Día 3 (Mañana 2/3): Desayuno con sabor a venganza
En el capítulo anterior ocurrieron cosas intensas y Chloe obligó a nuestros queridos inútiles a aceptar el trato: se largaban dejando todas sus cosas allí y a cambio ella dejaba a Ainoa. Los protagonistas, abatidos por la derrota, dejaron allí las mochilas, las tiendas de campaña y todo con el fin de parar con aquello. Chloe dejó a Ainoa y se dirigió a la caravana donde estaba Daniel observando el destrozo. Éste se la quedó observando.
–Hicieron un destrozo, la verdad que sí –asumió Daniel mirando el asiento descolocado.
–Hmm. ¿Ahora me comprendes? –trató de justificarse Chloe.
–Sigo calificando de barbarie lo que acabas de hacer. No estoy de acuerdo con la violencia bajo ningún concepto pero sí es verdad que les vendría bien ser más responsables en la vida.
–Siempre tan cachito de pan... –dijo Chloe acercándose a Daniel –. Eres un huevón encantador y muy caballeroso –enarcó una ceja
–No te confundas, Chloe.– la separó–. ¿Qué les dijiste? ¿Que se fueran dejando todo?
–Exacto –se cruzó de brazos sintiéndose orgullosa de ello–. Nos servirá para pagar los desperfectos de la caravana que ellos mismos destruyeron. Y así de paso tener un dinerillo extra. Es poco ético pero me la suda, no haber hecho lo que hicieron.
–Chloe, eso es robar, ¿¡Qué mierdas te pasa!? ¿Como van a pasar la noche? ¿¡Al aire libre!?
–Vamos, será divertido verles suplicar –comentó con una risilla al final.
–Me niego a hacer eso –respondió Daniel de manera tajante–. Dejémosles al menos una tienda de campaña y a cada uno su saco de dormir. ¿Qué pasaría si les ocurriese algo? ¡Seríamos culpables, Chloe!
Chloe cerró los ojos y con su brazo señaló a los chicos.
–Pues vas y se los dices tú. A mi ya me han cogido alergia –dijo volviendo a su cuarto–. Y ahora si me disculpas voy a dormir un poco más a ver si se me pasa el cabreo.
Daniel ni si quiera respondió, salió por la puerta de la caravana en busca de los muchachos que habían dejado todo.
–¡Gente esperad! –gritó Daniel. La gente se dio la vuelta excepto Ainoa y Mireia que estaban bastante afectadas.
Jaime y Sara que iban los últimos, se acercaron a él extrañados. Jaime aún con mala ostia.
–¿Qué quieres? –dijo Jaime colocándose por delante de Sara–. ¿Aún no tienes bastante?
Daniel retrocedió unos pasos al verlo algo agresivo.
–No, escuchad. Soy consciente de que Chloe se ha pasado. Llevaros el saco de dormir y la tienda de campaña.
–Vete a la mierda –dijo bastante serio–. Pero la tienda me la quedo que por la noche hace frío– dijo yendo directo a donde estaban las tiendas.
–¡Jaime! –le reprochó Sara.
Jaime se dio la vuelta encogiendo los hombros.
–Oye. Es verdad, dormiremos acurrucadicos. ¿Que luego volveremos y los hincharemos a putazos? Que no quepa duda. –se dirigió a Daniel–. Daniel, hijo de puta, reza porque no nos volvamos a ver.
Daniel arqueó una ceja.
–Aprovecha este obsequio. Chloe os hubiera dejado sin nada.
–Lo normal es que no os quedárais con nuestras cosas. Pero no os preocupéis, disfrutadlas mientras podáis, cabrones. –Miriam secundó a Jaime y fue con él por la tienda y los sacos.
–Hijo de puta asaltacunas –le reprochó Mireia.
–Traidor de mierda –Ainoa ni si quiera se dignó a mirarle.
–Chupacabras –José María cogió su saco y escupió a sus pies.
Braulio seguía a José María dando botecitos y se paró en frente de Daniel.
–Puto– le insultó con una voz estridente emulando la de un niño.
–¡¡Bueno, basta ya!! –se hartó Daniel de tantos insultos–. ¡¡¡Coged vuestras putas cosas antes de que os matemos, os envolvamos en bolsas de basura y vendamos vuestros jodidos órganos al mercado negro!!! Cansinos sois, ostia.
Los chicos que volvían de coger parte de las cosas se pararon en frente de Daniel ojipláticos, boca abierta y algo atemorizados. Miriam dio la voz de alarma.
–¡¡Corred!!
–¡AAAAH! –gritó Mireia corriendo como podía con el saco en brazos y la esterilla a medio colocar.
Los chicos salieron de allí corriendo y algo atemorizados. Daniel suspiró y se metió en la caravana donde estaba Ilario.
–Tienes unos queridos fans, Daniel... –se quitó la venda de la cabeza y mojó un poco de alcohol en un trozo de algodón.
–No me digas –se apoyó sobre la pared de la caravana–. Me cayeron bien pero son bastante pesados.
–No te preocupes, nos saldrá bien lo que hemos hecho. Ahora debemos reparar la furgoneta lo suficiente como para salir lo antes posible de aquí. Chloe tiene contactos con los cuales podremos vender las cosas a un buen precio –dijo curándose la herida de la cabeza.
–Hmm. Me parece bien, valdrá para reparar la furgoneta –miró a su alrededor y se volvió a dirigir a Ilario–. Por cierto, a todo esto... ¿Dónde está Chris?
Ilario dejó el algodón encima de la mesa y sacó un bote de vetadine,
–Tuvo una llorera mientras ocurrió todo. Ve a verlo si quieres pero estará enfadado –partió un nuevo trozo de algodón y ahí puso un poco de vetadine–. No te preocupes, se le pasará.
–Bueno, no sé yo. Oye, ¿Tú como estás? ¿Se te va poniendo mejor la herida?
–Meh, va mejor pero creo que necesitaré algo de sutura.
–Chloe es médica, podrá hacerte esos puntos de sutura imagino.
–De sobra –se colocó de nuevo la venda en la cabeza –. Tomaré una pequeña siesta, aun es muy temprano para ponerse a hacer cosas. –se subió a donde estaba su cama y Daniel se quedó algo solo. Salió de la caravana y se dirigió a donde estaba Chris, en la tienda.
***
Los chicos se dirigieron rumbo a la caravana con un aire bastante acerbado y aciago. En un principio era una vuelta al lugar algo silencioso, nadie se atrevía a decir una palabra. Por un lado Mireia se notaba que contenía las lágrimas por su amiga, Jaime se sentía algo culpable por ser el mayor del grupo y no haber podido hacer nada por evitar aquello. Y José María... bueno, José María estaba traumado porque casi le profanan el fondillo, las asentaderas, y eso es algo que a él le mantenía preocupado y no para de pensar en qué hubiera pasado si no llega a salir de allí.
Mireia reunió el coraje que le faltaba y decidió hablarle a su amiga.
–Ainoa... –le dijo algo cariñosa–. Siento si... –tomó algo de aire–. Siento si antes no te pude defender de esa zorra –de su ojo comenzó a rodar una lágrima y se atascó, en ese momento si decía una palabra más comenzaría a llorar.
Ainoa por su parte la miró, tenía la cara señalada por el golpe. Se mantenía bastante calmada.
–Tranquila, Mireia... Estoy bien. –continuó sin decir absolutamente nada.
El resto del camino fue en silencio hasta llegar a la caravana. Cuando llegaron a ella, Jaime no sabía demasiado bien como remontar esto. Habían pasado del humor al llanto en un momento. No había demasiado buen ambiente. Tenía miedo de que todo acabase aquí.
–Oye, gente– intentó romper el hielo. Los demás lo miraron y el se mantuvo callado por unos segundos, pero continuó–. Ni se os ocurra pensar que esto va a acabar así. Chloe e Ilario han mentido y se han quedado con nuestras cosas.
–Jaime– interrumpió Sara–. Ya hablaremos más tarde de eso.
Braulio le dio la razón a Sara.
–Sí, Jaime, simplemente preparemos el desayuno y tratemos animarnos un poco.
–Y olvidar lo que ha ocurrido porque estoy bastante enfadada con esa maldita –añadió Miriam.
Jaime se encogió de hombros.
–Bueno vale. Como queráis –se adentró a la caravana y sacó de ella una mesa –. Braulio ve a por el mantel, está en el cajón debajo del microondas.
–Vale –se fue dentro de la caravana.
Mientras colocaban todo, Mireia se fue junto a Ainoa detrás de la caravana. Mireia, afligida se sentó en el suelo y Ainoa justo al lado de ella. Ambas miraban como el sol comenzaba a salir de las montañas formando un haz de luz entre las copas de los arboles y alumbrando parcialmente el lugar en el que ellas se habían sentado. Mireia intentó romper el hielo.
–Vaya... el amanecer es hermoso –se excusó tratando de ocultar la tristeza. Ainoa quiso que Mireia fuera al grano.
–Mireia ¿Qué es lo que te pasa?
–Eh... Bueno... Solo quería hablar contigo y dejarte algo claro –le respondió mirando hacia el horizonte.
–Hmmm... está bien. ¿Qué querías decirme?– ella tampoco apartó la mirada.
–Creo que es algo que ya te he dicho pero... no sé como decírtelo cara a cara. Me siento culpable de lo que te ha ocurrido y quiero decirte que... que lo siento, Ainoa... Lo sien...
–Mireia– la interrumpió–. No ha sido para nada tu culpa, ha sido Chloe la que se ha equivocado, aun no sé lo que pasó, pero sé que Jaime no las lía así como así. Y José María es imposible que se meta el primero en una pelea. Tuvo que empezar Ilario primero. Sé que no sois culpables del todo, algo tenéis que ver y quiero explicaciones pero no tengo nada en contra vuestra por ahora.
–Eso quiere decir que... –dijo ilusionada–. No... ¿No estás enfadada?
–No Mireia. No estoy enfadada con vosotros. Simplemente me siento avergonzada de que me veáis como la chica que ha estropeado la convivencia, o que me veáis así con esta marca, o que me veáis de una forma que no quiero.
Mireia se conmocionó al oír esto. Pero continuó sin mirar directamente a Ainoa.
–Ainoa... No te preocupes por nada –le sonrió y mientras sonreía una lágrima cayó sobre la pierna de Ainoa.
–Mireia... ¿estás llorando? –la miró a la cara pero ella continuaba mirando hacia las montañas.
–Somos, somos amigas... –continuó–. Hemos sido amigas desde la infancia, nunca me has abandonado y... –volvió a caer una lágrima–. Y quiero que sepas que eres una maravilla de persona y que juro aquí delante de ti, que haré lo posible por recuperar nuestras cosas, que vengaré a Chloe por lo que te hizo, quiero que sepas que todo lo que haga de aquí en adelante lo haré por ti porque... –un nudo en la garganta hizo que no pudiera continuar. Pausó y continuó sin pensar lo que decía–. Porque eres mi mejor amiga y eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
Ainoa ni siquiera respondió, solo se limitó a abrazar a Mireia y juntas lloraron abrazadas. Fue cuando llegó Sara y se las encontró juntas. Ella simplemente se quedó observando y les dedicó una breve sonrisa. Posteriormente se fue a la caravana a continuar ayudando a Jaime con el desayuno. Entró a la caravana y vio a Jaime calentando una olla de leche.
–¿Cómo va eso Jaime?
–No va mal la verdad. Solo debemos de tener cuidado de que no hierva. –continuó removiendo la olla con leche. Braulio le trajo un bote de nesquik, Jaime lo abrió e intentó volcar poco a poco el nesquik en la leche.
–Con cuidado... –salió un poco –. Un poquito más...– salió algo más–. Joder esto es muy poco– Siguió agitando un poco pero no salía como él quería –. Me cago en la puta –agitó más de lo que debió el bote y salió una cantidad ingente de nesquik– ¡¡AAAAAH!! Me cago en el puto nesquik de los cojones.
Sara comenzó a reír.
–No pasa nada, el Nesquik está bueno.
–No queda otra jajaja –rió mientras removía. Una gota que cayó en su pantalon le hizo ver que la leche ya estaba bastante caliente. Sirvió la leche en dos teteras diferentes y con dos paquetes de galletas se dirigió a la mesa.
Ainoa y Mireia ya habían vuelto de la conversación y se sentaron en la mesa juntas. En seguida llegaron los chicos y se sentaron en la mesa junto a ellas. No pasó ni 1 minuto hasta que José María reclamaba venganza.
–¡Quiero volver y matarlos a todos! –golpeó la mesa con las dos manos. Posteriormente bebió algo de leche y cogió una galleta.
–¡Secundo! –levantó la mano Braulio.
–Yo quiero mi mochila...–dijo Miriam algo inconforme–. Y matar a la zorra de Chloe –ya estaba algo más conforme–. Y ya que estamos secuestramos a Chris y nos lo quedamos –sonrió de oreja a oreja.
–A ver, maldita sea. Necesitamos algún plan de infiltración. –propuso Jaime levantando el dedo pulgar.
–EL PLAN LO HAGO YO –gritó Braulio.
–El plan lo hago yo y es el siguiente –José María tomó saliva –. Vamos al lugar, los matamos a todos cogemos nuestras cosas y nos vamos. Muy fácil. Solo necesitamos AK-47, misiles intercontinentales, tanques, claymores, RC-XD y una jodida bomba nuclear –mojó la galleta en su nesquik y le dio un bocado algo exagerado y continuó hablando–. Y con efo lof matamof a todof. Ef un plan perfefto... kaaa –se añugó por hablar comiendo.
–No me gusta no tenemos esas armas –rectificó Braulio que le dio un sorbo al vaso de nesquik.
–¿¡Cómo que no!? –José María se notaba ofendido– A mi me das una barra de pan, Jamón ibérico de bellota, una cinta aislante, balas y una ametralladora y te construyo una ametralladora y un bocata, hijo de puta. –dio un sorbo al vaso.
Sara ya estaba cansada de tanta mamarrachada.
–¡¡A VER MALDITA SEA!! ¿Tan difícil es hacer un plan realista que no incluya matarlos a todos? Simplemente con ir por la madrugada muy tarde y coger lo nuestro nos basta y nos sobra.
–¡Pero queremos venganza! –Mireia alzó la cuchara y dio un golpe sobre la mesa.
–¡¡VEN-GAN-ZA!! –el resto del grupo gritó al unísono.
***
Mientras tanto Daniel se fue a la tienda de Chris. Allí se encontró con él, flébil en el suelo. Al ver a Daniel llegar, el se incorporó y se fue arrastrando a la esquina de la tienda, estaba muy asustado.
–¡Vete! –le dijo mientras se iba arrastrando con las piernas y sujetaba su unicornio algo mojado por el sudor de sus manos.
–Chris, solo quiero hablar contigo. Creo que no sabes lo que ha ocurrido y simplemente quiero contártelo.
–Ya... Ya he visto suficiente y sé que no sois las personas que he conocido. –dijo con lágrimas en los ojos–. Dime, Daniel ¿A qué te referías con matarlos a todos y envolverlos en bolsas de basura?
Daniel bufó y rodó los ojos.
–¡Por favor Chris! ¡Solo quería que se fueran! Estaba claro que no iba a hacer eso. ¿Como eres tan inocente? Madura ya, por Dios.
–¿Por eso no hiciste nada ante el guantazo de Chloe a esa chica? ¡No la defendiste!
–Bueno, y si tanto querías defenderla ¿Por qué no lo hiciste tú? –Daniel enarcó una ceja y Chris se calló. Un escalofrío recorrió su cuerpo, Daniel continuó hablando –. Chris, ¿Sabes cuál es tu maldito problema? Que siempre buscas que los demás hagan lo que tú no te atreves a hacer. En lugar de quedarte ahí llorando pudiste haber salido a defenderla, pudiste haber hecho algo. Estoy cansado de siempre tener que hacer las cosas por ti. Ya eres mayor como para encargarte de tus problemas o como para hacer cosas por ti mismo. Hasta que no aprendas eso, no tendrás amigos. Nadie quiere cuidar de otra persona por el resto de su vida.
–D-Daniel... –Chris continuó mirando a Daniel con una profunda decepción. No tenía palabras para responder a lo que Daniel le había dicho. Cuando él acabó se fue de la tienda de campaña dejando solo a Chris.
Chris continuó llorando en la tienda, pero en lugar de mantenerse quieto, comenzó a recoger las cosas que él tenía en la tienda y a guardarlas en la mochila, recogió el saco, la esterilla y comenzó a transformar ese llanto en enfado. Pensó en la conversación con los chicos y con Miriam por la noche. Comenzó a pensar lo que Miriam le dijo: "Todos mis amigos y yo hemos sufrido bullyng en algún momento". "No me gusta quedarme en aquellos sitios donde no me quieren o no me siento querida"
–Aquí no me siento querido... –susurró. Miró su unicornio y lo guardó en su mochila mientras comenzó a recordar a su hermana entre lágrimas–. Qué habrá sido de ti... hermanita. Me haces mucha falta.
Cuando acabó todo, Chris se colocó la mochila pero al abrir la tienda se encontró con Chloe. Ella al verlo con la mochila y el saco se quedó extrañada. Chloe frunció el ceño.
–¿A dónde vas? Daniel me dijo que te sentías bastante mal y vine para hablar contigo. –señaló la tienda de campaña pero Chris negó con la cabeza.
–No quiero hablar contigo, Chloe
–¿Qué? –lo repitió un poco más fuerte –. He dicho que vamos a la tienda a hablar, quiero que entiendas lo que ha pasado.
–Simplemente me das miedo, Chloe. No quiero hablar contigo. Quiero irme con ellos
Chloe comenzó a reír.
–Jajajaja ¿Con los tortolitos antes que conmigo? –Chris la apartó y se fue enfadado esto alertó a Chloe–. ¡Chris espera!
El chico se paró y se dio la vuelta. Chloe continuó hablando.
–¿En serio vas a irte?
–Sí. No me ha gustado nada lo que has hecho. No quiero ser más tu amigo.
–Solo quiero que pienses antes de actuar y de perder la amistad que nos une. Piensa en todas aquellas cosas que he hecho por ti. Te salvé del bullyng en la secundaria y me enfrenté a los acosadores por ti, te he ayudado con los problemas con tu hermana, te he escuchado, he estado siempre ahí contigo, en lo bueno y lo malo ¿Vas a arruinar la amistad por esto? ¿Qué te hace pensar que ellos te darán una verdadera amistad?
Chris comenzó a recordar y le vinieron los recuerdos de cuando Chloe lo ayudaba con todo. En realidad a él le dolía hacer eso por todo lo que ella hizo por él. Pero él sabía que había cambiado, no era la misma que antes y se había convertido en una persona fría que recurría a los hechos del pasado para reprochárselos cada vez que se enfade por algo.
–Ya no me escuchas como antes. En la noche estuve con Miriam y ... y me recordaba muchísimo a ti y a mi cuando éramos más jóvenes. Una amistad pura. Y no solo tú, también Daniel e Ilario. Creo que sobro en este grupo, que no me queréis como antes.
Chloe suspiró y se dirigió a Chris decepcionada y triste.
–Chris, solo quiero que sepas que si te vas, ya no tendrás otro hueco en nuestro grupo. No tolero las traiciones entre amigos. Solo te digo que aún estás a tiempo de rectificar y quedarte con quien mejor te ha cuidado. Prometo cambiar y ser más cercana a ti nuevamente.
Pero entonces Chris ya tenía una decisión tomada y la palabrería de Chloe no iba a influir en ello.
–No quiero hablar contigo después de hacer daño a esa chica. No quiero estar con vosotros después de lo que me ha dicho Daniel, y después de lo que he visto de Ilario tampoco. Me protegiste en su momento, pero le has hecho bullyng a otra persona más débil que tú. No quiero relacionarme con una persona como tú –Chris se fue caminando con paso rápido por el sendero en busca de los 7 amigos.
Chloe se dio la vuelta, y se fue devastada a la caravana.
–No puede ser... genial. Solo espero que me venga suplicando y llorando que quiere volver al grupo. A ver cuanto tarda en volver.
***
Por otro lado, nuestros protagonistas continuaban hablando sobre el plan de ataque a la caravana de Chloe. Braulio trazaba el plan sobre el mapa, Jaime fabricaba las armas y José María enseñaba a las chicas técnicas de combate bélico.
–Vamos a ver– José María cogió sus apuntes de kung fu–. Aquí pone reventarle el pecho a patadas voladoras hasta... –se paró porque no entendía su mierda de letra jeroglífica–. No sé que mierdas pone aquí, el caso que os voy a enseñar a dar patadas voladoras.
José María hizo una serie de gestos.
–Estos gestos son para invocar el Hades de dentro de nosotros, y así hacer algo como esto –levanta la pierna pero no lleva ni a la mitad de altura–. Y dar una patada como eso.
Las chicas se quedaron observando aburridas.
–Pues vaya mierda de patada –le reprochó Ainoa.
–La verdad que sí, te ha salido como el culo, José María...
José María se enfadó con ellas.
–Se acabó pasemos a la pelea de espadas, os entregaré un lenguado a cada una.
Cuando acabaron la clase de pelea de José María, Braulio ya tenía trazado un plan sobre el mapa.
–¡Venid gente! –alzó la voz–. ¡He conseguido hacer un plan razonable!
Las chicas, José María y Jaime se dirigieron a la mesa donde estaba Braulio con el mapa de sierra Nevada.
–Vamos a ver, nosotros estamos en esta zona y ellos están aquí –señaló con el boli el punto exacto de donde estaban los enemigos –. Esta zona de aquí, –rodeó la zona con el boli–. Es zona enemiga, territorio hostil, y aquí es donde debemos atacar.
–No me digas –se rió Miriam del plan de Braulio.
–¡SHHH! cállate –Braulio se sintió ofendido–. Bueno, por donde iba, el caso es que necesito vuestra colaboración. Saldremos por la noche en torno a las 00:30 Miriam, Jaime y yo nos acercaremos lo más posible a la caravana a intentar escuchar la conversación y tomar nota de lo que planean. José María junto a sus discípulas de combate estarán en los alrededores buscando las cosas, si la cosas se ponen tensas no nos quedará otra que plantar cara y combatir.
–Una pregunta –dijo Sara–. ¿Quién mierdas se va a enfrentar a Ilario?
–José María y yo. Vosotras iréis a por Chloe y tú y Jaime iréis a por Daniel pero esperad que os habéis adelantado. –con el boli señaló a Jaime–. Jaime está fabricando bombas de humo con nitrato de potasio, bicarbonato de sodio y azúcar, si tenemos que combatir lo haremos con bombas de humo, cada uno de los infiltradores tendrá una en sus manos.
–Yo no sé como funciona esa mierda –interrumpió Miriam
–Te enseñaremos, Miriam pero deberás tener una bomba de humo. Trataremos de tirar las bombas de humo a la caravana y entrar con mascarillas.
–Vale... –concluyó Mireia no muy convencida–. No sé si funcionará del todo pero solo quiero venganza– volvió a alzar la cuchara
Una vez acordado el plan, fue cuando los chicos observaron la figura de Chris corriendo a donde estaban ellos. José María dio la voz de alarma.
–¡¡¡Un infiltrado!!! ¡¡A por él!! –José María le tiró a distancia lo primero que vio, en este caso un pedrolo al muchacho.
–¡¡Nooooo que es mi Chriiiis!! –gritó Miriam agitada –¡¡Chris sal de... PLAS!!
–F –dijo José María.
CONTINUARÁ
Aprovecho para decir a mis queridos amigos que mi móvil murió y avisarles de que cualquier cosa me hablen en privado por aquí.
[F en el chat]
Y ya que estamos dejamos este espacio también para preguntas a los personajes. Algunas ideas para preguntas son sucesos del pasado como ¿Cual fue la mayor gilipollez? También valen preguntas sentimentales, preguntas sobre personalidad, hago incapié debido a que quiero hacer algo interesante con esto y me gustaría que participara mucha gente.
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