[ C a p í t u l o - (3 5) : V a g a b u n d e a n d o ]
Ezra, pese a todo, no era alguien realmente llamativo. No buscaba ser el centro de atención, o al menos quería algo más personal con las personas que conocía. Su cicatriz en el rostro no era un sinónimo de peleas y complicaciones más allá de lo convencional. Era alguien un poco más sencillo.
Loren pudo percatarse de ello cuando conoció más a fondo a Ezra. Durante las enseñanzas de la teoría socio-grupal del Dr. Eliot, sintió bastante calma al momento de hablar con Ezra. Todos, a excepción de William y Dhúl (Quienes no se encontraban allí), ya habían encontrado una pareja para hacer la práctica. Sobre Ezra, se podría decir que era sumamente confortable, ya que Loren tenía una conversación bastante tranquila, común y corriente, con el más peligroso, al menos en apariencia:
-Oye, ¿qué música te gusta? – Preguntó Ezra.
-Pues... yo suelo escuchar música de todos los tipos, aunque mi banda favorita es The neighbourhood.
- ¿En verdad? – Dijo feliz y sorprendido Ezra, a la par que con una forma algo arrastrada, relajada y similar a la de un hippie dijo "Increíble"
-Si... Aunque ya casi no escuché nada de ellos. Me gusta más escuchar de todo un poco. Mi novio me había hecho escuchar bandas más experimentales que hacen ruidos raros con cucharas o quien sabe que cosas – Dijo Loren riéndose un poco con Ezra.
-Con una licuadora y unos cables, ¿no? – Dijo Ezra levantando el pulgar, meneando la mano y haciendo reír a Loren.
-Bueno – Prosiguió Ezra – Igual no es que esté tan mal, ¿o sí?
-Si... eso creo – Dijo Loren riendo un poco.
-Por cierto, ¿cómo está tu novio ahora? – Dijo Ezra.
Loren se detuvo sin decir nada de nada. Estaba paralizada, aunque esto fue fácilmente notado por Ezra.
-Espero no haber dicho nada malo. Si no puedes responder, está bien – Dijo sonriendo y estando tranquilo.
-No. No está mal. Solo que... – Loren tuvo complicaciones al expresar sinceramente que ocurría, aunque logró sacarlo tras un periodo relativamente corto – Él está muerto.
-Oh – Ezra miró con compasión a Loren – Cuanto lo siento... ¿Se puede saber por qué?
-Yo lo maté – Loren dijo en seco, mientras cerraba los ojos, sintiendo que sería juzgada por alguien por haberlo dicho, pero Ezra fue más comprensivo, tomándola por los hombros y diciéndole:
-Es por eso que estás aquí. No se cual haya sido el motivo. Algo malo debió haber sido – Dijo Ezra - ¿Sabes Loren? Yo estoy aquí por algo parecido.
-Tu también cometiste asesinato, Ezra – Dijo Loren, con la intención de poder sentir mayor confianza, o no sentir culpabilidad.
-Si, por ello no debes de sentir pena conmigo. No voy a juzgarte – Tranquilizó Ezra a Loren con aquellas palabras – Descuida... No podemos juzgarnos al menos en esta condición.
Loren sintió como aquella vergüenza en su cabeza y en su cuerpo se desprendían y lentamente se hacía más abierta, más vivaz. Comenzó a tomar confianza con Ezra.
-Oye... No quiero ser indiscreta, ¿pero por qué estás aquí? Se que fue por asesinato, ¿pero por qué?
Ezra, a pesar de su semblante calmo, resintió en su cuerpo una sensación parecida a la de un disparo en el pecho. No era sencillo hablar de ello, y Loren lo pudo notar.
-En verdad lo siento Ez-
-Está bien... Puedo contarte, pero que no sea aquí.
Sin embargo, aquello alarmó un poco a Loren. No se trataba de algo grave en la connotación manifiesta. Lo latente era lo que se sentía temerario. Puesto a que todos allí cometieron crímenes, raro era aquello, incluso algo escabroso; Loren se repetía en su cabeza "¿Qué habrá hecho?" o "¿A quién mató?"
***
Lejos de las practicas grupales, en las lejanías del aula, entre pasillos oscuros, había dos personas que se encontraban hablando con tranquilidad en las penumbras.
- ¿Entonces por ello no quieres estar allí?
-No me malentiendas, Billy – Dijo Dhúl – No pienso dejarles a ellos, a todos esos mediocres pepenadores, que solo viven de migajas, algo tan valioso como mi existencia, aunque sea para una práctica.
- ¿Por qué razón no lo harías? – Preguntó William – No haces mal en ello.
-Solo no quiero... Es molesto lidiar con ellos.
-Eso lo sé... La gente es sumamente extraña, Dhúl.
-Bueno. No toda la gente es extraña... Por lo menos tu eres algo normal.
-Ich bin normal nicht, Dhúl – Expresó William – O al menos no me conoces lo suficiente.
-Pero no sería mala idea, ¿no lo piensas?
William se mostró algo abierto ante aquella incógnita. Dhúl, pese a todo, se mostró muy interesado; "Quizá demasiado, pero así debe de ser... Puede funcionar esto" Se expresó a si mismo en su cabeza William.
- ¿A que te refieres, Dhúl? – Fingiendo inocencia, William preguntó.
-Vamos Billy. Ambos sabemos que no pertenecemos aquí. Nadie podría imaginarnos, ni creer que hay algo más que algo "normal".
-No logro comprenderte, Dhúl.
-William... Eres alguien delicado en apariencia. Eres sumamente ridículo. Yo también, aunque sin ser delicado. Ambos miramos de forma fría el ambiente. Contemplamos como lentamente los demás caen en perdición. No creo que sea un inconveniente si ambos... no sé... nos unimos – Dhúl apoyó con fuerza su mano en la pared, a lado de la cabeza de William.
- "Creo que ya se por dónde va esto" – William pensó – "Igual no puedo suponer nada. Tal vez una caricia en la barbilla y masaje de cinco dedos en el pecho puedan servir; si funciona, definitivamente será un momento sumamente incomodo; en caso de que no, la incomodidad se la llevará él. Espero no tener que besar ahora"
-Creo que se a qué te refieres – William acarició la barbilla de Dhúl, mientras miraba con ternura y algo de sensualidad – No niegas nada de ti, al parecer... Eso es algo que yo respeto.
Comenzó a acariciar el pecho de Dhúl, usando sus manos enguantadas y sintiendo como el corazón de Dhúl palpitaba.
- "Al parecer acerté" – William imaginaba mientras seguía con el tanteo – "Ya me suponía aquel interés en... los hombres. Esa pinta de desagrado a mujeres en general y manías algo extrañas. Y creo que puedo ponerlo de nuestro lado. Se ve interesado"
- ¿Qué esperas, Billy? – Expresó sumamente agitado Dhúl.
-Ya acaricié tu bello mentón y tu pecho – Resaltó William – Te toca a ti hacer el resto. Si quieres algo de mí, deberás mostrarme que también puedes ofrecerme algo... de afecto.
Dhúl, sin tener control de sus impulsos, acercó con fuerza a William a si mismo y le plantó un beso. William también respondió con completa apertura a aquel beso. Dhúl, separando sus labios y su lengua de los de William, dejando un hilito de saliva tras ello, le dijo.
-Sabía de sobra que no eras como los demás...
-Tu tampoco... – William detuvo con un dedo los labios de Dhúl cuando iba a besarlo de nuevo.
- ¿Qué ocurre ahora, Billy? – Se cuestionó Dhúl.
-Este pasillo es muy oscuro pero inseguro... ¿Por qué no vamos mejor a tu celda?... ¿No te agrada la idea?...
- ¿Por qué no a la tuya?...
-La mía es un desastre... quizá algo de orden ayude a que pueda atenderte mejor – William soltó una pequeña risa después de ello.
-De acuerdo...
Tras ello, William y Dhúl, percatándose de que no hubiera nadie afuera o que los pudiera ver, salieron corriendo hacia la celda de Dhúl; la celda M – 603, que estaba en uno de los pisos más altos. Encerrándose, William y Dhúl dejaron con frialdad la abierta prisión, disfrazada de un programa de corrección conductual para criminales.
***
Diario 030
Fue sencillo convencerlo. Aún es incomodo creer que tuve que llegar hasta ese punto. Es ridículo siquiera creer que esto lo hago por la misma razón por la cual seduje a todos aquellos viejos colegas del colegio por venganza. Ahora tal parece que es por una alianza entre él y los que ahora podría considerar los míos.
Es algo extraño que tuviera que llegar a este punto, o al menos me hace sentir peor que prostituido. Que más daría yo por lograr una forma más convencional. El problema es que es con Dhúl. Como odio que trate a los demás como gente inferior. Ese marica no tiene derecho a siquiera hablar de ellos de esa forma.
Ahora solo puedo imaginarme torturando a ese maldito homosexual de mierda. Odio a la gente como él. Como sea, creo que seguirle el juego puede funcionar. Él es alguien sumamente salvaje al momento de fornicar, aunque no dejé que entrara. Maldito infeliz sucio y desagradable. Quizá morir por talibanes sea un destino más bienvenido que seguir con ese bastardo.
Aunque, por más quiera, hay veces que despiertas ante una realidad que no puedes cambiar. Necesito su ayuda si quiero... lograr lo que sea necesario. Pese a todo, me es útil en un todo.
Sobre los demás, el Dr. Eliot es alguien sumamente curioso, o al menos su forma de relacionarse con los demás es algo poco sutil; pareciese mofarse de nuestra condición de criminales, y con justa razón.
Paola, como es de costumbre, suele lamerles las bolas a los doctores. "No hables de que hay que escuchar" o "Shhhh, cállate" son sus frases que supuestamente aportan una compostura para hacer caso a aquellas criaturas que nos convierten en sus ratas. Se ríe con ellos como si fuera su igual; no es su igual, es una zorra fascista, desagradable.
Loren se muestra bastante cercana a Grant, mucho más de lo que me podía imaginar... ¡Estoy muy feliz por ellos! Honestamente ver algo de alegría y cercanía entre prisioneros me hace sentir esperanzas, aunque cortas, a la población. Aun así, los otros son una bola de imbéciles... como aprecio que sean así.
Hasta ahora, puedo decir que todo ha salido bien, a excepción de tener que masajearle la polla al marica de Dhúl.
...
Atte. Dolphin. W.
***
Caminando sin rumbo fijo, vagabundeando entre pasillos, Jessica se encontraba pensando mucho acerca de algo que le carcomía la cabeza. No se trataba de una duda existencial; capaz y solo era un simple dilema banal y efímero. Entre sus pensamientos se encontraba Lewis, quien había hablado con ella durante la sesión de parejas del Dr. Eliot.
Todo fue tan natural que parecía que estaba hablando no con un recluso que había conocido hacia poco; era como platicar con un viejo amigo de la infancia, que vívidamente tenía remembranzas venidas de otros tiempos. No hablaba de drogas, calles acumuladas y atascadas de gente y sobre todo, de momentos felices artificialmente. Solo contaba de pueblos abandonados, una familia algo errática y quizá la peor de sus experiencias como un viejo militar.
Fue bastante interesante esa interacción para ella, pues jamás sintió esa humanidad en otra persona, pues todos solo hablaban de un camino a seguir. Eran solo almas muertas vagando por una enorme metrópolis, así como ella ahora tenía solo la idea de caminar sin rumbo fijo.
-Hola – Detrás de ella, una voz algo distorsionada sonó. Y aunque Jessica tuviera la velocidad suficiente para reaccionar, no logró hacer nada. Tan rápido como lo intentó darse la vuelta, unas manos con fuerza sobrehumana la tomaron con bestialidad, a la par que algo cubría sus ojos y un objeto sumamente solido golpeó su nuca, haciéndola desvanecer.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro