[ C a p í t u l o - (1 8) : O f i c i a l e s ]
Todos los criminales se alejaron por completo del escándalo, no obstante, era inevitable gritarlo a todo pulmón y con furor, algo que unía a criminales de guerra, a criminales de enfermedades mentales o meros pandilleros; todos gritaron "¡PELEA! ¡PELEA! ¡PELEA!"
Paola y Jessica se reincorporaron para poder verse a la cara una con la otra. Ambas se encontraban histéricas y lentamente se estaban dejando llevar por sus impulsos. La muchedumbre exigía pelea, exigía un conflicto; exigía pan y circo, como siempre lo habían hecho.
Paola miró a los ojos a Jessica, quien cubría su mirada entre sus cabellos de su frente. Su cabello castaño decolorado, que daba la ilusión de ser rubio en su totalidad, hacía ver a Jessica como una mera niña malcriada y pretenciosa. Pomposa y vanidosa, no habían mejores palabras para definir al porte de arrogancia y malhumor de Jessica, quien lo que más quería evitar era algún problema con Paola.
Inmediatamente, Jessica se puso en posición de guardia cubriendo su rostro, para así, evitar cualquier tipo de ataque. Paola no se resistió, siendo completa esclava de su adrenalina; podrían incluso jurar que su semblante y ojos habían cambiado, pareciendo más a los de un guepardo que el de un ser humano. Corriendo ferozmente, lanzó todo su cuerpo hacia Jessica, quien pudo retenerla con sus brazos en posición de defensa.
Jessica, sin dejar de lado su bestialidad, tomó las fuerzas suficientes y logró quitarse de encima a Paola, quien se movió bruscamente al sentir la fuerza de Jessica; rápidamente Jessica tomó la misma agresividad contra Paola. No obstante, en vez de arremeter con una embestida, Jessica corrió a su costado, pero no como un humano normal; parecía ser que Jessica había roto la barrera del sonido, corriendo en un tiempo aproximado de 0.02 segundos a lado de Paola, quien recibió aquel impacto hacia ella con una cortada en su costilla.
La sangre emergente, seguida de la ruptura de su "musculosa" color negro, dejando expuesta sus costillas, no hizo sino impactar a Paola, quien comenzó a sentir su sudor cayendo lentamente de su frente; era como una lluvia caliente, deslizándose por su cabeza.
Jessica tenía una apariencia completamente inhumana, con la cual estaba impactando y dejando fría a Paola. Ella sabía que algo no estaba bien, sin embargo, se dijo a si misma las palabras que su padre, un viejo hombre de varias experiencias, le dijo a su hermano; "Si no tienes el valor de pelear contra el horror, no tienes derecho a ser un hombre"
Paola dejó de lado sus miedos, se acercó con ferocidad y de forma presurosa hacia Jessica, quien exhalaba con un ímpetu digno de una bestia salvaje. No tenía sentido alguno lo que estaba pasando. Era como tomar por las riendas a un chacal furioso.
Jessica miró directamente a los ojos a Paola, dejando notar dos esferas de color rojo. Los ojos inhumanos de Jessica le siguieron a un aumento de la musculatura de Jessica, la cual parecía estar a la par a la de Paola. Sus cuerpos eran idénticos, sin embargo, la humanidad era algo que tenía Paola; Jessica carecía de ella, al momento de tomar fuerzas e impulsarse hacia Paola.
Cuando ambas chocaron fue como ver a una fuerza imparable contra un objeto inamovible; Paola sentía miedo; Jessica tenía sed de algo indescriptible. Era una pelea de bestias las cuales jamás han tenido que ocultar sus impulsos. El temor había comenzado y los alaridos pidiendo a gritos sangre se hacían cada vez más marcados.
Siendo una pelea callejera, Jessica daba puñetazos en el estómago a Paola, mientras intentaba tomarla por el cabello y estrellar su cabeza contra el suelo; era una búsqueda por ver a quien dejar caer o a quien tirar; no habían reglas, no habían lineamientos, únicamente un caótico enfrentamiento entre el humano y la bestia; Paola era el humano.
Jessica ya no pronunciaba palabra alguna, sino que manifestaba ruidos extraños de sus canticos personales; no eran rugidos de un humano; eran de murciélago pero más fuertes. Sus dientes filosos, similares a los de un oso, con esos enormes colmillos en el maxilar superior, causaban impacto. La piel pálida de Jessica, los ojos rojos, las orejas afiladas y su nariz respingada no hacían sino intimidar a quien se le acercara. Paola no tenía ninguna oportunidad. No obstante, la victoria fue para Paola cuando sonaron los altavoces de la academia.
- ¡Alerta de pelea! ¡Alerta de pelea! ¡Alerta de pelea!
Paola y Jessica siguieron su pelea, puñetazos en el rostro, en las costillas, patadas en el estómago, el rostro y sangre brotando por todas partes, pero todos los convictos se alejaban a medida que el anuncio de las bocinas se hacía más y más estridente. No había nada que hacer allí y todos tenían el ferviente deseo de escapar para librarse de problemas. Lorena y su grupo se alejaron de allí, no sin antes advertirle a Paola:
-Dejala Paola – Gritó Grant.
-No... ¡No! – Dijo Paola con problemas de hablar, pues su respiración se agitaba con la ferocidad de Jessica - ¡No dejaré que esa zorra se le ocurra ganar!
-Pero están dando una advertencia.
- ¡Que no!
-Déjala Grant – Dijo Loren, quien se había acercado a ellos tras recibir una paliza por Jessica y ser defendida por Paola.
-Lorena – Grant se dio cuenta de que Lorena tenía el rostro lleno de sangre y con varios moretones - ¿Qué demonios te pasó?
-Eso no importa – Dijo Loren alejando a su grupo.
-Parece ser que esta es mi oportunidad... Ustedes sigan sin mi – Dijo William alejándose del grupo.
Todos ellos no le prestaron atención en lo más mínimo, a excepción de Grant, quien lo siguió en su caminata sin que este se diera cuenta. William siguió corriendo de forma apresurada hacia los demás cuartos, mientras Grant lo seguía. Este mismo había notado a los oficiales, los cuales anteriormente habían llevado a William la gran estancia tras haber robado un parquecillo.
No había nada bien en esos oficiales. Eran repulsivos a la vista y su presencia no era precisamente la mejor. Sus ojos tenían un numero mayor de venas en ellos, que los hacían parecer casi rojos. La incomodidad que trasmitían era anómala; definitivamente no eran humanos.
Gran siguió el paso de William, quien se había alejado mientras él analizaba a los policías. Grant siguió corriendo detrás de William, sin importarle lo que ocurriera atrás de él; sin importarle Loren.
A la par, los policías llegaron al centro de la gran estancia, buscando separar a Paola de Jessica; ambas bestias de cuerpo y alma, seguían peleando por objetivos y significancias frívolas. Sus motivos, lejos de cualquier asidero, se encontraban parados.
Estos mismos oficiales sacaron de sus muñecas dos varas de metal, las cuales tenían un botón en el centro de la misma; esta vara era de acero inoxidable y tenía un mango de hule. Cuando los oficiales presionaron el botón en el centro, pequeños rayos eléctricos emergieron de la punta de las varas de metal. Rápidamente los oficiales fueron hacia Paola y Jessica, tomando con fuerza sus varas y golpeando con brutalidad a las dos; Paola, al ser humana, sintió la electricidad con mayor intensidad; Jessica, al no ser algo de este mundo, no fue tan fácil alejarla.
Jessica producía alaridos idénticos al monstruo Nosferatu de los años veinte; no eran tan convincentes, pero eran escabrosos. Uno de los oficiales retuvo a Paola con uno de sus pies, mientras que otros tres intentaban detener a Jessica, quien con fuerza los lanzaba a las paredes; eran pequeños costales de ropa para Jessica.
De repente, Jessica sintió un golpe fuerte en la espalda, el cual causó que ella se derrumbara en el suelo. Este provino de una policía del instituto, la cual parecía ser la más humana allí presente; vestía con el uniforme promedio, siendo una camisa negra, pantalones negros, un chaleco rojizo con "LYNX" en la espalda, guantes negros y botas de policía. Esta misma y gritando, le dijo a Jessica:
- ¡Al suelo! ¡Criatura iracunda!
La policía tenía ojos vivos y feroces, cabello oscuro y amarrado, era de tes morena, ojos avellana, tenía perforaciones en los labios y en la ceja derecha, delineado de color negro y su placa de oficial decía "Coryn Walsh"; la forma de hablar delataba, junto a su apellido, que era irlandesa.
Esta policía tenía un carácter fuerte, aunque con una ferviente determinación y respeto a la autoridad y a los oficiales, quienes lograron levantarse después de ser usados como muñecas de trapo; todos ellos, adoloridos, no pronunciaron palabra alguna; a la par que ellos se levantaban, parecían ser que no reconocían donde estaban. Todos ellos se veían desconocidos y algo asustados.
-Carajo – Dijo Coryn – Parece ser que dejó de funcionar el chip. Creo que tengo una base de respaldo del virus.
Coryn, bajando su manga derecha, dejó expuesto un brazalete, el cual tenían tres botones, uno rojo y dos negros, tres interruptores y un medidor de frecuencias. Este mismo tenía varias leyendas; en los botones, se encontraban el nivel alto, que era el botón rojo y el nivel medio, junto al bajo, que eran los botones negros; los interruptores tenían las leyendas de "V-Y", "Repuesto 1" y "Repuesto 1A"; el medidor de frecuencia, en línea recta, que tenía su brazalete, decía "Frecuencia neuronal".
-Espero que este repuesto sea funcional para ellos – Coryn presionó el botón negro de nivel bajo, activó el interruptor "Repuesto 1"y revisó el medidor de frecuencia neuronal.
Posterior a ello, los policías tuvieron mas control de su cuerpo, actuando como personas normales y moviéndose con el control esencial de sus extremidades. Coryn hizo que los oficiales se retiraran de la gran estancia. Paola pudo levantarse, mientras que Jessica, volviendo a una forma más humana, con su tez normal y su figura algo musculada, logró recuperar su conciencia. Coryn, sin mencionar nada, las ayudó a las dos.
Jessica intentó hablar con la oficial, quien, con una señal de un dedo, le pidió que no dijera nada; Jessica guardó silencio en seco, a la par que Paola cruzaba los brazos.
-Será mejor que tengan una buena excusa sobre lo que ocurrió aquí – Dijo Coryn, con una voz suave, aunque con fuerza.
Jessica miró seriamente a Paola.
-No hay nada que tenga que explicar – Dijo Jessica.
-Yo tengo algo en mi defensa – Dijo Paola.
-No, no lo tienes.
-Lo tengo, Jessica.
- ¡Loren ya no está aquí! – Gritó Jessica.
-Será mejor que las dos se calmen – Dijo Coryn – Quiero que cada una de ustedes me diga que demonios fue lo que ocurrió.
-De acuerdo – Dijo Paola.
-Yo me largo – Dijo Jessica, caminando de regreso a las celdas.
-No – Dijo Coryn, sacando una pistola pequeña – No lo creo.
Con un disparo, un dardo paralizante, tras un estruendo pequeño, logró congelar a Jessica, quien comenzó a marearse y repentinamente se cayó al suelo, dejando de ser consciente de lo que estaba pasando a su alrededor. Paola no quería entrometerse, por lo que no hizo ningún comentario, simplemente viendo con cierta gracia a Jessica.
-Bien, señorita Santis – Dijo la oficial – Necesitaré su testimonio imparcial de las cosas... Acompáñeme a mi despacho.
***
- ¿Cómo estás Loren? – Preguntó Grant, viendo las marcas en el rostro que Jessica le había dejado.
-Estoy bien Grant – Dijo Loren, tocando su nariz, sintiendo un dolor punzante – Pero creo que necesitaré algo frio o algo para desinflamar.
-Lamento recordarte que estamos en una cárcel, Loren – Dijo Grant.
-Entonces toma un cadáver de rata... Debe estar helado – Loren comenzó a reírse un poco; Grant también comenzó a reír; eso sorprendió a Loren.
- ¿Qué es eso?
- ¿Qué cosa?
- ¿Esa risa? – Loren miró detenidamente a Grant - ¿Por qué te dio risa el chiste?
-Bueno... tú te reíste y a mi me dio risa, así que dije, ¿por qué no?
-Lo sé, pero no es algo gracioso que te pida una rata muerta.
-Bueno, en realidad no...
-Anda – Dijo Loren - ¿Por qué te dio risa?
Grant miró también a Loren con un poco de nerviosismo, aunque más era con vacuidad.
-Me dio risa tu risa.
Loren miró confundida a Grant.
- ¿Qué? – Preguntó Loren.
-Tu risa es muy contagiosa, Loren.
-Pero solo fue una pequeña risa.
-Si... pero también... me gusta tu sonrisa...
- ¿Qué? – Loren se sonrojó un poco por lo que dijo Grant.
De la nada, en la habitación de Loren, donde se encontraban ellos, alguien irrumpió en la entrada; era Edward.
-Oh... – Dijo Edward al notar que estaban juntos – Disculpen por interrumpirlos.
-No te disculpes, Edward – Dijo Grant, con esa misma mirada de niño bueno que tenía, a pesar de su apariencia.
-N-n-no te preocupes Eddy – Dijo Loren.
- ¿Eddy? – Edward se mostró curioso – Hmm... Está bien. Solo quería avisarles que Paola se encuentra en retención, por lo menos en dos días; Jessica por fortuna pasará dos semanas.
- ¿En serio? – Loren se mostró entusiasmada.
-Lo más seguro... Eso escuché por parte de William.
-Por cierto ¿Dónde está? – Preguntó Grant – Intenté seguirle el paso, pero lo perdí entre toda la confusión y la aparición de los oficiales.
-Me lo encontré en el sanitario. Estaba haciendo algunos apuntes en su libreta y ocultando algo en sus calcetines.
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