Día 1 (Mañana): Violando el campamento
Nuestros queridos inútiles ya han llegado a la zona de acampada, era una zona amplia y asfaltada con un gran paisaje que se divisaba a todos lados. Había una zona de aparcamiento nada más subir por la rampa que llegaba a la zona. Una cafetería a la izquierda y una zona de recepcion para los acampados. En la rampa que daba a la zona, Jaime acababa de llegar y se disponía a aparcar
–¡Eeeeah! ¡Pues ya hemos llegao! –dijo Jaime tratando de aparcar la furgoneta esta vez sin golpear nada.
Sara se giró a ver a donde estaba yendo Jaime
–Jaime, cuidao que hay un barranco y no hay vall... ¡AAAH! –Jaime se pasó un poco con la marcha atrás elevando levemente la furgoneta de la parte delantera–. ¡¡Jaime acelera!!
–¡Ostia! –dijo el pendejo todo asustado. Con suerte aceleró y consiguió colocar la furgoneta en donde debía haberla puesto en un principio–. ¡¡Aparcao!! ¿Algún muerto?
Miriam tenía el puño en el pecho del susto.
–¡No! Pero joder, eso estuvo intenso.
Braulio, y Mireia se estaban descojonando y Ainoa seguía asustada el único gilipollas al que se la sudaba todo, era a José María, que había entrado en coma durmiendo. Jaime trató de tranquilizarlos, pero con un mensaje que todos sabían que y una polla iba a ser así
–Bueno va, que ya no va a pasar nada, ahora vamos a estar tranquilitos, vamos a llegar al campamento, colocar las cosas y pasar 4 días de relax.
Despertaron a José María a ostias, salieron de la furgoneta y cogieron las mochilas y todo lo necesario para subir las cosas. Pero antes entraron a la zona de recepción a conseguir los permisos para acampar. Jaime antes de entrar dijo unas palabras
–A ver, pedazos de inútiles, no la liéis aquí. Confío en vosotros. Agarrad a José María y quedaos quietos ¡Pinches quietos os quiero!
José María suspiró.
–Vaale, está bien. No la liaré esta vez –dijo con una sonrisa perturbada.
Los chicos entraron y vieron una mujer con aspecto mestizo, pendientes extravagantemente grandes como dos pedrolos, pestañas postizas, y bastante inundada por eso de que somos 75% agua y... bah, el caso que estaba gorda y tenía pinta de promiscua... tirando a guarra.
–¡Hohola! Bienvenidoh a la sona de acampada mih shicoh ¿Qué desean?–los recibió con una gran sonrisa
José María puso cara de asco.
–Deseo que se calle. Putos sudacas –susurró a Braulio.
–¡Callate, tío! –dijo Ainoa dándole una patada por detrás y Mireia una colleja
Jaime miró a José María fijamente y este se calló.
–Bueno, a ver, veníamos a preguntar cual es nuestra zona de acampada asignada dentro de la Sierra y por si podíamos pillar algún mapa.
A la mujer se desvaneció la sonrisa de la cara y frunció el ceño. No le gustó mucho lo que ocurría atrás. Pero enseguida volvió a sonreir y a dirigirse a Jaime.
–¡Ajáaa claro que sí mi shico! mire uhté, ahorita le vamoh a entregah el mapa. Ademáh le fijaremoh dónde eh que tú vah a acampáh mi shico –la mujer se levantó y todo el airbag se levantó con ella. Agarró un mapa y le puso una cruz justo donde debían acampar–. Toma el mapa mi shico y no olviden que estoy aquí para cualquiéh cosa no lo olviden. Dihfruten musho.
Jaime tomó el mapa. Pero quería saber una cosa primero
–Muchas gracias. Pero una cosa, ¿Cómo puedo llevar la furgoneta hasta la zona de acampada?
–Ay sí, eh verdáh, si lo que tú quiereh eh lleváh la fuhgoneta a la sona, lo unico que tú tieneh que hasé es ir poh el otro camino mi shico ya que este camino de ahí enfrente es solo peatonal. Mira, si quiereh te acompaña mi compañero y te dise dónde eh por donde tú tieneh que ir.
–Vale ok. Me parece bien –se volvió y le entregó el mapa a Sara–. Bueno, entonces te dejo el mapa a ti, ¿vale? Os espero en la zona. Llegad bien, todos, enteros, sin ningún brazo menos y no matéis civiles ¿Queda claro?
Sara sonrió.
–Sí. Tú confía en nosotros –cogió el mapa riéndose y salieron del edificio de recepción. Y continuaron por el camino que llevaba a la sierra mientras Jaime se quedaba esperando al compañero de la mujer.
–Joder, pobre Jaime, un poco más y esta noche folla –dijo Braulio entre risas.
Miriam se descojonó y un poco más y se traga la rama de un árbol por pendeja. Sara abrió el mapa y se encontró con que era mucho más grande de lo que aparentaba. Comenzó a desplegar y desplegar el mapa.
–Vamos allá con el mapa
–¡Joder, qué grande es! –se desesperó Sara al ver lo enorme que era el mapa y la pequeña cruz que había en un punto–. Bueno, al menos no estamos tan lejos...
Ainoa se acercó a observar el mapa.
–Vale, no es para tanto, de momento solo es línea recta.
–Sí es cierto –comentó José María–. Sigamos todo recto y cuando veamos un cruce sacamos de nuevo el mapa.
Sara guardó el mapa con serias complicaciones y continuaron por el camino.
*Mientras tanto, Jaime*
–Bueno, ¿Cuando viene tu ayudante? –preguntó Jaime algo ya molesto por el tiempo de espera.
–Ay, tú no te preocupeh mi shico, ya pronto vendrá –la mujer coge el teléfono, marca un número y realiza una llamada–. ¡Bryan! ¡Qué te dije yo que te tenía un cliente que está ehperando y aún no hah vuelto! (...) ¿Cómo? ¿Que ya vieneh? Ah bueno, pues entonseh date vida mi shico.
Pasados unos minutos, vino un hombre algo bajito y delgado, con aspecto cani. Pero era un policía pues se distinguía su placa policial en el hombro. O eso o la había robado.
–¡Ale! Ya he llegado, Britany. ¿Quién eh el shico?
La mujer llamada Britany señaló a Jaime.
–¡Éste es el mushasho! ¡Eh mu lindo mi shico!
Jaime la miró con una sonrisa incómoda.
–Bueno, muchas gracias señora. ¿Nos vamos ya?
–¡Claro que si my brother! ¡Vámonos a la sierra a pasarlo full de guay!
Jaime se contuvo de la ostia, se despidió de la Britany y fue a la furgoneta con el Bryan. Ambos se sentaron y Jaime arrancó el coche.
–A ver, ¿Por dónde pollas voy?
–Sigue hasia abajo del todo y luego toma a la derecha.
–Vale, está bien. Pero ponte el cinturón maldita sea que nos van a multar.
–Vale vale, no te enojes my brother.
Jaime bufó. Sabía que iba a ser larga la vuelta. Así que puso la radio.
*Mientras tanto, los inútiles*
–¡Mira Ainoa, ese árbol parece una polla! –gritó Mireia toda pendeja señalando un árbol.
La gente comenzó a reírse y a hacer más comentarios de árboles y pollas.
–¡¡Ese puto pedazo de cacho de pino es la polla de mi novio!! –Sara señaló un enorme pino que se pronunciaba entre los demás.
–JAJAJAJA –rio Braulio–. Puto Mario. Pedazo trabuco.
José María vio otro aún más grande al fondo.
–¡¡¡Eh!!! ¡¡Pues ese árbol es mi trabuco!! ¡¡Vengan todos y prueben de mi savi...
*Mientras tanto, Jaime...*
Estaba bajando por donde había subido con la radio puesta. Habían interrumpido la música de Kiss FM para atender a una noticia por la radio.
–"Y al parecer, Matías, ha habido una noticia de última hora. ¿No es así?"
–"Sí, así es. Una brutal pelea en un restaurante de carretera, situado en la A-92, carretera a Granada. Unos jóvenes han enfrentado a un autobús de podemitas que los increparon a gritos de fascistas en el restaurante. En las imágenes se observan como brutalmente agreden a estos y se abren paso para salir del restaurante. Aún no ha sido identificado el chico que agredió al cocinero con una tubería del váter y al mismo chico que al parecer golpeó con un... un lenguado a un vegetariano el cual ahora mismo está ingresado grave en el hospital. Tenemos aquí al cocinero. ¿Qué puede decirnos?
–"Bueno, pooooos yo estaba en la cocina, oí unas voces ¡Facha! ¡Hijo de p...*pi*! y yo cogí y pos nah, salí de la cocina a ver que pasaba y entonces veo a un hombre salir del cuarto de baño, remangado y haciendo una cosa rara con los brazos y con una tubería y va el subnormal y me golpea así por la cara. Bueno bueno, que sinvergüenza de verdad."
La radio continuó diciendo la noticia, pero Jaime estaba algo nervioso al ver lo cabreado que estaba el hombre.
–¡Dioh mío pero como se puede ser tan sinvergüenzah! De verdad, que pandilla de delincuenteh. A esoh pendejoh leh pongo lah manoh ensima y vamoh, no quieren otra.
Jaime tragó saliva. Pero prefería seguir vivo y siguió la corriente
–¡¡Uy!! Ya ves tú. ¡¡Qué pedazos de hijos de la mismísima gran puta!! Pegarles así a un cocinero que se gana la vida dando de comer a la gente. De verdad, me estoy poniendo nervioso y todo.
–¡¡Si si si!! A estos tienen que pillarles y que paguen los desperfectos.
–¡Exactamen...! –Jaime recapacitó–. Hombre no... son jóvenes tienen poco dinero y a veces las lían un poco pero no es para tanto...
El hombre se quedó callado pero la radio habló por ellos.
–"Y el restaurante ha quedado completamente destruido. Ahora mismo tienen mucho que volver a hacer y deben recontruir algunas..."
Jaime apagó la puta radio
–¡De verdad ya la apago por que madre mía que impotencia siento! ¡Ya podrían pegarles bien fuerte a esos cabrones!
*Mientras tanto, nuestros pendejos...*
Ainoa sacó su cámara y Miriam por vigésimacuarta vez en el 2019 se había olvidado la cámara
–¡Hazme una foto aquí, Ainoa! –señaló Mireia posando junto a un árbol enseñando culo. Sara se acopló y pusieron esa especie de morros deformes como dando un beso.
–¡Huzmula azí! –dijo Sara toda pendeja. Ainoa tomó la foto sarcástica y continuaron por la senda hasta el sitio de acampada.
Era un camino amplio, con algunas encinas, robles o torviscos a los lados, un paisaje bastante bonito mezclado con algo de pasto y flores a las afueras del camino el cual tenía una gran amplitud. Por el camino siguieron haciendo cosas normales tales como fotos sacando culo en árboles con forma de polla, darse de ostias en el pasto, Miriam se dio de bocas contra las flores al querer una foto y tropezarse con una rama, Braulio y José María se subieron a una encina que estaba algo más baja de lo normal, la rama se rompió y de bocas contra las flores, Ainoa continuó haciendo fotos a las pendejas y las pendejas se tropezaron por una rampa y de bocas contra las flores de nuevo etc. Pero entonces apareció un problema vieron que el camino se separaba en dos.
Sara abrió el mapa de nuevo con serias dificultades.
–A ver, ¿¡Dónde putas estamos!? Sabemos la cruz ésta pero, ¿Nosotros? –dijo Sara la licenciada en leer mapas.
José María agarró el mapa.
–¡Trae a ver! Hagamos como que tenemos cerebro. Tenemos que buscar en el mapa un doble camino...
Tras media hora buscando, lo echaron al pito pito gorgorito y que sea lo que Dios quiera. Pero eran ateos todos así que fueron por el mal camino del señor.
–¡Vale! ¿¡Y cómo sabemos si vamos bien o mal!? –preguntó Braulio.
Ainoa ya estaba algo desesperada
–¡¡Solo hay que seguir la puta escala!! Es fácil
–¡Qué escala si es todo llano! –gritó Mireia
Todos zurraron a Mireia por inútil y continuaron hacia delante sin saber si iban bien o mal.
*Mientras tanto, Jaime*
Ya habían acabado la conversación sobre la pelea en el restaurante y estaban a punto de llegar al sitio
–Bien, ahora gire a la derecha y se meterá por el camino, para llegar a la acampada que uhtedeh han asignado.
–¡Perfecto! ¡Muchas gracias!.
Jaime y Bryan continuaron durante un buen rato y al final llegaron por fin al lugar de acampada.
–Bueno, pues ya hemos llegado. Muchas gracias –Jaime aparca, sorprendentemente sin destrozar nada ni a punto de matarse ni ninguna gilipollez de por el estilo. Bryan se fue y dejó a Jaime solo esperando a que llegasen los pendejos.
–Joder. ¿Dónde coño se han metido estos gilipollas? –Jaime sacó el móvil y llamó a Braulio.
–¡Braulio! ¡Joputa! ¿¡Dónde pollas estás!? (...) ¿¡Cómo que ni puta idea!? ¡¡Si te han entregado un mapa!! ¡¡Un puto mapa!! (...) ¿Cómo que no lo sabéis utilizar? ¡¡Si Dora la exploradora puede utilizar el mapa de los cojones, vosotros también!! (...) Vale, escucha un momento, os envío mi ubicación por el móvil y ya mandad a la verga el mapa. Pero no lo tireis que nos viene bien para hacer excursiones por ahí. –Jaime mandó la ubicación a sus amigos–. Ya la tenéis. No tardéis.
Jaime se quedó observar el paisaje. Un paisaje floreciente, para nada seco como él se esperaba al llegar, varios árboles y algunos arbustos y una amplia explanada a media montaña. A lo lejos se veían montañas que se pronunciaban entre ellas quedando aun algunos topecitos de nieve en las cimas de las montañas más altas. Mientras se dedicaba a observar, oyó unas voces. y bastante ruido. Se dio la vuelta y vio a los demás hablando entre ellos bastante a lo lejos. Jaime, de nuevo, se puso a gritar como un verdulero.
–¡¡¡¡¡EEEEEEEEH!!!!! ¡¡MIREEEEEIA!! –gritó Jaime alzando los brazos y pegando brincos como pendejo.
Los chicos corrieron hacia dónde estaba Jaime.
–¡Vamos gente! –gritó Braulio corriendo.
La gente llegó bastante cansada al lugar. Se sentaron en la llanura y jadeaban bastante, aunque eso sí, no paraban de reirse. Descansaron bien agustos en la llanura, hicieron la croqueta en la hierba, se pararon a hablar. Y una vez ya bien descansados decidieron ir a algún lado.
–Bueno, esto lo preparamos por la tarde y eso. ¿Nos llevamos bocadillos, toallas y todo eso y nos vamos a uno de los lagos que hay aquí? –propuso Ainoa que tenía ganas de bañarse.
Jaime se exaltó.
–¡¡Sí!! Ya me quiero bañar. Joder que putas ganas.
A todos les pareció bien. Por tanto, cogieron sus mochilas con las cosas y se encaminaron al lago. El lago no tenía mucha pérdida, era un camino bastante largo pero sin mucha complicación. Había varias rocas cubiertas de musgo seco, arbustos de diversos colores entre amarillo, rojo y verde y una diversa vegetacion entre los típicos árboles de montaña. Tras un camino de unos quince minutos, llegaron al gran lago. Era sorprendentemente hermoso. Un lago cristalino, pues el paisaje de montaña se reflejaba en las aguas del lago y toda la vegetación que lo rodeaba, era como un espejo. No había gente en el lago, por tanto estaban solos y decidieron bañarse.
–¡Hala joder! ¡Qué preciosidad! –dijo Jaime quitándose la camiseta e intentando buscar las gafas de bucear entre toda la mierda que llevaba en la mochila.
En seguida José María no dudó en tirarse al lago y...
–¡¡¡AAAAAAAHH!!! ¡¡¡AH JODER!!! ¡¡Está jodidamente fría!! –José María siguió un poco más en el lago–. ¡AAh! ... Ey oye, tampoco está tan mal, métanse.
Los chicos se metieron con varias dificultades hasta que José María los salpicó a todos y estos fueron a pegarle. –¡Joder José María para!– gritó Ainoa que una vez ya mojada fue a por el a darle de ostias. Éste se echó hacia atrás e hizo que resbalara con una roca, hundiéndose por completo en él. El lago era bastante más profundo de lo que parecía
–¡¡Ostia!! ¡Que se lo ha tragado el lago! –dijo Sara asustada al ver que José María se había hundido.
–JAJAJA ¡Ha hecho el titanic! –dijo Mireia gritando la canción del titanic a todo volumen.
Todos los demás estaban descojonándose. Especialmente Miriam a quien a estas cosas les llama "Karma" o "encrucijada del destino" y parecía una jodida tetera.
José María salió riéndose del agua justo cuando Sara empujó a Mireia y ésta se cayó a las profundidades del lago.
–¡¡¡AH!!!
Miriam empujó a Sara por venganza, Braulio a Jaime y bua, al final todos se empujaron contra todos y cayeron al agua, empezaron a picarse entre ellos y las chicas se tiraron de los pelos, luego se hacían ahogadillas, se tiraron del bikini. Mientras los chicos jugaban a darse de ostias bajo el agua. Y es entonces cuando Ainoa le quita el sujetador a Sara y esta no lo consigue coger cayéndose al fondo del lago.
–¡¡AINOAAA!!
Sara buscó ocultarse mientras las otras pendejas se reían como putas focas y los chicos igual y algún que otro intrépido se asomaba a ver... Después de mucha risa el pinche sujetador estaba al fondo y sacaron a Sara cubriéndola con una toalla.
–¡¡¡Que alguien encuentre mi puto sujetador!!! –vociferó notoriamente enfadada.
–¡¡Ehh Sara!! No te preocupes que esto lo encuentro yo –dijo Jaime poniéndose las gafas de bucear.
Sara vociferó
–¡¡Encuéntralo por tu vida!! ¡¡No quiero pasear sin sujetador que se me caen las tetas!!
–¡¡No lo encuentres!! ¡¡Qué se joda!! –le gritó José María a quien Sara le propició una colleja.
Jaime se rio muy fuerte y luego se sumergió buscando el sujetador de la pendeja. El lago era bastante profundo y encontró cosas tan normales como un móvil, unas gafas de sol, una lata del año la verga, un hacha, la llanta de una bici, UN PUTO TRICICLO, y una entrada transversal al mundo de Narnia. Encontró el sujetador, pero no le dio el aire para llegar a él.
–¡¡Vale!! ¡¡Lo tengo localizado!! Voy a por él –dijo Jaime algo cansado.
Jaime buceó de nuevo y consiguió coger el sujetador.
–¡¡Ya lo tengo!! –Jaime lanzó el sujetador a Sara y Ainoa lo cogió.
–¡¡Gracias!!
Y con esto acaba el capítulo de hoy, hemos descubierto una vez más la inutilidad de todos los protagonistas que no valen ni para prender fuego. ¿Cómo seguirá ésta historia? ¿Qué sorpresas nos deparará? ¿¡Dejaré de hablar como un gilipollas? Lo veremos en el próximo capítulo
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