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Prólogo: Una vida normal "normal"

De repente se observa el botón de Rec en el centro de la cámara y un acercamiento al interior de una habitación muy desordenada en la cual se encontraba un chico de estatura bajita dentro de ella.

–¡Venga va! ¡Déjate de tonterías y comencemos a grabar ya! –comenzó a hablar uno de los muchachos que grababa. 

–¿Qué? ¡Te quieres esperar? ¡Te dije que no grabases aún! –el chico se encontraba agachado buscando una cosa debajo de la cama. 

–Ya, bueno, las cosas salen mejor improvisadas.

–Maldita sea... oye, ¿Me estás grabando el culito? –miró al cámara ligeramente enfadado. 

–¿Qué dices?

–Me estás grabando mi culito.

–¿Qué culo? si tienes pura carpeta.

–Oghh, lo que me ha dicho el negro este.

–¡Y dale! que no soy negrito, soy café con leche, lo tuyo es envidia por no tener este morenaso natural.

–Ja claro, envidia

En ese momento, se coloca la cámara en una mesa enfocándolos a ellos dos. Eran dos muchachos, uno algo más alto de tez morena y pelo corto, con una camiseta gris de manga corta junto a alguien algo más bajo y con gafas, una camiseta de manga corta blanca y pelo algo largo, con flequillo. 

–Bueno, dejémonos de estupideces y empecemos el vídeo de una vez. ¡Preséntate, puto!

–Pffff, está bien –suspiró desganado. 

–¡¡Vamos!!

–Ok, ok. Bueno gente, disculpad por este lamentable comienzo, y bien hoy vamos a dar una vuelta por el pueblo –comenzó a presentarse el chico con gafas pero fue interrumpido por su compañero. 

–No, tienes que presentarte, decir tu nombre. No aprendes ¡no aprendes! –se notaba desesperación en sus palabras. 

–Vale vale, tranquilo... Bueno, mi nombre es Braulio, y este negri...

–Este ser encantador y de luz es Jaime... soy yo el que se presenta.

–Oh, vamos te iba a presentar de puta madre tío. Siempre he querido tener un amigo negrito jajaja –Jaime comenzó a mirarle enfadado

–Cállate maldita sea. Ya te he dicho que no soy negro... puto enano.

–Oye, yo tampoco soy enano. Solo soy bajito

–Yi timpici siy enini. Sili siy bijiti. ¿A que jode el que te exageren lo que eres?

–Que tío más pesao de verdad –le señalaba con el dedo pulgar con cierto desprecio. 

–Pesado...oye, ¿por dónde íbamos?

–Pues no sé, nos presentamos y luego empezamos a insultarnos.

–Genial, encima de no hacer las cosas bien, no sabe por dónde vamos.

–Oye, si fuiste tú el que las cagaste empezando antes de tiempo el vídeo.

–Ya y tú las cagas no presentándote bien.

–Uy, disculpa por no ser perfecto.

–Ya, y también bien pinche estúpido.

–...

Ñeh, como ni los propios protagonistas saben cómo empezar una historia y andan diciendo puras pendejadas, la empezaré yo, me autoproclamo narrador de la historia. ¿Cómo? ¿Que quién soy? Un narrador sensual, ahora cállate y no me juzgues, me aburro demasiado y tengo mucho tiempo libre. Bueno, como todo buen grupo de amigos, estos pendejos no son los únicos en él. Ahora mismo, bueno, cuando acaben de pelearse, irán a buscarlos para ir a casa de Jaime a zampar creps y pizzas.

Esos amigos son:

Jaime: 19 años, el muchacho que decidió grabar antes de tiempo. Tiene un humor de mierda, se ríe de absolutamente todo y no hace caso a nada, salvo a su madre. Es despistado de cojones como él solo y siempre tiene alguna puya para alguien del grupo. Es, con todas las letras, un cabrón sin remedio. 

Mireia: 17 años, toda pendeja y pervertida, sueña perversiones despierta y tiene un humor perverso y estúpido. Interrumpe todo el rato y su risa es todo un misterio. Una mezcla entre urraca en celo y gallina poniendo un huevo. Algo así como el grito de un pokémon. 

Braulio: 18 años. Con la altura del pecho de una serpiente y la autoestima al nivel del empire State, es el chico que siempre se le ocurre la idea más estúpida en el momento menos apropiado y al que nadie le hace caso. Hasta que algún gilipollas dice: "Pues tiene razón". Adicto al cod y a dar por culo a niñas vírgenes. 

Sara: Ésta era más normalita al principio, pero entre todos la curaron de ser normal y ahora está loca perdida. Perversa, se emborracha con 3 ginebras y eso no hay quien la pare, cuando se aburre tiende a decirlo continuamente y a no hacer nada productivo. Tiene novio, y como bien le enseñó Mireia, lo tiene bien adoctrinado y es sumisito y feliz.

Ainoa: Os preguntaréis por qué no lleva "h" en su nombre. Pues bien, la razón es porque su padre no sabía dónde iba la h y decidió no ponerla xD. Bueno, gilipolleces aparte, está bien pendeja, y más aún cuando tiene sueño, hambre y sueño. ¿Que qué pasa? ¡Pues se pone a tocar los cojones al primero que tenga al lado, generalmente y por una razón, suele ser Jaime.

José María: Este es una especie de coso raro, no sé cómo definirlo y se supone que el narrador lo sabe todo. Bueno, dejémosle como un coso raro. Tiene aficiones tan normales como organizar carreras de osos, realizar cruzadas en nombre de Esparta, tomar Jerusalén, matar judíos, matarse a pajas en el tejado de su casa, vamos un agradable sujeto. Y para sujeto el que tengo yo entre las... Bueno, pasemos con la siguiente

Miriam: Es de esas que no sabe cuál es la receta de la felicidad, pero seguro que lleva chocolate. Es bipolar, cambia rápidamente de opinión... Nah, solo es pendeja bipolares solo son las pilas, pero sí que pasa de la felicidad al llanto del llanto al enfado y de nuevo a la felicidad en poco menos de 5 segundos. En sus ratos libres entra en coma 5 horas y luego come otras 5. Hubo una vez que le tiramos pescado y... nah, nos agarró a putasos por pendejos.

Bueno el caso que éste grupo de inútiles ha quedado en casa de Jaime a cebarse a creps y pizza. Todo ello a pesar de las quejas de su madre que no quería demasiada gente allí. 

–¿Otra vez vas a meter gente a casa? Que luego me ensuciáis todo y me tiro todo el puñetero día trabajando. 

–Mamáaa –comentó el muchacho algo desesperado–. Va a ser solo un momento, y además tras hacer los creps vamos a ir a la terraza y ahí si que no molestamos. 

–Bueno, pero luego me limpias todo ¿eh? No quiero ver ni una sola mierda sin limpiar. Cojones ya. Todo el día trabajando para que encima... –continuó hablando mientras abandonaba la cocina. 

–Vale –dijo rodando los ojos. De repente sonó el timbre y Jaime en seguida fue a abrir. Eran todos ellos, solo que aún quedaba José María por llegar.

–Holaa –dijo Miriam bastante feliz dándole un abrazo a Jaime. 

–Buenas, pasad –dijo cediéndoles el paso. 

Jaime comenzó a hacer la masa de creps mientras el resto hablaba entre ellos. Al poco rato sonó el timbre que era José María, entró a la casa y Jaime comenzó a ponerse manos a la obra. El caso que todo va normal, todos comiendo, riéndose por pendejadas, Braulio, Mireia y Sara viendo porno en la cocina de Jaime mientras éste hace creps, Ainoa y Miriam poniendo los mojinos escozíos de música ambiental y José María observando a Jaime hacer creps mientras que hablaban de rojos y comunistas. Todo era precioso. Hasta que llegó la hora de comer y al lumbreras de Braulio se le ocurrió otra de sus estúpidas ideas entre porno y comida.

–Gente, ¡Gente! –alzó la voz intentando llamar la atención. 

–¡AAAAAA! –José María dio un grito y todos se callaron bastante asustados–. Braulio, procede. 

–Gracias –dijo levantándole el dedo pulgar–. Oye, hay algo que llevo pensando hace tiempo. Y es que como este verano hemos aprobado todos y aprovechando que esto solo ocurre una vez cada mil años, podríamos ir a algún lado ¿no?

Bueno, a ver, generalmente tiene ideas estúpidas. Esta vez, se le ha ocurrido algo interesante. Veamos que opinan nuestros queridos protas.

–Ey, algo así había pensado yo. Siempre estamos metidos en el pueblo y nos vendría bien salir un poco ¿Qué os parece ir a la montaña?–propuso Sara entusiasmada.

–Bueno, tienes razón, a mí personalmente me gusta más la playa. Pero sé que a vosotros no tanto– dijo Jaime riendo–. Entonces podríamos ir a...

–¡¡Ay si!! ¡¡Cogemos una caravana y nos vamos a las vegas!! –dijo Mireia, licenciada y doctorada en el instituto nacional de geografía de mis cojones.

–Mireia, Mireia, hay un problema, un charco pequeñito entre España y Estados unidos de 7000 kilómetros –comentaba José María. 

Jaime la miraba con cara asesina.

–Bueno a ver, entonces a...

–¡¡A Corea del Sur!! ¡¡a Corea del Sur!! porfi porfi porfi porfiiiiii –interrumpió Miriam, que era fan del K-pop.

–NO–. dijo Jaime ya enfadado–. ¡¿Me queréis hacer caso!?

Miriam cedió la palabra

–Vaaale, a ver, ¿a dónde quieres ir? No te enfades

–Bueno, a Italia, no está muy lejos, hogar de la pasta, la pizza, además hay un puto volcán. ¿Qué más queréis?

–Hogar del penne –finalizó Braulio riendo como puto.

También Mireia se rio cual urraca en celo.

–Toma penne, tomaaaa

Jaime les soltó una colleja. Tal y como solía hacer cuando se sobrecargaba de las idioteces de sus amigos

Bueno a ver, la idea de salir del pueblo era buena, pero había algo que fallaba, Jaime decía Italia, Mireia decía Las Vegas, Miriam quería ir a Corea del Sur, Braulio propuso Japón... Cada cual más lejos, ya solo quedaba alguien que dijera ir a la Antártida.

–Yo propongo ir a la Antártida a ver a Papá Noel –dijo José María.

–Papá Noel vive en el norte, gilipollas –respondieron desde el fondo

Bueno, ok, también hay propuestas a la Antártida. Desde luego, el realismo era algo que brillaba por su ausencia, a lo mejor no se daban cuenta de que no tenían un puto duro o algo. Pero que te vas a esperar de estos pendejos, nada bueno.

Entonces Sara alzó la voz.

–EEEEEEEEEEEEEEEHHHH –todos callaron ante el vociferío de Sara la loca–. A ver, seamos realistas, no tenemos mucho dinero y menos para hacer viajes tan largos. Lo suyo sería ir a una zona cerquita, pasar unos días y volvernos. Al fin y al cabo somos gilipollas, nos divertimos con cualquier cosa.

Yo me la folla... espera, esto no lo dicen los narradores normalmente... Bueno, el caso que por fin dijeron algo con sentido, ir a la montaña cerca unos días y volver.

–Sí, tienes razón Sara –concluyó Braulio.

–Podríamos ir a unas montañas con muchos lagos o piscinas naturales, sería genial –propuso Jaime

José María le dio un buen bocado a la pizza.

–¿Pero eso no está frío?

–Sí, pero y qué, sigue siendo agua para bañarse y quitarse un poco lo pendejo

Ainoa no estaba muy de acuerdo.

–Ya, pero yo no quiero ir a algo que está helado

–Bueno, a ver, el sitio lo concretaremos más adelante, ahora necesitamos saber si estáis de acuerdo.

–Síííííííí –dijeron todos.

–Ok, pues lo consultamos con nuestros padres a ver si nos pueden llevar a la sierra– dijo Jaime convencido de que iba a ser así. Pobre iluso.

–Oye pero a ver, Jaime ¿tú no tienes carnet de conducir? –preguntó Mireia algo extrañada

–Sí, pero no cabéis 7 en el coche –se excusó.

–Bueno, podemos alquilar una caravana entre todos –dijo Braulio con otra de sus grandes ideas.

Jaime suspiró algo nervioso, se acababa de sacar el carné de conducir y le daba miedo hacer viajes largos mientras pensaba en como matar al puto de Braulio.

–Bueno, vale, podemos intentarlo, pero no prometo nada, a lo mejor nos escoñamos en una rotonda o algo.

–Pues no pasa nada, de algo hay que morirse –dijo Mireia que mientras comía un trozo de pizza se le cayó todo el queso, provocando que todos se rieran bastante.

–Vale, en fin vamos en caravana.

–Bieeeen –gritaron todos.

Y así fue como a Jaime le encasquetaron todos un marrón, elegir caravana, lugar de España y montaña que tenga todo lo necesario, además de los permisos para acampar, pues en España no puedes acampar donde te salga del papo. Necesitas unos permisos. Jaime encontró una caravana por 630€ los 4 días. Era cara, pero estaba de puta madre.

Todos los padres les permitieron a sus hijos el gasto. A todos menos a Miriam que por ser más pequeña decidieron que era peligroso que fuera. También porque los padres son muy paranoicos y piensan que vamos al monte a follar como las cabras pero bueno, sus padres son así, no se puede hacer nada.

El caso que con todo encontrado y pagado por parte de los padres, Jaime había anunciado una quedada sorpresa para contárselo todo a los amigos. Se había tirado dos semanas buscando y esperaba que se llevasen una gran sorpresa. Todos fueron, excepto José María que no se había duchado aquel día y no quería contaminar el lugar. Al menos respeta nuestra integridad. Excepto aquel día que hizo un ataque a las alcantarillas con ese pedo nuclear que tuvieron que hacer obras para modelar la calle.

Quedaron en una especie de polideportivo por la noche después de cenar, en las gradas, donde se podían sentar y pasar el rato un tiempo. Allí se llevaron unas bebidas y un poco de comida, sentándose en el suelo. Al fondo, se observaba a Miriam y Braulio haciendo el gilipollas en la zona correteando por ahí. Aunque Miriam acabó cayéndose al suelo.

–Vale, gente, tengo algo importante que deciros.

–¡¡Ya te echaste novia!! –dijo la única pesada que siempre interrumpe.

–NO.

Mientras tanto Miriam se reía y Braulio intentaba ayudarla a levantarla, pero no podía con ella y acabaron los dos en el suelo. 

–Era para deciros que ya he pillado los permisos, la caravana y el lugar –comunicó Jaime con una radiante sonrisa. Pero sus amigos lo miraron raro.

–¿De qué hablas? ¿De la acampada? –preguntó Mireia con una mueca de extrañeza, como si le hablase de política.

Jaime puso una cara de decepción. Sin embargo, después de acabar de descojonarse, Braulio ayudó a Miriam a levantarse y se fue con el resto a hablar. Esto es debido básicamente a que había escuchado "acampada" por parte de Mireia. 

–Eh, pues sí, ¿lo habéis olvidado?

–Eh, a ver, pensaba que la conversación había quedado en otra fantasía nuestra que no acabaríamos haciendo por puros vagos –aclaró Sara, cosa que ahora tenía sentido. Todas las ideas locas de Braulio acababan en olvido al día siguiente.

–Bueno, el caso es que salgamos de aquí –dijo Ainoa ansiosa por ir a la montaña–. Entonces, ¿ya tienes todo listo?

–Claro, llevo dos semanas buscándolo todo.

–Ay, ¡Qué bien! ¿y a dónde nos vas a llevar?

–¡¡Eso!!¡¡Eso!! ¿¡A dónde!? ¿¡A dónde!? –estalló Mireia de felicidad.

Braulio tampoco mostró reparo en mostrar su alegría, por fin una de sus ideas habían llegado a algo.

–¡Que bien! ¡Por fin haremos algo que he propuesto yo! 

Jaime suspiró y con una gran felicidad y alegría anunció a donde iban a ir.

–Bueno, entonces vamos a ir a...

–¡¡Las vegas!! –interrumpió Mireia la licenciada.

–No –dijo contundente–. No vamos a ir a Las Vergas. 

–Jajajaja –comenzó a reír bastante fuerte. 

–Bueno, como iba diciendo, vamos a ir a...

–¡¡Japón!!

–MIREIA –gritó Jaime

–Mireia, joder, deja hablar a Jaime –apuntó Ainoa

–Vale, vale, está bien.

Y ya por fin se calló la pendeja.

–Bueno, ya, por fin, vamos a saber a dónde vamos a ir. Bueno, iremos a... –hizo una pausa dramática–. ¡¡Sierra Nevada!! –Jaime mostró una foto con el móvil de lo que era la montaña que había elegido. Era un hermoso paisaje con gran vegetación y árboles, ubicada en la provincia de Granada, al sur de España

Braulio se emocionó y todo.

–¿Y entonces vamos a estar allí cuatro días acampando? ¡¡Qué guapo tío!! –exclamó de felicidad.

–¡¡¡Si!!! –chilló Mireia–.Por fin vamos a salir del pueblo este demoniaco de cuarenta grados y todo seco.

Ainoa hizo una especie de chillo raro.

–¡¡Wiiiiii!!

–Madre mía, yo no me imagino a todos nosotros allí –dijo Sara incrédula. ¡¡La que vamos a liar, tía!! –dijo zarandeando a Ainoa cosa que ésta le siguió el juego y la zarandeó también

Todos estaban felices pero Jaime aún no había hablado de precios. Que se preparen para pagar esos 630€ entre 6.

–Sí, sí, todo es hermoso, pero vais a 105€ por persona, perras. ¡¡A pagar!! ¡¡A pagar!!

–¿¡Cuánto!? –gritó Sara bastante alterada. 

–Jooo.

–Venga ya, era todo tan bonito.

–Vaya, ya me las has amargado, Jaime –alegó Braulio

–Ah, que ¿encima esperabais que pagase yo?

–Hombre, pues no estaría mal –agregó Sara algo interesada.

–Ya, pero entonces sería gorronismo puro y duro. Bueno, si pagáis venís, si no me voy yo solo y que os peten.

–Vale, vale, pagamos –acabó por suplicar Braulio.

–Perfecto.

Y así fue como empezó esta aventura. Jaime fue a por la caravana a Mérida junto a su padre y la llevó al pueblo, aparcada en un garaje. Era una caravana bastante grande, con 6 asientos y espaciosa, se podían mover dentro, había microondas, servicio y hasta una nevera. No sabían si podían llevar la caravana al campo, o la iban a dejar en el aparcamiento, sin embargo era de las más equipadas para el viaje. 

Llegó el día antes de marchar a Sierra Nevada, se encontraban caminando por la avenida principal del pueblo y Jaime dijo su último aviso a los amigos. 

–Oye gente, mañana a la 5:45 salimos del pueblo. 

–¿Tan temprano? –dijo Mireia que no tardó en quejarse–. Joder, pero si yo a veces me acuesto a las 4 de la mañana. 

–¡¡Pues te acuestas un poco antes!! Cago en la puta ya, la marmota esta. 

–¿Y si salimos a las seis? –preguntó Ainoa. Nada más decir esto, una paloma acabó estrellándose contra el cristal de un edificio, provocando las risas de todos, en especial de José María que daba hasta miedo. 

–¿Qué cojones? –gritó Jaime preocupado–. Se ha matao la puta paloma

–¡No! ¡Pobrecita! –gritaba Miriam bastante afectada. Sin embargo Ainoa se encontraba con cara de asco por su miedo a las aves. 

Por otro lado José María comenzaba a calmarse. 

–Ostia ha hecho como las putas torres gemelas pero sin explotar. Le ha faltado matar 500 personas y que se derrumbe el jodido edific...

–¡José María! –gritaba Sara enfadada. 

Tras el trágico suceso de la paloma suicida, concretaron la hora en la plaza del ayuntamiento del pueblo. Donde servían refrescos y limonadas. 

–¿Entonces os viene bien a esa hora?

–Por mí bien, a las 5:45 de la mañana es buena hora –comentó Braulio bastante contento. 

–Hmmm –se quejaba Mireia haciendo sonidos. 

–Acho, yo voy a intentar convencer a mi padre de ir –decía Miriam bastante triste–. Se que es misión imposible pero... no sé, quiero ir. 

–Olvídate de ir, warra –respondió José María–. Literalmente nos vamos mañana, no creo que te deje. 

–Es que es muy poco probable, Miriam. Ya te dijo que no, y se va a mantener. 

–Ayyyyyyy, quiero ir –dijo haciendo pucheros. 

–Ya, pero no creo que se pueda, sino otro año ¿No?

De repente Braulio miró a Jaime fijamente. 

–Ah, ¿Que van a haber más años? 

Jaime se encogió de hombros. 

–Yo que sé, hay muchas montañas en el mundo para ir de acampada. Ya veremos. 

–Perfecto. 

CONTINUARÁ. 

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