Día 2 (Noche): Los juegos del hambre versión Grey
En el capítulo anterior nuestros queridos inútiles hicieron muchas cosas. Jaime y los demás fueron a Granada a conseguir para Braulio un par de gafas, Ainoa consiguió quedarse a dormir en el campamento, y pues esto pinta a orgía que quieres que te diga querido lector. Vamos a ver como se desenvuelve esta trama y qué polladas se le ocurre al genio que está escribiendo esto. Comenzamos esta vez con Ainoa, Mireia y Sara.
***
–¡Cuanto tardaaan! –se quejó Ainoa espatarrándose en el suelo. Sara y Mireia también lo hicieron. Ainoa aprovechó para recostarse encima de Mireia.
–Sí tía. Como vengan más tarde los mato –dijo Sara molesta.
–Bueno a ver –comenzó Ainoa–. ¿Cómo lo vamos a hacer?
–¿Vamos a hacer el qué? –preguntó Mireia pensando muchas cosas.
–Joder, el acostarnos, quiero la tienda de campaña para mí y para Daniel, ¿No estaremos todos juntos no?
–AAAAh... y yo para mí y para Ilario xD.
Sara comenzó a reírse bastante.
–La madre que os parió a las dos. Ya veremos como lo hacemos. O si no os vais al campo, tenéis más espacio libre y no se oirá tanto. Folláis de manera ecológica jajaja
Mireia se sintió ofendida.
–¿¡Al campo!? ¿¡Con los bichos!? ¿Y si me viola un grillo?
–En la tienda igual te puede violar un grillo idiota –contestó Sara–. Además no te va a violar un grillo estando Ilario primero.
Mireia comenzó a reír como pendeja pensando en cosas nazis con Ilario.
– Nos vamos a violar muy fuerte. Va a ser hermoso.
–Madre mía, a saber lo que puede surgir de ahí –espetó Ainoa–. ¿Sabéis si Braulio tiene condones?
–Seguramente. Siempre trae un condón de emergencia el puto. Y Jaime seguro que no tiene ya que ha perdido la esperanza jajajaja –bromeó Sara.
Mireia comenzó a ahogarse bastante fuerte de risa. Y justo entonces es cuando se escucha el ruido de una caravana proveniente de detrás de ellas.
–¡¡¡Eh!!! – se levantó Sara de golpe. Ainoa y Mireia no se levantaron por pereza –. ¿Esos son?
Mientras Jaime llegaba, José María asomó la cabeza por la ventanilla gritando blasfemias a través de ella.
–¡¡¡¡Ya estamos aquí hijas de puta!!! –José María se metió de nuevo y miró a Jaime–. ¡¡Jaime pedazo de mierda atropéllalas!!
Las chicas salieron corriendo de allí y gritando, justo entonces Jaime dio un derrape que levantó bastante polvo y aparcó la furgoneta en perfecta posición.
–¡¡Aparcao!! –después de ello, Jaime sale de la furgoneta bastante orgulloso.
–¡¡Pero seréis putos!! ¿En que pensabais? –cuestionó Sara molesta,
José María se bajó de la furgoneta junto a Jaime y lo dijo bastante claro.
–En atropellaros. Claramente. Lo que pasa es que Jaime no lo hizo bien y se quedó en entrada triunfal.
–Y bien pinche épica que ha quedado –secundó Jaime.
–Hijos de puta –se molestó Sara –. ¿Y Braulio y Miriam?
–Braulio minusválido. Y creo que en el derrape todo se fue a la mierda así que...
–¿¡Qué!?
–... creo que ha muerto un... –intentó continuar Jaime.
–Espera pero como que minusválido. ¿Y como que todo se fue a la mierda? ¿Qué cojones?
–Hay pedazo de mierda como jodes. Que no ha pasado nada solo se ha dado un planchazo contra el agua desde un acantilado de 5 metros de altura y...
–¿Qué cojones?– continuó Sara preocupada.
–Oye, dato importante –comentó José María–. Tengo ganas de cagar otra vez. Pero no preocuparse que esta vez lo haré en la caravana de los acampados. Va a quedar bien pinche atómico este tronco.
–Jajajajaj– rió Jaime–. Dale fuerte chaval, seguro que tumbas la jodida caravana. Por cierto Sara que no... Tranquila que no es nada. Seguro que están sanos y salv...
–¡¡Ayuda!! –se oyó desde el fondo de la caravana
–Esa es Miriam. Adivino. Otra ostia.– señaló Jaime a la furgoneta. Las chicas entraron bastante preocupadas y se encontraron con el siguiente panorama: Miriam tirada en el suelo con todas la mochilas caídas encima suya y por otro lado Braulio tumbado en el suelo con serias dudas de que respirase.
–Ostia pues puede que sí me haya pasado. Eso les pasa por no agarrarse bien.
–Jajajaja que cabrón –rió Mireia que iba a ayudar a Miriam a zafarse de las mochilas.
Ainoa por otra parte, fue a ver a Braulio. Le dio una pequeña patada en el costado. José María otra y concluyó observando a todos.
–Ha muerto muy fuerte. ¿Y si le cago en el pecho?
–¡¡¡Estate puto quieto hijo de puta!!!–gritó Jaime.
Braulio se intentó levantar y Jaime le ayudó. Posteriormente ayudaron a Miriam y seguido pegaron a Jaime por idiota y salieron de la caravana.
–Bueno a ver –comenzó Jaime–. ¿Qué pollas nos tenéis que contar?
Sara negó con la cabeza
–No no no. Primero cuéntanos por qué Braulio está así, por qué habéis cogido la caravana y os habéis largado, qué cojones habéis hecho para estar en el hospital de Granada y por qué Braulio tiene unas gafas nuevas y por cierto muy horribles. En serio Braulio no es por ofender...
–Peeeero... –susurró Braulio.
–Pero te quedan horribles.
–Putos peros. Lo sé. Pero después del planchazo perdí las gafas.
–¿¡Qué planchazo!? ¿¡Queréis especificar? –comenzó a desesperarse Sara.
José María interrumpió y le hizo resumen rápido.
–Apedreé un avispero, salimos corriendo, Braulio más, nos vimos acorralados en un acantilado, Braulio se tiró y se dio un santo putaso contra el agua, perdió las gafas, le echamos la crema yeso de la madre de Jaime, comimos y nos fuimos al hospital a por gafas nuevas para el bicho. ¿Queda claro?
–Ostia –rió Mireia –que puta risa jajajaja.
Ainoa abrazó a Braulio mientras le hacía mimitos.
–Hayyyyy pobechito me neño que lo han tratado mal.
Braulio comenzó a llorar y recostarse en Ainoa.
–Lo he pasado muy mal. Jaime es muy puto. –dijo con cara triste y señalando a Jaime.
Jaime lo miró de reojo y decidió pasar de él.
–Bueno. Ahora os toca contar a vosotras ¿Como que vais a follar? o sea, ¿Os dejo 3 horas solas y os organizáis una puta orgía o cómo coño va esto?
Ainoa y Mireia volvieron a reírse como pendejas. Sobretodo Ainoa que al respirar hacía sonidos extraños y parecía una morsa con espasmos. Así que de nuevo le tocó especificar a Sara.
–Vamos a ver– Sara exigió algo de espacio–. Queeee... A ver. Que estábamos ayudando a unos guiris, y unos chicos nos ayudaron a ayudar a los guiris, hablamos un rato y nos cayeron bien así que decidimos acompañarlos hasta su campamento. Allí comimos y...
–¿Comisteis? ¿Qué comida exactamente? –preguntó Jaime levantando las cejas.
Sara le miró y lo tomó a broma.
–Los bocadillos imbécil. Los chicos se llaman Ilario, que se lo quiere tirar Mireia, Daniel, que se lo quiere tirar Ainoa y Chris que tenemos sospechas de que es gay o nos odia a todos.
–Yo creo que las dos cosas a la vez –dijo Mireia–. Le dije cosas pervertidas y se traumó.
–Mireia, la gente siempre se trauma con tus paridas– responde Jaime para hacer callar a Mireia y que Sara continúe.
–Bueno, el caso, que también está una chica, que se llama Chloe que...
–Es una pedazo de hija de la gran puta– interrumpió Ainoa–. Envidiosa, manipuladora, engreída, demasiado controladora y muy cabrona. La odio demasiado.
Sara la miró alucinando.
–Bueno, pues eso. Buena descripción Ainoa.
–Gracias– sonrió.
Jaime se quedó en shock. Demasiada información de golpe para procesar.
–O sea, a ver. Que vamos a ir con unos acampados de los cuales dos son los que Ainoa y Mireia se quieren tirar, y hay un chico gay traumado y con sed de venganza porque Mireia le dijo cosas raras y una chica amargada que parece una villana sacada de una película de Marvel.
Sara siguió en su mente paso a paso las palabras de Jaime y asintió.
–Exacto
– Y ahí vamos a pasar la noche.
–Sep.
Jaime se llevó las manos a la cabeza.
–Bueno, de todas formas no apreciaba mi vida.
–¿Vamos? –preguntó Ainoa ya aburrida.
Jaime asintió y fueron a recoger la mochila, los sacos de dormir y las tiendas de campaña. En resumen, tenían demasiados trastos ya que Jaime se negó a llevar la caravana a donde estaban los chicos por muchos llantos de Ainoa.
–¿Queréis coger la puta mochila y la tienda y tirar para adelante? ¡¡Pinches vagas de mierda!! –se quejó Jaime dando una patada en el trasero de Ainoa hacia fuera de la caravana–. ¡¡Encima que nos tenemos que mover todos para un polvo de mierda, me ponéis pegas!!
–Son dos polvos. –corrigió Mireia.
–¡¡Ahhh!! Os voy a matar a todas –vociferó mientras salía de la caravana con la mochila.
Una vez todas las mochilas cargadas, se fueron camino a donde estaban los nuevos acampados. Ya estaba casi anocheciendo, por tanto, se deberían dar prisa en llegar. Miriam estaba algo más callada de lo normal, Ainoa y Mireia bastante calientes, Jaime cargando las cosas de Braulio y las suyas, y Braulio y José María quedándose atrás en sus típicas conversaciones cotidianas que siempre, siempre SIEMPRE acaban en misiles y en historias de la guerra.
–Bueno, ¿Cómo estás ahora, Braulio? –inició José María de una buena forma.
–Mal. Ahora es cuando me empieza a doler más el pecho.
–Vaya. Al menos tienes salud, yo ni eso.
–Tú estás de puta madre, cabrón –palmeó la espalda Braulio
–¿¡Cómo que de puta madre!? ¿Sabes como son mis mierdas? ¡El otro día me tiré un pedo en el campo y la mierda se enterró sola!
Braulio comenzó a reír como mierdas, aunque comenzó a toser y de nuevo parecía que se estaba muriendo.
–Parecía un misil a que sí
–Misilaco como los que tira el Kim-yong-dos a EE.UU. Voy a perforar el jodido váter de la caravana de los tontopollas esos.
–Jajajajaja. Apunta a algún objetivo y le destrozas.
–Misiles intercontinentales, chaval.
–JajajajajaMisil de mierda intercontinental.
–Pongo el culo en pompa y tiro el misil a los toallas de mierda.
...
Posteriormente, tras unos 15 minutos caminando, camino que se hizo corto por las charlas, las risas y la genial puesta de sol que divisaban mientras se dirigían al destino indicado. Llegaron al lugar indicado donde estaban Daniel, Chris e Ilario preparando la fogata para estar calentitos. Mientras Chloe estaba preparando bocadillos para todos. Cuando llegaron, los tres chicos se levantaron y se presentaron a Jaime, Miriam, Braulio y José María. Estos correspondieron en un principio de buena manera. Aunque José María tenía una manera peculiar de conocer gente nueva.
–Hola chico nuevo que no conozco ¿Puedo pincharte con un palo para ver cómo reaccionas? –preguntó dirigiéndose a Chris que venía saltando a saludar que, tras escuchar eso se escondió tras Daniel. Ainoa enseguida apartó a José María para que los dejase en paz
–Perdonadlo es gilipollas de nacimiento. –dijo Jaime dándole la mano a Daniel y a Chris.
Daniel le concedió la mano y los invitó a sentarse.
–Vamos chicos, Chloe está haciendo bocadillos esta vez para todos. Así que no hay problema por la comida esta vez.
–Entonces perfecto –dijo Sara algo aliviada –. Por cierto Daniel, ¿Dónde dejamos las cosas?
Daniel señaló hacia la caravana de Chloe.
–Justo detrás de la caravana tenemos las tiendas de campaña, dejad las cosas allí
–Vale, genial. Muchas gracias.
–Oye por cierto. ¿Puedo usar el vat...?
–Tira para adelante cabrón que nos jodes la cena –agarró Jaime del hombro a José María.
Los chicos se dirigieron detrás de la caravana y dejaron sus cosas. Fue entonces cuando Mireia y Ainoa se acercaron a Braulio
–Brauliooooo.
–¿Qué? –dijo observándolas fijamente.
–¿Tienes condones de emergencia? –sonrió Ainoa demasiado alegre.
–¿Eh? Ah sí. Los tengo en el bolsillo. –Braulio les otorgó uno a cada una –. Usadlo sabiamente. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, pequeñas.
–Eso en otras palabras quiere decir que no os reproduzcáis hijas de puta –mencionó Jaime. Braulio lo miró con mala cara.
–Me había quedado bonito, subnormal.
–Es igual –dijo Ainoa–. Nos vamos ya.
Las chicas cogieron los condones ambas y se dirigieron a donde estaban todos sentados con una gran mesa junto a la fogata, con esos montes de fondo y un cielo claro iluminado por pequeñas estrellas, y la plateada luna en el firmamento. Una noche bastante bonita con un paisaje insuperable.
De la caravana salía Chloe con la bandeja de los bocatas.
–¡Vamos! Hora de cenar. –dijo con un tono algo más simpático.
La gente se dispuso alrededor de la mesa y comenzaron a presentarse. Chloe siguió con la mirada a las nuevas personas que allí estaban. No parecía verlo con malos ojos, pero no estaba de muy buen humor.
–Perdonad –señaló –. ¿Cómo os llamáis?
– Yo soy Jaime, ella Miriam, y ellos dos Braulio y José María.
Todos le dieron dos besos a la chica y se sentaron de nuevo a comer. La mesa claramente se dividió en dos. Por una parte estaban Chloe, Sara, Miriam, Jaime, Braulio, José María y Chris, y por otro lado estaban las dos futuras parejitas. Mireia tirándole ficha a Ilario y Ainoa tirándole ficha a Daniel. Mientras tanto, en la conversación primera, Braulio, José María y a veces Jaime que de vez en cuando seguía sus gilipolleces, continuaron con la conversación anterior sobre misiles. Mientras, los demás hablaban un poco de su vida como Sara y Miriam que querían saber más sobre Chloe y Chris.
–Oye, Chloe, ¿Cómo conociste a estos chicos? –preguntó Miriam quien estaba bastante atenta a la conversación.
– Bueno, Daniel era compañero mío de clase en los años de secundaria. Ilario, un amigo que Daniel conoció cuando era niño hace bastante tiempo. Y Chris, es adoptado jajaja –bromeó Chloe.
Por su parte Chris la corrigió. Se apreciaba que se llevaban bien, aunque lanzándose bromas y puyas constantemente como era de costumbre con amigos.
–En verdad les tengo que agradecer que me hayan aceptado en el grupo –dijo cabizbajo y entrecruzando los dedos–. Soy un chico bastante tímido
Chloe le sonrió.
–Ya. Le solían hacer bullyng y un día lo vi y decidí encararme con sus agresores. Desde entonces somos bastantes amigos ya que me contó lo que le había ocurrido siempre y bueno, me dio pena que nunca haya tenido amigos de verdad así que decidí ser una amiga para él. ¿A que sí?
Chris asintió algo emocionado y sonrojado. No estaba acostumbrado a ser el centro de atención
–Awww. Qué bonita historia. –comentó Miriam bastante alegre.
Por otro lado, José María se estaba cagando muy fuerte.
–Jaime...
–¿Qué?
–Me está asomando el topillo.
–Jodido guarro cálmate. ¿No puedes estarte tranquilo de una vez?
–¡No! Esto llega un momento que duele. Voy a tener un desgarro perianal de tercer grado como no cague pronto.
–¡Aguanta me cago en la puta!
Los bocadillos habían sido un éxito y la conversación de Ainoa y Mireia con sus crushes no había acabado. Ainoa en un principio parecía que triunfaba esa noche, pero por otro lado, Ilario no parecía que le agradase demasiado Mireia.
–Ainoa, ¿Podemos hablar un rato a solas? –preguntó Daniel. Ainoa asintió y se dirigieron detrás de la caravana. Tras un silencio incómodo Daniel se giró para hablar con Ainoa.
–¿Qué pasa? –preguntó Ainoa.
–Es que creo que vas demasiado rápido y creo que debemos aclarar algunas cosas. En primer lugar, no quiero nada contigo, es decir lío de una noche y no nos hemos visto más. ¿De acuerdo?
–Sí, si yo tampoco quiero nada más que lío.
–En segundo lugar, ¿Tienes más de 16?
–Tengo 17.
–Vale, entonces perfecto, hagamos esta cena normal y después quedamos en la noche cuando todos duerman a las afueras de la caravana ¿Queda claro?
–Queda claro.
–Nos vemos allí. Por cierto, estás guapísima esta noche –dijo acariciándole suavemente la cara.
Posteriormente se fueron cada uno a su asiento y se integraron en la conversación. Pero Mireia se dirigió a Ainoa.
–Ainoa, ¿Podemos hablar?
–Buenoo, ¿ahora todos quieren hablar o qué?
–Porfiiii –suplicó de manera adorable Mireia.
–Venga va, vamos de nuevo tras la furgoneta.
Y de nuevo, Ainoa fueron tras la furgoneta a hablar. Mireia se notaba algo más molesta.
–A ver, ¿Qué te pasa?
–Que Ilario no quiere follah. Aiuda.
Ainoa se encogió de hombros. No sabía muy bien que decir.
–No hagas nada, esta noche intenta provocarle. Y si no, pues o es gay o no quiere hacer lo que tú ya sabes.
Mireia se quedó un poco igual.
–Ya, pero me refiero a cómo le entro. Es la primera vez que fantaseamos con follar con alguien y nos sale bien.
–Bueno, a mí me sale bien. A ti por lo que parece no demasiado. Pero no te preocupes, esta noche lo intentas de nuevo.
–No, ya lo sé. –comenzó un poco a desesperarse–. La cosa es ¿Como entrarle?
–Pues siendo un poco más agresiva. Yo que sé, ingéniatelas. Haz de tus perversiones en la tienda de campaña o... No sé, en fin. Haz lo que puedas
–Hmm vale –dijo no muy convencida pero siguiendo al fin y al cabo a su amiga.
Después de la conversación, ambas fueron a la mesa a continuar hablando. Ilario estaba contando una anécdota de la adolescencia.
–El caso es que estábamos en una atracción de terror del instituto, y en una de las persecuciones, el suelo estaba mojado, y pues claro, me metí una pedazo de ostia.
–Bueno, Ilario –le interrumpió Chloe–. Sabes perfectamente que te caíste no porque el suelo estaba mojado. Te caíste porque eres un patoso y tenías miedo.
–Y porque no estaba el cartelito tampoco de suelo mojado –bromeó Ilario.
–Jajajaja. Surrealista –dijo Chloe–. Venga va, continúa.
–Y el caso que la ostia no quedó ahí, fue tan gracioso que hasta el que nos perseguía se rió. Fue bastante lamentable.
Los chicos se lo estaban pasando bastante bien y Jaime quiso recordar algo.
–Bueno, en nuestro grupo tenemos a Miriam. Que es la más patosa del grupo con diferencia. Aun no se ha caído porque está sentada, pero en cuanto se levante veréis que bonitas ostias.
Miriam no dudó en reírse y taparse la boca de una manera algo tímida.
–Que cabrón el pedazo de puto jajaja. Digo... esto... sí, la verdad que algunas ostias me doy JAJAjaaaaa.
–Adoro su risa –dijo Chris en voz baja.
Fue una cena bastante bonita, todo fue bastante bien, José María no mató a nadie (por ahora), Miriam no destruyó nada (también por ahora) y estuvieron charlando hasta bien tarde. Tan tarde que ya muchos de ellos comenzaban a tener sueño.
–Bueno –dijo Chloe–. Creo que va a ir siendo hora de irse todos a dormir, que al final nos hemos quedado 4 gatos en pie.
–Pues sí –dijo Jaime que tenía a Braulio ya recostado en su hombro medio dormido. –¡Venga arriba! –le gritó. Este enseguida se levantó asustado.
Los chicos se levantaron y recogieron la mesa y cada uno se dirigió a su tienda de campaña.
–Oye –comenzó Daniel–. Nosotros estamos en la tienda gris, Chloe e Ilario duermen en la caravana. Si necesitáis cualquier cosa avisadnos ¿vale?
–Sí, no os preocupéis. –se despidió Jaime–. Hasta mañana.
–Oye –avisó Chloe–. Quiero advertir algo. Soy una chica bastante ordenada, no me gustaría que hurgárais ni un pelo en la caravana. La responsable de que todo esté en orden es Ainoa. –la señaló con un aire algo siniestro–. Más te vale por tu bien que todo esté en su sitio.
Ainoa se quedó mirando fijamente en ella.
–Muy bien. Chao –dijo dándose media vuelta.
–Chaoo –dijo Chloe dirigiéndose a la caravana con un saludo de falsa simpatía.
–Pues tengo ganas de cagar jodida zorra. –susurró José María.
Acto seguido, los 7 chicos se dirigieron detrás de la caravana donde tenían las cosas.
–Oye Jaime –inició Braulio–. Ahora tenemos que montar la tienda de campaña ¿No?
Jaime mantuvo los ojos abiertos en señal de sorpresa.
–Ostia puta... Es verdad...
*5 minutos más tarde*
–¡Yo es que me cago en la jodida vara de los cojones! ¿¡Por qué mierdas te opones a colocarte bien!?...
Mientras Jaime vociferaba colocando la tienda de campaña, Braulio jugaba al call of duty online, Miriam tratando de dormir y Ainoa y Mireia aburridas. Hasta que en ese momento llegó Ilario.
–¿Qué estáis liando?
Ainoa señaló a Jaime y este continuaba vociferando
–¿¡No había una patata que soldaba ambas varas!? ¿¡Dónde pollas dejasteis la puta patata!?
Ilario suspiró. Y se dirigió a Jaime.
–¿Qué estás liando, Jaime?
–¡Aléjate no vaya a ser que explote! He colocado las varas a presión.
Ilario se dio una palmada en su frente.
–No sé por qué me da que no has montado una tienda de campaña en tu vida
–En mi puta vida, hulio –le observó cruzando los brazos.
–Anda trae. Sal fuera, te la monto en un momento, guapo.
Jaime se encogió de hombros.
–Ok. –susurró saliendo de la tienda en proceso tras las miradas de sus compañeros.
–¿Qué te ha dicho? –susurró Mireia.
–Nada, que ahora me la monta– Mireia le miró mal y Jaime rodó los ojos en blanco–. La tienda de campaña, inútil. Y vuestra tienda de campaña también.
–Ah vale.
Ilario montó las dos tiendas de campaña en un momento, y ya solo fue cuestión de tiempo el que los chicos se colocasen. Por otro lado en la tienda de las chicas ardía trolla.
–¡¡¡Que esta noche follo!!!
–¡¡Y yo... casi...!!
–Oh vamos, Mireia, aun estás a tiempo. No tienes nada que perder –intentó convencerla Sara–. Además mientras más os vayáis de la tienda más espacio tenemos Miriam y yo.
Mireia aun no lo veía del todo claro.
–Es que... sinceramente no me veo del todo preparada para afrontarlo. No sé. Creo que aún no es el momento. –dijo algo cabizbaja. Las chicas conversaron con ella para que no perdiera los ánimos, pero al final no quiso.
Una vez pasada la hora en la cual todos estaban dormidos, Ainoa se levantó y se dirigió a la tienda de Daniel lo más sigilosa que podía. Con un condón en la mano y en bragas.
–Joder, que puto frío hace por la noche, cago en la puta –se quejó en un principio–. No pasa nada ya me calentaré jajaja –se cayó al percatarse de que estaba hablando sola como imbécil–. Ainoa, joder, no te pongas nerviosa que ya lo tienes.
Cuando estaba cerca de la tienda, Daniel abrió la suya y cogió su saco de dormir adentrándose en la espesura de la noche junto a Ainoa.
CONTINUARÁ
Ya hemos acabado el 50% de la historia, lo que se podría decir que estamos en el clímax de la misma. Da la casualidad de que también coincide con la Navidad así que en primer lugar, felices fiestas a todos los que estén leyendo esto. Les deseo unas muy buenas fiestas y un feliz año nuevo.
Y en segundo lugar, he pensado en que aquellos que estén siguiendo la serie, que imagino que si habrás llegado hasta aquí la habrás seguido, podamos hacer un preguntas y respuestas de vosotros a cada uno de los personajes de la novela, incluidos el autor, el narrador y Hyun, personaje que aunque no esté, aparecerá en el preguntas y respuestas.
Vosotros ir preguntando y al final de la serie habrá uno o varios capítulos finales con cada uno de los personajes respondiendo a las preguntas. Tan solo se podrá preguntar en este capítulo para así tener a disposición cada una de las preguntas.
PREGUNTAS AQUÍ
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