo —Ellos tienen unos niños muy lindos — dije nerviosa — ¿Qué piensa usted? — lo miro de reojo.
—La verdad, no soy fanático de los niños — responde cortante mientras se detiene ante el semáforo.
—Ya veo — le contesto — Esa respuesta y el tono de voz que utilizo para ser honesta, me molestó mas de lo que esperaba — pongo los ojos en blancos — ¿Es correcto decirle que decirle que estoy embarazada? — el avanza — En que estoy pensando — sacudo mi cabeza — Él debe saberlo — apoyo mi cabeza en el asiento del copiloto intentando pensar en una buena manera en la cual decirle — Señor Kirigaya, va a ser papá — cierro los ojos avergonzada de tan solo pensar en lo terrible que sería — Necesito pensarlo un poco más.
—Nunca me gustaron los niños — dijo con una expresión neutra sacándome de mis pensamientos.
—¿Eh?— volteo a verlo — Bueno — me limité a responderle quedándome en silencio.
No tardamos más de media hora en llegar, luego de dejar el estacionamiento subimos directamente a la habitación que pagó. La tensión entre los dos seguía siendo terrible, ¿Qué se supone que debía de hacer?
Ingresamos, la habitación era lujosa, como todo lo que estaba al servicio de él. Solo lo mejor de lo mejor, como siempre.
— Señor — le llamé intranquila — ¿Qué es lo que iba a explicarme?
—Cierto — responde — Tal vez lo que le diga puede tomarla por sorpresa — dijo dejando sus llaves sobre un mueble — Si gusta puede sentarse — señaló la cama y un poco confundida así lo hice — Como se habrá dado cuenta, la empresa está siendo robada — afirmo con la cabeza — La mayoría de los desvíos que he encontrado se han realizado para la ex empresa Argus — me incliné levemente hacia atrás — Hemos estado financiado de manera indirecta los experimentos de los que hablaba el señor Akihiko Kayaba.
— ¿Qué? ¡Eso es imposible! — Mi frente se arrugó casi sin que me diera cuenta— Yo he revisado algunos documentos, y no encontrado algo parecido a un desvío de fondos.
—Eso fue porque nuestros padres lo han encubierto con una estafa — apoyo mis brazos sobre la cama — En resumen, mi padre fue engañado al firmar unos contratos que financiaban a esa empresa — me observa fijamente — Sin embargo tu padre se inculpó fingiendo fraude, para que no encontraran nexos que incriminen a la empresa.
— ¿Por qué lo hizo? — Me rasco la nuca pensativa.
— Si eso sucedía, los recursos de la empresa serian congelados — responde — Y en ese entonces no podían permitirse algo así.
—Entonces, eso significa que mi padre es inocente — reconocí en voz baja y me di cuenta de algo más— ¿Por qué no hicieron nada para liberarlo? — lo miré molesta.
—Mi padre lo protege — me mira serio — Desde que él se inculpó, mi padre lo ha cuidado en la cárcel, nunca le ha faltado nada.
— ¿Nada? — Rio con ironía — Él está mas de cuatros años encerrado por algo que no cometió — chasqueo mis dientes — ¿Por qué no lo liberan?
—Porque primero debemos encontrar al culpable — camina hacia mí — Porque al hacerlo demostraríamos su inocencia — lleva su mano derecha hacia su corbata — De otra manera sería imposible ayudarlo — comienza a aflojarla — Sabe — sus ojos se vuelven hacia mi, su penetrante mirada solo me hace sentir nerviosa — Si le entregaba el documento que quiso robarme, su padre estaría sentenciado — cierro mi boca nerviosa — Porque en esa carpeta se encuentra uno de los contratos alterados — su semblante cambió; de pronto parecía más irritado que antes — Iba a tirar todo el sacrificio que hizo, a la basura.
—No sabía la importancia de esos documentos — dije cortante — Desconocía todo esto —me levanto de la cama — Pero algo hay algo aquí, que no termina de convencerme — apoyo mi espalda en la pared frente a él — Mi padre no se inculparía solo por eso — hable con seguridad — ¿Cuál fue el verdadero motivo? — él me mira con firmeza — Lo que me ha dicho, no me parece una buena excusa.
—No es una excusa, señorita Yuuki — se retira la corbata — Es la verdad. Créalo o no.
—No le creo — respondo segura — Sé que me está ocultando algo más — frunce levente su frente — Dígame — pido — Por favor tengo derecho a saber la verdad.
—Ya le dije que era para encubrir a mi padre — lo observo fijamente — Por favores personales que se debían entre ellos — desvía la mirada, definitivamente me está mintiendo — Es lo único que necesita saber — eleva la voz mirándome muy irritado.
—Pero bueno — le respondo molesta por la forma en la que me contestó — Sabe — lo miro — Usted no es el único que está molesto en esta habitación —dije con cansancio.
Él ya no mencionó más, en la habitación reinaba un silencio incomodo, que duró un par de minutos. Mi jefe se había levantado de la cama y observaba por la ventana hacia la gran ciudad. No parecía ponerme atención lo que me molestó un poco. ¿Por qué actúa así? Cuando yo era la que había sufrido una montaña rusa de emociones estos últimos días. No él.
¿Tanto le había dolido mi traición?
Cuando vuelvo mi atención a su espalda, estaba quitándose el saco para arrojarlo a un lado de la cama. No entendía nada. Coronando su acción, se apoyó contra la pared y se dejó caer hasta que estuvo sentado en el suelo.
¿En que estará pensando? La verdad, es que siempre me es difícil saberlo lo que desea, lo que en verdad quiere o espera de los demás, constantemente mantiene la distancia entre nosotros, respecto a lo sentimental.
De entre lo mechones negros que conformaban su cabello, descubrí el brillo sensual de sus pupilas grises. Es un hombre atractivo. No iba a dejar de reconocerlo nunca.
Me veía con diversión como retándome a ver qué haría a continuación. Y no lo desilusioné. Me acerqué levantándome la falda del vestido, sabía que desde su posición podía ver mis piernas. Me quité los zapatos y me senté de rodillas sobre él. Aprovechando la posición ventajosa de mi altura me acerqué a su rostro expectante.
—Toda esta información es completamente nueva para mí — le digo serena — Entiendo su enojo, señor. Pero ahí está la diferencia, mientras yo trato de comprenderlo usted no entiende nada sobre mí — mis manos subieron hasta sujetar su barbilla, rasposa levemente por varios días sin rasurar — Si hubiera sabido la verdad, las cosas hubieran sido muy distintas... — con la yema de los dedos le delinee la boca. Las pupilas de Kazuto se empequeñecieron en este punto y su respiración era rápida, casi tanto como la mía —Sí, le oculté lo de mi padre, pero usted también me ocultó el fraude por el cual lo inculparon siendo inocente — alejé las manos de su rostro — ¿Entonces, cuál de los dos es más culpable? ¿Yo por ocultarlo, o usted por callarlo?
—Tal vez ambos — su rostro se acercó hacia mí — Pero nada hubiera cambiado de haber dicho algo.
—Tal vez sí — observo fijamente sus profundos e indiferentes ojos — Pero tal vez, si me hubiera advertido, esto no estaría ocurriendo — bajé la mirada un poco dolida — Me drogaron... y me violaron — le confesé buscando un poco de empatía, pero Kazuto era un muro de hierro, alto e insondable— Claro que si habría diferencia.
—De todas formas me iba a traicionar— puse mi dedo índice sobre sus labios, callándolo.
—Sé que no perdonaría una traición, conozco el por qué — dejé caer las manos de su rostro — ¿Entiende que amenazaron a la única familia que tengo? — desvió su mirada lo que me molestó — Yo he entregado todo lo que tengo a la empresa; me he esforzado día y noche por usted y todo lo que representa — mordí mi labio inferior — Jamás he dejado que este tipo de relación interfiriera con mi trabajo... Sé que no somos nada — tenso mis brazos — No tiene que recordármelo a cada instante — mi voz se estaba volviendo inestable por lo que me detuve para tomar un poco de aire. No podía quebrarme frente a este hombre, pero las emociones que tenía dentro eran demasiado intensas para contenerlas — Usted nunca ha mostrado un poco de empatía hacia mí, aun sabiendo mi historia... Después de todo yo... — intenté controlar mi respiración, no deseaba hacer un espectáculo de mi misma, aunque no lo estaba logrando — Al menos, podría fingir que le importo un poco más allá de ser solo su amante, y la mujer en la que vuelca toda su frustración —parpadeé, las lágrimas cayeron sin contención alguna — Aunque sea por diez minutos — mis labios comenzaron a temblar — Al menos por el bebé que espero... — junto mis manos — Esta criatura no tiene la culpa de ser fruto de esta especie de relación donde jamás se involucraron los sentimientos — lo miré con la vista borrosa.
¿Podría... por favor, comprenderme?
Cerré mis ojos y lloré, él simplemente me observó, no movió ni un solo musculo con la intención de consolarme, de sus labios no salió una sola palabra de reconforte, esta actitud tan egoísta no me sorprende, él siempre fue así de distante, siempre marcando la línea en esta especie de relación, pero eso no significa que no me afecte. Minutos después me levanté lentamente con la cabeza inclinada — Con permiso — me doy la vuelta dándole la espalda, enderezo mi postura, debo de recobrar la compostura, me dirigí al baño, donde estuve encerrada por un buen tiempo...
—Señorita Yuuki debemos armar el plan contra Miller — llamo a la puerta — Lávese el rostro, que confrontarlo ahora es más importante.
Nunca antes me había molestado su indiferencia, hasta el día de hoy.
*****Horas más tarde*****
Estaba sentada en una mesa con un ambiente privado, bebiendo un jugo de frutas, cuando el señor Gabriel Miller apareció por la puerta con una gran sonrisa victoriosa, de tan solo verlo provoca que quiera golpearlo, por tratar de utilizarme a su conveniencia.
—Buenas noches señorita Yuuki — me saluda sentándose frente a mi — Espero no haberla hecho esperar mucho.
—Para nada — le contesto cortante.
— ¿Tiene la carpeta?— me pregunta impaciente.
—Sí.
—Démela — exige sin mucha sutileza.
—No sería mejor esperar a que termine esta cena — le digo levantando una ceja — o ¿Es que usted tiene mucha prisa?
—Para nada — sonríe un poco incómodo al notar como sus acciones lo delataban — Solo quiero estar tranquilo — extiende su mano hacia mí — Deme la carpeta señorita Yuuki.
—Aquí tiene — aparece mi jefe detrás de él demostrando una fuerte presencia amenazante — Buenas noches, señor Miller — le saluda tomando asiento a mi lado.
— ¿E-esto que significa? — dice asustado.
—Pensé que sería perfecto hacerle un poco de compañía a mi fiel trabajadora — dice con firmeza — Espero no le moleste mi presencia — Levanta la mano — Me tomé la libertad de pedirle una copa de vino — se acerca el mozo y deja tres copas de vino.
—Señorita Yuuki — me llama con frialdad — ¿Sabe lo que acaba de hacer? — Lo observo seria — Es una pena — alza sus hombros despreocupado mientras saca su teléfono.
—Si fuera usted, no intentaría hacer algo estúpido — dice mi jefe de manera directa.
— ¿Cómo qué? — Le pregunta mientras huele el contenido de la copa — Tiene buen gusto — dice bebiendo un sorbo del vino — La verdad, no me esperaba que ella le confesará lo que le pedí que hiciera.
—Vaya sorpresas — responde con ironía — En serio, ¿Siquiera pensaste que lo lograrías de una manera tan sencilla? — niega con la cabeza — Estás muy equivocado.
—Es un pena — deja la copa sobre la mesa — Pero en mis planes no figuraba que el gran empresario Kazuto Kirigaya estuviera aquí protegiendo a su... — me mira con desprecio — Amante — tenso mi mandíbula — De todas formas tal vez podremos llegar a un buen acuerdo — sonríe de lado con malicia — Si en verdad le interesa el bienestar de la señorita Yuuki y su reputación.
— ¿Acuerdo? — Pregunta desinteresado — No busco uno.
—Eso me obliga a publicar esos videos — finge una cara triste — Y la relación que tienen.
—Adelante, hágalo — lo reta — Pero no se olvide que este es un juego que puede ser jugado por dos — bebe un sorbo de vino — ¿Qué pasaría si la prensa se entera que la drogó para obtener esos videos? — Dice con frialdad — Usted la violo — frunce su semblante — Y gracias a eso podría mandarte a la cárcel.
—No existen tales pruebas — contestó Gabriel rascándose el cuello un poco incómodo.
—Las hay — le digo mostrando una falsa seguridad — Me hice una prueba toxicológica — le entrego el papel — Dio positivo para una droga que se usa frecuentemente en violaciones — pongo ambas manos sobre la mesa — Pagará por lo que me hizo.
— No me importa — arrugó el papel y lo ignoró al dejarlo a una esquina de la mesa — Tengo muchos contactos en los altos mandos — me mira con indiferencia — Además mis abogados me libraran de esa acusación en menos de lo que se imaginan.
—Existen los videos de vigilancia — pone ambos codos sobre la mesa — En esas grabaciones se evidencia como ella se encuentra inconsciente cuando la llevaste a tu departamento — dice mi jefe con firmeza — Es una clara muestra de lo que hiciste — cruza sus brazos — ¿Algo que decir al respecto?
— Ah — se queja — Yo no la violé — dice de mala gana — Solo grabe los videos — me mira fijamente — Así que podría librarme más fácil de esos cargos — al sentir su mirada sobre mí, los vellos de mi piel se erizaba — Lo de la droga no es una prueba contundente, ya que puede ser fácilmente manipulada — suspira con cansancio — No hay algo por lo cual deba preocuparme.
—Maldito — dije furiosa formando un par de puños con mis mano — ¿Cómo te atreves? — Segundos después siento un par de palmadas sobre mis muslos — ¿Eh? — giro mi cuello confundida hacia donde se encontraba mi jefe, me dedico una mirada que me llenó de tranquilidad.
—Es una pena — dice mi jefe fingiendo pesar — No quería recurrir a esto, pero veo que me queda otra opción — sonríe seguro — Abra el sobre que le di.
— Ah — lo mira confundido y procede a sacar los papeles del sobre — ¿Qué? — Dice sorprendido al leer de manera veloz el contenido — Tú — deforma su rostro molesto — ¿Cómo? — Golpea la mesa — Mierda — bufa irritado.
— Ahora dime — lo mira altivo — ¿Que harás si esto llega a las manos equivocadas? — Señala los papeles que le dio — ¿Tus contactos y abogados podrán ayudarte? — le pregunta de manera irónica — Estaría demás el recordarte lo significaría esto para tu pobre reputación si esto sale a la luz — notó como el color abandonaba la cara del rubio — ¿Cuántos cargos llevas hasta el momento? — Fingió pensar — Uno de violación, fraude, extorsión, robos y me atrevería a decir que hasta de homicidio — elevó su mentón — Fuiste un completo tonto al actuar sin tu amigo Vassago.
—Mierda — dijo molesto tomando la mitad del contenido que había en su copa.
—Te metiste con la persona equivocada — miro de reojo a mi jefe y la seguridad que transmite al hablar, logra apaciguar todas las inseguridades y preocupaciones que tenía respecto a esta confrontación.
— ¿Qué quieres? — tensando todo su cuello hasta su mandíbula.
— ¿Para quién trabajas? — Pregunta — ¿Por qué buscabas esos documentos? ¿Qué beneficios obtendrían? — Dice imponente, pero al ver que el señor Miller no respondía prosiguió — ¿Sabes quién soy yo? — Se acerca a él con una gran aura atemorizante y sombría — Tú no eres la única persona que tiene contactos — el rubio lo mira con un notorio enojo.
—SugouNobuyuki me lo pidió — dice de mala manera — Hay un par de documentos que quiere hacer desaparecer — se rasca la nuca — Supongo que sabes a lo que me refiero.
— ¿Los experimentos? — me apresuro a preguntarle.
— Eso no es importante — me mira inexpresivo.
— ¿Cómo puede actuar de manera tan indiferente? — Le pregunto horrorizada — Varias personas murieron — el continua con aquella expresión — Podríamos llevarte...
— Cálmese, señorita Yuuki — me pide con seriedad mi jefe — Señor Miller — lo llama — Omitió una pregunta mía — se apoya nuevamente sobre la mesa — ¿Qué beneficios obtendrían?
—Verá — bebe el ultimo sorbo — Sabe más de lo que imaginaba — apoya su espalda contra la silla — Actué de manera descuidada, subestimé la situación — lo mira desganado — Creo que deberemos cortar aquí la cena.
—No puede irse hasta que responda lo que le pregunté.
— Claro que si — se levanta — Se lo de Ishikawa— sonríe con malicia, mientras que mi jefe lo mira fijamente — Hagamos un trato señor Kirigaya — Se acerca a él muy confiado — Ninguno hará nada hasta que nos volvamos a reunir en un mes — se aleja — Me parece un buen trato.
— ¿Porqué aceptaría? — responde — Ishikawa no es nada.
— En este mundo, nada está completamente limpio — pone ambas manos en su bolsillo — Solo pido un mes.
— Vigilaré sus movimientos — tensa su cuerpo — Al notar algo extraño, todo saldrá a la luz.
— Digo lo mismo — lo mira serio antes de salir del restaurante, dejando muchas dudas en mi cabeza sobre lo que acaba de suceder.
¿Ishikawa? ¿A qué se refería? Creo que es algo que nuevo que ahora desconozco y sobre todo ¿Por qué mi jefe aceptó?
— Señorita Yuuki, no ha probado el vino — gira su cuerpo para verme — ¿Quiere de otra clase?
— Lo siento — respondo llevando la copa hacia el — Antes he tomado un antibiótico — miento — Pero bébalo usted — le entrego la copa y sus dedos rozan los míos acariciándolos de una manera discreta — ¿Por qué aceptó, señor?
— Porqué tiene razón en algo — corta las caricias.
— ¿En qué?.
— Nada es completamente limpio.
Primeramente quiero darte las gracias Sumi, por haberme ayudado a ordenar mis ideas, tambien por hecho un hermoso fanart y una espectacular portada, espero que te hayas dado cuenta que estoy pensando en lo que me dijiste, sobre ciertas cosillas, ya que este capítulo no está completo, mujer me tientas, me tientas.
Y en segundo lugar felicitar de manera atrasada a mi buen amigo
Devastador321 por su cumple.
Los quiere
Miss Lemons
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro