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XX

VIDA POR VIDA

Querido diario:

Apenas el dolor estaba comenzado a llegar en vida de la peor forma posible...

|...|

Tras pasar los días, la semana del mes había terminado. Una joven de cabellos rubios, esperaba pacientemente la llegada de su madre, quien regresaría finalmente de su largo viaje; de los siguientes siete días posteriores.

Todo parecía ir con calma para la vampiresa, quien poco a poco, olvidaba sus terribles experiencias dolorosas; y volvía a sonreír a todos cálidamente en la mansión.

A pesar del daño, no culpo a nadie por su sufrimiento, y que era parte del destino que ya había sido escrito.

Jamás odio a nadie en su vida, en especial a su primo, Reiji; quien se había disculpado personalmente con ella, tras haber actuado de esa forma tan inapropiada en su persona.

Sakura lo perdono, y aunque una parte de ella, sabía que la mayoría de sus disculpas y remordimientos, parecían ser más falsos e hipócritas que nunca, jamás odio al segundo primogénito de la familia Sakamaki, por su pasado de tan poco aprecio, con su difunta madre.

En cuanto a Kanato, no lo culpo por lo que le hizo a su amiga; sabía de los horribles tratos que recibía por parte de su Madre en el pasado.

Una vez, había cuidado al vampiro de cabellos color lila; tras haberlo encontrado, en un estado tan débil y enfermo, que escupía restos de sangre en sus cuerdas vocales, que lastimaron profundamente el corazón del niño, de tan solo 8 años de edad. El cuarto de los hermanos Sakamaki tenía una voz melodiosa y encantadora; que su madre aprovechaba para dejarlo vacío al grado de dejarlo sin aliento para su deleite personal.

La relación entre Ayato y Subaru, fue normal durante la semana, y tras la ausencia del más mayor de los seis hermanos, siguió queriendo a todos por igual.

Sin embargo, cierto hermano trillizo mayor; había tenido un poco de vergüenza al verlo a los ojos, tras haberlo descubierto teniendo relaciones sexuales con su criada, Hilde.

Pero tampoco lo odiaba, ya que eran los asuntos privados de su primo, y no quiso meterse en líos.

Después de todo, ella no podía reclamar a ningún de los seis vampiros.

•••

Como forma de pasar el rato, mientras esperaba la oscuridad de la noche con ansias. Decidió caminar un rato por el bosque en el lago; con la esperanza de ver una última vez a su amado Taka. A pesar de que, sabía que realmente había muerto, tras la revelación de su primo días atrás; y efectivamente, miro con horror los escombros, con olor a cenizas del palacio antes majestuoso, donde residía su amado.

No pudo evitar tener recuerdos de sus momentos juntos, al igual que su amada mejor amiga humana, quien fue una de las primeras personas, en tener una amistad verdadera.

Taka: Sakura-chan...

Sakura: Taka-kun.

Taka: Te amo.

Sakura: Igual yo... Mi Taka...

Taka: Te juro, por mi vida... Que siempre estaremos juntos.

•••

Sakura: Alice... ¿Qué es lo que dibujas?

Alice: Solo espera un momento... ¡Listo!... Para ti.

Sakura: Es hermoso Alice. -. Respondió la joven con una sonrisa, tras quedar maravillada con el hermoso boceto de su amiga de cabellera castaña; quien había dibujado su silueta en papel y lápiz, en una de las hojas del apreciado cuaderno para la chica de ojos color miel. Finalmente, la humada llamada Alice, había decidido mostrarle a la vampira, cada uno de sus trabajos, la cual, admiraba cada trazo fino realizado a mano con esplendor.

Alice: Me alegro que te guste.

Sakura: Este es... ¿Tu hermano?

Alice: Si... Me habría gustado que lo conocieras...

Sakura: Alice... Te prometo que volverás a verlo. Haré hasta lo imposible por sacarte de aquí.

Alice: No quiero que te sientas triste por mi ausencia... Sakura-chan, eres mi primera amiga que hice en mi vida. Y no quiero alejarme de tu lado, porque... Te quiero, Sakura.

•••

Sakura: ¿Por qué... Mi gente favorita me abandona?... -. Pensó la joven, tras soltar sus últimas lágrimas en el gran hermoso lago, que había sido testigo de su sufrimiento; quien, sin juzgarla por sus acciones, pidió nuevamente perdón a su amada gente fallecida, que nunca sería capaz de volver a una vez más...

Solo el tiempo lo dirá, si es posible, verlos una vez más, en una posible reencarnación.

•••

Tras el enorme silencio, y la cálida brisa del viento, la joven decidió caminar un poco más; para aliviar su tristeza, tras haber recordado esos recuerdos, que solo le perforaron aún más su pobre e inocente alma.

Decidió cantar un poco con su encantadora voz, que fue del agrado para los animales del bosque.

En el jardín dilly dilly

lavanda azul

te amo a ti dilly dilly

me amas tu

¿Quién me escucho? dilly dilly

¿Quién te conto?

fue mi corazón dilly dilly

quien me conto

flores de abril dilly dilly

lavanda azul

La hermosa canción, era un regalo único por parte de su amado primo de cabellos color lila; quien se la recitaba cuando era pequeña cuando se enfermaba, y estaba triste su corazón.

Recordando los buenos momentos que tuvo con su familia, vio que no todo era frio y oscuridad en la vida; cantó con ternura, mientras bailaba al compás de sus pasos, como toda la bailarina profesional que era.

No sé inmutó del profundo sonido silencioso que ahora reflejaba el bosque, y parando de cantar, se preocupó al no escuchar la presencia, de ninguno de sus amigos animales a su vista.

Sakura: ¿S-señor Albert?... -. Dijo la joven, tras mirar aquella silueta tan familiar, que era el mismo trabajador capataz humano, que servía en la mansión. Un poco tranquila, la muchacha despreocupada, le dio una cálida sonrisa al hombre de edad avanzada; pero al observar el enorme silencio, y mirada fría del mortal humano, tuvo algo de miedo en la situación.

Albert: ... -. Sin responder, el hombre de gran estatura, mostró una filosa daga de plata, que aterro aún más a la inocente joven; aquella arma, pertenecía a un cazador de vampiros, capaz de asesinar a cualquier criatura demoniaca, si sabía apuntar perfectamente hacia a su corazón en un abrir y cerrar de ojos.

Sakura: ¡Ahhhhhh! -. Grito la joven, suplicando que alguno de las criaturas familiares, o amados primos mayores, viniera en su ayuda, pero al ver lo rápido que se movía aquel hombre que una vez creyó pensar que era bueno y gentil, temió lo peor; la vampiresa asustada, espero el impacto del arma filosa, mientras cerraba sus ojos y se cubría su rostro para no mirar su muerte próxima.

Albert: ...N-no puedo hacerlo...

Sakura: ¡¿...!? -. Con esas palabras, la joven extrañada, retiró sus manos, para observar la escena; aquel hombre de cabellos negros, lloraba intensas lágrimas de arrepentimiento en sus tristes ojos, mientras se arrodillaba hacia el hermoso vestido azul de la pobre vampiresa, quien estaba todavía aturdida, por su intento de casi asesinato en sus propios ojos.

Albert: Perdóneme... Imploro vuestro perdón alteza...

Sakura: ¿P-por qué ibas a hacerlo? -. Respondió nerviosa la joven, tratando de ser valiente ante aquel mortal humano, quien había revelado ser un Cazador de Vampiros, con el objetivo de asesinarla ahí mismo, sin tener la culpa de un pecado, que jamás pidió ser.

Albert: Ella quiere matarla. Esta celosa, ¡Ella está loca!

Sakura: P-pero, ¿Q-quién?

Albert: ...N-no, ¡No!, ¡NO PUEDO DECIRLO! -. Con esto, el hombre entro en un estado de pánico; quien no pudo calmarse ante la situación, y murmuraba sin sentido, tras haber desobedecido una orden impuesta, y de lo que le pasaría por no cumplirla.

Sakura: ¡Cálmese, por favor!

Albert: ¡No puedo!... Pronto niña, huya, corra. ¡Escóndase, intenté alejarse de esa horrible mansión!, ¡O MORIRÁ COMO LA OTRAS! -. Exclamo aquella voz profunda, mientras se alejaba de la joven, para huir lo más lejos posible de su persona. Los gritos y llantos generaron escándalo por todo el bosque, y sería solo cuestión de tiempo, para que los demás miembros de la mansión, llegaran a socorrer a la joven tras su grito de auxilio.

Sakura: ...¿Q-qué?... -. Asustada, la vampira se derrumbaba en el frío césped del bosque durante el atardecer; tras haber escuchado aquellas palabras llenas de miedo, pero verdaderas; del extraño humano, quien había desaparecido de su vista.

La pobre chica de ojos azules, no sabía que debía hacer.

Pero una cosa estaba segura... Sus futuras decisiones, le costarían algún día su propia vida; pero sobre todo... Ya no hay nadie en que pueda confiar.

Y todo se volvió negro.


_________ 🥀 ________

~Omake~

Cada paso que dio en el oscuro y frío bosque, el hombre de cabellos negros, pudo notar como cada árbol, se hacían mucho más grande en su camino; y tratando de escapar lo más lejos que pudo; miro con horror y pánico, como ahora, estaba atrapado con aquellas cuatro sombras desconocidas...

***: Pero que tenemos aquí...

Albert: ¡...! -. Espantado, el hombre tomó como defensa, la última arma que tenía; miró con disgusto, que se trataba de la misma daga que había planeado asesinar a la inocente joven de cabello dorados; que le recordaba a su amada hija, que alguna vez perdió a manos de aquellos chupasangres llamados vampiros en su pasado como Cazador de Vampiros.

***: Ore-sama no te perdonará esto.

Albert: Jóvenes Sakamaki. -. Reconociendo las voces, de alguno de los hijos de aquella mujer, quien lo había incitado a cometer tan horrible acto, le hizo recordar las temibles palabras y amenazas de la mirada atenta, de aquellos ojos color verde esmeralda por su pedido.

No era su sorpresa, que fuera un mismo vampiro que lo contrataría para matar a otro vampiro; pero le impresiono saber, que solo quería el corazón de aquella dulce criatura.

-. Ella suele ir bosque, junto al hermoso lago que rodea por toda la mansión...

-. Si mi señora.

-. Y ahí... Mi fiel sirviente... ¡LA MATARAS!

-. Pero mi señora, ¡Es la princesa!

-. ¡SILENCIO! Bien sabes cómo castigo a quien me desobedece.

-. Si... Mi señora...

-. Y para asegurarme que cumpliste con tu trato. Me traerás su corazón.

•••

Subaru: ¿Últimas palabras?...

Albert: Jejeje... Jajajajaja... ¡JAJAJAJAJAJAJAJA!

Ayato: ¡¿De qué demonios te ríes!? -. Cansado, ante la actitud tan desenfrenada y llena de locura de aquel extraño hombre, que los miraba con satisfacción en su mirada; sabía que no le daría el gusto dos veces aquellos inmortales, de meterse en su vida una vez más.

Albert: Su madre. Esta loca. Pero no tanto como yo. Quien me pidió, ¡Que matara a la señorita Sakura! -. Declaro con descaro el oscuro hombre, quien miraba con deleite las espantosas miradas de terror y sorpresa de aquellas bestias frías.

Tras esas palabras, un enorme silencio vino para los cuatro jóvenes presentes, quienes miraban sorprendidos al humano, tras haber revelado el objetivo de su trabajo; siendo tres, de los hermanos trillizos, que nunca imaginaron que su inestable y malvada progenitora, llegara a tales extremos.

Kanato: ¡DEBES ESTAR BROMEANDO!

Albert: ¿Eso crees? Esta caja... ¡Era para su corazón!

Laito: ¡...! -. Congelado, el vampiro de cabellos marrones, reconoció con horror, aquella caja color dorada, adornada con relucientes rubís, que alguna vez vio en su vida años atrás; cuando le concedieron aquella tarea. Pero que jamás pudo completar.

Albert: Ja... No moriré así... ¡Y MENOS POR USTEDES!

•••

Sangre.

Eso es lo que olieron, tras mirar con asombro, como aquel mortal humano, tomaba la daga entre sus manos, para dirigírsela hacia su cuello.

Y como lo prometió. No murió en manos de aquellos nobles vampiros.

Terminado con su vida por el mismo, y por una vez, estuvo tranquilo de ver, por última vez aquella mirada tan dulce y sincera de la joven de ojos azul verdosos en su vida.

•••

Tras haber escuchado los gritos de auxilio por parte de su amada en el oscuro bosque que rodeaba la mansión; llegaron a socorrer a la joven, quien estaba desmayada en el frio suelo, rodeada algo de sangre en su hermoso vestido. 

Temieron lo peor al verla en su estado, pero se aliviaron al saber, que el corazón de la vampiresa aun latía.

El segundo mayor de los hermanos Sakamaki, la llevó rápidamente hacia su laboratorio para tratar algunas de sus heridas, mientras el resto de los cuatro jóvenes, seguía el rastro del olor de aquella persona, que osaba herir a su querida prima.

El resto de la noche fue historia.

Los tres hermanos trillizos, reunidos en la sala de música bajo la oscura noche. Hablaron sobre lo ocurrido, ante la horrible declaración de aquel hombre humano; preguntándose, si realmente decía la verdad antes de morir.

Kanato: El debido haber mentido... Todos los humanos lo hacen.

Ayato: Lo sé. Aunque debió haber tenido mucho valor para decir eso. -. Exclamo profundo, el joven de cabellos rojizos, tratando de encontrar lógica ante las acusaciones del hombre, que delato el nombre de su madre.

Laito: ...El... No mentía. -. Congelado, el muchacho de cabellos marrones, miró con horror a sus dos hermanos menores; quienes estos, sorprendidos ante la faceta tan débil de su hermano mayor que una vez mostraba en su persona, y no la tan típica cara de lujuria y poca seriedad; no dudaron en sentir el miedo una vez en sus vidas.

Kanato: ¡¿Qué demonios Laito!?

Ayato: Oye. Relájate...

Laito: ¡QUIERO MATARLA!

Ayato: ¡...!

Laito: Quiero hacerlo... Me uno a ustedes en este plan.

Ayato: ¿Estás seguro?... Je. Creí que la amabas. -. Burlón, el pelirrojo se deleitó con la mirada de socorro y auxilio que le pedía uno de sus hermanos más rebeldes ante él, quien este, junto con el chico de cabello color lila, esperaban el momento oportuno para atacar a su madre; aunque desafortunadamente, la mayoría de sus intentos, terminaban siendo saboteados por parte del vampiro de cabellos marrones, que todavía amaba a su amante, y la protegía de todos.

Kanato: Se puede saber, ¿Por qué cambiaste de opinión?

Laito: Ella me pidió que lo hiciera... Años atrás...

Ayato: ¡...!

Laito: Ella quería el corazón de Sakura-chan esa noche...

Ayato: ¿¡QUÉ DIABLOS LE HICISTE!? -. Enojado, el chico de ojos verdes esmeralda, confronto a su hermano cara a cara, mientras sujetaba con fuerza el cuerpo del más grande; quien se encontraba derramando lágrimas silenciosas, tras recordar cada detalle y palabra, que prometió cumplir hacia su amante sin objeción alguna.

Kanato: ¡Responde Laito!

Laito: Le dije que aún no era el momento...Je... Me mintió. Siempre lo hace.

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