Día 3 (Tarde): La llamada.
En el capítulo anterior, nuestros queridos inútiles fueron al lago. Y cometieron el grave error de dejar a José María solo en la caravana ya que este encendió la caravana y se fue a "dar una vuelta".
–Vale, ponemos primera... soltamos el embrague –la caravana se caló y José María se levantó ligeramente del asiento– ¡¡No!! joder demasiado rápido.
Nuestro pequeño gilipollas encendió nuevamente la caravana con éxito, puso la primera y aceleró a tope mientras soltaba el freno. Las revoluciones estaban bastante alteradas y no avanzaba demasiado. Fue entonces cuando soltó de golpe el embrague.
–¡¡Ahoraa!! –la caravana salió disparada y casi se lleva por delante varios de los árboles pero giró justo a tiempo. En el giro, se llevó por delante la mesa del desayuno y la destruyó por completa, derrapó y continuó por un camino alterno–. ¡¡¡Ostia puta!!! –miró la mesa detrás suya y acto seguido se dio de bruces contra algo que no alcanzó a ver– Mierda...
***
Mientras tanto, en algún lugar de Málaga, se encontraba Andrey Ivanov hablando con Chloe. Tenía un acento completamente ruso y parecía estar siempre enfadado.
–Arrrh ¿Entonses tú cuando llegar a Motrril con chico marricón y rokerro planchabrragas? –dijo dando un golpe con el puño en la mesa evocando un potente eco en todo el lugar.
Se encontraba en una especie de garaje alejado de la ciudad con varios cuadros de simbología comunista y dos furgonetas rojas en las cuales se distinguían figuras históricas como el Che Guevara, Lenin o Stalin en el capó de la furgoneta. En la parte trasera de la caravana, tenía a Hitler y Stalin dándose un beso en la boca.
–¿Cómo que parra mañana no estarr prreparrada la carravana? ¡¡En Rusia nosotrios no arreglar carravana, caarravana arreglar sola!!. –gritó alzando los brazos como un desquiciado–. (...) Esperra, ¿Cómo que tú comprar mierda de los yankees parra arreglar carravana? Como carravana tener algo yankee, ruso no entrar en mierda yankee. Ruso no colaborra con perras capitalistas como tú.
Al otro lado, en la caravana de Chloe, Ilario le susurró algo a Daniel.
–A ver como le contamos que la caravana proviene de Estados Unidos.
–Shhh, cállate. ¿Acaso quieres que nos mate? –susurró Daniel. Chloe al oír la conversación le dio un codazo a Daniel y lo miró seriamente. –Vale... ya me callo.
–Que no, tranquilo. Lo arreglaremos como podamos con el material que tenemos. (¡¡¡¡¡....!!!!!) Vale, no te preocupes. Para pasado mañana tendrás todo listo.
El ruso dio unos gritos al teléfono y posteriormente colgó. Chloe suspiró y les miró fijamente.
–Chicos, tenemos que cambiar la caravana
–¿Cómo que cambiar la caravana? ¿Adaptarla al ruso tocapelotas? –respondió Daniel disconforme.
–No nos va a ayudar como tengamos la caravana que ponga "América is great" y con una pequeña bandera estadounidense al lado. –Chloe se levantó de la silla–. Vosotros ir viendo como arreglar la caravana. Ahora mismo es hora de comer, iré haciendo la comida mientras tanto.
–Vale, ya vamos.
***
José María se levantó de la furgoneta y miró a su alrededor. La mesa estaba rota en parte, y había un claro rastro en la hierba del derrape que hizo. Miró adelante para ver el choque y vio a un ciervo tumbado en el suelo malherido. José María se estremeció. El ciervo mantenía los ojos abiertos y la respiración activa. Estaba bastante nervioso. y poseía una imponente cornamenta aún tumbado. El ciervo hizo amago de levantarse pero se volvió a caer al suelo.
–Joder... No me gusta que no se pueda levantar–se mostró preocupado por el ciervo –maldita sea, voy a tener que llamar a Jaime –en seguida recordó que los móviles no funcionaban porque se habían mojado –. Puta mierda de vida.
***
Mientras tanto los otros 7 estaban andando camino a la caravana. No les quedaba mucho para llegar y Chris comenzó a acercarse a Ainoa, Sara y Mireia que aún no había tenido mucha oportunidad de acercarse a ellas. Mientras, Jaime, Braulio y Miriam continuaban un poco más adelante.
–Oye, Ainoa. –se dirigió Chris un poco cohibido.
–Dime –ella giró su cabeza a Chris quien estaba a su lado. Mireia y Sara también prestaron atención.
–¿Te encuentras bien? –preguntó desviando la mirada.
–Sí. Estoy bien. ¿Por qué lo preguntas?
–Eh... nada era solo una manera de disculparme por lo que Chloe te hizo.
–Tú no tienes nada que ver con ello. Simplemente quiero olvidarme de ella y que el karma actúe cuando tenga que hacerlo.
Chris se disculpó.
–Eh... no quería hacerte recordar aquello. Lo siento. –el chico permaneció un tiempo con ellas pero se veía algo incómodo.
–No pasa nada –replicó Sara–. Simplemente hablemos de otras cosas. ¿Qué te gusta hacer cuando tienes tiempo libre?
–Sí. Empezaré yo. Así nos conocemos mejor –se adelantó Mireia–. A mí me encanta ver yaoi y dibujar personajes de anime.
–A mí ver series, leer libros y hacer ejercicio –respondió Ainoa con una sonrisa–. Aunque bueno, la mayor parte del tiempo viendo series con mi perra Nana.
Chris aún seguía mirando a Mireia y se mostraba algo confuso. Colocó su mano en la barbilla y se dirigió a ella evitando mirarla. No le gustaba demasiado el contacto visual.
–Mireia, un momento. ¿Qué es el yaoi?
Mireia se frotó las manos y colocó su brazo por encima de Chris.
–Ogh. Vamos a ir por partes. ¿Conoces el sexo gay?. Ya sabes, frote de espadas, meter el plátano en la cueva, tocar la zambomba del otro... –Mireia continuó realizando alegorías de sexo gay mientras la cara de Chris comenzaba a tornarse algo roja y se notaba perdido.
–No, Mireia, no se lo has explicado bien... –Chris interrumpió a Sara.
–O sea que el yaoi es una especie de excursión de temática medieval en la cual... vamos a cuevas comemos plátanos y tocamos instrumentos. ¿Es algo así?–ladeó la cabeza con curiosidad
Mireia comenzó a reír como foca retrasada y la risa se contagió a Ainoa y Sara.
–Agh agh agh agh –Mireia comenzó a toser –. Amo su inocencia.
–¿Qué inocencia?... Tengo miedo... –las chicas no podían parar de reír, lo cual hizo que Chris se fuera alejando poco a poco. Ainoa lo paró.
–¡No Chris! No te vayas –intentó no reírse–. Ven, que no pasa nada.
–Sí que pasa –se enfadó.
Mireia no paraba de reírse y de repente lo soltó de golpe.
–¡¡Sexo anaaaaal!! –volvió a reír como foca retrasada y Sara le dio una colleja.
–Hmmmm– murmuró Chris molesto–. ¡Me voy! Malditas enfermas mentales –se alejó un poco de ellas mientras ellas continuaban riéndose. Se fue junto a Jaime, Braulio y Miriam –. Hola...
Miriam se dio la vuelta en seguida.
–¡¡Hola Chris!! –este se asustó por la pronta respuesta.
–Hola –respondió Jaime–. ¿Qué tal te ha ido con... –miró hacia atrás y vio a Mireia luchando por respirar mientras continuaba riendo –. ... las chicas?
–No sé pero creo que para ellas todo es sexo y no me gusta hacer bebés.
Jaime les dedicó una mirada de enfado y se volvió hacia Chris.
–Bueno. Son así de estúpidas, no te preocupes.
Braulio no tenía esa opinión.
–Podrías aprender mucho de ellas y además no vas a tener bebés si usas condón.
–No... gracias. –apartó la mirada y fue entonces cuando comprendió que estaba en un grupo lleno de perturbados mentales que solo piensan en follar.
–Venga que ya estamos llegando –le animó Jaime. Se paró un segundo y miró fijamente hacia adelante entrecerrando los ojos–. Espera un momento... –en seguida se fijó en que no estaba la caravana al fondo del camino –. ¿¡Y la puta caravana!?
–¿Qué? ¿¡No está!? –se alertó Braulio. Ambos se miraron fijamente y hablaron al unísono.
–¡¡Puto José María de los cojones!!
Salieron corriendo y Miriam y Chris fueron tras ellos seguidos algo más tarde por Mireia, Ainoa y Sara.
–Joder, ¿otra vez a correr? –ventiló Miriam–. Tengo un aguante de mierda no jodas.
–¡¡Cállate!! –respondió Jaime– ¡¡A saber donde pollas se ha metido el gilipollas este!! ¡¡Corre y calla!!
–Puta vida.
Continuaron corriendo y vieron al puto de José María tratando dando un martillazo en un punto de la mesa y dejándola de pie. La caravana estaba en otro punto y el ciervo estaba tapado con una manta.
–¡¡Jaime!! ¡¡Estaba en la caravana y de repente explotó y acabó aquí!!
Jaime le miró entrecerrando los ojos y con una visible muestra de enfado. Braulio que estaba mirándolo se adelantó.
–Es mentira, Jaime.
–No me digas, capitán obvio. –le remedó. Posteriormente se acercó a José María y le dio un collejón–. Vamos a ver hijo de puta. He pagado una fianza de 200 euros de mi bolsillo porque pensaba que iba a volver la caravana entera. Como tenga UN SOLO rasguño te doy de ostias y me pagas la fianza.
–Auch. Te digo que explotó.
–José María no cuela.
–Bueno vale, cogí la caravana un rato, derrapé y me estampé contra un ciervo. –admitió como si no le importara. Jaime se llevó las manos a la cabeza y Braulio se empezó a descojonar.
–¿¡Qué!? ¿¡Contra un ciervo!? –se sorprendió Jaime
–Sí...
–¿Dónde está el ciervo?– José María señaló a la manta que lo cubría
–Si todo sale bien tenemos cena.
Ignoraron a José María y los chicos se dirigieron corriendo a ver el ciervo. Estaba con la manta bastante asustado y sangrando de una pata. Posteriormente llegaron Sara, Mireia y Ainoa también asustadas.
–¿Qué ha pasado? –preguntó Sara asustada mirando al ciervo con cierta preocupación.
–Eh... bueno, José María atropelló un ciervo.
–Ostia, pobre ciervo –se acercó Ainoa.
–Tío no– se preocupaba Mireia–. Pinche Chocho Mari.
–¿Qué haremos? –preguntó Sara
–Puees... –inició Jaime–. creo que lo mejor es que saque la caravana de aquí y llamemos a los guardas que conocimos el primer día. Ellos sabrán qué hacer –Jaime se subió a la caravana e indignado se dispuso a aparcar de nuevo la caravana
–Puto José María, la volvió a liar –se rió Braulio mientras Jaime arrancaba la caravana.
–Yo no he hecho nada, solo arranqué a toda velocidad, di un derrape y me choqué. La culpa es del ciervo por meterse en mi camino.
Sara ya estaba cabreada.
–¿¡Y si mejor te estás quieto por una vez en tu mismísima puta vid...!? –José María le tapó la boca–. hm mjmmjma ¡¡¡¡ahaaahahshdhsfdd!!!!
–¡Calla, mujer! –contestó de manera soez–. La culpa es vuestra por dejarme solo. Ahora si me disculpáis voy a esnifar romeros que hay en la parte izquierda. Y no me disculpáis me la suda. Me voy igual –se dirigió a Chris–. En cuanto a ti, infiltrado de mierda, sabandija con patas, te tengo bien vigilado y no te saldrás con la tuya –se fue corriendo hacia atrás mirando a Chris fijamente.
–De verdad, este tío es insoportable.
–Ojalá y se estampe contra el árbol –dijo Chris riendo en bajito. José María dejó de mirarles, se dio la vuelta y justo se estampó de cara contra el árbol. Comenzó a gritar.
–¡¡¡PUTO INFILTRADOOOO!!!
***
Unos minutos más tarde, Jaime ya había colocado la caravana y Braulio se encontraba con el móvil llamando a los guardas.
–¿Sí? –se oyó el caraterístico acento de Britany.
–Ah, hola. Escucha, hemos tenido un pequeño accidente con un ciervo. ¿Podrías salvarlo?
En el despacho, la señora se levantó de golpe, elevando sus enormes tetas dando varios botes.
–¡ay! ¡ay ay ay! No me digah eso, mi shico. ¿Qué ha pasao lindura? – parecía bastante preocupada más por ellos que por el ciervo–. Pero vosotros estáis bien ¿No? – preguntó apresurada.
–Sí, sí, es solo que necesitamos un veterinario o alguien que pueda llevar el ciervo a un refugio. ¿Vosotros podríais?
–Claro que sí mi shico. Llamaré al Bryan para que vaya a recoger el venado. Y tú no te preocupeh mi shico que no le va a pasah naha.
–Vale. Mis compañeros y yo les esperaremos aquí cuando puedan –Braulio colgó el móvil y Jaime se acercó a él.
–¿Qué te ha dicho? –preguntó guardándose las llaves de la caravana en el bolsillo.
–Bueno, pues que ahora viene el tal Bryan ese con una furgo a llevarse el ciervo.
–Vale –Jaime se dio la vuelta, miró un poco la caravana y se volvió a Braulio –. Escucha, son las 14:10. Voy a hacer la comida, ven conmigo y tráele un cuenco con agua al ciervo.
–Genial –respondió yéndose con Jaime.
Mientras tanto los demás se mantenían con el ciervo que se mantenía bastante fuerte. Mireia trató de acariciarle la cabeza y este casi le propicia un potente bocado.
–¡AH! –retiró la mano rápidamente y Ainoa y Sara comenzaron de nuevo a reír –. Ya estoy bien. Puto ciervo jajaja.
–Oye Sara –le miró Ainoa–. El ciervo tiene la misma cornamenta que tu novio.
–¿Qué? –Sara se sonrojó–. ¿¡A QUÉ MIERDA VIENE ESO AINOA!?
–Nada nada –comenzó a reír.
–Mira... ¡mira! –posó su brazo sobre la cadera– ¡No saquemos trapos sucios que me pongo a decir todas las mierdas que has hecho con tu vida! –Ainoa se le escapó una risa y Sara no pudo contenerse.
–Bueno. Vamos a calmarnos que no queremos peleas –Miriam trató de tranquilizarlas
***
–Chloe –Ilario cogió el móvil de ella y le tendió el brazo–. Es Ivanov. Ha vuelto a llamar.
Ella estaba dada la vuelta cocinando con un delantal.
–Cógele el teléfono. –hizo un movimiento con la mano y comenzó a saltear el sofrito que estaba haciendo con una habilidad bastante buena–. Ahora mismo estoy ocupada.
Ilario se encogió de hombros.
–Bueno vale. –arrastró el botón verde y se colocó el móvil en la oreja–. ¿Sí? ¿Qué quieres, Ivanov?
–Oh ¿tu ser chico marricón o rokerro planchabrragas?
–Soy Ilario, maldita sea.
–Escucha un momento, chico marricón, ¿Tú querrer que yo llevar algo a Motril?
Ilario dio un suspiro y se trató de relajar.
–Encima de comunista, homófobo –susurró–. Algo como qué.
–Como tu volver a calumniarrme de esa manerra yo meter tu cabeza en culo de rockerro planchabragas.
–Vale, vale –rodó los ojos en blanco–. Ahora di.
–Yo tener RPG, AK-47, granadas y armas para matar sucias perras capitalistas. ¿Yo llevar alguna?
–¿QUÉ? –se mostró bastante sorprendido–. No, no no. Solo ven a buscarnos. ¡Nada de armas!
–Tu definivamente ser marricón acomplejado. Chloe tener más huevos que tú. Tú decir a Chloe que ruso quierre hablar con ella.
Ilario se dirigió a Chloe por primera vez algo asustado
–Chloe, Ivanov quiere hablar contigo.
–Va, trae un momento. Remueve bien la sartén. –se colocó el móvil en la oreja–. Dime Ivanov. (...) ¿Qué? ¡No, Ivanov! Esas armas ni siquiera son de verdad, son de airsoft. Ademas son ilegales utilizarlas en personas.
–Ruso tener ganas de reventar cabezas.
–Pues el ruso se va a estar puto quieto que no quiero ir a la cárcel por esta gilipollez.
–Tu ser rajada igual que marricón acomplejado. Como tú y tu panda no estar en Motril en dos días como mucho, yo sacarte de allí a misiles y con tanque ruso.
–¡Deja de decir gilipolleces! Solo conseguirías alertar a los guardas y que el ejército intervenga en una estupidez.
–Ejército español ser basurra comparrado con ejército ruso. Voy a comprar el pan. Ahorra vengo. –ivanov colgó con un sonoro golpe. Y Chloe se guardó el móvil.
–Ese puto amigo tuyo es un demente de mierda. –comenzó Ilario.
–Bueno, tienes razón, pero me ayudó en el pasado. No me gusta dejar tirados a quienes me ayudan. –se volvió a colocar la bata para cocinar.
–Te ayudó, igual que tú a Chris. Pero el te ha mandado a la m... –la fulminante mirada de Chloe hizo que se callase
–Shhh. ¿Qué te dije de mencionar Chris? –bajó la mano lentamente–. Cállate.
–Está bien. Ya me callo sobre tus errores de mierda.
–Haces bien –continuó cocinando por un tiempo.
–Agh. Ya tengo calor. Voy afuera a tomar un poco el aire.
–Haz lo que quieras. –Chloe sirvió el sofrito–. La comida estará lista en poco tiempo.
–Vale. –dijo saliendo por la caravana. –. Avísame cuando esté hecha.
–Claro –sonrió.
***
Jaime y Braulio se encontraban en la caravana. Jaime mirando en el frigorífico qué podría hacer para comer. Cuando de repente vio que tenían nata y bacon y pasta que él había comprado.
–Bueno, pues hoy Spaguettis a la carbonara... Bueno realmente no es carbonara pero están ricos igual.
Braulio le miró algo asqueado.
–¿Va a haber eso?
Jaime asintió.
–Sí. –le respondió con una mirada–. No creo que nos dé mucho tiempo a más. Son las 14:45.
Braulio se mordió el labio inferior.
–No me gustan con nata y bacon. ¿Pueden ser con tomate?
La mirada de Jaime se volvió tenue y entrecerró los ojos.
–Pero vamos a ver ¿¡A ti te va a gustar algo de lo que cocino?
–Eh... ¿No?
–Bueno vale. Pues te los hago con tomate y ya. Por cierto ¿Te sigue doliendo el pecho?
Braulio se tocó el pecho y negó con la cabeza.
–Pues no mucho, la verdad. Ya se me está curando
–Eso está bien –Jaime sacó una olla y una sartén. Era lo único que tenía la caravana para cocinar. Junto a los dos fogones –. Bueno, puedes irte fuera si quieres. ¡Ah! –señaló el cuenco–. Por cierto, llévatelo para el ciervo. Que beba un poco.
–Sí, claro –Braulio cogió el cuenco con agua, el problema era que había mucha agua para tan poco cuenco y casi se le cae–. Joder, un poco menos de agua que se me va a verter toda.
–¡Vamos coño!
El chico salió de la caravana con el cuenco y se dirigió donde estaban las chicas reunidas junto a Chris.
–Vamos a ver, Chris. –se oía a Mireia de fondo–. Al final no te expliqué lo que era el yaoi
–No– puso cara de enfadado–. ¡No quiero saberlo! –se ocultó tras Miriam y asomó la cabeza por su hombro.
–Ya, Mireia, déjalo al pobre– dijo Miriam defendiéndole–. Vamos, ven. No te vayas, no me seas tímido.
Braulio llegó con el cuenco.
–Ya estoy aquí chicos. –se agachó y colocó el cuenco sobre el suelo. Ayudadme a hacer que beba– miró al ciervo.
Le colocaron el cuenco donde estaba el ciervo y el animal acercó el morro y olisqueó el cuenco, posteriormente comenzó a beber.
–Vaya –se sorprendió Ainoa–. Pues sí que tenía sed.
Dejaron bebiendo al ciervo durante un rato y pasaron a colocar la mesa para la comida. En unos minutos se oyó el sonido de una furgoneta llegar al lugar. Miriam se alertó y avisó a los demás. Los chicos se dirigieron a donde estaba la furgoneta de Bryan y Britany.
–Hola, lindura –habló Britany saliendo como podía de la furgoneta.
–Hola –saludó Miriam–. ¿Vais a mover al ciervo a la camioneta?
Bryan asintió.
–Sí, así es. Pero antes necesito hacer unas preguntas full de guay.
–Vale, genial.
–No, contigo no. Me refiero a aquel que esté al cargo de la caravana.
Jaime se acercó al Bryan.
–El ciervo está grave, necesita atención de un veterinario. Ha sido un accidente por mi parte. Iba con la caravana volviendo de una compra y no vi bien al ciervo y le di un buen golpe.
–Vale. Haces bien en admitirlo y sí, tienes razón –asumió.
–Mi shico, no te preocupeh tu, lindura. El ciervito está a salvo –Britany acarició la cara de Jaime suavemente pero éste la repelió.
–¡Eh! –dijo Bryan–. Ayudadme a mover al animal
El ciervo fue transportado en una camilla hacia la furgoneta de Bryan y Britany.
–Vale, ya tenemos el ciervo. ¿Queréis saber dónde lo llevaremos para que podáis venir a verlo cuando vosotros queráis? –preguntó la mujer.
–Sí. Iremos probablemente después de comer.
–Vale, pues lo tenéih en el mapa de Granada, mih shicoh. –entregó el mapa a Jaime y posteriormente se vio como luchaba por entrar de nuevo en la furgoneta y como apenas cabía. Bryan arrancó y Jaime festejó que no iba a la cárcel otra vez.
–Vamos a hacer un jodido banquete por todo lo alto ¡Vamos gente! A comer.
–¿Qué hay para comer?– preguntó Mireia ansiosa.
–Spaguettis a la carbonara para nosotros y a Braulio que es especial solo con tomate.
–Comidaaaaaaa – Mireia fue corriendo hacia la mesa pero nada más sentarse se rompió y se dio una hermosa ostia –¡Ah!
–¡Mierda!
CONTINUARÁ
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