XXI
SANGRE OSCURA
Querido diario:
Jamás sentí tanto miedo en vida.
Esas miradas...
La señorita Cordelia...
Está muerta.
|...|
Los primeros rayos de la luz sol, deslumbraron la habitación de la hermosa joven de cabellos rubios, que se encontraba acostada entre las sábanas de su cama, mientras trataba de recordar algo de los sucesos ocurridos la noche anterior.
Todo era confuso, pero podía recordar las palabras de aquel humano, que le advirtieron de su futuro; si todavía residía en la mansión en más tiempo, un grave peligro se aproximaría. De solo imaginarlo, no podía creer que serían capaces; las personas que amaba, le hicieran semejante daño.
***: ¡Sakura-chan!
Sakura: ¡Mamá! -. Con lágrimas en los ojos, la vampiresa abrazó cálidamente a su amada madre, quien llegaba rápidamente a su habitación para observarla ante su estado tan frágil. La dama de ojos color carmesí, se lamentaba por el débil estado de su única hija, que ya había pasado por muchas cosas, durante su estancia.
Akina: Todo esta bien mi cielo.
***: Me alegro que estés a salvo.
Sakura: ¡Shu-kun! -. Feliz, la joven se maravilló al ver la presencia del más grande miembro de la familia; su amado primo de ojos azules, regresaba finalmente a la mansión, tras haber cumplido su castigo por parte de su progenitor en las frías montañas nevadas.
Shu: Me enteré de lo sucedido. Perdóname...
Sakura: Esta bien Shu-nii, no fue tu culpa.
Shu: Ni la tuya tampoco. Será mejor que descanses. -. Respondió sereno el joven de cabellos rubio-anaranjado, mientras dejaba a las mujeres conversar a solas para hablar sobre lo ocurrido.
Sakura: ...
Akina: Hija... ¿Qué paso?...
•••
Tranquila y serena, la joven narró con detalle los sucesos ocurridos en los últimos siete días; la muerte de su amado, mejor amiga, y su intento de asesinato por aquel extraño hombre que resulto ser un cazador de vampiros; supuso que, en sus próximos días, estaría encerrada entre los muros de la mansión, sin poder salir una vez más hacia el bosque por su protección.
La precaución de la mujer mayor, era inevitable, y aunque le dolía que su hija haya pasado por todos esos sucesos, supo una parte de su corazón, que una fuerza oscura había preparado todo para perjudicarla.
Akina: Mi cielo... Nada de esto es tu culpa.
Sakura: Mamá... ¿Por qué me ocurrió esto?... Tan malo... ¿Es estar enamorada?...
Akina: Claro que no. El amor es lo más apreciado que un vampiro puede tener. Mi dulce flor... Habrá momentos donde la lucha sería difícil, pero no imposible. Todo el mundo puede sanar sus heridas...
Sakura: No soportaría en perder a alguien más... Sobre todo, a ti...
Akina: Te juro que jamás eso ocurrirá. Hija mía, siempre estaré a tu lado. -. Contesto la mujer de ojos carmesí, mientras limpiaba las lágrimas de su amada hija, quien se relajaba entre los brazos de su progenitora, quien trataba de tranquilizarla; y el temor ajeno, puso en duda una vez su corazón, ante seguir viviendo un minuto más, bajo el mismo techo que el demonio en persona.
•••
La noche oscura llegó.
El sonido de los pasos firmes de una joven mujer adulta entre los pasillos para llegar a la biblioteca, para conversar sobre la situación de su amada hija; quien descansaba en su habitación, para alivio de la vampira, miro en el ventanal la brillante luna roja sangrienta, signo que algo malo, ocurriría esta noche.
Y no estaba equivocaba, pues mientras caminaba, observo a lo lejos, una silueta tan familiar, pero detestable; de aquella mujer de cabellos púrpura y ojos verdes esmeralda, quien la miraban con diversión e intimidación en una sola mirada.
Cordelia: Fu,fu, fu~
Akina: ...
•••
--- ¡TOC, TOC, TOC, TOC! (Golpe de Puerta) ---
Toco dos veces con la mano, aquella gran y oscura puerta de roble sólido; que tan solo sentir la presencia de la vampira mayor de cabellos rubios; había sido abierta misteriosamente, dejando pasar a la elegante dama en la fría y tenebrosa habitación.
El gran juego de libros, junto con el hermoso marfil de colección de finas tazas de Té, resaltaban a la vista, mientras el cálido fuego resplandeciente en la chimenea, hacían visible el paso de la luz en el camino.
La vampira mayor, saludo a su amado sobrino mayor, quien se encontraba leyendo uno de sus libros; los ojos color magenta del muchacho de 17 años, observaron a la mujer, que mostraban una actitud firme con seriedad, que era poco común en su única y amada tía.
Akina: Buenas noches, Reiji.
Reiji: Buenas noches... Oba-san.
Akina: Lamento molestarte. Pero quería hablar contigo sobre lo que pasó con mi hija.
Reiji: ... -. El joven de cabellos negros, miró serio a la mujer mayor; quien, sin mostrar miedo por la actitud tan sádica de su segundo sobrino, ignoro todo peligro por el bien de su hija. Ella quería respuestas, y sabia quien le explicaría todo sin mentirle en una sola palabra.
Akina: Reiji.
Reiji: ...Preparare Té.
•••
El fragante olor a hierbas y especias, llenaron la gran sala donde se encontraban dos buenos familiares de sobrino y tía, quienes conversaban, sobre la salud y bienestar de la joven vampiresa de la mansión.
La señora Akina había tomado asiento al lado del vampiro de cabellos negro, quien lucía tan formal y elegante como siempre; ante su vestuario de camisa y corbata bien atada, que iban acorde a su personalidad seria.
Ella tomaba poco a poco las gotas del Té servido, mientras recordaba algo del pasado triste que había recibido el joven desde niño, ante la actitud tan fría y distinta de su hermana mayor... Beatrix Sakamaki; a quien amaba con todo su corazón, y aunque no discutió las formas de enseñanzas que recibían sus dos sobrinos de sangre, trato de dar lo posible como tía y cercana madre, para el vampiro de cabello negros, quien le tenía algo de afecto en el fondo por su intentos de amor maternal, que recibía cada vez que era ignorado, ante la presencia de su hermano mayor.
Akina: Gracias Reiji...
Reiji: ...
Akina: Siempre supiste como preparar tan bien el Té... -. Respondió la mujer rubia con una sonrisa hacia al joven de cabellos negros, mientras terminaba de tomaba con confianza, el Té servido por su amable sobrino, que tenía un excelente gusto, cuando se trataba de bebidas calientes.
Reiji: ...Gracias Oba-san... ¿De qué quieres hablar?
Akina: ...Hablar...
Reiji: Algo respecto a... ¿Sakura?...
Akina: ...Sakura... Ah... -. Sin saber cómo, las palabras del vampiro, resonaban por todos lados en su cabeza tras la mención del nombre de su hija; sintió su cuerpo pesado, y poco a poco, vio cómo su vista, era algo borrosa.
Reiji: ...
Akina: ...Reiji... ¿Qué le pusiste... al Té?... -. Mareada y cansada, la mujer de ojos carmesí, derramó la taza de porcelana en la alfombra; mientras miraba débilmente la figura de su sobrino ante sus ojos; quien no insistió en ayudar a la vampiresa mayor, tras mirar con satisfacción, el estado débil de la mujer.
Reiji: ...Estarás bien. Oba-san.
Akina: Ah...
Reiji: Es nuestro trabajo que estén a salvo.
Akina: ...Reiji...
•••
Mientras tanto, la luz blanca brillante de la luna, deslumbraban la habitación de la joven de ojos azules; quien se había despertado de su largo sueño, tras haber permanecido todo el día en su cuarto.
El reloj marcaba el inicio de la media noche, y observando lo tarde que era, supuso que su madre estaría descansando en su habitación tras su lago viaje.
Tratando de despejar su mente, la vampira salió a escondidas, hacia el hermoso jardín de rosas blancas, donde se encontraba cierto joven de cabellos albinos, cortar algunas de las hierbas malas; que impedían el crecimiento de las demás rosas del jardín, que eran cultivadas por este, desde la muerte de su madre, Christa Sakamaki.
Sakura: Subaru-nii... Buenas noches.
Subaru: Sakura. Deberías estar descansando en tu cuarto. -. Dijo el joven preocupado hacia la muchacha, quien gustosamente le mostró una sonrisa para tranquilizarlo un poco ante su estado.
Sakura: Estoy bien... Quise despejar mi mente un rato...
Subaru: No es seguro aquí. No después de lo ocurrido...
Sakura: Subaru... No te preocupes, estoy bien. No quiero permanecer encerrada... Por favor... -. Dijo la joven suplicando; quien al notar la figura tan familiar y conocía de la madre del chico de ojos rojos, no dudo en rendirse ante sus palabras por una vez.
Subaru: Esta bien... Pero no te alejes. Esta noche... Se aproxima la muerte.
Sakura: ¿Por qué dices eso?... Subaru. -. Sorprendida, la joven no entendía las palabras de su primo mayor, quien, de forma seria, no respondió ante su pregunta; pero cuando volvió a insistir, se asustó cuando escucho un terrible gemido de terror adentro en la oscura mansión.
-. ¡Ahhhhhhhhh!
Sakura: E-esa es...
Subaru: ...
Sakura: Señorita... Cordelia...
Subaru: ¡Sakura, regresa! -. Grito preocupado el vampiro de cabellos albinos, mientras trataba de detener a la vampiresa de ojos color azul; quien huía del jardín, para llegar rápidamente al vestíbulo de la enorme mansión.
•••
El olor a sangre era inevitable, y usando su olfato, la joven llegó a la entrada del gran salón, donde se encontraba cierto vampiro de cabellos rojizos y ojos verdes esmeralda, mirar hacia la luna rojiza en el cielo; mientras que la sangre esparcida entre sus finas y costosas ropas, eran manchadas por la sangre de aquella mujer, que alguna vez le dio la vida en este oscuro mundo.
Sakura: A-ayato... ¿Q-qué has hecho?...
Ayato: ...Finalmente... Seremos liberados.
Sakura: ¡...! -. Tras mirar la enorme sonrisa sádica de su primo; jamás pensó que uno de sus amados familiares, se convertía tan pronto en un asesino. Y asustada por lo bien que se sentía el joven al saborear la sangre de su progenitora entre sus manos, la joven volvió a escuchar los ruidos de dolor y sufrimiento de la vampiresa, en la sala de música.
•••
Llegando tan pronto como pudo, la joven trató de evitar un posible asesinato por parte de sus seres queridos, que no merecían manchar sus manos para demostrar que tan fuertes eran, tras las expectativas de la primera esposa e hija, del señor de los demonios.
Al llegar, escucho las últimas palabras de aquellos dos amantes, que según, era muy sabido, madre e hijo cometían incesto a espaldas del Rey de los Vampiros; que no tenía el tiempo para enterarse de los asuntos privados de su familia, pero que se las arreglaría, si se trataban de cosas aún más serias.
Para su horror, vio como el joven de cabellos marrones empujaba a la mujer herida hacia el balcón, donde las rosas con espinas, eran esparcidas en su frágil y roto cuerpo.
Sakura: L-laito...
Laito: ...
•••
Sin confrontar a su primo de cabellos color marrón-rojizo; quiso socorrer a la lamentable mujer que todavía estaba viva, al sentir a lo lejos el pulso de su corazón latiente, pero débil.
Pero para su mala fortuna. Llego tarde; pues ahora, el vampiro de ojos color lila, llegó a la escena para quemar el cuerpo desnudo de su madre, en el fuego.
Kanato: ...
Sakura: K-kanato... ¿P-por qué?...
Y como una pesadilla se tratase, todo se volvió oscuro a su alrededor, cuando miro las cenizas esparcidas en las rosas rojas.
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