Día 2 (Tarde 2/2): Porros, sexo y alcohol.
En el capítulo anterior nuestros queridos inútiles... Joooder, al autor se le ha ido la pinza poniendo 4 historias simultáneas, resumir esto es una mierda.
—¡Ejem!
Vale, vale, no quiero perder mi trabajo, tengo narradorcitos que alimentar. Eeeem bueno, pues en el capítulo anterior Jaime y Sergio hicieron el inútil, Mireia y Sonia se quedaron atrapadas en una barca por inútiles mientras Braulio observa, José María y Fátima se quedaron con un grupito de sudamericanos y.. ah sí, un ruso militar cabrón psicópata sin piedad está en busca de Jaime sin que sepa nada. ¡Dentro capítulo!
***
Después de que Ivanov mandara a Bratislava y Ángel Mari a por supositorios para su madre, estos se encontraban cogiendo varios paquetes por si acaso alguien también se le obstruía el hoyo.
—Me parece surrealista que en una misión de secuestro nuestro objetivo sea proporcionarle supositorios a la yaya —dijo Bratislava al volante.
—Jajajaja —rio mientras contaba los supositorios—. La verdad que visto así tiene gracia, a ver, tenemos suministros cagaleros para 70 días, la yaya se va a poner feliz —dijo con una sonrisa.
—Ya, ahora tocará recorrer otra vez todo el camino hasta la cabaña de la señora
—Sí, es lo jodido, aunque me mola tener a alguien como tú para este tipo de cosas —dijo con una mirada de admiración.
—¿Compañera de trabajos sucios?
—A ti también te podría hacer un trabajo sucio —sonrió
—¡¡Ostia puta!! —la chica casi da un volantazo del susto—. No jodas, Ángel, no puedes soltarme semejante bomba mientras conduzco.
—Sé que también te molo.
—No sé de donde te sacas eso.
—Las miradas.
—¡Joder, Ángel, miro así a todo el mundo! ¿Cómo quieres que mire, con odio?
*Mientras tanto, Sonia y Mireia*
—Vale, a ver, no ha funcionado llamar a Braulio, pero si puede funcionar el impulsarnos sin romper la barca. A lo mejor conseguimos llegar... —Sonia dio un empujón—. ¡Al muelle!
La barca no se movió absolutamente nada.
—Sonia, estoy comenzando a coger algo de frío.
—Que sí, tía tu cálmate que voy a intentar solucionar esto. Una vez que consigamos los remos, todo irá LA MAR de bien.
Mireia la miró fijamente, Sonia también, hasta que se rio para sí misma haciendo que Mireia también se riese a carcajadas.
—No te puedo creer, Sonia —dijo riendo bastante.
—A ver, ante esta situación peliaguda se requiere de una máxima destreza a la hora de asumir ciertas decisiones. Lo primero de todo es analizar el entorno. Estamos varadas a unos 2 metros del muelle sin remos y el único contacto que tenemos está metido en la cabaña haciendo cosas. Probablemente matándose a pajas. Opciones.
—Podemos abandonar la barca y saltar.
—Ni de puta coña me meto en el agua estando helada.
—¿Podemos gritar más fuerte?
—La zorra esa de Braulio no nos va a ayudar —dijo colocándose mirando hacia el agua—. Pero yo tengo un plan para salir de aquí. Si no hay remos, pues... ¡con las manos! —puso la mano en el agua totalmente fría e intentó remar con todas sus fuerzas dirección hacia el muelle pero le salpicó a Mireia en toda la cara.
—¡¡¡SONIAAAAA!!! ¡Me has mojado, guarra puta!
—Me cago en todo. ¡Menos quejarse y más remar!
Mireia estornudó ligeramente.
—¡Que estoy cogiendo frío!
—Joder, Mireia, pues volvemos al plan A que es el de gritar —hizo una pausa para coger aire—. ¡¡¡¡¡¡¡¡BRAULIOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!
***
Mientras tanto Jaime y Sergio se encontraban en la cabaña tras la pequeña explosión al encender fuego. Solo hubo fuego a unos lados de la cabaña que Jaime apagó a palazos mientras Sergio se dedicaba a gritar como puta.
—Ale, ya está todo arreglado —dijo Jaime tirando la pala al lado de la chimenea—. ¿Sergio?
Sergio se encontraba fuera todavía corriendo y gritando cosas.
—¡Sergio! ya no hay peligro, puedes...
Sergio continuaba dando gritos y corriendo hasta que Jaime le lanzó la bota que lo tiró al suelo hundiéndose en la nieve.
—¡¡Ya no hay fuego!! ¡¡¡¡Tira pa dentro ya!!!! —Sergio no se movía—. Mierda.
2 minutos después.
—Que sepas que eres mala gente por tirarme una zapatilla con semejante violencia —comentaba Sergio malhumorado señalándose la cabeza—. ¿Dónde pollas te crees que estás, en los bosques de Extremadura cazando niños para vuestro chamán?
—Exacto. No te creerás lo que hacen después.
—¿Les hacen bailar y extraños rituales para que llueva?
—No, los violan, los descuartizan y los entregan a las carnicerías de Madrid.
Sergio observó a Jaime ligeramente asustado.
—Joder, Jaime, lo mío al menos era gracioso.
—Lo mío también —sonreía observando la cara de Sergio.
—Pero... no es lo mismo. No pienso comprar absolutamente ninguna carne picada que venga de Extremadura.
—¿Enserio te lo has creído?
—No sé, tú eres el adulto serio y responsable, yo te creo.
—No te puto creo. ¿Me estás vacilando?
Sergio lo miró y comenzó a reír.
—Obvio.
—¡Pedazo de zorra! —le dio un manotazo en la pierna
—¡Sabes que soy mongolo! —dijo exaltado.
—¡Precisamente por eso creí que te lo habías creído!
—¿Es que nunca te vas a esperar nada bueno de mí?
—N-o —dijo algo vacilón.
—Pedazo de mierda, quita, voy calentarme a la mierda de candela explosiva que has hecho.
—Si, anda, a ver si entras en calor. ¿Te pongo porno de tentáculos?
—¡Ni lo menciones! babuino de mierda. ¡Hazme un sándwich!
—Fíjate, ahora de repente el babuino olvidó como hacer un sándwich a Sergio —dijo dirigiéndose a la cocina.
—Claro que lo has olvidado, es lo que tiene ser extremeño. Que padeces de demencia e incontinencia urinaria. ¡Pon dos putas rebanadas y una loncha de jamón de york entre medias!
—Pues veo que sabes bastante bien. Levanta el culo y te lo haces tu solito. A ver de donde sacas Jamón york, genio.
—Al final tenemos guerra civil. Primer aviso.
***
Tras mucho gritar Sonia y Mireia, consiguieron que Braulio saliera de la cabaña y se acercara a ellas.
—¿Qué mierdas os pasa? —dijo avanzando hacia ellas.
Mireia estornudó.
—¡Que hemos montado en la barca antes de coger los remos!
—Jajaja —rio maliciosamente—. Suena divertido.
—¡No es divertido, es triste! —respondió Sonia—. ¿Nos pasas los remos, porfa?
—¿Y si no quiero?
—Pues headshot —dijo cargando la pistola. Pero en seguida Mireia la bajó.
—Pues me chivo a Jaime y quedarás como una mujer que no cumple sus promesas.
—Vale —dijo Sonia guardando el arma—. ¿Qué quieres?
—Lo primero, tírame el arma.
—Los cojones, pedazo de basura infecta —dijo bastante enfadada dando un golpe en la barca.
—Pues no hay remos.
—¡¡¡Sonia la puta madre quiero salir de aquí!!! —Mireia zarandeaba a Sonia desesperadamente.
—¿Y si coge el arma y se pira?
—No va a hacer esto —comentó Mireia confiando en Braulio.
—Aish está bien —puso el seguro y se la tiró—. ¿Ahora qué?
Braulio cogió el arma de Sonia
—Es que me parece estupendo. No podéis hacer absolutamente nada jajajajaja —reía maliciosamente
—¡¡¡Qué hijo de puta!!! ¡Sabía que no había que fiarse de el! Mireia habla con él —dijo señalándolo.
—Braulio, danos los remos, por favor, tengo fríoooo.
—Es que es mi oportunidad de venganza. Tú, Mireia, eres un daño colateral. ¡Escuchad! Primero levántense de la barca, vamos a hacer una sentadilla profunda para calentarnos un poco que Mireia tiene frío.
—Lo mato. Yo lo mato —comentaba Mireia
—Luego tiramos el cadáver al lago. Nadie se dará cuenta —susurraba Sonia levantándose de la barca haciendo la sentadilla con mucho equilibrio.
—¡Os he oído! 3 sentadillas más —Braulio dio dos disparos cerca de Mireia—. ¡Profundas, Mireia, profundas!
—¡¡Que me voy a caer al agua!!
Sonia le metió una nalgada.
—¡Ah! ¡Hija puta!
Braulio dio dos disparos cerca de Sonia.
—¡¡No pegues a tu compañera!! ¡Haz la pose de la grulla!
—Te voy a meter la grulla por donde yo me sé.
Mireia comenzó a reírse.
—¡Sonia! Cállate y haz la puta grulla. ¡Y tú también, Mireia, por reírte!
Sonia levantó las dos manos y la pierna mirando a Braulio con cara de odio.
—¡Sonríe un poquito!
Sonrió con cara de odio.
—Perfecto ¡Perfecto! —se dio la vuelta buscando los remos—. Estáis a un paso de conseguir los remos, ahora solo tenéis que...
—¡¡¡AH!!!
En ese momento Mireia perdió el equilibrio y cayó al agua provocando que la barca se acercara un poco más al muelle. Sonia simplemente dio un salto y se postró ante Braulio.
—Eh... ostia, bueno... Sin rencores ¿no?
—Ojalá te reencarnes en papel higiénico. Vas a descubrir el verdadero terror en los cinco días que nos quedan. No vas a saber de donde te vienen las ostias y....
—¡¡Ayudaaaa!! —gritaba Mireia—. ¡¡¡Está congeladaaa!!!
—¿Tregua para ayudar a Mireia? —pidió Braulio
—Si.
Sonia se sentó frente a Mireia y le tendió la mano para salir del muelle. Tendió la otra mano para ser ayudada por Braulio.
—¡Joder qué frías tienes las manos!
—Braulio me cago en tu putísima madre —se quejaba Mireia— ¡¡Tira coño!!
*2 minutos después*
Sacaron a Mireia del agua, que estaba congelada, Sonia le quitó la ropa a Mireia y la tapó con varias mantas que le entregó Braulio mientras la chica temblaba.
—Sois unos cabrones
—Oye, que no he matado a Braulio para ayudarte a salir —dijo poniéndole la manta sobre la espalda de Mireia—. Prepárate para ser un ovillo mientras Braulio y yo vamos a por leña para hacer fuego.
—Oh, no. Fuego otra vez no —dijo mirando a Sonia preocupada.
—¿Qué pasa?
—¿No tendréis gasolina, no?
—Creo que no, aunque eso lo descubrimos en un momento.
—¡No! no lo descubráis, hacer fuego normal, nunca con gasolina.
—¿Qué te pasa? ¿Por qué tanto miedo a la gasolina? Se utiliza para los coches o para prender fuego, tu decides jaja.
—José María casi prendió fuego al bosque la última vez.
—José María me come el coño. No voy a prender fuego a la cabaña. Tú confía.
—Esperemos.
***
Mientras tanto Fátima, José María y los 3 latinos se encontraban en su cabaña. En la cabaña se encontraban Bosco, Luna y Fátima charlando tranquilamente mientras que Silvio y José María estaban fuera.
—Hermano, sos un tremendo capo. ¿Querés un puro? Estos pegan fuerte —Silvio sacó de su bolsillo una caja con unos cigarros sospechosamente gordos y bastante verdes. Porros, para los que ven tele pública.
—Yo le doy a todo, tío, que sean dos.
—¿¡Dos!? —preguntó Silvio extrañado—. Pero forro de mierda, un porro de estos es para 2 o 3 personas. No te hagás el loco que como te de un frutifantástico no tengo donde shevarte, boludo.
José María sin pensárselo dos veces encendió el cigarro. Silvio se encogió de hombros y prendió otro cigarro. José María dio una calada y enseguida comenzó a toser.
—¡Ostia puta, está cargadísimo!
—Si es que te lo dije, tarado de mierda. Esta pendejada es veneno puro —dio una calada jodidamente grande para luego toser media existencia—. Adoro.
***
Mientras tanto en la cabaña, Fátima comenzó a oler a los alrededores. Observando una pequeña columna de humo a lo lejos y un olor extremadamente fuerte.
—¡¡¡Chicos!!! —dijo completamente asustada—. ¡Se está quemando algo! ¿¡Fuego!?
—¿Cómo que fuego? —Bosco, que estaba en la cocina se acercó al salón para observar por la ventana.
—Ni caso, son el idiota de tu novio y su nuevo amiguete dándole al troncho —se asomó Luna desde la litera
—¿Cómo que al troncho?—preguntó Fátima
—Al dedo de King Kong, a la yeska, al Marley, al Riki, dando una marivuelta. Ya tu sabes.
—¡Ahhhh! —dijo más alterada corriendo para buscar un sitio pequeño donde refugiarse—.¡¡¡¡Que se quema el bosqueee!!!! ¡Hay que hacer algo!
—¡Que están fumando porros! —dijo Bosco más tranquilo.
—Ah. ¡Pues eso se dice antes! Que me he preocupao para nada.
—No le sabes a la jerga de los porros. Mal. —comentaba Luna mirando el móvil.
—¡Y yo qué coño sé que es un King Kong de esos! —dijo bastante molesta.
—Anda déjala en paz. Seguro que a ella no le van esas cosas. ¿No es así? —dijo Bosco acercándose a ella acariciándole el hombro.
—¡Las odio! Huelen mal.
—Yo en el fondo también pero mi novio y mi hermana son porreros así que poco a poco te vas acostumbrando.
—¡Pero si fumás igual que nosotros!—dijo Luna asomándose desde la litera.
—Como dije, te acostumbras.
—¿¡Y por qué no me dijiste que no te gustaba!? Solo haces las cosas por encajar y no me gusta que hagas eso. Tienes que ser tú mismo. —dijo bajando de la litera de un salto.
—¡Ah! Ahora tengo que ser yo mismo. Y me lo dice la misma que comenzó a ser vegetariana porque su ex novio lo era.
—¡Fue por convicción, imbécil!
—Y lo mío también.
—Ya...Me voy fuera con Silvio. A ver si consigo que me rule la antorcha.
Luna salió junto con Silvio y José María afuera dejando a Fátima y Bosco solos.
—Vaya, al final estos se van a hacer amigos —comentó Bosco sentándose junto a Fátima en el sofá—. Aunque bueno, ya que estamos podemos hacer buenas migas, ¿no?
En ese momento se escucharon gritos.
—¡¡¡¡¡¡VOY A FOLLARME UNA ARDILLA!!!!! AAAAAA
—¡¡¡Boludo pará, PARÁ de dos en dos no!!! ¡¡Que me quedo sin material para sobornar a la suegra, tarado de mierda!!
Fátima se quedó mirando flipada.
—¿Esos dos están bien?
—No, pero se les pasará. —dijo cerrando con llave por si acaso.
La chica se encogió de hombros tratando de ignorar la situación y continuó charlando con Bosco.
*Mientras tanto, fuera*
—Luna, vos sos boluda por la reputa que te parió. O sea, me ves aquí peleando con un simio hasta las trancas de estupefacientes y tu lo que quieres es el porrito de las bolas. Escuchá, Luna podés comerme a dos manos el mato grosso de ahí abajo.
—Pero...
Al fondo se observaba a José María escalar un árbol con total agilidad y zarandeando una rama.
—¡¡Hombre ver ardilla!! Hombre querer cena —paró de zarandear el árbol para dar una calada. Posteriormente volvió a zarandear la rama—. AAAAAA.
—¿¡Pero vos sos boludo o te parieron en un container de Chernobyl!? ¡¡Bajate del árbol, cheto puto de mierda!!
—Agh. ¡¡Está bien!! —dijo Luna molesta—. Está claro que te importa más tu amigo que yo.
—Luna, vete a la mierda, hija de una camionada de porongas sifilíticas.
Luna se piró enfadada mientras Silvio negociaba soluciones con José María.
***
Bratislava y Ángel llegaron a la cabaña de Ivanov con una bolsa de supositorios para la señora. Abrieron la puerta y se encontraron al ruso y a Juan en la mesa con un mapa bastante grande del lugar, una escopeta apoyada en la mesa, alicates, una sierra, una vela grande puesta en el centro y una jarra enorme de vodka sin nada de la cual bebía Ivanov.
—Eh... hola —saludó Bratislava tímidamente, encorvada como un gato y observando fijamente a Ivanov y a Juan.
—¿Qué mierda estáis pensando?
—Este hombre es un máquina desarrollando estrategias, pero la verdad que me tiene un poquito estresado. ¿No es más facil ir para ya y ya?
—¡¡¡No!!! —gritó Ivanov dando un golpe en la mesa—. ¡¡Eso es lo que enemigo quierre!! ¡¡Que nosotrios no ir preparrados, que nosotrios seamos unos inexperrimentados!! ¡Hay que conocer el perrímetro y todas nuestras posibilidades! —dio un trago bastante grande al vodka sin apenas inmutarse.
Bratislava observó a Ángel bastante sorprendida.
—¿Soy yo o está empezando a conjugar verbos?
—En eso justamente me estaba fijando yo.
—¡Voy a desir a madre que vosotrios traer materrial parra cagar! —se levantó del asiento, y se dirigió al cuarto de baño—. Мать, тебе есть что дерьмо!!
—Cпасибо сука
Cerró la puerta del cuarto de baño, cogió una mochila donde guardó una sierra, unos alicates, la escopeta y el mapa enrollado como alfombra, agarró a Juan de la chepa y se fueron por la puerta.
—¡¡Tu y yo ya poder irnos a causar el mal!!
—¡Vale vale! Pero no me tires de la chepa que me queda marca.
Ivanov dio un portazo dejando a Bratislava y Ángel solos con su madre.
—Eh... ¿Y ahora qué se supone que hacemos? —preguntó Bratislava mirando la bolsa con supositorios en la mano de Ángel.
—No sé... ¿Le damos la bolsa y que se apañe ella?
—No pienso entrar ahí y menos ponerle un supositorio a una señora mayor.
—Tampoco es mi plan pero... ¿Crees que sabrá usarlos?
—Ángel. Es de Rusia, no de Kenia, dale la jodida bolsa y di algo así como: "supositorrio poner en culo" yo que sé —dijo imitando a Ivanov.
—Hmmm te ves tan linda cuando pones acento ruso.
—Ay no, ya estamos...
—No, o sea, lo digo en serio —dijo acercándose a ella.
—Ángel, no quiero nada contigo, cíñete al puto plan. Operación "hacer cagar a la vieja"
En ese momento se escuchó a la señora Varushka desde el cuarto de baño.
—¿Vosotrios vais a entrar o no?
—¡¡Si, si señora!! —Bratislava le quitó la bolsa Ángel y se dirigió al cuarto de baño, abrió la puerta levemente y le tiró la bolsa de supositorios para luego cerrar la puerta—. ¡Use uno de estos!
*Mientras tanto, Ivanov y Juan*
—Joder, estos pantalones abrigan más de lo que pensaba —comentaba Juan algo
—Y tú ir con esos pantalones yakins de mierda. Si no es materrial de oso, no ser bueno parra nieve.
—Ahora entiendo el porqué el oso está en peligro de extinción en Rusia.
—Por los yankis.
—¿Qué?
—Tu no entender una mierda. Camina y calla.
—Pos vale, yo caminar y callar —Juan se encogió de hombros y continuó caminando junto a Ivanov.
***
Sonia y Mireia salieron del cuarto de baño y buscaron a Braulio por la casa.
—¿Y la guarra esta? —preguntó Sonia frunciendo el ceño.
—No sé... debería estar aquí —decía la otra chica tiritando con bastantes toallas encima—. Me estoy muriendo de frío.
—Tranquila que ahora vamos a por leña, quédate en el sofá.
Sonia subió las escaleras y observó que la puerta de un cuarto estaba cerrado. La chica tocó la puerta bastante fuerte.
—¿Braulio? ¡Abre!
—¡¡No voy a abrir!!
—Pero tenemos que ir a por leña para hacer fuego. Mireia tiene demasiado frío.
—No es mi problema.
—¡Fuiste tú quien nos jodió con el barquito! ¡Abre ahora mismo!
—Ya dije que no.
Sonia rasgó la garganta un poco más alto. Suspiró con calma y trató de hablarle de nuevo.
—Braulio... a ver, sé que hemos empezado con mal pie, pero te explicaré de una forma muy sencilla el por qué tienes que abrirme la puerta. Es para salvarte.
Hubo un breve silencio seguido de una risa.
—¿Salvarme? ¿De qué tienes TÚ que salvarme?
—¡DE LO QUE TE VOY A HACER COMO NO ABRAS LA PUTA PUERTA! —comenzó a zarandear y a dar golpes a la puerta. Hasta que abrió con cara de mala ostia.
—¡Ya voy! cojones.
—¡A por leña, ostia! —dijo bajando las escaleras de madera de un salto desde la buhardilla.
—Qué bestia, ¡Qué bestia!—el chico se tomó su tiempo bajando las escaleras de una en una.
—¡Vamos! He visto esponjas marinas con más energía vital que tú.
—Energía vital la que me absorbes ¡bruja!
—Ya estamos... Anda, tira, que pareces un padre con escoliosis y tienes menos años que yo—cogió el hacha que guardó en la mochila y se paró sobre la mesa donde dudó si coger la pipa que estaba allí hasta que Braulio puso su mano encima agresivamente.
—Si quieres que vaya contigo, ¡la pipa se queda aquí!
—Vale, vale, cálmate. No hay pipa.
—Cállate, y vamos a por leña. ¡Hasta los cojones de la pistolita de mierda! Cojones ya, ¡¡Haber en qué momento te pareció buena idea traerte la pistola de los huevos!!
—Que sí, que no me llevo la pistola. Anda, vamos que hay muuuuuchas cosas que hacer —Sonia se puso el abrigo y esperó que Braulio pasase encorvado y cabreado por la puerta.
—¡¡¡Es que la tiraba al puto lago!!! —gritó dando un portazo.
*Varios minutos después*
—A ver, mi niño, tenemos solo un hacha y somos dos personas, la mecánica es muy simple.
Braulio rodó los ojos.
—Que sí, nos vamos turnando, empiezas tú y después yo, así hasta que caiga el puto árbol —decía desganado.
—Exacto —dijo Sonia sacando el hacha de la mochila. Posteriormente le tiró una bola de nieve—. Y alegra esa cara arrugada, ostia.
—Mira, no me toques los cojones que me doy la vuelta ¿eh?
—Vaaale, tengamos paz. —Sonia observó un árbol mediano sin mucha rama—. Esta cosa la tiramos fácil entre dos ¿no? Luego hacerla en leños es más fácil, tendremos para una buena hoguera
Braulio observó detenidamente.
—No, ese no creo que arda bien, fíjate, está húmedo. Podemos probar con ese de allí que parece que está seco.
Sonia observó el árbol a lo lejos con un tono claro y asintió ligeramente sorprendida.
—Bien visto... vamos para allá. Aunque creo que es un poco más grande. Pero bueno, todo sea por Mireia ¿no?
El chico se encogió de hombros.
—Sí... supongo.
—Pues venga que empiezo yo.
***
Mientras tanto, Sergio y Jaime permanecían en la cabaña, con este último buscando por los cajones y los rincones de la casa.
—Jaime, ¿Qué haces? —preguntaba Sergio sentado junto a la candela.
—Buscando a ver si por casualidad encuentro un mapa, me gustaría saber dónde estamos... y dónde está el sitio donde queríamos ir en un principio.
—¿Pero el mapa no lo tenías tú?
—No, se lo di a Sonia antes de separarnos. Quizá en algún cajón de estos alguien decidiera guardar un mapa.
—Vaya... ¿Tú crees que estarán bien?
—No lo sé, Sergio. Creo que si no encuentro nada, tendré que salir por mi cuenta a buscar a los amigos.
—¿Tú solo? Al menos déjame acompañarte
—¿Acompañarme? tus zapatos están rotos, te volverá a pasar lo mismo si salimos de casa y no quiero.
—Me da igual lo de los zapatos, no me vas a dejar tirado —dijo ligeramente enfadado.
—¿Qué? ¿Cómo que te voy a dejar tirado? voy a salir a buscar a la gente, iré a casa a por unos zapatos para ti, volveré a por ti e iremos a casa, todos juntos.
—Pero... ¿Y si te encuentras con Sonia y te convence de dejarme tirado en la cabaña? Sabes que me odia y que es una puta.
—Sergio... te conozco desde que eras un puto crío, créeme que ninguno de mis amigos podría convencerme de hacer algo así.
—Es que siento que constantemente soy una carga. No consigo hacer nada bien por mí mismo y me da algo de miedo el imaginarme que te de pereza volver o que pienses que no merece la pena y que me dejes tirado.
—Sergio... —preocupado, se dirigió hacia él que estaba sentado—. Vuelvo a decirte, que nunca consentiré eso. He vivido lo suficiente como para saber lo que duele que te abandonen, y nunca lo haré, y aunque entre tú y yo estuviésemos enfadados, o... o yo que se, o llevásemos años sin vernos, seguiría haciendo cualquier cosa por ti. Porque nada cambiará el hecho de que en algún momento de mi vida te he tratado como un hermano.
El muchacho lo miró asintiendo sin decir nada por unos segundos.
—Pero entonces, ¿No estás cabreado conmigo?
—¡No! —dijo frunciendo el ceño—. ¿Por qué piensas eso?
—No sé, te he potado en la cena familiar, rompí las bolsas de la compra, rompí el suelo de la cabaña, te hice ir a un pueblo franchute de mierda a comprar un abrigo y seguramente me dejaré cosas por el camino.
Jaime miró hacia arriba intentando recordar cosas.
—Potaste en la batalla de chupitos.
—¡Y tú te cortaste la mano! Eso es empate. Y bueno, también le regalé chocolate con menta a Fátima.
—Jajaja, cierto. Pobrecita —dijo riendo.
—¿Ves? Soy un puto inútil.
—¡Que no cojones! Tienes buenas intenciones, pero las acabas cagando. Alguna acertarás, ya es por estadística.
—¿Entonces no te cabrea que no haga una buena?
—Me desespera un poco, pero tanto como para tacharte de puto inútil y mandarte a la mierda, no. Pero ten algo de cabeza, macho.
—Vaaale. ¿Entonces te vas y dejas a tu princesita sola?
—Por ahora no, voy a seguir buscando aunque tengo la sospecha de que no hay una mierda. ¿Tú ya tienes los pies calentitos? —dijo dirigiéndose al segundo mueble y abriendo un cajón.
—No. Sigo siendo un carámbano.
Jaime dejó de rebuscar en los cajones.
—¡Bah, aquí no hay nada! Voy a salir a ver si consigo un punto alto.
—¿Para tirarte al vacío después? Ni se te ocurra hacerlo ¿eh? era broma.
—Tranquilo, tengo mi princesa esperando —dijo poniéndose el abrigo para después abrir la puerta de casa.
—Al final tenemos final feliz.
***
En ese momento, Ivanov y Juan habían llegado a la cabaña donde se encontraba Mireia. La cabaña se observaba a lo lejos e Ivanov comenzaba a inspeccionar el terreno en su mente.
—Veamos, ¿Por donde nosotrios entrar a por Jaime? —dijo para sí mismo.
—¿Por la puerta de atrás?
—¡No! Primero nosotrios investigar cuantos son, luego entrar con escopeta, tú con hacha y cuerdas y secuestrar todos.
—¿Y si se rebelan?
—Se sacrifica uno parra que vean que vamos en serrio.
—¿No sería mejor una ostia o un tiro para avisar?
—Ostia la que te voy a dar como te me amarricones. ¡Tirra, mother fuker!
—Anda mira, ¿Ahora también insultas en inglés?
—Yo aprender muchos idiomas.
—Perfecto, muy útil, en inglés no tienes que conjugar los verbos.
—¡Callate, que ya estamos llegando! —dijo sacando un esparadrapo de la mochila.
—Vale, vale ya me callo, es solo que te estaba avisando de que en el inglés no hay tantos verbos para conjugar, que estás siempre con el yo estar, tu no deber y esas cosas, que...
Ivanov cortó un cacho de esparadrapo y le dio un manotazo en la boca a Juan con él.
—¡Hmmmm m hmmm hm him!
—Mucho mejor. Continuemos.
***
En el mismo plano temporal pero en un espacio diferente, Sonia estaba dándole hachazos al árbol para cortarlo, En ocasiones tenía que poner el pie en el árbol y tirar para sacar el hacha, Braulio estaba calentando para salir.
—Que sepas que no has hecho calentamiento, eso te puede provocar lesiones en... lo que sea que estés ejercitando.
—¡Los hombros! —dijo tirando del hacha incrustada en el árbol—. Joder... como cansa esto, creo que me he hecho daño en el hombro, sigue tú, anda.
—¿Ya? ¿Sólo diez hachazos?
—Dale tú, a ver si llegas a diez también, crack.
Braulio le quitó el hacha desafiante.
—Que si llego a diez hachazos, dice. ¡Te llego a veinte, chavala!
—Adelante, se supone que tú eres el hombre fuerte.
*5 minutos después*
—¡¡Ay!! ¡ay! me muero... No puedo más —decía apoyando el hacha en el suelo—. Ha sido jodidamente intenso.
—Braulio, llevas 8.
—¿Qué? —dijo mirando a Sonia sorprendido.
—Que llevas ocho, anda trae, ya estoy descansada, puedo seguir yo.
Braulio quitó el hacha del suelo inmediatamente.
—Dije que me haría veinte.
—¡Pero si estás reventao! ¡¡Fantasma!! ¡Que eres un fantasma! Si no puedes con tu vida. Anda trae que siga yo, no me importa.
—¡Que no, cojones, ahora me voy a hacer veinte por huevos!
—Los huevos que te faltan, ¿no?
—¿¡Que no hay huevos!? ¿¡Eso me estás diciendo!? Uy me cago en la puta que si llego a veinte.
Sonia se llevó las manos a la frente.
—Agh... me voy a dar un paseo, vuelvo en diez minutos.
—Si si, tu vete, ya verás, ya.
—Me voy para que sea menos humillante —dijo levantando la mano mientras le daba la espalda.
***
Mientras tanto, Ivanov y Juan se encontraban justo en la casa de Mireia.
—¿Hm hm? —Juan hacía señales para entrar a la casa pero Ivanov le tapó aún más la boca.
Ivanov se asomó por la ventana y vio a una chica en toallas en el sofá.
—Por la madre del Rasputin —volvió a agacharse y se dirigió a Juan rápidamente—. Cambio drástico de planes. Yo creer que señor de bar engañar a nosotrios, en cabaña haber señorra sola.
—¿Y si resulta que hay más en la cabaña?
—Ahí estar el plan, yo entrio solo, a haser preguntas a señorra, tú misión ser vigilar que no entre nadie.
—Hm-m —dijo asintiendo—. ¿Pmo mh hmy mh mhme mhe mhama?
—Si haber más gente, yo gritar ayuda.
—Hm hm —asintió.
***
En ese momento Mireia estaba con el móvil, mandando wasaps con Míriam quien le estaba contando sus vacaciones con Darío en Cádiz. De repente, la puerta se abrió tímidamente y apareció tras ella Ivanov. Mireia se quedó algo sorprendida y enseguida apartó el móvil.
—¿Q-Quién eres? —dijo tímidamente.
—Tú disculparme por asustarte. Yo perderme por monte mientras... buscarba, busqué, bosqueba... puto español de mierda, yo buscar campistas en pasado.
—Buscabas —corrigió Mireia.
—¡Exacto! Yo ser panoli con español. ¿Le importaría si me quedo aquí un rato? Yo tener bastante frío en monte español.
—No, claro que no —respondió Mireia algo incómoda. Por cierto, ¿Cómo te llamas?
—Yo soy Ivanov, Andrey Ivanov. ¿Tú querrer dos besos? En España vosotrios saludar así.
—Si, claro —Mireia se levantó y le dio dos besos a Ivanov, aunque le pinchó bastante la barba del ruso. El por su parte se estremeció al tocar su pelo completamente frío.
—Uu Tu tener pelo como carrámbano en cueva rusa. ¿Tú estar bien?
Mireia rio bastante para sí misma.
—(O por dios está jodidamente buenorro) No del todo, mis amigos son imbéciles y me caí al lago que estaba helado
—Así tú estar con todos esos trapos, ¿ah? —comentó susurrando a su oído.
Mireia se sonrojó bastante y se dio la vuelta
—¿Qué pretendes?
—Veamos, a mí esto de ligar no dárseme muy bien. Yo verte y ver que tú ser muy hermosa. Yo ir al grano.
—¿Y quieres... hacer...?
—A ver, yo tener pito como tanque soviético, ¿Tú culo querrer ser mi Ucrania?
—Ostia puta —dijo riendo. En ese momento hubo un silencio algo incómodo que Ivanov trató de romper.
—Así... así lo hasemos en la madre Rusia —dijo algo sonrojado.
El móvil de Mireia comenzó a sonar, pero esta tiró el móvil para atrás y comenzó a besar en la boca a Ivanov que no dudó en agarrar agresivamente el culo de Mireia.
***
Sonia siguió caminando un buen rato, había visto unos árboles donde descansar a lo lejos. Ya se encontraba más cerca de ellos, aunque había una buena cuesta que iba subiendo mientras hablaba por teléfono.
—Que sí, narices, te pago en cuanto pueda. ¿No ves que estoy en el monte y no hay un puto cajero automático? En cuanto vayamos a algún pueblo en el que haya cajero te paso la plata. Dime cuánto es que voy a ver si encuentro a alguien para colarle unos gramitos.
—(...)
—¿¡Cuanto!?
—(...)
—Sí, ya, si te he entendido, cabrón, pero es que entonces me da a mí que voy a tener que sacar a mi hermano del campamento antes de tiempo, para una vez que quería estar el mes entero... En fin. Oye, quería decirte que gracias por ayudarme, ¿vale? Te cuelgo que voy a estar en una zona de árboles.
A lo lejos vio una chica solitaria que también iba hacia esa zona de los árboles. Sonia decidió seguirla.
—Bueno —se encogió de hombros—. Por probar... quizá le molan los porros.
Se dirigió poco a poco a ella, estaba sentada junto a un árbol fumando un poco de hierba. Sonia al notar el olor en seguida rebuscó en su mochila algunas bolsas de hierba para tratar de vendérsela.
—Hola buenas —dijo acercándose a ella.
La chica que estaba sentada la miró de reojo.
—Hola —dijo dándole una calada al porro.
—¿Cómo te llamas?
—Luna.
—Luna, ¿eh? Me parece un nombre muy bonito.
—Tía, pírate, he venido aquí para alejarme de las movidas. Tienes un jodido bosque entero para estar hinchando las pelotas.
Sonia sacó de su mochila unas bolsas de marihuana y las agitó en frente suya.
—Por la concha de la lora ¿Eso es maría? —dijo la chica interesándose
—Claro que es lechuga de la risa.
—¿Cuánto pides por ella?
—Generalmente la vendo a 10 euros el gramo, aunque por ser tú te lo dejo en 7.
—Ostia tú, qué caro. A mí tú me quieres hacer el lío. Esa cosa vale 5 euros el gramo mínimo
—Bueno, eso puedes creer tú, pero la verdad es que no.
—Joder, tú, puta crisis. ¿Al menos será fresca, no?
—Claro —se encogió de hombros.
—Venga, va, ponme 10 gramos.
Sonia apretó los puños de manera triunfal.
—Pues 70 euros.
Luna sacó su cartera y le dio un billete de 50 euros y dos de diez.
—Ahí tiene, y más le vale que sea buena, que entonces la voy a buscar y la tenemos, ¿eh? Que a Luna no se la juega nadie.
—De momento no he tenido queja —dijo sonriendo.
—Más te vale. Ahora pírate y déjame tranquila.
—Vale. —dijo Sonia sonriendo—. Que no te la cuela nadie ¿eh? toma veinte euritos de más.
***
—¡¡Ah, ah, ah, ah!! ¡¡¡Ooooh!!! —Mireia se encontraba con la patas arriba en el sofá juntadas a la pared mientras el ruso las sujetaba y embestía fuertemente contra Mireia.
—De momento mi tanque estar solo en fronterra. ¿Tu querrer que yo avanzar?
—Si, sí. ¡¡Sigue!! ¡¡Sigue!!
—Ahorra tu vas a ver, la mayor técnica de la madre rusia.
En ese momento el ruso la metió toda.
***
Desde fuera de la cabaña, se escuchó un grito aterrador que alertó a Juan, este al ver que Ivanov tardaba demasiado, pensó que estaría en peligro y decidió entrar a investigar. Dio una patada a la puerta con una navajita.
—¿¡Qué está pasando aqu...!? ohhhhstia. Ya verás de que se lo cuente a la Azucena.
—¡¡¡JUAN!!! ¡CIERRA LA PUTA PUERTA, COJONES!!
Mireia se apartó de Ivanov y se tapó el cuerpo con una toalla.
—¡¡Yo así no puedo follar tranquila!!
—Que no querrida, continúe a cuatro.
La chica le tiró el abrigo y los pantalones de mala manera.
—¡¡¡LARGO DE AQUÍ TÚ Y TU AMIGO!!!
—Perro es solo mi amigo que lo parrierron en un gulag de Chernobyl y él quedarse ton...
—¡¡Que os vayáis ahora mismo, o llamo a la policía!!
—Polisía española comerme los huevos... —Juan tiró del brazo llevándose a Ivanov de la casa
—Anda, tira que al final nos pone la denuncia.
CONTINUARÁ
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