Problemas moros en San Martín
En el capítulo anterior, nuestros queridos inútiles viajaron hasta Madrid para recoger a Braulio, pero en última instancia, Sergio, un amigo de Jaime de hace mucho tiempo, le llama para decirle que sus padres le dejan ir con una condición, Jaime tiene que hablar con el padre de Sergio.
Una vez el padre inspeccionó la caravana y la vio segura, pidió a Jaime que subiera un rato a hablar con él y posteriormente marchar. Jaime aceptó y ahora se encuentran en una mesa de la casa de Sergio sentados ambos frente a frente.
—Bueno... como dije será breve, me gustaría saber pues... de qué conoces a Sergio para empezar, me ha hablado mucho de ti y nunca he tenido oportunidad de conocerte hasta ahora.
—Ya... la verdad que yo también tenía ganas de charlar con usted.
—No me cambies de tema, gracias. ¿De qué conoce a Sergio?
—Pues... a ver. Nos conocimos en una comunidad de internet hace unos 4 años. El chaval me comenzó a hablar en cada publicación que hacía y yo pues decidí hacerle caso. Pasado un tiempo nos dimos los números aunque él tenía sus dudas, la verdad. Tras conseguir su número comenzamos a hablar y bueno... pues desde ese entonces hasta ahora.
—Mira que le dije que no confiase en chavales de internet —comentó algo decepcionado—. En fin, si continuáis siendo amigos supongo que será porque eres buen ejemplo para él.
Jaime comenzó a recordar que la puta de Sergio solo copiaba lo malo de él y casi comienza a reír.
—¿Te pasa algo?
—Nada...
***
Mientras tanto, José María y Mireia comenzaron a acercarse a hablar con Sergio. Ellos ya lo conocían, pues Jaime les hablaba de ellos y a veces les mandaba audios, Mireia perturbándolo y José María insultándolo brutalmente. No obstante, en persona y sin Jaime de por medio, la cosa estaba bastante fría. Sergio mirando a su alrededor y con dudas de sacar el móvil y los dos tratando de acercarse a hablar con él.
—¿Os pasa algo? —se atrevió a iniciar Sergio—. ¿Mireia?
—Hola —dijo algo tímida.
—No te imaginaba así de tímida al principio. Pensaba que ibas a ir a intentar violarme de primeras como dices en los audios todo el tiempo.
—A ver, no es tan fácil así de primeras.
—A eso viene después ¿no? —dijo sonriendo.
De repente Fátima apareció justo al lado de Sergio.
—¡Hola! —dijo con una voz estridente.
—¡Ostia! —se exaltó Sergio con una mano en el pecho. Cerró los ojos y comenzó a reír junto con Mireia y Fátima.
—¡Jaaa! te asustaste —dijo riendo y apoyándose junto a Mireia en la caravana.
—Como para no hacerlo. Has aparecido en mi puta cara —sonrió. Posteriormente miró la caravana y vio el bollo que tenía en la parte trasera—. ¿Esto lo hizo Jaime?
De repente apareció José María que acababa de hablar con Braulio.
—Nah, fue un puto moro que nos encontramos. Jaime le preguntó donde estaba tu calle de mierda y el moro acabó a pedradas.
Sergio exhaló aire riendo.
—Espera... ¿le preguntó mi calle y el moro respondió a pedradas? ¿Qué random no?
—A ver... —dijo Braulio—. No fue tan así, hubo unos vaciles de por medio y...
—Braulio, respondió a pedradas —corrigió José María—. Así no nos perdonan la fianza de la caravana
—Perfecto —dijo Sergio sonriendo—. ¿Y ahora qué hacemos? estarán estos hablando por un rato
—¿Quieres ver la caravana por dentro? —preguntó Braulio—. La verdad que es espaciosa
Sergio se encogió de hombros.
—Venga vale. Total no hay nada que hacer.
***
Mientras, tanto, Jaime y el padre de Sergio continuaban teniendo una charla tranquila. Al parecer se veía a ambos cómodos dentro de la incomodidad que suponía el estar hablando con un desconocido en su propia casa para llevarte a su hijo menor de edad de 16 años de acampada a un pueblo perdido en los pirineos franceses con 5 locos más, cada cual con un problema mental altamente definido.
—Bueno ¿Y qué tal te va en la carrera? —preguntó el hombre—. Por cierto, no me he presentado, mi nombre es Alberto.
—Pues la verdad este curso ha sido el mejor hasta ahora. Hemos dado la historia de España a detalle y bueno, pues siempre está bien conocer la historia de tu país a detalle... supongo.
—Eso es chaval. Recuerda que la leyenda negra esa es un invento de los ingleses de mierda y su envidia que tenían hacia los españoles.
—Realmente es algo bastante más complejo... —dijo Jaime con miedo de contradecirlo
—¿Ah sí? ¿Y cómo fue eso?
—Bueno, digamos que España controlaba gran parte de la producción mundial en el siglo XVI, poseía un ejército abusivo para la época, los barcos enemigos izaban banderas españolas para evitar enfrentamientos con otras potencias... el dominio español era indudable y las potencias no podían vencer a España...
***
Mientras tanto, en la caravana se encontraban hablando entre ellos cuando de repente escucharon un vehículo yendo muy rápido por la calle de Sergio con música árabe a todo volumen. (poner punto random de la cancion)
https://youtu.be/5ngWIDkPP3o
—¿Qué pollas ha sido eso? —se preguntó Sergio molesto asomándose por la ventana. Detrás suya aparecieron Mireia y Fátima.
—Uy —dijo Fátima curiosa —. ¿Qué narices?
En ese momento un grupo de moros se bajó de la furgoneta.
—Ista is la calle que il habibi de la carravana mensionó —comentó el moro bajándose con tres más.
—¿No is isa la carravana?
—LELELELELE
De repente el moro comenzó a gritar golpeándose la boca haciendo como un sonido de guerra mientras bailaba dando palmas y correteando de lado a lado alrededor de la caravana.
—¡¡Si si!! Isa es
—Vamos a aserle kbom kbom —sacó una bomba
De repente José María abrió la puerta de la caravana de una patada, seguido de Sergio que también tenía ganas de pelea.
—¡¡Ar karafu!! —gritaron los acompañantes—. ¡Hay más habibis dintro!
—Cambio di planes —dijo el moro—. Primero les pigamos y luego kbom kbom a la caravana. —se guardó la bomba.
—Te voy a meter la jodida bomba por el culo, moro de mierda —José María se remangó y se dirigió al moro bien decidido y cabreado. Acto seguido salieron Braulio, Mireia y Sergio a pegarse también de ostias. Fátima se quedó dentro a observar.
***
—Y bueno... pues ese es el origen de la leyenda negra y por qué se siguen creyendo esas mierdas
—Asombroso... —comentó Alberto mirando hacia la nada—. Buena charla la verdad. Aunque nos hemos desviado de la ostia.
—La verdad que sí —dijo Jaime bebiendo algo de agua. Al fondo se observaba a la gata de Sergio mordiendo un cable y al hermano pequeño llevándosela para evitar que se rompa. Luego se escuchó un maullido fuerte seguido de un bufido y un grito del niño.
—Para acabar me gustaría que me contaras un poco quienes son tus amigos si no te importa.
De fondo, el niño se encontraba con la gata pegada en el pecho corriendo y gritando por el pasillo, tratando de despegársela y escuchándose algunos golpes de fondo.
—Ah... bueno, pues somos 5 amigos. Está Mireia, José María, Braulio, Fátima y yo. Comienzo hablándote de Mireia ¿no?
—Venga —se encogió de hombros.
El niño volvió a cruzar el pasillo esta vez con el gata en la cabeza. Dándose una ostia contra el poste de la cocina y comenzando a llorar, fue en ese momento cuando el hermano mediano apareció, le dio una ostia y se lo llevó a rastras para su cuarto.
—Bueno, pues tiene 20 años, es una chica que le encanta el anime, y sobretodo muy divertida. Obviamente pues tiene las hormonas un poco más atacadas pero es algo normal.
—No querrá nada con Sergio ¿Verdad?
Jaime nuevamente casi le entra un ataque de risa.
—En absoluto. O sea, tontean pero ambos saben que es de broma, vaya.
—Hmm eso espero.
***
En ese momento, Mireia se encontraba peleando junto a Sergio contra un moro. Este había empujado fuertemente a Sergio y lo había estampado contra uno de los coches ahí aparcados. El moro se dirigía al chico para pegarle pero Mireia agarró al moro del turbante de la cabeza y lo tiró a la verga, seguido de una patada en la espinilla. Eso hizo que el moro se pusiera a bailar a la pata coja.
—A la zorra de Sergio solo YO le doy duro contra el muro jodida perra.
El moro trató de pegarle un guantazo por semejante falta de respeto pero en ese momento apareció José María
***
—Luego está José María. Es algo más complicado de explicar su personalidad pero lo resumiremos en... en... —Jaime se quedó pensando un momento—. A ver, es que es difícil.
—¿Se droga o algo?
—No... digamos que ese es su estado natural. Oscila entre persona tranquila con autismo y alguien violento con altas dosis de estupidez y con una guantaica así a mano abierta.
—¿Cómo que violento? —dijo el padre preocupado.
—Tranquilo que nunca lo ha sido con nosotros... bueno... alguna vez sí... pero... nah son detalles.
—¿Qué?
—Dejémoslo en alguien un poco difícil de tratar pero que en el fondo es buena gente. Tu hijo no correrá ningún peligro con él
—No se yo...
—Tú confía que yo sé lo que digo.
***
En ese momento José María se encontraba arrancando la matrícula del parachoques de un coche random y estampándosela en la cara del moro. Parte de la matrícula se rompió y fue derecha a Sergio quien la esquivó en el último momento, clavándose en las ruedas de un coche.
—¡¡Venij-jalamelá!! —gritó un moro corriendo hacia ellos bastante enfadado.
Al fondo, se observaba a uno de los moros pegando a Braulio y a Fátima saliendo a su rescate con un bolso rosa de Harley Queen.
***
—Y bueno, luego están Braulio y Fátima que... son bastante parecidos y al mismo tiempo diferentes. A ambos les encanta el anime, ambos son un cachito de pan, son una mierda para la comida ya que no les gusta nada, pero vaya, son muy buenas gentes y también muy pacíficos. No harían daño a una mosca.
—Eso está muy bien saberlo ¿estudian?
—Sí, Braulio estudia alguna cosa de economía y Fátima estudia cine y cultura en Córdoba. Va a mi misma facultad.
—Genial.
***
En ese momento Fátima visiblemente enfadada y perdiendo los papeles, se encontraba aporreando desesperadamente al moro que le estaba pegando a Braulio
—¡¡Deja —bolsazo—, a Braulio —bolsazo en la cara—, en —bolsazo con pirueta y en el estómago—, paz!!
Braulio lo remata de un golpe en el estómago.
En ese momento uno de los moros se puso a gritar más fuerte.
—LELELELELELE
Y justo al poco rato apareció una furgoneta con más moros y música a todo volumen dispuestos a darles una paliza.
https://youtu.be/3ExGuHWdXCE
Fátima y Braulio se reunieron con Sergio, Mireia y José María.
—Podemos con ellos —dijo Sergio listo para luchar.
De repente e inexplicablemente salieron como 14 o 15 moros de una furgoneta no demasiado grande, algunos eran incluso niños con bigote y algunos palos para luchar.
—Ostia pues son algunos más —dijo Sergio encogiéndose de hombros
—¡¡Y una polla!! —gritó Braulio—. ¡¡Todos a la caravana!!
—¿Y Jaime? —preguntó Sergio
—Ya nos reuniremos con él luego —dijo Braulio subiendo a la caravana al puesto de conducción. Acto seguido Sergio le miró fijamente.
—¿¡Pero llegas a los pedales!? —le preguntó Sergio extrañado
—¡¡Claro que llego, imbécil!! —respondió ofendido acercando el asiento a los pedales.
En ese momento Fátima comenzó a reírse bastante por el chiste. Y Sergio se reunió con el resto atrás en la furgoneta. Los moros trataron de abrir la puerta pero Braulio dio un acelerón justo en el antes de ello. Dieron varios esquinazos e incluso se metieron en algunas calles en dirección prohibida para que no los alcanzasen.
—Como venga ahora un coche estamos en la mierda —le dijo Sergio.
—Sí pero como nos alcancen los moros estamos peor todavía —dijo Braulio mirando por el retrovisor. Parecía que no los estaban siguiendo y que los habían perdido.
Giró por una calle en la cual estaba permitido pasar. Era una calle algo estrecha pero cabían por ahí. Aparcaron la furgoneta en un sitio cercano a la casa de Sergio y avisaron a Jaime de cuanto tiempo le quedaba.
***
—Un grupo peculiar a decir verdad —comentó el padre de Sergio—. Espero que lo paséis muy bien. Y de vez en cuando échale un ojo a Sergio, que es propenso a perderse en un vaso de agua.
—Sí... La verdad que sí. ¿Te conté que me perdió en una de estas montañas cuando vine a visitarlo?
—¿Cómo? —preguntó frunciendo el ceño.
—Sí, hace unos años vine a visitarlo, dimos un paseo por la montaña y de repente el cabrón comienza a reírse y a decirme que se ha perdido —dijo Jaime riendo.
—Jajajaja —acompañó a la risa de Jaime—. Este chaval... En fin tened cuidado ¿vale?
—Si, no se preocupe.
Alberto acompañó a Jaime a la puerta para despedirlo y le cerró la puerta. Jaime bajó las escaleras y de repente al abrir la puerta de salida, se encuentra con un pequeño grupo de moros esperándole.
—¿Qué pollas? —dijo sorprendido mirándolos—. ¿¡Y la caravana!?
—Mestafá —dijo uno de los moros mirando a su compañero con una vara en la mano—. ¿Isti no is el habibi que te insultó?
En ese momento Jaime comenzó a correr como una puta.
—¡¡No me atraparéis, cabrones!!
—LELELELELELE —el grupo de moros comenzó a perseguir a Jaime entre gritos, frotando palos y alzando las manos
Jaime iba corriendo lo más rápido posible cuando de repente le comienza a vibrar el móvil. Este coge el móvil como puede.
—¡Braulio! Hijoputa —le dijo en un tono cabreado—. ¿¡Dónde cojones estáis!?—dijo mientras una jauría de moros malignos le iban lanzando piedras y cosas. De repente le cayó justo a su lado un kebab random.
—A ver es dificil explicarl...
—¡¡¡Me están persiguiendo unos moros!!! ¿¡Qué habéis hecho con la caravana!?
—Vinieron unos moros a por nosotros. Tuvimos que huir pero...
—Ahhhh ¿¡Y yo valgo verga o qué!? ¡¡¡Ven a por mí ahora mismo!!! —al fondo se escuchaban unas risas.
—Iríamos si supiéramos donde estás
—¿¡Me ves con cara de saber donde estoy!? —en ese momento Jaime se tropezó con un bordillo cayendo al suelo.
—¿Jaime? ¡Jaime! —preguntó Braulio preocupado.
Jaime se levantó enseguida pero ya tenía a 4 moros enfrente suya juntando sus puños.
—Mierda...
***
—Oh-oh... —dijo Braulio bastante sorprendido con el móvil en mano—. Creo que se ha caído mientras le perseguían unos moros. '
—Ay madre —dijo Fátima preocupada.
—¿Y ahora qué? —preguntó Mireia.
—Le estarán violando su culito de negro —comentaba José María.
—Creo que sé donde se ha ido. —dijo Sergio pensativo—. Si no ha dado mucho rodeo, claro.
—Pues dime —Braulio se colocó al volante y Sergio de copiloto.
—Vale, sigue recto —ordenó—. Y después a la izquierda.
***
—Solo eres uno, no vas a poder con nosotros —de repente uno de ellos comenzó a toser bastante fuerte y escupió algo negro.
Jaime hizo una arcada.
—¡Qué asco!. ¿Pero por qué los moros oléis todos así? Es como una mezcla entre sudor y kebab podrido
—Calla y pelea extranjiro. —dijo el moro activándose moviéndose de un lado para otro
Jaime se acercó a uno de ellos que trató de darle un puñetazo débilmente pero este lo bloqueó con el brazo seguido de una patada en la espinilla. Eso hizo el moro comenzase a gritar del dolor y a correr. Jaime se quedó expectante cuando de repente una ostia del otro moro le dio en toda la cara.
—¡Ostia puta! —se quejó tras la sorpresa retrocediendo unos cuantos pasos.
***
—Mira mira mira —decía Sergio mirando al suelo donde podía ver los objetos que los moros lanzaron a Jaime.
—¿¡Un kebab!? —se extrañó Braulio.
—Por qué no? —preguntó Sergio—. Cuando peleas como un incivilizado tiras lo que tienes a mano. Gira a la derecha —ordenó feliz.
Al fondo vieron a Jaime recibiendo un palazo en el hombro, éste cogiendo el palo a la par que se quejaba y partiéndoselo en la cara del moro, tumbándolo al suelo.
—¡¡Buena esa, Jaime!! —gritaba Sergio asomado a la ventana.
—¡A buenas horas! —gritó Jaime ignorando por completo a un moro que tenía en posición de pelea justo a su derecha.
—¡Vinimos lo más rápido que pudimos! —trató de justificarse Braulio
El moro que Jaime tenía detrás atacó con un puñetazo que iba a por él pero esquivó el golpe y retrocedió chocándose con el moro, que acabó en el suelo
—¡¡Y una polla!! ¿¡Por qué cojones... —pegó una patada en el suelo al moro que trataba de levantarse—... os habéis largado?
—¡Vinieron a por nosotros un grupo enorme! ¿¡Vas a subir!? —dijo Braulio que comenzaba a sentirse algo mal por él.
—¡Un momento! —en ese momento Sergio bajó rápidamente de la caravana y junto a Jaime le pegaron 4 patadas más y volvieron a subir.
—Ya —dijeron tras acabar—. Vámonos.
***
Una vez estaban los seis listos para partir, Braulio dio la vuelta y se dirigieron dirección Guadalajara y de ahí hacia el norte. Fue un viaje bastante largo de unas 3 horas en las cuales los los cinco hablaron bastante, aunque Fátima se mantuvo dormida. Hicieron una breve parada en Lleida ya que José María tenía ganas de cagar y allí Braulio se turnó por Jaime ya que se encontraba cansado.
—¿Vamos a derrapar? —le preguntó Sergio ilusionado
—No
—Jo —agachó la cabeza desilusionado.
Sergio, que tenía ganas de hablar con Jaime o putearle, se puso a su lado de copiloto y el resto admirando el paisaje que comenzaba a formarse con las montañas de los pirineos ya a la vista.
—Oye Jaime ¿Tú crees que hará mucho frío? —preguntó algo preocupado.
—Eh... supongo que sí pero no sé. Imagino que habrá nieve en algunas zonas pero tampoco creo que sea muy extremo.
—Vale –dijo tragando saliva.
—¿Te pasa algo? —alzó la voz un poco y Sergio se estremeció.
—No, nada.
—Vale... —dijo feliz mirando a la carretera.
—Oye... me apetece hablar con estos ¿Te importa si me voy? —preguntó
—¿Desde cuando me preguntas qué hacer?
—Eh... Tienes razón —se levantó y se fue junto al resto.
***
Sergio se juntó con el resto de amigos. Fátima se encontraba totalmente dormida en un estado entre coma y muerte cerebral, pero estaba estable. Braulio también se encontraba durmiendo pero cuando llegó Sergio levantó la mirada. Hubo una especie de silencio incómodo entre Mireia José María y Sergio que Braulio rompió.
—Y bueno ¿Qué te atrajo de nuestro negrito sexy? —comenzó Braulio quien le había caído bien Sergio.
—En verdad nada, lo encontré por ahí y de repente me comenzó a hablar
—¡¡Hijo de puta no mientas!! —alzó la voz desde el asiento de conductor.
—Ah no, espera es verdad. Escribía webadas en un sitio web que yo estaba de manera ilegal ya que tenía 12 años y me dio por fangirlearle en todos sus posts hasta que me hiciera caso.
—¡Si!... —comentaba Jaime con añoranza—. Aún recuerdo un comentario tuyo "Como alguien tan GENIAAAAL como tú puede escribir historias tan buenas y tener tan pocos seguid..."
—¡Cállate! sabes perfectamente que NUNCA diría eso —interrumpió Sergio ofendido.
—Era tu época subnormal, Sergio, cuando tenías sentimiento y esas cosas.
—Ah, es verdad —comenzó a reír como retrasado.
—Jajaja —reía Mireia—. Me estoy acordando cuando Jaime y yo te mandábamos audios pervirtiéndote
—Je... —sonrió Sergio—. Aún me acuerdo de tus "consejos de amor"
Mireia comenzó con su risa de tetera
—"Niño pínchate un huevo y así no tendrás novia" —comenzó a toser mientras Sergio la miraba riéndose también.
—Me sorprende que aún no me hayas querido introducir nada en ningún cabimiento oscuro de mi cuerpo y que José María aún no me haya rajado.
—Aun es pronto baby —dijo Mireia con voz grave mirando perversamente a Sergio.
—¡AH! —gritó al ver la cara pervertida mirándola como un niño pequeño.
—Hmmm inocencia —la cara pervertida de Mireia se intensificó.
—Iiiiiiii —gritó Sergio—. ¡¡Jaimeeeee!! Me quieren violar.
***
Continuaron haciéndole bullying al nuevo por un rato hasta que decidió sentarse con Jaime de copiloto para estar más seguro. Pasadas unas horas las cuales se pasaron con el móvil o haciendo el gilipollas, llegaron a Barcelona bien entrada la tarde. Sobre las 8 de la tarde. Ahí fue cuando Fátima se desperezó levantando los brazos.
—Aaaaaaa —dijo bostezando mirando por la ventanilla—. ¿Dónde estoy?
—¡En Barcelona! —le comentó Mireia que estaba algo cansada del viaje.
—¿Ya hemos llegado? —dijo contenta mirando por la ventana
Braulio la miraba envidioso.
—Si, Fátima. Lo que pasa que tú entras en coma todo el jodido viaje y se te pasa en nada. Pero son cerca de 12 horas.
—¿Y qué le hago? —se encogía de hombros—. Mi cerebro me pide dormir y yo duermo
La gente comenzó a mirarla mal pero Jaime pasó por un puente lleno de lazos independentistas.
—Mira mira —comentaba Braulio mirando por la ventana los lazos colgados. —¡Que asssco! ¡Que asssco!
José María abrió la ventanilla de la caravana.
—¡¡¡¡¡ARRIBA ESPAÑA HIJOS DE PUTA!!!!! —gritó a una señora random que pasaba por ahí.
—¡¡Feixista!! —respondió alterada.
—Ah... como en casa —suspiró Jaime.
—¡José María que nos llevamos otra pedrada! —le advirtió Fátima
—Pero si la fianza la paga Jaime
—¿¡QUÉ!? —se escuchó al fondo—. ¡¡De ninguna manera!!
—¿Ah no?
—Pero qué os creéis ¿Que soy rico?
Braulio ladeó un poco la cabeza.
—¿Sí?
—¡NO!
—ª
***
Tras otra media hora extensa de carretera, llegaron al pueblo de la familia de Jaime, donde les recibió su abuela, sus dos tías y sus primos. Toda la familia era bastante alta. La abuela y las tías iban vestidas con blusas, y pantalones vaqueros, por su parte, habían 3 primos mayores, Carlos, de 22 años, Martín y Chandrika de 18 años y otros dos más jóvenes, Pedro y Angy, de 12 años.
Era una casa enorme de 3 plantas con un jardín lleno de flores y muy espacioso, con una mesa muy grande en el jardín para las comidas y varias terrazas en cada planta.
Al aparcar la caravana en el jardín de la abuela con ciertas dificultades, Jaime abrió la puerta y enseguida fue recibido por los primos pequeños que le dieron un gran abrazo. Jaime los saludó a todos entre besos y abrazos mientras el resto se quedó full png. mirando y al mismo tiempo iban avanzando juntos hacia la mesa grande.
—¿Va a tardar mucho esto? —comentó Braulio algo aburrido.
—Shhh —dijo Mireia mirando con ojos como platos a Carlos, que se encontraba con una camiseta de manga corta. Era un chico un año mayor que Jaime, bastante moreno de piel por la playa, sentado enfrente suya mirando el móvil con un tatuaje en el cuello y fumando un cigarro. Era básicamente Jaime pero mdlr—. Uffffff —dijo asintiendo
—¿Mireia? —preguntó Sergio asustado.
—¡Está buenísimoooo! —susurraba zarandeando suavemente a Sergio que la miraba preocupado.
—¿Pero no era a mí a quien querías violar? —dijo algo celoso.
—¡Cállate!
Braulio acarició levemente la cabeza a Sergio.
—Ea ea.
De repente la abuela de Jaime se dirigió a ellos.
—Bueno bueno a ver —decía mientras los veía venir—. ¡Qué guapos estáis todos! —dijo ignorando los pelos de loca de Fátima que hizo un pequeño movimiento de cabeza para peinarse—. Os he reservado a cada uno un espacio para poder dormir. Ya que Jaime me contó que veníais a descansar para salir de aquí al día siguiente ¿No es así?
Los chicos asintieron y comenzaron a ir persiguiendo a la abuela de Jaime. La casa era extensa pero no tanto, así que tuvieron que asignar lugares un tanto extraños. A Fátima y Mireia les tocó el sofá del salón principal, que era de cuero blanco y tenía forma de L.
A Braulio y José María les tocó dormir en la misma habitación que Carlos. Eran tres camas algo pequeñas pero separadas. A Jaime le tocó dormir con su prima, Chandrika en la planta mediana. Y por último a Sergio le tocó dormir con el primo mediano, Martín, de aproximadamente su misma edad y en la planta de arriba del todo.
***
Mientras Jaime colocaba sus cosas, su prima Chandrika le comenzó a hablar. Era una chica adoptada de Nepal con una voz bastante dulce, agradable de escuchar.
—¿Qué tal el viaje? —preguntó curiosa.
—Agotador, la verdad —dijo quitándose la camiseta para ponerse otra más limpia—. Menos mal que mañana son menos horas de viaje, porque sino... madre mía.
—Ya... A por cierto —pareció acordarse de algo—. Tu amiga... Sonia, preguntó por ti hace unos días y le comenté que venías hoy. Le he dicho que se pase sobre la hora de la cena
—¿Sonia? —preguntó extrañado estirando un poco la camiseta—. ¿Desde cuando Sonia pregunta por mí?
La chica comenzó a reír.
—Parece que te hecha de menos.
—Vaya. En fin, a ver qué tal le va en la vida —dijo poniéndose bien la camiseta.
—Pues las cosas últimamente no es que le vayan muy bien. Tuvo unos planes de fin de semana pero al final no pudo ir.
—Ah... ¿Sois amigas ahora?
—La verdad que no. Solo que de vez en cuando decide hablarme cuando nos vemos. Es bastante simpática. Aunque a veces la noto un poco... ¿rara?
—Hmm —asintió—. Y una cosa ¿Cómo es que su viaje no lo hizo? Según me cuenta hace lo que le da la gana jaja.
—Pues la verdad que ni idea. Decidió no contármelo. Aunque se notaba algo enfadada por ello.
—Joder —dijo algo lamentado—. Bueno pues ahora me comentará más sobre ello ¿Vienes fuera?
La chica asintió, Jaime se colocó bien la camiseta y salió fuera junto con sus primos pequeños que estaban dándole de comer a una tortuga que tenían en el patio.
***
Poco a poco fue llegando la gente de cambiarse/descansar y la abuela se encontraba con las tías preparando unos sándwiches para todos. En la cocina se veía muy buen ambiente y continuamente estaban las tres riendo y haciendo chistes. Mientras, los primos y amigos se encontraban en el patio charlando. De repente, se escuchó a lo lejos una moto sonando fuerte, un pitido y acto seguido una llamada al timbre. Jaime fue a abrir y fue cuando se encontró con Sonia. Una chica de aspecto delgado, pelo castaño y que le llegaba un poco más por debajo del cuello. A su lado se veía que tenía una moto Scooter.
—¡¡Jaime hijo de puta!! —dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
CONTINUARÁ
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