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[ C a p í t u l o - (1 7) : P a o l a - e x p l o t a ]


Tras lo ocurrido en la gran estancia, Loren pudo sentirse más tranquila tras las palabras de William; en realidad no hizo mucho, solo le ayudó a dirigir su atención a las cosas y cual era la prioridad o que debía de hacer antes que lo demás. Fue como una terapia psicológica para ella, aunque fuese por alguien sin profesionalismo.

Toda esa guía le hizo entender que no debía preocuparse mucho, o tal vez, poco a poco debía asimilarlo; no le dijo que lo hiciera rápido, sino que con su tiempo. Era poco normal que alguien le dijera que hiciera las cosas a su tiempo; era obligada por todo el mundo a apresurarse, a cubrir todo, las necesidades de todos, sin que ella lo preguntase; era una falta de educación no hacerlo. Al momento de hacerlo, de ser precisa, rápida y hacer las cosas como debían ser, nadie le agradecía; era su obligación, al final de cuentas.

Sentir esa calma con lo que le dijo William era algo particularmente nuevo; si bien no es un profesional de las ciencias de la salud, se sintió en paz. Loren ya no quiso pensar en ello y se dispuso a solamente caminar por la academia, despejando su mente de cualquier pensamiento. Entre los pasillos, cuando doblaba en una esquina para dirigirse de regreso a la estancia principal, una mano la detuvo en el pecho, seguido de un puñetazo que la dejó en el suelo.

La sangre de Loren comenzó a emerger mientras levantaba la mirada hacia donde había recibido el puñetazo; pudo ver que, como era de esperarse, Jessica la esperaba desde la esquina.

- ¿Qué quieres? – Dijo Loren cubriendo su nariz y conservando un tono de calma al hablar.

-Solo quiero hablar contigo – Jessica escupió en la pared – No te ves relativamente bien... No creo que nadie lo haga después de que una mujer con complejo de gurú te corte la mejilla.

Jessica comenzó a reírse de Loren, mientras le extendía la mano para ayudarle a levantarse; Loren rechazó la mano de Jessica, golpeándola con la suya.

- ¡Oh! Que dignidad la tuya – La carcajada de Jessica fue más fuerte que la anterior – Pareces de otro planeta, si me lo permites. No es raro en ti actuar como si creyeras que aquí hay reglas o principios. Yo en tu lugar hubiera aceptado esa ayuda, porque nadie lo haría.

- ¿Qué ganaría yo con eso? – Loren comenzó a levantarse.

-Posiblemente una ayuda.

-Pero pierdo mi dignidad.

- ¡HA! Aquí no existe la dignidad.

- ¿Cómo puedes decir eso?

-No existe tal cosa aquí, ni tampoco en el mundo de afuera. Lo único que hay es; o lo tomas, o lo pierdes. Y sabes de sobra que la mejor opción para todo es tomarlo. Perderlo solo te traería problemas.

-Prefiero perder cualquier cosa antes de tomar la mano de una ramera para hacer lo que yo fácilmente puedo.

-Jum – Jessica se estaba mostrando irritada, aunque conservando su risa – Me temo que no puedes ni sabrás como llevar el mundo que tienes sobre tus hombros.

- ¿Qué me estás diciendo?

-Quiero decir... No pareces alguien que hubiera sufrido mucho, como juras o perjuras con tu actuación tan escandalosa en la gran estancia ¡Oh, mírenme! ¡Soy Loren! ¡He sufrido más que el resto y a nadie le importa! ¡Se que a nadie le importa, pero quiero llamar la atención! ¿No serás nunca capaz de entenderlo?

-Entender... ¿Qué cosa?

-Lo que digo es que quiero verte cargar con el peso de ver como el mundo que era se vuelve más extraño, sin tener compasión y aplastando como una avalancha a todo el que se le interponga. Apatía, inconsciencia. Muerte de todo; amor, pasión, sueños. Lo único que digo es que jamás has tenido las carencias que todos aquí hemos tenido que pasar, hemos tenido que sufrir, hemos tenido que vivir. Eres una mujer privilegiada por todo el mundo y por todo. La única cosa que te mantiene en la tierra, con los pies en el suelo... es esta cárcel.

- ¿Crees que no he sufrido? Toda mi vida he sido objeto de burla, me han golpeado, vapuleado, abandonado y he sido el saco de boxeo de todos, incluso de ti, sucia puta barriobajera – Loren comenzó a encolerizarse - ¡Si quieres verme en el suelo para por fin ser convencida que no he tenido una vida fácil, si quieres verme lamentándome en el suelo, tendrás que ser mejor que eso!

-No me levantes la voz, mocosa malcriada – Jessica se acercó a Loren, preparando sus puños para golpearla – Ofréceme más respeto.

-Respeto es lo poco que puedo dar... Y tu no lo mereces – Loren hizo ruidos extraños con la garganta, como si estuviera a punto de vomitar, pero se detuvo cuando pudo controlarlo, levantó la mirada hacia el techo y miró de nueva cuenta a Jessica, solo para escupirle en el rostro a Jessica; algunos restos de comida había en el escupitajo de Loren; esta misma se limpió los labios cuando lo hizo.

-Ahora estás muerta – Jessica se limpió la saliva del rostro y preparó con más ferocidad sus puños para correr hacia Loren y golpearla.

Loren se dio cuenta de esto y no hizo nada mejor que ponerse en una posición de defensa; cubrió su rostro con sus brazos, para que Jessica no le diera directamente en el rostro. Loren se dio cuenta que Jessica estaba realmente furiosa, tal y como la vio al momento que le había golpeado en la garganta en la noche anterior.

Loren sintió el primer puñetazo de Jessica en sus brazos; era demasiado fuerte para Loren, pero no la detuvo. De inmediato, Loren, extendiendo sus brazos, abrazó a Jessica y corrió con ella abrazada de frente para chocar contra uno de los muros; Jessica no sintió nada, pero Loren solo quería retenerla.

Loren tomó por los hombros a Jessica, quien estaba casi de su estatura y con rapidez, poniendo su rodilla izquierda en la entrepierna de Jessica, para detenerla, Loren arremetió hacia Jessica con un cabezazo en la nariz de Jessica. Esta comenzó a sangrar, causando que Jessica perdiera el control de su cuerpo e intentase cubrir su rostro.

Loren aprovechó esta oportunidad para golpear con fuerza en el estomago de Jessica, con sus puños. No había fuerza allí, era mero odio y desesperación. El abdomen duro de Jessica era como una pared de concreto para Loren, sin embargo, todos tienen su punto débil. Loren siguió golpeando hasta llegar a un punto donde su único recurso era comenzar a rasguñar la piel de Jessica.

Siguiendo con ello, Loren comenzó a rascar con fuerza la piel de Jessica, causando sangrado y que Jessica quitara sus manos de su rostro, el cual estaba cubierto de sangre y así pudiera cubrir su estómago. Loren tomó ventaja de eso y dio un fuerte golpe en el centro del rostro de Jessica, a la par que golpeaba con su otro puño la mandíbula de Jessica.

La gota que derramó el vaso fue que Loren terminó su castigo con un puñetazo hacia la quijada; esto no solo hizo que Jessica se mordiera su lengua, sino que la desconcentró por completo.

Jessica no podía más, por lo que, con fuerza, lanzó todo su peso contra Loren, chocando en la pared con ella de frente; Loren no fue tan fuerte como Jessica y sintió el golpe como un latigazo en su espalda. No pudo siquiera moverse de lo duro que fue el golpe; allí, Jessica comenzó a divertirse.

Primero le dio un puñetazo en su rostro para desorientar a Loren, posterior a ello, y cuando Loren cubrió su rostro, soltó otro puñetazo en el estomago de Loren, causando que ella perdiera el aire y se agachara, para así, recibirla con un rodillazo en la nariz, con fuerza y precisión, que Jessica le dio a Loren.

Ya en el suelo, ahogándose con su sangre, Loren vio como Jessica se ponía encima de ella, solo para ponerse en guardia.

-Es hora de que entiendas tu lugar – Jessica comenzó a golpear consecutivamente a Loren, de lado a lado, siempre en el rostro, salpicando de sangre sus puños y la ropa de Loren. Después, las paredes parecían escenas del crimen con la sangre en ellas. Todo estaba devastado para Loren, quien no podía defenderse.

De repente, una mano se postró en la espalda de Jessica, lo cual llamó su atención, posterior a su frenesí de sangre. Al darse cuenta, vio a la italiana detrás de ella, con una mirada que reflejaba furia pura. Quería levantarse, pero el brazo de Paola era demasiado fuerte para poder moverse. Paola tomó por el cuello a Jessica y la levantó frente a ella.

Jessica intentó moverse mientras Paola la tenía inmovilizada.

-Su-su-suéltame – Dijo Jessica – Suéltame maldita cerda italiana.

-Deja... a Loren... En paz – Dijo Paola entre pausas con una voz gruesa y con mucho odio resguardado.

-No lo haré – Dijo Jessica, forcejando con la mano de Paola – Esta puta...

-Esta puta es mi amiga ahora... Así que déjala o yo me haré cargo de que no vuelvas a caminar en tu vida – Paola acercó a Jessica a ella. La mirada de Paola llenó de nerviosismo a Jessica, era como ver al diablo en persona - ¿Te quedó claro?

Esa extraña mirada le causó miedo, y además, una curiosidad a Jessica, quien asintió con la cabeza a la pregunta de Paola. Al instante, Paola soltó a Jessica, causando que se cayera y tardara bastante en reincorporarse. Luego de mucho trabajo para recuperar el aire y de estar de pie, Jessica le dijo a Paola:

-Veo que vienes de la guerra – Paola se estremeció al escuchar eso – Esa mirada de las mil yardas no es común en una mujer. Eso solo los hombres lo pueden hacer, o tal vez tú, marimacha, se le ocurrió ir al campo de guerra, porque en tu familia, tal vez... no había verdaderos hombres.

Paola perdió por completo la calma y corrió hacia Jessica, tomándola por los brazos y golpeando su cuerpo de pared en pared, como si se tratase de una pelota metálica del pinball, recibiendo golpes de las pestañas y chocando con las brillosas esferas de los premios. El golpe emocional que había dado Jessica hacia Paola fue totalmente desagradable para ella.

Rápidamente, tras esos golpes, y tras intentar librarse, Jessica y Paola cayeron en la gran estancia; todos se alejaron tras ver como los sillones y las mesas salían casi volando tras el aparatoso tropiezo de ellas dos.

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