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[ C a p í t u l o - (1 2) : M a d r u g a d a ]

Posterior a la presentación de los tres primeros foros de discusión, todos fueron hacia sus propias habitaciones. Cada una de ellas con su matricula escrita. Muchos de los criminales se les veía bastante amables y tranquilos por las primeras presentaciones de los doctores. Era muy raro, para cualquiera, mirar hacia atrás y pensar que los que ahora vagaban pacíficamente de regreso a sus habitaciones para dormir, fueron antes criminales, delincuentes y la escoria mas grande de la sociedad.

Todo eso y más pasaba por la cabeza de Loren, quien se preguntaba que era lo que había ocurrido ¿Por qué todos los criminales se han empezado a comportar como si todo estuviera bien? ¿Han olvidado sus errores? Toda esa caterva de ejemplos, no le hacía sino dudar a Loren sobre la naturaleza de todos esos criminales.

Despidiéndose de Lewis, Grant, Ezra, Edward, pudo irse a dormir tranquila hacia su habitación; Paola se encontraba hablando con su primer grupo, repleto de chicos y hombres maliciosos.

Loren entró a su habitación con la intensión de poder dormir un poco. No lo había hecho desde que había entrado en la academia. No se sentía realmente tranquila. Todos los pensamientos pasivos se desvanecían a medida que pasaban los días; al menos, después de los primeros días y de los foros de discusión, ahora su mente verdaderamente se sentía en paz.

Los amigos que había hecho antes y los que hizo en la academia no eran iguales. Estos nuevos amigos se sienten un poco cálidos. Todos ellos son genuinos, graciosos y un tanto extravagantes. Era una mezcla sin sentido pero que causaba calma y compañía, al menos a ella.

Tocando su cama con su cuerpo y reposando su cabeza en una almohada, más incomoda que cualquier otra cosa, se dejó llevar por su sueño. Un sueño más pesado que cualquiera que haya tenido, aunque con una carga diferente.

***

Entre su descanso, tuvo un sueño un poco nostálgico. Recuerda vagamente cuando su madre la había tenido. Ella había tenido problemas con sus extremidades cuando nació. Su sueño reflejaba ese miedo constante que tenían sus padres por lo que ella pudiera sufrir.

Lo que le siguió a esa pequeña visión de una escena de una cesaría en un hospital fue algo un poco más personal para ella. Fue una experiencia que recuerda con lucidez y le causa temor al pensar en ella. La mezcolanza de sueños le hizo sentir mareos dentro de ellos; no evolucionó a vomito.

Loren vio algo que le hizo sentir nostalgia, y a la par, le recordó viejas cicatrices y golpes que había curado. Un salón de clases, solo, sin ninguna autoridad presente, un grupo de niños y niñas, todos juntos como manifestantes o libertadores, tomando por sus propias manos a una persona, la cual pateaban, golpeaban y le escupían a una persona.

Cuanto el colectivo se alejó, allí estaba, con su cabello castaño, su ropa oscura y mangas largas, junto a un cuello de tortuga, una pequeña chica, tan indefensa, tan débil y desesperanzada; era ella. Dentro del salón, sin que lo dijera nadie, y cerrándose la puerta, el cuarto vibrando, gritaba desesperado las palabras "Que se callen", "Que se mueran", "Que me muera", "No más" y muchas palabras sin sentido ni fáciles de entender. Loren pudo verse allí, sentirse allí y doler todo en ese mismo instante.

Otro recuerdo le atormentó en toda esta mezcla de sueños sin sentido. Los sueños sin sentido y de todo sentido son quizá los más peligrosos y los mas reales para entender a una persona. Los sueños de Loren tenían una mezcla extraña entre rareza, melancolía, represión y mucha, mucha frustración reprimida.

En su ultimo intento desesperado por olvidarlo todo, Loren no pudo evitar ver una tumba, varias tumbas, diversos epitafios con palabras ilegibles, sin razón para ser leídas o vistas, siquiera recordadas. Lo estupefacto de todo ello era ver como era que estas tumbas se movían lentamente hacia Loren, como una manada de lobos hambrientos, los cuales gritaban a toda costa ser librados, pedían libertad, esperanza, amor, comida, tesoro, luz y salud. Pedían lo que jamás debió ser negado ni ser un privilegio; ahora todo eso es eso, un privilegio...

***

Lorena despertó confundida, sin una identificación o buena percepción de la realidad, como a veces o siempre tenía de las cosas. A su lado izquierdo de la cama, que era una pared, pudo verla, siendo abrazada por el brillo de la pequeña ventanilla de su habitación que le permitía mostrar y relucir la pálida luz de la luna. El lado derecho, que era donde podía salir de la cama, se vio tan alto desde donde lo veía, que le causó mareos y no pudo evitar vomitar.

Quizá fue eso, quizá fueron los sueños, sin embargo, no se sentía bien; en lo más mínimo.

De la nada, una risa emergió de las tinieblas de su habitación.

-No me digas que eres alguien que siente lo repulsivo con facilidad y sientes que tu cuerpo quiere vomitar – Reía y decía con burla Jessica, quien no quería más que dejar ver su cuerpo en la oscuridad; su rostro se recubría en las penumbras.

Su cuerpo marcado, tenía puesto un atuendo de luchadora callejera, con un pantalón deportivo, una playera corta que deja ver el abdomen de Jessica, quien vestía con un par de botas negras de militar.

- ¿Qué quieres? – Dijo algo asustada Loren.

-Nada. En realidad, mucho pero no importa.

- ¿Cómo entraste aquí?

-No fuiste muy lista. No cerraste bien tu puerta. La dejaste un poco abierta para dejar entrar... ¿el aire quizá?

Jessica comenzó a reirse de forma retorica para darle más peso a sus frases.

-Sea lo que sea a lo que hayas venido, te pido que me dejes dormir.

- ¿Por qué tan conflictiva, Loren?

-No quiero peleas ya contigo. Quizá no pude defenderme cuando me manoseaste. Pero no me quieres ver molesta.

- ¿En serio?

-No... de verdad... No me quieres ver molesta.

-Hmm – Jessica comenzó a frotar su mentón con sus dedos.

De la nada, Jessica quitó la sabana que cubría a Loren, tirándola al suelo y empujándola hacia atrás de ella. Loren no podía cubrirse del frio atroz que tenía su cuarto, más bien celda, si ella no le daba su manta.

- ¡¿Qué carajos haces?! – Gritó Loren, sin ser muy fuerte su tono, pues era de noche.

-Si quieres tu manta de regreso, tendrás que quitármela.

Loren miró detenidamente a Jessica, quien se mostraba de una forma burlona hacia ella, como si se tratase de una niña que nunca había recibido ninguna reprimenda por parte de un padre machista o una madre despechada. Era ver a una completa falta de autoridad frente a sus ojos. No quería peleas, pero parecía que ella lo pedía a gritos.

-Dame mi manta – Dijo Loren mientras se reincorporaba después de levantarse completamente de la cama.

- ¡Oh ho ho ho ho! – Dijo Jessica riendo, a la par que se burlaba de Loren, haciendo un tono más agudo de su voz – "Dame mi manta Jessi, no puedo dormir sin ella, me orino encima, blah blah blah bl..."

Jessica fue interrumpida por un puñetazo de Loren, el cual había sido dado en el centro de su rostro. El golpe fue tan inesperado para Jessica que, de no ser por la pared, ella hubiera caído en el suelo. Loren, al instante que Jessica dejó de tener control sobre ella, tomó la manta de suelo y se burló, en silencio, de Jessica, tomando su manta y regresándola a su cama.

De inmediato Jessica tomó a Loren de su camisa y la acercó hacia ella.

- ¡¿Quién te crees que eres, maldita puta?! – Gritó Jessica con furia.

-Solo quería mi manta – Dijo Loren con su ceño fruncido, pero con calma.

- ¡Estúpida ramera! ¡¿Con que derecho te atreves a golpearme?! – La nariz de Jessica comenzó a sangrar, cuando reprendía a Loren por lo que había hecho - ¡¿Crees que esto se quedará así?!

Jessica tuvo el impulso de conectar un puñetazo en la mandíbula de Loren, no obstante ella fue más rápida y con todo su cuerpo, empujó a Jessica hacia la pared, haciendo que el puñetazo terminara conectando con su estómago; Loren sintió demasiado dolor, que comenzó a salivar para evitar gritar; gimió de dolor un poco, sin ser muy explicita.

- ¿Crees que puedes vencerme, zorra? – Dijo Jessica retomando ese tono de burla y porte gamberro hacia Loren.

-No te atrevas a decirme zorra, zorra – Dijo Loren entre dientes, manteniendo a Jessica contra la pared.

De inmediato, Loren intentó golpearla en el estómago, siendo detenido su puño con la rodilla de Jessica, quien extendió después su pierna para apartar a Loren de ella. Loren había chocado con su cama, causando que se golpeara en su tobillo con uno de los soportes de la misma.

Jessica escupió un poco de saliva, mientras se limpiaba la sangre y se puso en posición de pelea, para golpear a Loren. Loren solo podía ver la desesperación oculta de Jessica, quien no paraba de molestarla por pequeñeces.

-Esto es porque no deje que me violaras, ¿verdad? – Dijo Loren, con la respiración alterada y con los nervios de punta, aunque furiosa en realidad.

-Cállate – Dijo Jessica con la voz sombría y ronca.

- ¿Qué te pasa? – Dijo Loren mientras remangaba su platera, mostrando su estomago como si fuera una pelea de bestias salvajes - ¿No quieres violarme ahora?

-Cállate...

-Ahora que me tienes aquí... ¿No deseas tocar mis pechos? ¿Saborear mi carne? ¿Tocar mi vagina? – Decía con furia emergente Loren.

-Cierra la boca – Jessica se estaba agotando.

-Vamos – Dijo Loren acomodando su ropa – No eres capaz de dar el siguiente paso. Solo eres un pequeño fracaso entre muchos.

- ¡Cierra la boca! – Gritó Jessica, eufórica, dando toda su fuerza y velocidad con un puñetazo que se dirigió hacia Loren. Loren se dejó golpear en el rostro, pero eso no la detuvo. Se acercó con fuerza y rapidez hacia Jessica, tomándola de la cintura con ambos brazos, agachándose y consecutivamente, levantándola en el aire, para finalmente estrellarla hacia el suelo.

Jessica no pudo sino escupir involuntariamente un poco de sangre ante el golpe.

Loren se postró encima de ella y sostuvo sus puños con sus rodillas.

-He recibido palizas toda mi vida – Dijo Loren, dándole un puñetazo en la cara a Jessica – No pienso dejar que una zorra como tú, una ramera, una basura, un trozo de desperdicio humano se le ocurra ponerme una mano encima.

Loren le dio una cachetada a Jessica.

-Fui objeto de burla y palizas por un obeso que ahora tiene muerte cerebral por tanta grasa en su cabeza ¿En serio crees que tu harás la diferencia conmigo? ¡Por favor, Jessica! ¡Soy mejor que eso!

Con el tercer golpe, directo en la garganta, Loren dijo a Jessica.

-Tu no eres nadie – Dijo Loren furiosa.

Frenéticamente, Loren fue levantada de golpe por Jessica, quien se alejó de ella y se levantó, solo para cubrirse el rostro. Loren no entendía que había pasado, porque el golpe fue en la garganta, no en el rostro. Rápidamente entendió lo que pasaba.

La piel de Jessica comenzaba a aclararse, hasta tomar el tono de la tiza. Sus manos con guantes de dedos cortados exhibían uñas puntiagudas, su respiración de Jessica era la de una bestia infernal, sus ojos brillaban de color rojo en la oscuridad, sus orejas se hacían puntiagudas y su boca producía mucha saliva.

-Loren – Dijo Jessica – Si abres la puerta en este instante, prometeré no asesinarte.

Loren hizo caso, independientemente de lo que pensara de Jessica. Abrió la puerta y Jessica salió disparada de la habitación, dejando una estela roja detrás de ella. Solo Loren podía verla. Cuando Jessica dejó el cuarto, las luces de fuera fueron nulas para poder ver hacia donde se había ido.

Loren no entendía que había pasado y decidió no pensar en ello y solo se limitó a cerrar bien su habitación, con llave y dejarse llevar por el resto de la noche en un sueño más tranquilo; sonreía por haber podido golpear a Jessica en la cara.

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