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CAPÍTULO SIETE

Luego de una noche en donde dejó salir todas sus lágrimas de tristeza, aquel sentimiento se esfumó de su ser para dar paso a un enfado con el mayor. Jungkook no quería ver a Taehyung en ningún momento, incluso había rechazado todas las llamadas que este le había hecho.

Podía entender que le molestara lo de no haberle dicho que estaba recibiendo clases con la profesora Lee, también podía aceptar que estuviera celoso de ella, —aunque no estaba de acuerdo— pero de ahí a pensar que Jungkook era de esa clase de chico que se metía con los profesores era llegar muy lejos.

Taehyung la había jodido y en grande. Venía haciéndolo de hace un tiempo para acá, pero ayer fue la gota que rebasó el vaso.

—Me da miedo cuando Jungkook se pone así mirando a la nada —susurró Lisa a Yugyeom, mirando al recién nombrado que no hacía nada más que mover su bolígrafo en su mano y mirar la pared sin expresión alguna.

—A mi también, y como él no tiene ojos para ver... —susurró de vuelta Yugyeom, ironizando el hecho de que Jungkook en momentos así abría un poco más sus cuencas y daba un aspecto espeluznante.

Jungkook desvió la mirada hacia los dos. —Los estoy escuchando.

—¿Y se puede saber qué te sucede? Tienes esa aura de que quieres practicar un arrebato de intenso dolor.*

Yugyeom apretó sus dientes, y Lisa lo golpeó. No quería sonar graciosa en aquel momento.

—Quiero golpear a alguien —dijo simple.

Yugyeom se enderezó en su lugar. —A ver, ¿Qué hizo Tzuyu ahora? Mira, como me toque las pelotas la mujercita es-

La risa irónica de Jungkook detuvo sus palabras, y ambos lo miraron curioso. El chico negó, manteniendo una sonrisa falsa en su rostro, y se cruzó de brazos para verlos. —¿Me creen si les digo que esta vez Tzuyu no hizo nada? Fue el imbécil de Taehyung.

—¿Qué? ¿Ahora qué hizo Taehyung? —habló ahora Lisa—. Desde hace semanas que tengo ganas de golpearlo por como está actuando últimamente y ahora dices eso.

—Bueno, cree que me gusta la profesora Lee y que ver clases con ella era una excusa para estar juntos. ¡Es que lo digo en voz alta y suena como un tontería! Les juro que le expliqué que solo quería resolver mi problema con la materia, pero no, el jodido idiota ese nunca entendió y asumió que era una puta que iba de profesor en profesor —explicó Jungkook, apretando sus manos en puños, sintiendo la sangre hervirle de la molestia por recordar lo sucedido.

—¿Qué mierda? ¿Taehyung se volvió loco? La profesora Lee le ha dado clases a más de un alumno, ¡Incluso a mi! —dijo Yugyeom sin poder creer lo que escuchaba—. Es la única profesora que se preocupa realmente por sus alumnos, no como los otros viejos calvos que se molestan si no entendemos su jodida clase.

—¿Y qué hiciste? Dime que le desfiguraste la cara con un buen golpe, Jungkook.

—Que golpe le voy a estar dando yo a él... —chasqueó la lengua—. En el momento solo me dio por huir porque las ganas de llorar me estaban matando. Me sentí tan horrible y ofendido, Liz. Ahora sí estoy enfadado, pero antes me dolió y mucho.

—Oh, mi bebé —la chica abrió sus brazos, recibiendo a Jungkook dentro de estos. Acarició sus azabache hebras, consolándolo—. Nunca dejes que un hombre te insulte de esa manera, incluso si es tu pareja. Taehyung te ama, de eso no hay duda, pero no tiene ni el mínimo derecho de asumir tal cosa sobre ti. La cagó y en grande, y si por los momentos no quieres hablarle está bien, pero recuerda que las cosas se solucionan hablando, y que tarde o temprano tendrás que decirle cómo te sientes para que lo sepa y solucionen las cosas.

»No digo que vayas y lo perdones, pero eres adulto, y las cosas se resuelven hablando. Dile qué hizo mal, que tú no eres esa clase de chico y que la próxima vez que te lastime de esta forma yo misma me encargaré de arruinarle la cara de modelo que tiene.

Jungkook rió y se separó de Lisa, limpiando las pequeñas lágrimas que se habían acumulado en sus ojos. —Ayer colgué todas sus llamadas e ignoré sus mensajes.

—Se merece eso y más —intervino Yugyeom—, pero como dice Lisa, debes hablar con él y resolver las cosas. Yo también me postulo para desfigurarle la cara si te vuelve a lastimar.

—Son los mejores, chicos —susurró Kook, y abrió sus brazos, teniendo a los dos apegados a él en un reconfortante abrazo—. Si me gustaran las mujeres, saldría con Lisa, y si no me gustara la bestia de Taehyung, saldría con Yugyeom.

—Yo no saldría contigo, Jungkook, pero gracias por tomarme en cuenta.

Jungkook golpeó la cabeza de Yugyeom, y los tres se separaron riendo.

—Si me permiten, me voy —anunció Lisa, mirándose en el reflejo de la ventana del salón de clases—. Hay una bonita chica de comunicación social que llamó mi atención y veré si la encuentro.

—Ay no, ya se van a emparejar y yo voy a estar solo —se quejó Yugyeom, tomando él también su bolso. Jungkook imitó sus movimientos.

—Si tengo suerte, le digo que te presente a una de sus amigas que también están lindas —peinó su pelo, y caminó hasta la puerta del salón—, pero solo si tengo suerte, gigante —avisó y finalmente salió.

Jungkook palmeó su hombro. —Tendrá suerte, nadie se resiste a Lalisa.

Luego de despedir a Yugyeom, se quedó un momento en la entrada de la universidad, con la mínima esperanza de que Taehyung se apareciera en el lugar para buscarlo como acostumbraba a hacer. Sin embargo, ya pasada media hora, Jungkook comenzó a caminar hasta la parada de autobuses con la certeza de que Taehyung no pasaría por él.

Aún estaba enfadado con el mayor, pero la posibilidad de verlo en la salida hizo que se desilusionara cuando no lo encontró. Eso logró que cierto malestar se asentara en su pecho, ¿Acaso Taehyung no quería verlo más? La discusión había sucedido por su culpa, pero al ser un hombre mayor podría no tener ganas de enfrentar una pelea de parejas.

—No, Taehyung no es así —murmuró, desviando todos aquellos pensamientos que derivaban de sus propias inseguridades—. Quizás esté ocupado.

Revisó su celular, percatándose que este aún permanecía apagado, pero lo dejó así. Tomó el autobús y se dedicó a pensar en lo anormal que estuvo su vida este último mes, desde la llegada de Tzuyu hasta la reciente discusión con Taehyung. Era la primera vez que sentía que su relación estaba incómoda, y no porque no quería estar con el mayor, sino de que habían tantos factores que lograban que cada día sucediera algo.

Bajó en la parada cercana a su departamento, y se encaminó a éste, entrando y dejando su bolso en el sofá. Miró nuevamente su celular, pero decidió que no lo encendería, no aún. El enojo no había pasado por completo y quería solucionar las cosas con Taehyung, no empeorarlas.

Así que encendió la radio, colocando música de su gusto y comenzó a cocinarse algo simple para almorzar, luego ordenó todo y limpió con dedicación. Tomó un baño, y luego comenzó a hacer sus tareas, repasando algunos apuntes para los exámenes restantes, los cuales eran pocos ya que el año estaba por terminar.

Cuando el reloj marcó las ocho de la noche, ya había terminado con todos sus quehaceres y cenado algo ligero, decidió que ya había pasado el tiempo suficiente y su enojo había mermado por completo. No podía evitar esa conversación, y como un adulto debía resolver el problema.

Encendió su celular, y espero a que este se estabilizara, aturdiéndolo con la cantidad de mensajes y notificaciones que tenía. Hizo una mueca con los labios. —Quince llamadas perdidas y veinte mensajes de Taehyung... —no pudo evitar sentirse mal por eso, pero negó con la cabeza y llamó al mayor.

Tomó asiento en el sofá, y esperó a que la llamada fuese tomada. Escuchó el sonido de cuando contestaban y lo azotó una ola de nervios.

—Taehyung... —susurró, tragando saliva.

Taehyung está ocupado ahora mismo y no puede hablar.

Jungkook frunció el ceño, reconociendo de inmediato la voz, y se levantó del sofá. —Tzuyu, pásale el teléfono a Taehyung.

No, no lo haré. Te dije que está ocupado, ¿No escuchaste?

Apretó su mano izquierda, —la que no sostenía el teléfono— y contó hasta diez mentalmente para no explotar con Tzuyu. Sabía lo odioso que llegaba a ser enfadado, y por primera vez no quería problemas con ella.

—Tzuyu, te pido de la manera más amable que le regreses el teléfono a Taehyung. Necesito hablar con él.

¿Ahora sí vas a hablar con él? ¿Luego de que pasó toda la noche de ayer y parte de la tarde de hoy intentando comunicarse contigo? Vamos, no todo tiene que ser a tu conveniencia.

—No tienes ni la más remota idea de lo que sucedió, así que no opines sin saber —masculló entre dientes—. Dale el teléfono a Taehyung.

La risa de Tzuyu se escuchó por la línea, y Jungkook quiso meter su mano por el teléfono para tirar de sus cabellos. —Tienes razón, no sé qué sucedió entre ambos, pero una cosa sí sé y es que eres un mocoso inmaduro que no puede resolver las cosas en el momento.

—¿Podrías callarte? No hables sin saber, y menos opines en cosas que no son de tu incumbencia. Es un problema entre Taehyung y yo, los novios, la pareja, y tú estás sobrando ahora mismo —reclamó, con su frente arrugada por el enfado. Suspiró, con su lengua picando el interior de su mejilla—. Mira, Tzuyu, de verdad que no quiero tener una discusión contigo as-

Oh, tener una discusión contigo debe ser un sacrilegio. Me dejas de hablar como por un mes —volvió a reír, logrando molestar más a Jungkook—. Te voy a dar un consejo, Jeon. Los adultos resolvemos nuestros problemas al instante, hablando y poniendo las cartas sobre la mesa. Los niños se enfadan e ignoran a todos, pensando que mantenerse callado es la mejor forma de solucionar las cosas. Esa es la diferencia entre tú y Taehyung; que él intentó hablar contigo, y tú lo ignoraste, porque él es el adulto y tú un crío inmaduro.

Jungkook cerró los ojos. —Di lo que quieras, no me importa. Dale el teléfono a Taehyung.

Te dije que no lo voy a hacer —la voz de Tzuyu sonaba más firme, y Jungkook supo que comenzaba a molestarse de igual forma—. Mientras tú estabas en tu papel de niño ofendido, fui yo quien miró a su amigo angustiado marcando una y otra vez tu número para comunicarse contigo. Incluso estaba dispuesto a buscarte, pero lo convencí de no hacerlo porque no sabía si eras capaz de hacerlo pasar pena al frente de todas las personas, y ahora lo obligué a dormir un rato para que descansara de todo.

—No te metas...

Sí me meto, porque Taehyung bastante tiene con su trabajo para que también tenga que tolerar la carga que eres. No le aportas nada como pareja, solo responsabilidades. Quizás cojan y sean felices, pero a la hora de ser un pilar en la vida del otro tú, Jeon Jungkook, solo eres un estorbo en la vida de Taehyung.

Las palabras de Tzuyu iban como dagas al corazón y la mente de Jungkook, y se sintió patético al sentir sus mejillas mojadas, producto de las lágrimas.

—Tzuyu... —susurró, limpiando sus mejillas e intentado que no se escapara ningún sollozo de sus labios—. Solo, pásale el teléfono a Taehyung.

No obtuvo respuesta, ya que la llamaba fue cortada luego de hablar. Jungkook bajó la cabeza, y comenzó a llorar en silencio, sintiéndose peor de lo que ya lo hacía. La manera en que Tzuyu lo había denigrado fue tan cruda y fuerte, que no tuvo manera de defenderse.

Se sentó en el mueble, abrazando sus piernas y mirando su teléfono que estaba a su lado, esperando por una llamada del mayor. Algún mensaje, alguna señal de que estaba ahí.

Pero cuando el reloj marcó las tres de la mañana se quedó dormido con el rostro bañado en lágrimas.

Taehyung nunca lo llamó otra vez.



* Arrebato de intenso dolor: hechos delictivos bajo la modalidad del arrebato o el intenso dolor, específicamente en el ámbito de las relaciones íntimas o familiares, siendo el propósito inicial recalcar los aspectos psicológicos, emotivos, pasionales, que generalmente encierran estos hechos, a los fines de evidenciar la intención que tuvo el sujeto activo del delito en el momento de la comisión del hecho.

De esta manera, se describen los elementos propios de estos casos tales como el arrebato, intenso dolor, la ira, las emociones, los celos, la provocación, así como las bases teóricas de todas estas figuras jurídicas, y el análisis de instituciones análogas, entre las que se encuentran el trastorno mental transitorio, la inimputabilidad, también se menciona el tratamiento que a estos casos se le proporciona en nuestra legislación y en el derecho comparado.

Básicamente es un acto delictivo en el cual el agresor actúa bajo sus sentimientos. Este es un atenuante (situación en el que la pena disminuye), y se puede alegar en cualquier delito siempre y cuando se compruebe. Por ejemplo, si una mujer encuentra a su pareja en una situación íntima con otra persona, y la mujer en un arrebato de celos y furia actúa de manera agresora y le causa daño a su pareja y acompañante, la mujer puede alegar que actuó bajo un arrebato de intenso dolor y su pena será disminuida notablemente.

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