Día 3 (Noche): Infiltramiento con sabor a culo.
–¡¡¡Me cago en la puta, Jaime!! ¡¡corre, joder!!! ¡¡RETIRADA!! ¡¡RETIRADA!! –gritó Braulio al ver que Ilario se estaba dirigiendo hacia ellos corriendo preparado para luchar.
–¡¡Que cojones hacéis en mi puta caravana!! –Chloe gritaba desde la ventana con un libro que no dudó en tirar a la cara de Jaime.
–¡¡¡AH!!! Me ha dado en la cara joder, ¡¡En mi puta cara!!
–¡¡Calla y corre!!
–¡¡No veo una puta mierda, Braulio, joder!!
Sábado, 24 de agosto 2019, 23:00 p.m. (2 horas antes)
Caravana de Jaime.
Suelo debido a que la mesa se había roto.
Era una noche cálida de verano. Se observaba un cielo cristalino repleto de estrellas y un mar de montañas al horizonte junto a la luz de una luna menguante. Nuestros protagonistas se encontraban sentados en el suelo junto a la luz de un linterna que colgaron en la caravana y maquinando el plan para infiltrarse en el campamento de Chloe, Ilario y Daniel.
–Y bien– comentaba Braulio mientras enseñaba los apuntes que había estado haciendo durante la tarde–. Este es el plan final que he estado ideando... Ejem –Miriam levantó la mano.
–¿Cambiaste algo del original? –Braulio negó con la cabeza.
–Pero os lo vuelvo a repetir. El caso, Miriam, Jaime y yo, nos acercaremos lo más que podamos a la caravana, allí trataremos de adivinar lo que planean. Deberemos estar totalmente callados y tomando nota acerca de qué es lo que dicen.
–Como estén follando me reiré muy fuerte –se rió José María
Braulio hizo un esfuerzo por aguantarse la risa pero acabó cayendo ante la puta risa de foca de Miriam. Pasado un rato tosió y volvió a la seriedad.
–Bueno, a ver. Escuchadme. Sara, Ainoa, Mireia junto con José María tratarán de recuperar nuestras cosas siempre en silencio, queda prohibido hacer ruido, hablar o cualquier otra cosa que influya en que nos vean.
–Una cosa, Braulio –propuso Ainoa –. ¿Que pasa si encontramos todo o si no encontramos nada?.
–¿Y qué pasa conmigo? –habló Chris en voz baja –. Me gustaría poder participar, aunque solo cogiendo vuestras cosas.
José María lo miró malignamente.
–Coger nuestras cosas para delatarnos y quedártelas ¿Eh?
El chico se refugió en el hombro de Miriam.
–¡No! –asomó su cabeza–. Solo quiero ayudaros, ya no soy amigo de Chloe –frunció el ceño.
–Puto infiltrado. Braulio, exijo que lo eches –extendió la mano señalando a las afueras de la zona de acampada.
–¡¡¡No!!! –defendió Miriam–. Chris se queda.
Braulio comenzó a pensar nuevamente una idea mejor.
–Dejen de pelear, tengo una nueva idea.
–Braulio, yo quiero ir con vosotros –dijo José María –. Quiero reírme en caso de que estén follando, y a parte, por supuesto, ayudaros.
–No se si fiarme de José María –Jaime se levantó del suelo de un salto–. Voy a por un vaso de agua.
–¡Pero como que no te fías de mí y sí de Chris! ¡¡Que es de los suyos!!
–Hm –rió en seco–. Porque Chris al menos no provoca incendios, no se mete en peleas y al menos intenta colaborar.
–Me cago en la puta. Jaime tenemos que hablar.
–Luego –dijo yéndose a la caravana.
–Chris –comenzó Braulio –¿Tú sabrías decir donde guardan estos nuestras mochilas?
Él se encogió de hombros.
–Supongo, a ver, son vagos, dudo que hallan recogido todo...
–¿Estás seguro? –le miró Braulio arqueando una ceja. Chris asintió con la cabeza ligeramente aunque dudó un poco al final
–Bueno –Ainoa se rascó la cabeza –. ¿Mientras tanto qué hacemos? ¿Podemos cenar?
Jaime se asomó por la ventana de la caravana de una manera algo obscena.
–¡Se me jodió la sartén haciendo la mierda de caramelo de bicarbonato de sodio mezclado con nitrato de potasio! ¡Ahora vale verga!
Mireia comenzó a gritar al ver que se quedaba sin comida.
–¿Y entonces qué cenamos? –preguntó Sara.
–Bocatas. –dijo sacando varias barras de pan. Jaime había ido a comprar cierto materiales que hacían falta. Entre ellos, comida y materiales para las bombas de humo.
–Ehhh... mola la idea. ¿De qué son? –Mireia tenía curiosidad.
–Jamón york y queso. Si no os gusta me coméis los huevos a dos manos y por debajo del culo. Ahora no me apetece cocinar. –retiró la cabeza de la caravana y cerró la ventana de un golpe.
–Bueno– se encogió de hombros Sara–. Es algo fácil y que gusta a todos...
–A mí no –refunfuñó Braulio.
Jaime volvió a asomar la cabeza por la ventana esta vez bastante cabreado.
–¡¡¡¡Me cago en tu puta madre, Braulio!!!! ¡No te gusta nada! –la cerró de nuevo con un golpe más sonoro.
–En verdad tiene razón Jaime, tío –explicó Sara con una sonrisa–. No sabe qué cojones hacerte de comer.
Braulio se encogió de hombros. Realmente le gustaban los bocatas de jamón york y queso pero lo hizo por tocar los huevos.
***
–Me cago en la puta, Ilario. No me jodas que sigue sin arrancar la caravana –Chloe se mostraba molesta.
–Sí que arranca, pero la dirección está jodida.
–Pff, no me atrevo a conducir con la dirección jodida. Arréglala lo antes posibles. Puede que esos muchachos vengan de nuevo.
–Jajajaja que vengan si se atreven. Me lo pasaré bien si se da el caso. –respondió juntando sus puños con la mano de una manera bastante sonora.
Chloe arqueó una ceja.
–Claro, la herida que tienes en la cabeza no es por nada –añadió con un tono burlón.
Ilario comenzó a notarse ofendido.
–Bueno... a ver... –balbuceó.
–Jajaja –se burló–. Estaba bromeando. Sé perfectamente que no estabas en tu mejor momento. En caso de que vengan, no te contengas –centró su mirada con un tono más desafiante.
–¿En serio quieres 7 cadáveres?
–Pff. No tanto. Simplemente dales lo suficiente como para que no quieran volver.
–Vale, ya pensaba yo. –se levantó del suelo un tanto cansado–. A todo esto, ¿Cómo va Daniel?
–Eso mismo iba a preguntar. Tómate un descanso. No vaya a ser que se te salten los puntos. Voy a ver que tal va.
Chloe se dirigió a la zona donde estaban las mochilas de los protagonistas. Allí estaba Daniel ojeando una de las mochilas y viendo qué había.
–Ey. ¿Qué tal, Daniel? –se acercó un tanto cariñosa hacia él.
Daniel se alejó ligeramente de la mochila y se acercó a ella.
–Bien, Chloe. Estaba... estaba viendo qué tenía esta gente. –señaló las mochilas que habían allí–. La verdad que tienen cosas muy raras. ¿Por qué cojones tienen un lenguado muerto y una foto de Abascal con manchas de lefa? –comenzó a reír.
A Chloe también le hizo mucha gracia.
–Jajajaja. Bueno, eso también lo vendemos por ahí. Seguro algún enfermo lo quiere –continuó riendo por un tiempo más hasta que se acordó de la cena que estaba haciendo–. Anda, vamos a la caravana que seguro ya se han hecho los canelones. –dijo dándole un ligero golpe en el hombro.
–Vale. Pero me gustaría hablar contigo después.
–No hay ningún problema. Tráete todas las mochilas que puedas. No hace falta que vuelvas a por más, mañana las vemos todas.
–Genial. Vayamos dentro. –dijo cargando con 4 mochilas.
***
23:45 (1 hora y 15 minutos antes)
–Jaime tío, qué currada de cena –añadió Sara con un tono burlón.
–Sí ¿eh? –Ainoa miró fijamente el bocata–. ¡Qué complejidad! ¡Qué rejunte de sabores!
–Ya ves, Jaime, el jamón de york junto al queso... UUUUFF –gimió José María–. Me ponen cachondo como tus tetitas.
–A la próxima hacéis vosotros la comida. Cabrones. –se mosqueó Jaime.
–Jaime –le miró José María–. Sabes perfectamente que si me dejas a mí hacer la comida, nos comeríamos a Miriam. Mira que pechugazos tiene –dio unas palmaditas sobre la pierna de Miriam que se mantenía quieta mirando fijamente a José María y de vez en cuando le daba una ostia a la mano de él que continuaba con las bromas–. Esto con un poco de pimienta y sal, tenemos unos bisteks de puta madre.
–Hmmmm –refunfuñó–. No soy comida.
–Shhhhh
Mientras José María y Miriam discutían de nuevo, Mireia, Ainoa y Sara veían fotos de tíos buenos en el móvil de Sara, Braulio llamó a Jaime y Chris para hablar con ellos nuevamente.
–Oye, Jaime, Chris –preguntó Braulio.
–Dime –respondió Jaime. Chris se mantuvo algo alejado.
–¿Sabéis a cuanto estamos de la zona de acampada?
–Ehhh –pensó Chris... –. Yo tardé casi una hora. Pero por que iba un poco perdido y no sabía donde tenía que ir.
–Se tarda menos en verdad, Braulio. Nosotros solemos tardar como media hora o incluso menos si vamos más rápido.
–Hmm –se llevó la mano a la barbilla–. Vale, en ese caso tenemos unos minutos más para hacer el gilipollas –dijo levantándose del suelo.
–¿Vas a algún sitio?
–Voy a descansar un rato, ¿Te vienes y así charlamos? –abrió la puerta de la caravana mientras lo esperaba de pie.
–Bueno, vale –echó un vistazo al grupo por encima comprobando que nadie muriese. Todo iba bien hasta que vio a Miriam y José María pelear de nuevo.
–¡¡Que no soy tu puta comida, largo de aquí!! –dijo Miriam corriendo y chillando como un animalito indefenso.
–¡¡¡Se me escapa la cena!!! –José se levantó a por ella. No tardó mucho en cogerla y nuevamente recibió una ostia en la cara por parte de Miriam –¡¡¡Ahh!!! ¡Hija de puta! –José María la tiró al suelo de un guantazo.
–¡Au! ¡Te voy a reventar a ostias, pinche puto! –Miriam extendió la pierna y le dio una patada en el estómago.
Jaime se dirigió a Braulio.
–Ahora vengo –rodó los ojos con cierta desesperación–. Voy a separar a los tontitos –dijo acercándose con determinación.
–Está bien, te espero dentro si vienes.
–¡¡¡¡¡¡EEEEEEEEH!!!!!!! –les gritó con mala ostia. Entonces pararon justo en el momento en que José María iba a darle otra a ostia a Miriam –¡¡Me cago en toda vuestra jodida estirpe a caballo!! –pasaron a mirarles fijamente aún en posición de pelea
–Empezó ella –acusó rápidamente José María.
–¿¡Qué!? –preguntó incrédula–. Sabes perfectamente que has sid...
–¡¡Calla, mujer!! –dijo restregándole fuertemente la mano en la cara justo antes de que Jaime lo sacara a ostias de allí.
–¡A tomar por culo, al rincón de pensar!
–¡Pero solo pensaré más cosas nazis! No tiene sentido –se quejó.
–¡Cállate! –respondió–. Voy a ir a descansar un rato, José María no toques los cojones, Miriam no pegues a José María
–Pues voy contigo –dijo él. Míriam por otro lado se fue a ver a Chris quien se encontraba solo viendo vídeos con el móvil.
***
00:15 (45 minutos antes)
–¡No, espera! Mira el tío ese pelirrojo, el de la derecha –comentó Ainoa mirando fotos junto a Sara y Mireia de tíos buenos.
–¡Joder, Ainoa, qué buena vista! –observó Mireia–. Mira qué pedazo de huevos tiene el wey.
–Fíjate en los pelitos de ahí. Si hasta se le puede hacer una trenza
–Joder, Sara. ¡Qué guarra! –se quejó Ainoa entre risas.
–¡No tía! Es que siempre os fijáis en el paquete. Yo soy más de culos –dijo ampliando el culito del susodicho pelirrojo.
–A todo esto, Sara –comentó Mireia–. ¿No le estás poniendo los cuernos a Mario?
–Mireia, que no aprendes. Que esté a dieta no significa que no pueda ver el menú. Creo que cuando vuelva me lo follaré.
Justo en ese entonces, Braulio, Jaime y José María, abrieron la puerta de la caravana de una patada, haciendo que a Ainoa se le cayera el móvil del susto.
–¡Ainoa! Mi puto móvil –se quejó Sara quien se acercó .
Los tres chicos se acercaron a ellas como un escuadrón con Braulio en el medio y José María y Jaime a los lados.
–Ha llegado la hora. Vamos a recuperar nuestras cosas, ya sean a ostias o no. Vamos a por nuestras mochilas. Se las robaremos justo en sus propias narices a base de pura estrategia. Usando el entorno a nuestro favor y golpeándolos con sutileza y determinación –explicó Braulio con un tono muy serio justo antes de que José María se tirase un sonoro pedo.
–Mierda. Creo que me cagué –se olió el culo –. Efectivamente me cagué. Ahora vengo.
–Joder. ¿Enserio? –se abrió de brazos–. Tío que te cargas el momento.
–¡Dios!.¡¡Pedazo de pedo!! –se quejó Mireia al ver la mancha marrón de José María
–¡¡Eso es el pedo Papá Noel!! –dijo Chris mirando desde el fondo
–¡Cállate, maldito infiltrado! –José María entró a la caravana a limpiarse mientras los otros esperaban.
Fueron 5 minutos de espera hasta que salió con un vestido de Sara bien ajustadito.
–¿¡Qué!? –Sara entrecerró los ojos–. ¡¡José María ese es mi puto vestido!!
El chico se encogió de hombros.
–No tenía pantalones, estaban todos en la mochila. Así que pillé lo más a mano que tenía –explicó con una pose sexy de mujer. Al ser el vestido muy ajustado –. Hasta me animé y me puse lacito.
–Ah –asintió Sara–. Pues muy bien, muchas gracias. ¡¡Cómo rompas el vestido me lo compras!!
–Bueno, ¿Nos vamos ya? –preguntó Jaime como si no pasara nada.
–Sí, vámonos antes de que se vayan a dormir y cierren todo –Braulio se adelantó a todos y tomó el camino principal yendo primero–. Id en grupos de cuatro.
–Pero...
–Shhhh, vámonos, Sara –dijo Jaime.
Por un lado iban Jaime, Miriam, Braulio y José María. En otro grupo iban Ainoa, Sara, Mireia y Chris las cuales no tardaron ni dos minutos en intentar traumar a Chris nuevamente.
–¿Ya se están escuchando las chicas atrás? –escuchó Jaime.
–Esto no puede ser verdad –Braulio se echó las manos a la cabeza–. Jaime mándalas a callar.
Jaime hizo amago de gritar como verdulero pero Braulio lo mandó callar.
–No. Llámalas –le entregó el movil–. No debemos llamar la atención –Jaime asintió.
–Sara, hija de puta. –dijo enfadado
–Ya empezamos con los insultos.
–Dejad de hablar o vamos hacia vosotras y os cagamos a palazos. Andad en silencio, cojones.
–Vaaale, pero cálmate que solo estábamos haciendo chistes. Es que... Ainoa se ha caído sobre un charco de barro –comenzó a reír.
–En... jodido... silencio
–Agh, vale. Aburrido –colgó el móvil.
Jaime se dirigió a Braulio y le entregó el móvil.
–Aquí tienes, ya podemos continuar.
–Como suba yo, las reviento –José María continuó avanzando el primero pero enseguida fue adelantado por Braulio.
***
00:40 (20 minutos antes)
Braulio, José María, Miriam y Jaime, habían llegado a la zona de Chloe. Justo al fondo, se veía la caravana donde se encontraban aún con las luces encendidas. Se escuchaba música bastante alta. Nada más ver la caravana, Braulio comenzó a actuar.
–¡Chicos! ¡¡Al suelo!! –dijo cubriéndose junto a unos matorrales. José María no estaba muy agachado debido a que el traje era bastante ajustado y no le permitía mucha movilidad.
–Me cago en la puta. Jodido vestido de mierda. –se quejó.
–Cállate, maldita sea. No habértelo puesto –contestó Miriam.
–¿Quieres pelea jodida puta?
–Vení hacia mí con la cara destapada.
–Calmaos ya, joder –se quejó Braulio–. Iremos sigilosos lo más que podamos a la caravana. Y allí esperaremos que Sara, Mireia, Ainoa y Chris, lleguen al mismo punto por la izquierda.
–Exacto. Dejen de pelear y ceñiros al puto plan –respondió Jaime que comenzó a seguir a Braulio escondiéndose por los matorrales.
–Jaime. Antes de nada, ¿Testeaste las bombas de humo para ver si funcionan?
Jaime se paró un segundo en seguida puso mala cara.
–Ehhhh... no.
–Joder, Jaime. Me cago en todo. ¿Seguiste al menos al pie de la letra el tutorial?
–A ver, sí. A no ser que el panchito del tutorial me haya timado. Por lo demas, está todo bien.
–Esperemos que no nos hagan falta –dijo avanzando cada vez más a la caravana.
***
00:45 (15 minutos antes)
–Vale –dijo Sara agachándose–. Ya estamos aquí.
Las chicas y Chris miraron a los chicos agachados dirigiéndose a la caravana por el flanco izquierdo.
–Las mochilas están en la dirección contraria a ellos, ¿no? –preguntó Ainoa.
–Supongo –dijo Sara ladeando la cabeza–. Bueno, nosotros seguimos por la derecha. Cuando lleguemos allí cogeremos todas las mochilas que podamos y nos vamos. ¿Queda claro?
–Sí –respondió Ainoa quien se encontraba temblorosa.
–Estoy muy nerviosa –dijo Mireia.
–Yo también –añadió Sara –. Debería haber venido el puto de José María o Jaime. No sé cómo hacer estas mierdas.
–Venga, nosotras podemos –dijo Mireia entrando por la zona derecha.
–No veo una puta mierda –se quejó Ainoa mirando al suelo a cada rato.
–No pasa nada, tú solo avanza hasta las tiendas –empujó Sara a Ainoa un poco.
***
–Vale –dijo Braulio agachado completamente–. Creo que están hablando. Silencio.
–José María, agáchate, coño. –Jaime empujó a José María desde la cintura, esto provocó que al agacharse, el vestido se rasgase en la zona del culo.
Los chicos comenzaron a reír lo más en silencio que podían. Fue entonces cuando Braulio se fijó en Miriam que estaba con un montón de aire en los mofletes y a punto de estallar de risa. Braulio se lanzó sobre Miriam para evitar que se riera y le tapó la boca con la mano evitando así el fracaso.
–Shhhh –comentó José María quitándose el lazo–. No ha pasado nada, esto se coloca en la raja y solucionado.
–¿¡Te vas a poner un lazo en el culo!? –sonrió Jaime incrédulo.
–¡No tengo calzoncillos!
–Me cago en todo, ¿Por qué siempre tienes que cagarlas? Eres un mierdas. –susurró Jaime visiblemente enfadado.
Braulio hizo gestos exagerados con las manos para hacer que se callen. Chloe e Ilario estaban comenzando a conversar. En seguida la gente se acercó a la caravana evitando hacer el mayor ruido posible.
–Segunda mochila inspeccionada. De momento podemos sacar fácilmente 60 euros.
–Malditas ratas culeras –dijo Miriam observando la conversación con furia.
–Shh. Calla que no escucho, maldita sea.
–Me sorprende que no hayan venido a tocar los huevos. En fin, se habrán acojonado de nosotros –comentó Chloe.
–¿Acojonados? Te vamos a cagar a ostias, jodido montón de excremento con patas –Miriam seguía con sed de venganza.
–Miramos, la última mochila y nos vamos a dormir. Ilario, si pudiéramos salir a casa el lunes por la mañana sería genial. Intenta arreglarla, para mañana.
–Sí, claro. Bueno, acabemos con esta mochila.
–¿Y si atacamos ahora? –preguntó Jaime–. La ventana está casi abierta, podemos meter ahí una bomba de humo y entrar por la otra puerta.
Braulio negó con la cabeza. Se encontraba pensando una estrategia mejor. Pero de momento no la encontraba.
***
–¡Eh! –dijo Chris señalando la zona–. ¡Ahí están vuestras cosas!
–No grites demasiado, Chris –comentó Mireia llevando su dedo índice a la boca–. Shhh
Las chicas y Chris se acercaron a las mochilas,hasta que Ainoa vio que los chicos de la caravana estaban abriendo las mochilas y su ventana estaba abierta. De forma que sería fácil que las vieran.
–Mierda –Ainoa se paró junto al resto –. Cuidado, ¿No nos verían desde aquella ventana?
–Bien visto, Ainoa –Sara se paró junto a ella–. Podríamos pasar arrastrándonos rápidamente en el suelo pero para ello necesitamos a alguien muy ágil.
Por algún motivo las chicas miraron a Chris muy directamente.
–Chris –Ainoa le puso la mano en el hombro –. Te toca arrastrarte. Intenta ser lo más rápido y silencioso que puedas.
–¡Bieeen! Soy útil
–Pero cállate, no me seas bocachanclas
–Bueno, vale. No haré más ruido –agachó la cabeza cohibido. Posteriormente se tumbó en el suelo y se dirigió hacia las mochilas que quedaban.
***
00:57 (3 minutos antes)
Miriam y los demás continuaban escuchando pegados a la caravana de Chloe mientras José María se dedicaba a investigar las puertas de la caravana.
–Mira, Chloe, esta mochila tiene un peluche de unicornio, como Chris, jajaja.
–Eso no vale nada, Ilario. Mira mejor dentro de la mochila y saca algo de valor.
Miriam comenzó a hiperventilar.
–La mato. Te juro que la mato... –amenazó mirando a Braulio y Jaime–. Mi puto unicornio no se...
Jaime le tapó la boca a Miriam.
–¡Cállate! Que están aquí al lado. Controla tus putos impulsos de mierda. Luego les zurramos.
–Bocadillos..., una... ¿linterna...? ¿Micrófono...? ¿Qué es esto Chloe?
–Es un ARMY BOMB –alzó ligeramente la voz pero fue callada por Jaime y Braulio. Pasando a respirar fuertemente y bastante alterada.
–Ni puta idea de qué es esta mierda. –lanzó la cosa y sonó a roto.
–Seguro que no vale una mierda.
Miriam se quedó con la boca abierta. Se levantó rápidamente y comenzó a gritar.
–¿Qué? ¿A dónde vas? ¡Miriam! –susurró Jaime–. ¡Ven aquí!
–¡¡¡CHLOE ME CAGO EN TODOS TUS PUTOS MUERTOS!!! –le salió un gallo en la palabra "putos"–. ¡¡¡ES UN PUTO ARM...!!! –José María se lanzó sobre ella callándola. Pero fue demasiado tarde
–¿¡Qué cojones!? ¡Ilario! ¡¡Son ellos!!
–Jaime, las bombas de humo. ¡¡Rápido!!
Jaime se sacó dos bombas de humo del bolsillo junto al mechero. Comenzó a prenderlas mientras Ilario se las veía con José María.
La puerta de la caravana se abrió de una potente patada y de ella salió Ilario con una camiseta de tirantes. Directo a José María.
–¡Ogh! ¿Te has arreglado para mí? –dijo viéndole su vestidito casual. Posteriormente, sin previo aviso lanzó un puñetazo que esquivó José María.
–No. Os habéis quedado mis pantalones. Hijos de puta –José María lanzó un puñetazo contra él pero Ilario lo sujetó de la cabeza evitando que se acercase a él quien intentaba por todos los medios pegarle.
–Míralo que mono, Chloe. ¿Está follable o no? –acto seguido soltó a José María y se apartó hacia un lado, chocándose contra la caravana. Justo en ese momento Miriam apareció por la espalda y se tiró encima de él a darle de ostias en la cara. Pero en seguida la tiró al suelo.
–¡¡Mierda!! –se quejó Miriam.
–Veo que estáis pesaditos. –dijo Ilario estrechando sus puños. De repente, se fijo en que José María se cayó de espaldas, dejando la raja del vestido al aire lo cual puso aún más cachondo a Ilario.
–Hmmmm veo que tu culito viene con regalo. –dijo poniendo cara de pervertido–. ¿Me permites desatarte ese lacito?
–¡¡¡¡Aaaaaaaa!!!!
Mientras tanto, Braulio y Jaime...
–Puta mierda de viento. ¡Vamos coño! –la mecha por fin se prendió tras un rato intenso. Era el momento.
–¡Jaime ahora! ¡¡Lanza las bombas!! –ordenó Braulio.
–¡¡¡BOMBA VA!!!
Ilario al oír esas palabras se apartó corriendo. Pues pensaba que era una bomba de verdad. Pasaron unos segundos pero no explotaba y comenzó a acercarse. Entonces colocó un pie sobre la bomba y la aplastó con todo el peso.
–¿¡Por qué cojones no explota!? –gritó Jaime tirando las bombas de humo mientras Ilario se dirigía corriendo hacia ellos.
–¡¡¡Me cago en la puta, Jaime!! ¡¡corre, joder!!! ¡¡RETIRADA!! ¡¡RETIRADA!! –gritó Braulio al ver que Ilario se estaba dirigiendo hacia ellos, corriendo y preparado para luchar. Miriam y José María se levantaron del suelo y comenzaron a correr.
–¡¡Que cojones hacéis en mi puta caravana!! –Chloe gritaba desde la ventana con un libro que no dudó en tirar a la cara de Jaime. Este le dio con el canto en la ceja.
–¡¡¡AH!!! Me ha dado en la cara joder, ¡¡En mi puta cara!!
–¡¡Calla y corre!! –gritó Braulio desde el fondo.
–¡¡No veo una puta mierda, Braulio, joder!!
–¡¡Agarráte de mi mano!! –Braulio volvió a por él y le tendió la mano –¡¡Tú solo corre!! ¡Yo te guío!
–¡¡Ilario ve a por ellos!! –les ordenó Chloe desde el fondo.
En la huida se reencontraron con las chicas y con Chris que habían conseguido reunir 3 mochilas.
–¡Braulio! ¡¡Sólo habían 3 mochilas!! –apareció Sara corriendo detrás.
–¡Limítate a correr. Debemos despistar al puto de Ilario. ¡¡Vamos!!
CONTINUARÁ
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