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XXXIV

AMANECER

Querido diario:

Hasta la más bella rosa blanca, puede teñirse de rojo...

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La luz en la oscura y tétrica mansión del clan Vampiro, era un ambiente un poco frecuente de ver y sentir en el cálido horizonte de un nuevo mañana, que se esparcía en los dominios de las criaturas de la noche, tras el sonido de los rayos y truenos con las inmensas gotas de lluvia de la noche pasada.

Para su sorpresa, una bella joven de cabellos dorados, ya hacia despierta ante el recuerdo de su profundo sueño, más bien una terrible pesadilla...

•••

Sin esperar un minuto más, la bella Vampira de sangre pura, bajo silenciosamente hacia el comedor de la mansión; el cual, seis de los príncipes herederos a la corona, se encontraban desayunando en silencio.

Sus expresiones, frías y sin emociones, eran un hábito común en sus miradas; avergonzada tras su retraso, la joven asintió en una reverencia para disculparse ante su llegada. Ninguno de los vampiros dijo al respecto, pero sí que sintió una que otra mirada dirigirse hacia su persona; que la puso mucho más nerviosa, con cada uno de los seis pares de ojos brillantes que la observaban fijamente.

Shu: ...Sakura...

-. Ah~ Sakura... -. Su nombre había sido nombrando por parte del primogénito del clan vampírico, tras haber sido el primero en provocar a la vampiresa con el aroma tan embriagador de su sangre; que no tardó en responder a su petición ante la desesperación, de ser llamada por su sed incontrolable de aquel liquido carmesí rojo entre sus labios.

El resto de los cincos hermanos del clan, miraban con recelo la escena, desesperados de ser ellos quienes tomaran el lugar del vampiro de cabellos rubio-anaranjados con anhelo.

Apenas, podía aguantar cierto segundo hermano, su instinto de matar con sus propias manos a su hermano biológico por lo que vio; las miradas fijas de aquellos ojos azules y magenta, no tardaron en cruzarse; la rivalidad causada una vez más por los dos hijos mayores del Rey, eran inevitables, y con una sonrisa burlona en su rostro, el primero reclamó por esta vez su victoria.

•••

Kanato: ...Estas muy callada... ¿No es así... Teddy?

-. Ah~ ¡Onee-chan! -. Sin saber cómo, rápidamente la vampira fue velozmente hacia el cuello del segundo trillizo, tras terminar satisfecha con su primera presa; ahora ya hacía en los brazos del vampiro de cabellos morados al ser el segundo más cercano de distancia entre el hijo mayor del clan.

El joven vampiro, estaba más que contento, por ser reclamado por su amada muñeca, que no le importo el dolor y desesperación de la vampira por su sangre; siguió abrazándola con dulzura y paz en su corazón, e ignoro la poca fuerza que tenía para soportar tal dolor, que termino por desmayarse por la pérdida y cansancio de todo.

Sim embargo, ella deseaba todo de cada uno de ellos...

•••

Laito: Fu,fu,fu~ ¿Acaso piensas cosas eróticas?...~

-. Ah~ Oppai-chan~ -. Y al igual que sus dos hermanos, estaba más que feliz y glorioso, por sentir los colmillos de la vampira vagar entre su cuello; no dudo en actuar sin vergüenza en la situación, con algunos de sus gemidos con cada suspiro que creaba la cálida sensación del cuerpo de la bella joven de cabellos dorados, quien actuaba de forma erótica e indecente en su persona.

Por si fuera poco, su actitud pervertida se apodero de una forma un tanto juguetona; sus manos frías posaron en la cintura tan definida de su amada, quien, excitado por sentir la suave piel ante la seda tan traslucida de su vestido, bajaban sus manos de forma sensual a los muslos carnosos de la doncella.

Una escena que lo dejo sin aliento cada vez que su sangre era drenada de su propio cuerpo.

•••

Ayato: Cállate Laito.

-. Eso es... Bebé de Ore-sama. -. El privilegio ahora, paso a ser del primer hermano trillizo, en sentir los hermosos colmillos de la bella princesa de su clan.

Cuando menos se dio cuenta, su gemelo de sangre se sintió decepcionado, por no dar más de lo necesario, y veía a lo lejos algo agotado, como el hijo privilegiado de su madre gozaba de la experiencia tan excitante, que dejaba a todos extasiados de gran gozo.

Sin embargo, para el ego del vampiro, quería ser más que una bolsa de sangre de una sola noche...

-. ¡Mmm!~

Con atrevimiento, el vampiro de cabellos rojos, masajeo con suavidad y firmeza uno de los grandes senos de la inocente vampira, quien reposaba en el cuello del príncipe de la oscuridad, en sus brazos; la sensación de sentir las indecentes manos frías de aquel hombre, la hicieron estremecerse, pero a la vez la hicieron gemir mientras bebía la sangre del ultimo hermano trillizo de la familia; mientras a lo lejos, cierto albino de ojos color rojo, miraba furioso los brillantes ojos verdes esmeralda de su medio-hermano mayor por su atrevimiento tan descarado; a diferencia de su anterior hermano, este lo hizo para provocarla, y tener aún más expresiones, al despertar una nueva cara de lujuria en el rostro de la inocente vampira de sangre pura.

•••

Reiji: Es de mala educación conversar en la mesa.

Sakura: ...Y-yo... S-solo...

Shu: Esto es un dolor. -. Respondió el mayor del clan murciélago, quien al sentirse enojado y frustrado con cada día que pasaba en su larga y eterna vida, se fue sin decir una palabra más en el comedor.

Muchos de los presentes, imitaron la actitud de su hermano mayor, ante la fastidiosa idea de convivir en familia; la hermandad del apellido Sakamaki.

Reiji: La cena ha terminado. -. Declaro el segundo mayor de los seis hermanos, enojado, tras ver la poca actitud de modales que expresaban cada uno de los vampiros como niños malcriados, y no como verdaderos Príncipes del clan Murciélago.

Para la pobre doncella de cabellos dorados suspira con tristeza en otro desastre prologando ante una buena cena; los cambios de humor por cada uno de los hermanos vampiros eran inevitables, y solo en pocas situaciones eran manejados. Apenas se toleraban entre ellos cuando ella misma se los pedía; viendo lo dedicado que estaba su segundo primo mayor, se quedó de último minuto para acompañarlo, y no hacerlo sentir aún más solo.

Sin embargo, no pudo evitar notar, como el cuello del vampiro de cabello negros, estaba vendando con algunas vendas a su alrededor.

Sakura: ...Reiji...

Reiji: ...¿Qué ocurre?

-. ...Ahhr... Sakura. -. El siguiente de ellos fue el chico de ojos color magenta, a quien tomaba desesperadamente la vampira su sangre entre su cuello; el perfecto traje antes ordenado del segundo mayor del clan vampírico, estaba más que rasgado y desarreglado, tras ser embestido con fuerza en las garras de su ropa con las cálidas manos de bella Princesa de cabellos dorados; la sangre mezclada con el más ordenado y sofisticado vampiro del clan, no le importo su más desagradable aspecto, con tal de satisfacer los deseos reprimidos de la mujer que amaba en este mundo.

Apenas podía controlar sus impulsos, y deseos de lujuria con avaricia en su mirada; ver con sus propios ojos cada uno de los actos de los otros tres hijos del clan, fue una tortura para el esperar su momento.

Pero valió la espera.

•••

Tratando de tranquilizar y resolver sus pensamientos, la joven se encontraba caminando en el hermoso jardín de rosas blancas, tratando de recordar cada una sus acciones en la anterior noche, que la hicieron sentir avergonzada consigo misma, tras llevar sus instintos demoniacos en otro nivel con sus amados familiares, y la hicieron sentir más que aprovechada en la situación.

El increíble aroma encantador de las rosas junto con el viento soplando en el horizonte, la hizo recordar a la difunta imagen de su amada Tía, quien era apodada como la más bella flor blanca de la mansión; de forma curiosa y lejos de ella, se sorprendió cuando vio a cierto albino de ojos rojos mirarla con sorpresa, a tan oscuras horas de la noche...

***: Oye.

Sakura: ...Subaru-kun.

Subaru: ...

-. Sakura... -. El último pero solitario heredero del clan vampírico, sentía como en cada segundo, su sangre era absorbida de su cuerpo ante la sed de su querida rosa; que ahora bebía de él.

El vampiro de ojos carmesí, apenas podía equilibrarse con sus pies, por la inevitable anemia, que sufría su cuerpo cada vez más débil; aunque no se desmayó como su cuarto hermano mayor, sabía que el resto de sus demás medio-hermanos estaban igual que agotados; no dudaron en sentarse y relajarse al tratar de recuperar de la poca energía que tenían, hasta que terminara la noche de luna llena.

Había sido un sueño real por todos, ser reclamados la bella vampira de sangre de pura, tras beber directamente de su más privilegiada sangre real, que corrían por sus venas; como una orgia sexual, cada vampiro se sintió más que satisfecho por esta increíble noche, que jamás olvidarían por toda la eternidad, y eran solo posesión de ella.

Solo esperaban con el tiempo, remplazar las leves caricias y besos, por algo más íntimo en recorrer entre sus manos y labios, entre los muslos carnosos de la hermosa doncella pura, quien ahora oficialmente era una mujer lista para la cosecha. 


-. A veces, el destino puede ser trágico...

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