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XXXVII

TINIEBLAS (Part. 2)

Querido diario:

...¿Por qué me hicieron esto?...

|...|

En el seno de una familia una vez unida, aquella doncella se encontraba ahora envuelta en un doloroso silencio, desde la muerte de su amada madre; la única que influenciaba la paz y armonía entre la relación familiar de los seis hermanos, cambio de mal en peor. Los insultos y gritos terminaron por herir el corazón de la única presencia femenina que aún seguía con vida en la mansión.

El eco de su voz que antes podía ser escuchada, ahora se pierde en un vacío frío, mientras sus palabras se desvanecen en el aire sin ser escuchadas. La indiferencia de sus seres queridos la rodea como una sombra, dejándola a merced de la soledad en un mundo donde una vez fue amada.

A pesar de querer seguir adelante, la pobre e indefensa niña temía por su futuro, y tras haberse sentido perdida en sus pensamientos e ideas, se dio cuenta como la actitud de sus amados familiares cambiaba en su entorno con el pasar de los meses. El rechazo y frialdad hacia ella, fue un duro golpe; como si el odio y rencor combinados, se transmitiera en su persona por algo que ella misma no cometió. Fue ignorada y rara vez conversaban con ella, por mucho que quisiera hablar ya nadie la escuchaba, se sentía sola durante el desayuno y almuerzo tras haber sido sorprendida por parte de los fantasmales sirvientes que los príncipes de ahora en adelante cenarían en sus habitaciones por un determinado tiempo.

Había algo de maldad en el ambiente donde vivía, y no estuvo alerta...

***: Señorita Sakura... Su Té.

Sakura: Gracias... Hilde... -. Respondió tranquila la bella vampira hacia su fiel sirvienta, que le dejaba una fina taza de exquisito Té sabor a rosas para calmar sus ansiedades.

Se encontraba solitaria en su habitación, pensando en la forma de unir nuevamente una vez más a su familia; y aunque se había ido su Madre, no significaba que no puedan seguir en disfrutar de su vida si le daban una nueva oportunidad de estar juntos.

Para todos los presentes, la servidumbre leal a la memoria de ella y su difunta madre, se preocupaban cada vez más por su estado mental; su sonrisa y luz eran una de las mayores bendiciones que cada día esperaban con ansias recibir, pero su espíritu llena de libertad y soñar se fueron tras las duras penas de su vida por el dolor y cruel tratado en persona por parte de los amos, quienes cambiaron de la noche a la mañana.

Y todos temían por el cambio.

Hilde: Debería tomarlo. Antes de que se enfríe mi señora...

Sakura: ...Se ve muy diferente... -. Respondió con duda la vampira de ojos verde azulados, tras mirar como la consistencia de su peculiar y nuevo Té le era servido. Sin embargo, por lo cansada y preocupaba que estaba, no le dio vueltas más en el asunto, creyendo fielmente en lo que le decía su más fiel criada.

Hilde: Le agregue un poco de miel. Para endulzar su día. Mi señora... -. Contesto la bruja con una sonrisa felina en su mirada.

Sakura: Esta bien...

- ¡TOC, TOC, TOC, TOC! (Golpe de Puerta) -

Hilde: ...

Sakura: Adelante.

***: ...

Sakura: ¿Subaru-nii? -. Sorprendida, la vampira se sorprendió con la llegada del príncipe más joven de la mansión con frialdad en sus ojos; la mirada profunda y seria del vampiro de cabellos albinos la hizo sentir aún más abatida por las muestras de indiferencia en su persona desde aquella noche. Una parte de ella, creía que solo se trataría de una etapa, y volvería a ver la tierna mirada de calidez y alegría en el corazón del albino como en los viejos tiempos. Pero estaba equivocada.

Subaru: Debes bajar a la entrada. Es urgente.

Sakura: C-claro... Gracias por avisar. -. Declaro la vampira de ojos azules con inocencia en su mirada, mientras dejaba su Té servido en la bandeja, para ir hacia el vestíbulo.

El sexto príncipe miró con dureza a la sierva de ojos rosados bajar su mirada, el cual este, examinó la bebida con interés.

Subaru: Deshazte de eso ahora.

Hilde: Con todo respeto mi señor... Estoy seguro que la Señorita Sakura le encantaría ver su Té---

Subaru: ¿¡Acaso piensas que soy un tonto!? -. Grito furioso el vampiro de ojos rubí oscuro, mirar con rudeza a la pobre bruja, a quien, con vergüenza en su mirada, asentía nerviosa por la inesperada actitud de su amo; quien por muchos era conocido por ser el más agresivo y fuerte de los seis herederos temer por su vida.

Hilde: Nunca me atrevería a pensar eso mi señor...

Subaru: Y una cosa más. No vuelvas a verter líquidos extraños en su bebida.

Hilde: ¡Jamás me atrevería hacerlo mi amo!, ¡Soy leal al apellido Sakamaki! Sobre todo, a mi ama que siempre me ha protegido...

Subaru: Tienes la lengua demasiado vulgar para hablarme de esa manera. Pero te llegará tu momento. -. Exclamo con dureza el albino de ojos rojos, que le advertía a la horrible sirvienta, sobre las consecuencias de sus actos, intentar hacerle daño a la amada flor de cerezo, era un crimen imperdonable, y ninguno de los seis hermanos estaba dispuesto a tolerar.

•••

Mientras en el gran vestíbulo de la mansión, la bella vampira de cabellos dorados bajaba entre las escaleras, observando cómo el resto de los cinco hermanos del clan, estaban reunidos en la sala; con la presencia tan conocida, de cierto vampiro de cabellos verde oscuro con algunas extrañas maletas.

Confundida, la muchacha no sabía el motivo de la visita del hombre mayor, pero con una sonrisa, lo recibió con gusto al tratarse de un invitado; replicando sus buenos modales para hacer aún más cálida la bienvenida a un miembro de la familia.

Sakura: Tío Richter es una agradable sorpresa. ¿A qué se debe tu visita?

Richter: ...

Sakura: ¿Tío?... -. Sin decirle nada, las miradas frías pero serias en los miembros masculinos presentes, no le respondían con nada ante la verdad, solo se limitaban a ver como el vampiro mayor de cabellos verde oscuro, le entregaba en sus manos una peculiar carta, con el sello familiar del clan Sakamaki; un mensaje del Rey de los Vampiros...

𝑸𝒖𝒆𝒓𝒊𝒅𝒂 𝑺𝒂𝒌𝒖𝒓𝒂:

𝑫𝒆𝒔𝒅𝒆 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂, 𝒕𝒖 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 𝒚 𝒔𝒆𝒓𝒗𝒊𝒄𝒊𝒐 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒎𝒂𝒏𝒔𝒊ó𝒏 𝒚𝒂 𝒏𝒐 𝒔𝒆𝒓á 𝒅𝒆 𝒖𝒕𝒊𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅.

𝑫𝒂𝒅𝒂 𝒍𝒂𝒔 𝒄𝒊𝒓𝒄𝒖𝒏𝒔𝒕𝒂𝒏𝒄𝒊𝒂𝒔, 𝒔𝒆 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒔𝒊𝒈𝒂𝒔 𝒖𝒏𝒂 𝒃𝒖𝒆𝒏𝒂 𝒐𝒇𝒆𝒓𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝒎𝒂𝒕𝒓𝒊𝒎𝒐𝒏𝒊𝒐 𝒆𝒏 𝒂𝒍𝒊𝒂𝒏𝒛𝒂 𝒄𝒐𝒏 𝒂𝒍𝒈𝒖𝒏𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒂𝒍𝒊𝒂𝒅𝒐𝒔 𝒂𝒍 𝒔𝒆𝒓 𝒉𝒊𝒋𝒂 𝒚 𝒉𝒆𝒓𝒆𝒅𝒆𝒓𝒂 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒑𝒆𝒍𝒍𝒊𝒅𝒐 𝑺𝒂𝒄𝒉𝒊𝒊𝒓𝒐. 𝑵𝒐 𝒔𝒆𝒓í𝒂 𝒃𝒖𝒆𝒏𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒅𝒂𝒎𝒂 𝒄𝒂𝒔𝒂𝒅𝒆𝒓𝒂 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒕ú, 𝒔𝒆 𝒅𝒆𝒅𝒊𝒒𝒖𝒆 𝒂 𝒍𝒂 𝒅𝒊𝒏𝒂𝒔𝒕í𝒂 𝑺𝒂𝒌𝒂𝒎𝒂𝒌𝒊.

𝑴𝒊𝒆𝒏𝒕𝒓𝒂𝒔 𝒔𝒆 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒅𝒆 𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝒃𝒖𝒆𝒏 𝒄𝒂𝒏𝒅𝒊𝒅𝒂𝒕𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝒕𝒖 𝒎𝒂𝒏𝒐, 𝒓𝒆𝒔𝒊𝒅𝒊𝒓á𝒔 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒎𝒂𝒏𝒔𝒊ó𝒏 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏𝒐 𝒎𝒆𝒏𝒐𝒓, 𝑹𝒊𝒄𝒉𝒕𝒆𝒓.

𝑴𝒊𝒔 𝒎á𝒔 𝒄𝒐𝒓𝒅𝒊𝒂𝒍𝒆𝒔 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐𝒔...

-. 𝑺𝒂𝒌𝒂𝒎𝒂𝒌𝒊, 𝑲𝒂𝒓𝒍𝒉𝒆𝒊𝒏𝒛.

Sakura: ¡...! -. Sorprendida con la carta, la pobre vampiresa no podía creer la noticia.

Nunca imagino, que su tiempo en la mansión llegaría a su fin; por eso el desprecio, las miradas frías y adoloridas de los seis príncipes herederos al trono. Ahora lo entendía todo, ellos esperaban que se rindiera con intentar llegar a sus frías barreras para que se largara lo más pronto posible.

Con la muerte de su madre, el Rey había tomado su decisión de desposarla con otro miembro de su corte.

Richter: Es hora.

Sakura: Por favor Tío, ¡No quiero irme! Este es mi hogar... -. Respondió con lágrimas en sus tristes ojos la bella joven, quien ya hacía arrodillada en el frío suelo del vestíbulo por una oportunidad en su libertad y deseos, de impedir este matrimonio ante un desconocido; todos esos hombres a quienes la pretendían tenían sus sucias intensiones, y sabía que jamás albergarían el cariño y amor de una posible pareja, si esperaban solo en obtener los beneficios del estatus y bienes de su herencia familiar por parte de su Padre y Madre a quien le dejaron todo en su testamento familiar. Para su cruel realidad, las historias de cuentos de hadas no existen con un final feliz en su vida, y suplicando por ayuda, temía por las malas alimañas que este cruel hombre podría darle en su futuro.

Richter: Me temía esto. Creo que tendrá que ser por las malas. -. Exclamo el vampiro de ojos rojos, sonreír con malicia en su mirada, mientras dirigiría una mirada de asentamiento a los sirvientes de la mansión, para llevar a la fuerza a la pobre mujer, que se resistía.

Sakura: ¡Kyaa!, ¡No!, ¡Por favor!... ¡Chicos!, ¡Ayuda!---... -. Jadeo la indefensa vampira, esperando alguna expresión y gesto por parte de sus amados familiares por su rescate.

Sin embargo, para su tristeza, ningún la miro a los ojos, y la ignoraron mientras ellos caminaban hacia sus respectivas habitaciones.

Lágrimas de tristeza, se esparcieron en mares en sus delicadas mejillas rojizas; y cuando volteo a encarar una vez más al hombre de cabellos verde oscuro, sintió un fuerte dolor en su cabeza, perdiendo toda su consciencia.


_________ 🥀 ________

~Omake~

Los sonidos del crujir de los galopes de los caballos desaparecían entre la neblina del oscuro bosque de la mansión Sakamaki. Mientras seis pares de ojos miraban como la fina carroza se desvanecía en el aire como un triste recuerdo. Nadie dijo nada al respecto cuando se fue la última de sus luces.

Cierto chico de cabellos albinos, caminaba entre los pasillos pensando al respecto, pero se quedó sin palabras cuando miro a su hermano mayor cerrar con llave la habitación dorada, mientras tapizaba la pared para olvidar el triste recuerdo de aquel cuarto perteneciente a la llamada Princesa del Cerezo.

Subaru: ¿Qué estás haciendo? -. Exclamo enojado el vampiro de ojos rojos hacia cierto hombre de cabellos negro profundo, tras haber terminado de cubrir con perfección su labor.

Reiji: Eso no te incumbe Subaru. -. Respondió el vampiro de ojos color magenta, mientras guardaba la llave dorada entre sus bolsillos. El mismo chico, se retiró de la vista de su hermano más joven, y desaparecía sin decirle algo más al respecto, y solo asentía con frialdad junto con seriedad en su mirada con tal melancolía, que ahora albergaba en su corazón.

Subaru: ¿Estabas de acuerdo con esto?... Shu. -. Respondió el menor de los seis hijos, hacia cierto vampiro de ojos azul profundo a quien se encontraba durmiendo entre los oscuros pasillos de la mansión; el albino de ojos rojos, había sentido su presencia cuando terminó de hablar con el segundo hermano del clan, y aunque no dijo nada sobre lo sucedido, solo respondió con sus peculiares palabras para no sufrir más de lo que ya había hecho.

Shu: Esto es un dolor.

Subaru: ¡Tsk!

Los días tristes y solitarios para los seis príncipes estaba por llegar a la mansión, cuando se les fue arrebatada su preciosa flor de cerezo; donde su misma aura de arrepentimiento y culpa, llegarían tarde o temprano para el resto de los herederos del clan, por no haber interferido en las decisiones de su progenitor.

Pero ya era demasiado tarde.

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