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XXIII

RIVALIDAD

Querido diario:

Las pesadillas pueden volverse reales como no lo imaginas.

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Sin importar el dolor trasmitido bajo su cuerpo, la vampira suplicaba internamente por ayuda ante sus dolorosos gemidos, tras haber sido mordida; su sangre esparcida alrededor de su cuello, la dejaron sin respirar por el poco aire y oxigeno entre sus pulmones.

Como una pesadilla se tratase, la joven de ojos azules despertó sola en su habitación; tendida bajo sus suaves sabanas y almohadas, tras haber sido despertada de ese horrible recuerdo...

Con ingenuidad en su persona, la vampira rogo que todo fuera solo un simple sueño; pero para su horror y vergüenza, había sido realmente real.

Pues en su cuello, pudo sentir la enorme mordida de aquel vampiro, que había tomado por primera vez su sangre.

Sakura: ...¿Q-qué hice?... -. Asustada, la joven tuvo repentinamente recuerdos de la noche anterior antes de su desmayo; se aseguró de alimentar a su primo con su sangre, tras haberlo visto tan débil e indefenso, que entro en ella en un estado de preocupación y dolor en su corazón, que la hizo actuar sin pensar en su cometido, que era un posible tabú para la sociedad humana.

Para los vampiros, compartir la sangre, se trataba de un acto compasivo y lleno de amor hacia su semejante; especialmente para los amantes, que veían esto como algo sumamente íntimo y excitante en el acto, tras sentir la sed de sangre y lujuria compartida entre su pareja.

La pobre Sakura, estaba totalmente avergonzada; creyendo, que tal vez su primo, había malinterpretado su acción, y eso la dejo totalmente sonrojada tras recordar los brazos cálidos, y de la mirada profunda de los hermosos ojos verdes esmeralda del vampiro mayor; la hizo experimentar algo, que nunca había sentido por una persona...

•••

Arreglada con un hermoso vestido de escote de corazón blanco; la vampiresa trato de cubrir su herida con algo de maquillaje y vendas alrededor de su cuello, intento evitar las llamadas de atención de todos en la mansión, que posiblemente terminaría en un gran desastre y un gran problema entre ella y su primo de cabellos rojos ante aquel acto, que está totalmente prohibido hacer entre ellos. Sobre todo, a ella, quien debía mantener su pureza intacta para ser un buen material de esposa.

El horrible clima se había transformado para gusto de la vampira; en un hermoso día soleado, indicando, que toda tranquilidad y esperanza podrían ser encontrados en este día tan encantador.

Con pasos ligeros, fue a buscar la presencia del más joven de los trillizos en su alcoba, para hablar sobre lo sucedido; todavía sonrojada, la vampira no sabía lo que tenía que decir, y tocando con determinación la puerta, su tristeza y decepción entraron en ella, tras no encontrar la presencia del hombre de cabellos rojos en su habitación.

Eso significaba, que el castigo impuesto por parte de su Padre había comenzado; ser exiliado y encerrado en las oscuras y ruinas mazmorras ocultas de la mansión, por haber asesinado a su progenitora.

Sakura: Ayato-nii...

•••

Para el desayuno, el gran comedor quedo en un profundo silencio, y nadie compartió una sola mirada entre los presentes tras recordar de los sucesos del día anterior. Apenas se escuchaban el sonido de los cubiertos y vajillas servidas para la cena habitual.

A pesar de lo ocurrido, la madre de la joven vampiresa, seguía mirando a su hija con ternura, y tomó su mano durante el resto de la merienda, tras sentir el aura tan deprimente y nervioso de su amada flor.

Todos desaparecieron, cuando dio por terminado el tiempo, y la más bella dama, quería continuar con sus tareas diarias para distraerse un poco; su amada madre, le insistió que descansara, mientras ella se ocupaba de todo.

•••

Agradeciendo a su progenitora, camino hacia el vestíbulo, directamente hacia su habitación entre los enormes pasillos, mientras se perdida en sus pensamientos y recuerdos; la rebelión de sus primos, el asesinato de la primera esposa, su confrontación con el Rey de los Vampiros y primera mordida, fueron muchos de los eventos que había pasado la joven por desgracia estos días, que jamás pensó imaginar que ocurrirían, pero que por un lado estaban escritas en la historia, y eso era algo, en que ella no podía interferir.

Todo pensamiento por ello fue totalmente desecho, cuando observo una sombra de una silueta bastante familiar durmiendo en el suelo.

Sakura: Shu-nii.

Shu: ...

Sakura: ¿Qué haces en los pasillos?...

Shu: Intento dormir.

Sakura: Esto... Pero, no sería mejor... ¿Ir a tu habitación?

Shu: ¿Acaso quieres llevarme a mi cuarto?, mujer pervertida.

Sakura: ¿Eh? -. Esas palabras, dejaron desconcertada a la pobre joven, quien jamás pensó escuchar en los labios de su primo mayor, a quien le tenía total y profundo respeto admirable; nunca imagino que alguien tan amable como el, había cambiado de personalidad tan pronto tras su regreso en las frías montañas. Pero sabía, que todo ese dolor era producto de la disciplina exagerada de su fallecida Tía, como futuro heredero al trono del Clan Murciélago. Pero eso lo perjudico aún más, cuando su querido amigo humano había fallecido por su culpa.

Edgar era una de las principales razones por la que Shu había cambiado tanto, y aunque también le tenía aprecio al humano en el pasado, una parte de ella sabía que lo había dejado roto por dentro, y no deseaba que alguien más querido para él, terminara de la misma manera en que empezó todo. En el fuego.

Shu: ...Je... Solo bromeaba. -. Respondió el vampiro burlón, quien ahora se encontraba de pie en los pasillos; invadiendo el espacio personal de la muchacha, que veía todo con sorpresa, tras mirar los hermosos ojos color azul del hombre de cabellos rubio-anaranjados, mirarla con una posesividad y lujuria combinada.

Sakura: S-shu...

Shu: Hueles a él... Ayato ha sido el primero. -. Respondió frio el vampiro, mientras quitaba el resto del maquillaje y vendas que usaba la vampiresa; que cubrían la mayor parte de los moretones y de la gran mordida en su cuello, perteneciente al más menor de los trillizos. Eso dejo en profundo odio, y asco, al más grande de los seis hermanos, y estaba más que furioso por lo que veían sus ojos. El juego había comenzado.

Sakura: N-no es lo que piensas...--- ¡Ah! -. Grito con dolor la vampiresa, tras sentir en el mismo lugar antes mordido en su cuello, los dientes afilados del hombre de ojos azules beber su fina sangre; deleitándose con el sabor y gemidos de su amada prima menor.

Shu: Esto... Es de la más grande calidad... Sakura-chan...

Sakura: Shu-nii... ¡P-para!...

Shu: ¡...! -. Tras mirar las lágrimas de la chica, el vampiro sintió la culpa invadir su cuerpo, tras ser evadido por la posesividad de reclamar a su amada prima, que no le había dado abiertamente el permiso, de beber de ella. Esa mirada, la había visto una vez, cuando se marchó de la mansión para cumplir su castigo en las frías montañas, y se prometió así mismo, que nadie jamás, la haría llorar de esa forma. Pero para su desgracia, era él, quien había roto su promesa.

Sakura: S-shu...

Shu: Perdóname...

Sakura: Shu... Está bien... No fue tu culpa...

Shu: Vuelve a tu habitación. -. Respondió el hombre, sin atreverse a mirar a la dulce e inocente joven, que lo había perdonado por su atrevimiento; sabía que no merecía su compasión y perdón, pero no podía culparla por ser un alma compasiva y dulce, que solo hicieron enamorarse profundamente de ella aun más.

•••

Más tarde, la joven de cabellos dorados, reflexionaba las acciones de sus dos conocidos familiares, que había bebido sin preocupación alguna, parte de su sangre; el cual tenía pensativa a la vampiresa, con respecto al futuro de su relación con sus amados primos mayores de ahora en adelante.

Ella estaba creciendo, y poco a poco, su mente iba formando el rompecabezas, de todas esas expresiones y acciones que realizaban sus primos hacia su persona; y sabía que tal vez, ya no la veían como una simple hermana o prima, sino como mujer.

Tratando de ocultar el secreto lo mayor posible, la vampira espero la oscuridad de la noche, para llevar a escondidas; un pequeño refrigerio para ambos vampiros, como una disculpa por su desobediencia, por tan solo mantenerlos a salvo.

•••

Bajando silenciosamente hacia la cocina, la joven puso manos a la obra.

Silenciosa pero precavida, la vampira bajo directamente hacia las oscuras mazmorras, donde se encontraba a cierto vampiro de cabellos rojizos, descansar tranquilamente en su celda; sin hacer cualquier ruido, la joven deposito una cesta con deliciosos takoyakis adentro, que serían del gusto del muchacho tras las rejas.

Dejo una carta sellada con su nombre y sello personal, para que la leyera más tarde.

•••

Volviendo entre los oscuros pasillos de las habitaciones de la mansión; silenciosamente, la mujer dejó una pequeña bolsa en la habitación del más grande de los seis miembros masculinos de la mansión; la bolsa estaba adornada con una preciosa cinta, que llevaba consigo chocolates, que serían del agrado del hombre de ojos azules, que se encontraba durmiendo en su alcoba.

Sin hacer ruido, la joven arropó con una manta felizmente al mayor, por ver con tranquilidad del profundo sueño de su amado primo con una sonrisa.

Ella creyó, que los dos vampiros estaban durmiendo, pero realmente ambos, ya habían sentido la presencia de la menor desde kilómetros, y solo se dedicaron a esperar su presencia.

•••

Con una sonrisa, la joven felizmente regresaba en camino hacia su alcoba para descansar; cuando tuvo la sorpresa, de encontrarse con un cierto hombre de cabellos color negros, sostener un candelero de velas; iluminar su rostro serio, ante la fría oscuridad de los pasillos de la mansión.

Sakura: Reiji-kun...

Reiji: Deberías estará ahora en la cama. Sakura.

Sakura: Gomenasai... Yo no podía dormir...

Reiji: Ven conmigo.

•••

En un abrir y cerrar de ojos, la joven de cabellos rubios, se encontraba ahora en la habitación privada del hombre de ojos magenta; la tranquilidad y elegancia, combinaban perfectamente con la personalidad del según mayor de los seis vampiros, y aunque en el pasado, había sido rutina de ella, visitarlo cuando era pequeña para su sección de lectura nocturna, esos momentos fueron olvidados cuando la pubertad en la vampira creció; pues él, creía que no era ejemplar que una futura dama como ella, entrara a otras habitaciones masculinas sin haberse casado aún.

Sin embargo, toda vergüenza por parte del más ejemplar miembro de la familia, fue reemplazado cuando miro apenada, a su primo cambiarse de ropa por su pijama, mientras le ofrecía tranquilamente una taza de Té.

Sakura: Arigato. Reiji-nii...

Reiji: ...

Sakura: Esto... ¿Tampoco podías dormir?... -. Tratando de evadir su sonrojo, la joven intento cambiar el tenso ambiente con una sonrisa y tranquila platica entre ellos, tras volver a mirar, los ojos tan fríos e inexpresivos del hombre mayor sin sus gafas.

Reiji: Estuve terminado unos asuntos en mi laboratorio.

Sakura: Ya veo. Espero que todo esté en orden---

Reiji: Será mejor que evites meterte más en problemas. Sakura.

Sakura: ¿Q-qué?... -. Sorprendida, la pobre vampira no noto lo rápido, que había sido el hombre con ella; y tan solo en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba tendida entre las sabanas de la cama, aprisionada entre los brazos y cuerpo, del segundo mayor de familia Sakamaki.

Reiji: No tienes permitido ver Ayato en este momento.

Sakura: Pero él dijo que---

Reiji: Sobre todo, tienes prohibido a relacionarte ahora con ese vago, que ahora está de nuevo en la mansión.

Sakura: Reiji-kun... No hablas así de Shu---

Reiji: No digas su nombre cuando estemos solos. -. Dijo frío y serio el vampiro, quien se acercaba más a la joven muchacha temerosa, por el poco espacio personal que ahora tenía; ella observo, los encantadores ojos color magenta, que la miraban con una sensación de presa y lujuria, que la hicieron sentir aún más avergonzada que nunca. Podía sentir un leve cosquilleo por debajo de su abdomen, pero solo miro como las manos del vampiro se dirigían lentamente hacia su cuello inspeccionándolo.

Sakura: Reiji... ¡Ah! -. Gimiendo de dolor, la joven no soporto derramar unas cuantas lágrimas entre sus ojos, tras haber sido mordida tan fuertemente, por parte del hombre de ojos magenta; que sentía el dulce manjar del sabor a sangre entre sus papilas gustativas, que lo dejaron adicto ante los gestos y gemidos, de su amada prima menor. El segundo miembro del Clan Murciélago estaba tratando de drenar sus impulsos sádicos, tras sentir los cálidos brazos de su amada entre su cuerpo.

Y sin privar de su mirada, observo con detalle de la hermosa vista.


-. No permitiré que él se quede contigo. Sakura.


_________ 🥀 ________

~Omake~

El primogénito de la familia Sakamaki ya hacia descansado en la oscuridad de la noche en su habitación; rebobinando sus pensamientos sobre sus actos, que marcaron un mal comienzo en su futura relación con la vampiresa menor, su amada prima Sakura; no era sorpresa, que todos en la mansión estuvieran encantados por su belleza, pero su amabilidad e inocencia, atraía las miradas para cualquiera que la viera.

Él se había enamorado de ella desde la primera vez que la vio bailar en sintonía con su música; era la única mujer por la cual, merecía vivir en este mundo tan cruel y horrible en su futuro.

Nunca quiso ser el siguiente en la línea como sucesor, deseaba una vida normal y sencilla al lado de su amada, en una hermosa casa con hijos, lo más alejado de las responsabilidades de su madre y padre como futuro Rey.

Una vida tranquila y maravillosa que solo soñaba para su deleite; imaginándose a él, a Edgar y a Sakura juntos.

Fue una sorpresa para él, que su sueño, se viera interrumpido con su presencia, y tras sentir el aroma tan de cerca; vio como un par de dulces sabor a chocolate, eran dejados en su habitación.

Se maravilló con el detalle de su inocente gesto de disculpa, y con una sonrisa hacia la luna, recordó a la hermosa vampira.

Pero todo se vería interrumpido, cuando olfateo cierto olor a sangre, de la habitación al lado de la suya.


-. Maldita seas Reiji.

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