[ C a p í t u l o - (3) : R u b e n - R i v e r s ]
Tras haber dejado el autobús y habiéndose dirigido a las salas que Martin Wayne había sugerido a los criminales, Lorena, Grant y Ezra solo siguieron ordenes, caminando a lado de varios otros criminales, cuyas apariencias en muchos casos no eran hostiles, sino, algo turbias e inhumanas.
Entre los reclusos se encontraba un joven de cabello castaño, flotante, hacia los lados, con una barba de color oscuro, gafas parecidas a las de Grant, gabardina café y un pantalón color crema.
Grant, sintiéndose algo alertado por él, fue hacia el chico o el hombre de la gabardina café.
-Disculpa – Dijo Grant - ¿Puedo preguntar quién eres?
-No lo sé – Dijo el chico - ¿Puedes?
-Lo siento – Dijo Grant – Me causó curiosidad tu gabardina café.
-No es una gabardina – Dijo el chico.
-De verdad... ¿No lo es?
-De hecho, sí. Solo me interesó ver tu mirada de incertidumbre al instante que de dije algo que no era.
-Oh – Dijo Grant – Bueno...
-Mi nombre es Edward Ross – Dijo el chico – Soy un psicólogo cognitivo conductual. Quizá eso no importe ahora, pero te dejo la información por si quieres hablar de mente y ciencia, si es que la comprendes.
Edward se alejó de Grant, riéndose, a la par que este se mostraba ciertamente tranquilo, aunque con un sentimiento de ironía que el mismo Edward había generado en él.
- ¿Todo está bien Grant? – Preguntó Ezra.
- ¿Eh? – Dijo Grant - ¡Ah! Si, todo está bien.
Loren, por el momento, solo podía sentirse algo segura y a la par algo hostilizada por el lugar. Las paredes de concreto puro, lámparas con poca fuerza de iluminación y varias habitaciones con cerrojos. Toda la instalación, incluido el suelo, tenía gradaba la imagen de un lince, una silueta de un lince, unido a un lema en griego.
- ¿Qué significará eso?
-Es griego – Dijo Martin Wayne, interrumpiendo a Loren – Y su significado es "responsables siempre de lo que se ha cultivado". Es el lema del instituto.
Le pareció curioso ese lema a Loren. Pensando en ello, todos llegaron a una habitación, con sillas puestas como si fuera un auditorio, no había mesas no había nada. Solo había un estrado y dos banderas de color rojizo, con el nombre del instituto LYNX, un escritorio y varias sillas. En la parte superior media de todo el salón, se encontraba un cañón o un reproductor de diapositivas. Este fue conectado, mientras los reclusos tomaban asiento. Loren, Grant y Ezra se sentaron juntos, aunque no sabiendo mucho de ellos mismos, sintieron que se conocían más entre ellos que al resto de los reclusos.
-Bien – Dijo un hombre entrando a la sala – Muy buenas tardes, noches o días, damas y caballeros. Mi nombre es Ruben Rivers. Seré su guía en estos dos años del curso en donde ustedes aprenderán a ser mejores de lo que fueron, para evitar errores y así, evitar que vuelvan a cometer los mismos crímenes que los llevaron a estar en la cárcel. Se que varios de aquí no les gustaría hablar de ello, sin embargo, es necesario que se conozcan más y puedan entender que todos aquí han cometido crímenes, no haciéndolos culpables a ninguno y siendo propensos a la redención. Veamos ¿Se encuentra aquí Norman Sandman?
La siguiente cantidad de reclusos se fue presentando poco a poco, a la par que Ezra y Grant hablaban.
- ¿Sabes quien es él? – Dijo Ezra en voz baja.
-No conozco a nadie de aquí, dudo que a él lo pueda reconocer – Dijo Grant riendo un poco.
-El es el Dr. Rivers. Es un educador de los mejores que hay en toda la extensión americana. Fue instructor de criminales para su mejoría, tanto como instructor militar. Muchos latinos lo recuerdan como el dictador silencioso.
-Me parece muy curioso, Ezra.
- ¿Verdad que lo es?
Ambos se vieron riendo un poco.
-Silencio – Dijo Ruben – ¿Se encuentra Lewis Charles?
A dos lugares a la izquierda, alado de Lorena, se levantó un hombre, moreno, con cabello corto, gafas negras, uniforme de militar, musculoso y algo enorme, tomando su boina y poniéndola en su pecho.
-Aquí estoy, señor – Dijo Lewis.
-Lewis ¿Por qué te metieron a la cárcel?
Lewis parecía costarle trabajo expresarse correctamente, teniendo algo de tartamudeo al momento de hablar y tragando bastante saliva.
-Fui parte de las fuerzas armadas estadounidenses, luego de que mi padre me obligara a salir de Inglaterra. Tuve que participar en la guerra contra Irak, teniendo que ver la tiranía norteamericana en contra de un pueblo con sus propios problemas. No me fue fácil tener que matar. Sin embargo, era aún más complicado desear no matar con una armada repleta de sucios psicópatas. Tenía mucho miedo y mis noches solo eran tortura pura.
- ¿Qué te trajo a la cárcel?
-Asesiné a mi esposa – Dijo Lewis, sudando y cerrando sus dientes, mordiéndose los labios y sacándose sangre de forma intencional.
-Tranquilo Lewis – Dijo Ruben – No estás en problemas. Sabemos que es lo que te ocurre y podemos tratarlo. Vas a estar seguro aquí. Se fuerte. Puedes sentarte.
Lewis tomó asiento de nueva cuenta y cubrió su mirada con su boina.
-De acuerdo – Dijo Ruben tomando de nueva cuenta una postura fría. Mirando la lista que tenía en mano de todos los criminales, siguió diciendo nombres.
- ¿Se encuentra Jessica...?
-No necesito presentación – Se levantó, en tres filas atrás de Lorena, una mujer, con coleta, labios rojos, delineado de color purpura y una vestimenta alargada y holgada.
-De acuerdo – Dijo Ruben - ¿Nos podrías contar un poco?
-Mi nombre es Jessica... Solo llámenme Jessica. Fui luchadora de la UFC durante varios años. Quizá muchos de aquí me conocen, quizá no, y no los culpo. Aunque si les dijera mi nombre profesional, lo harían. Me llaman en el octágono como Purple Jess.
Toda la comunidad de criminales empezó a hablar en voz baja. Nadie dijo nada, pues, todos sabían, o al menos, la mayoría entendía el motivo de que estuviera allí.
Unos años antes de que entrara allí, Purple Jess había sido participe de un envenenamiento a una participante, igualmente de la UFC. Esto fue planeado por parte de su mánager, quien le propuso eso para que no perdiera su puesto de invicta. Debido a la fuerza de su contrincante, propuso asesinarla, untando un químico al que ella era alérgica.
Con solo un golpe en la cara, su contrincante tuvo una reacción alérgica, haciendo que tuviera que detenerse la pelea. De esta forma, y con el sistema inmunitario algo destrozado por antiguas peleas y consumo frecuente de sustancias, la luchadora moriría. No obstante, se descubrió que la sustancia que la había matado no era natural ni pertenecía a ninguna parte del octágono, sino, de los guantes de Jessica.
Esto escandalizó al mundo del deporte, siendo una noticia que fue relevante por varios años. Aún se tiene en misterio cual fue esa sustancia, cosa que jamás se ha sabido.
-De acuerdo – Dijo Ruben – Puede tomar asiento.
-Gracias – Dijo Jessica, con cierto tono egocéntrico.
-De acuerdo – Dijo Ruben mirando la lista de nueva cuenta - ¿Se encuentra Edward Ross?
En el centro de los criminales, se levantó Edward, quien Grant, Ezra y Loren habían visto anteriormente.
-Soy yo.
-Bien Eddie ¿Te puedo decir Eddie?
-Soy Edward, por favor – Dijo Edward.
-De acuerdo. Cuéntanos un poco de ti.
-Mi nombre es Edward E. Ross. O también conocido como el Dr. Ross en la literatura. He publicado cuatro libros acerca de la mente y sus misterios. He sido participe de varios congresos y he hablado en varios seminarios sobre la inteligencia emocional, siguiendo los pasos de mi mentor literario Daniel Goleman.
- ¿Por qué estás en la cárcel?
-Utilicé a mis padres para un experimento de condicionamiento, tratando de entender como es que este puede incluso funcionar entre familiares, rompiendo el estigma de que la psicología no afecta su procedimiento si es con seres cercanos.
- ¿Y?
-Fracasé y fui llevado a prisión por mala Praxis, causando el suicidio de mi padre y detonando demencia en mi madre.
-De acuerdo... Puedes sentarte Edward.
Edward se sentó, mirando hacia arriba.
-Bien – Dijo Ruben – Como ultima persona ¿Se encuentra Loren Parr?
Lorena escuchó su nombre, sintiéndose nerviosa y no levantándose.
-Repito – Dijo Ruben más fuerte - ¿Se encuentra Loren Parr?
Loren no se quería levantar, pero fue motivada por Grant.
-Hazlo Loren – Dijo Grant – Nadie va juzgarte. Tranquila. Si pasa algo cualquier cosa, me encuentro aquí, junto a Ezra.
Loren perdió el miedo y no dijo nada, simplemente levantándose.
- ¿Tu eres Loren Parr? – Preguntó Ruben.
-Si – Dijo Loren con poco ruido en su voz.
-No te escucho – Dijo Ruben.
-Dice que si – Dijo Ezra – Tiene algo de complicaciones para hablar.
-No pasa nada – Dijo Ruben – Solo necesito que diga porqué está aquí.
Loren miró detenidamente a sus dos nuevos amigos, por decirlo así, miró a todos los reclusos y sintió nervios, con sus manos temblando y su piel sudando, dijo con voz alta su fechoría.
-Asesiné a mi novio – Dijo Loren con fuerza y rompiendo en llanto.
-Está bien – Dijo Ruben – Puede sentarte.
Loren seguía sin creer lo que había hecho, y no pudo sino cubrir su rostro con lagrimas cayendo a raudales por lo que había pasado tan solo un día o menos tiempo.
-Bien – Dijo Ruben – Parece ser que el ultimo de los reclusos no se encuentra, por lo que no hay necesidad de hablar de él. Por el momento es todo por parte de mí. Ahora pasarán a hablar con ustedes los doctores, miembros del instituto. El Dr. Jhon Eliot Field. la Dra. Sandy Wright, el Dr. Louis Chaput, la Dra. Lauren Cross y nuestro nuevo miembro, el neurólogo y psicoterapeuta, el Dr. Martin Wayne.
Entraron cada uno de los doctores para hablar con los reclusos, a continuación.
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