[ C a p í t u l o - (1 1) : D r. - E l i o t ]
Notas de Loren.
Fue extraña la clase anterior. Tuve una libreta en mis manos y pude anotar cada uno de los detalles ocurridos, aunque solo fueran palabras claves y sin sentido alguno; eran más garabatos que algo más. El primer detalle que puedo dejar para la posteridad fue como el Dr. Louis intentó matar a William, o lo quiso amedrentar con la pistola, poniendo la boquilla en la cabeza.
Si yo hubiera estado en su lugar, me hubiera asustado con como ellos actuaban; eran un par de dementes. Era ridículo para ambos o para todos allí. Inclusive Grant me preguntó "¿Por qué ellos actúan así?" No era alguna búsqueda de respuestas, sino una pregunta para tratar de reírnos o simplemente buscarle el sin sentido.
Tenía miedo, tenía asombro, quería reír y muchas más emociones...
Es curioso... Como es posible que algo así en un lugar como este... No sé... Me hace sentir bien, me hace sentir viva. Me gusta o tal vez no... Quien podría saberlo solo sería yo misma.
Pero no sé nada.
No sé nada.
O al menos... No se nada de este lugar ni de cómo funciona este mundo.
Me rio de algo así. Pero quizá ellos estaban asustados en el fondo, sin revelarlo.
Creo que por esa razón jamás me han gustado los libros, en general, ningún tipo de historia narrada.
Los personajes, las situaciones y las personas jamás dejarán salir nada de lo que sienten en su totalidad. Es imposible decir que una persona no tenía planeado algo si el narrador no lo cuenta, porque puede que el mismo narrador no sepa como el personaje actúa.
Ni nosotros mismos, siendo escritores y lectores de nuestra vida, sabemos que es lo que hacemos y si está bien. Si tenemos algún mañana o todo es solo un dialogo entre dialogo.
¿Por qué no dicen que hacen? ¿Por qué no hablan? ¿Por qué de ciertos comportamientos? Porque somos raros. Muy raros.
Nadie es capaz de entender a nadie.
Pero divago mucho en una sola idea.
Después de aquel instante o esa pequeña pelea, entre William y el Dr. Louis, el salón continuó escuchando la platica del Dr. Louis. Yo solamente podía dibujar pequeños garabatos en mi libreta, figurillas sin sentido alguno. Era divertido hacer cucarachas con los ojos en la espalda o algunas esferas con antenas y cara de idiotas.
Incluso Grant me vio mientras dibujaba, haciendo lo mismo con su bolígrafo antiguo. Era muy gracioso verlo escribir con ese viejo objeto. El me dibujó una cara feliz, con los ojos muy grandes, que inclusive rebasaban el circulo del rostro. Su sonrisa era como un zigzag y se reía de forma constante mientras dibujaba eso en mi libreta.
Yo me reí con él. Era inofensivo, a pesar de su aspecto. Era como un niño pequeño, con muchos músculos y algo de anormal en él. Me causa cierta curiosidad.
¡Ay, que cosas digo! Debo de evitar que lea esta libreta a toda costa.
Por otra parte, cuando terminamos la clase, el Dr. Louis dejó que todos se fueran, menos Khaled. No supe que fue lo que habló con él. Me da miedo pensar que clase de cosa fue, pues se veía asustado el mismo Khaled cuando salió del baño y se sentó en la gran estancia.
No era la misma persona, o no parecía buscar pelea. Fue un cambio brusco a comparación de cómo estaba antes de hablar con el Dr. Louis.
En fin. Al momento de estar en la gran estancia, William se sentó con nosotros, se acercó a Grant y habló con él. No presté mucha atención a lo que decían, y puede que solo fuera una plática común.
Pierdo mi mente pensando en ello.
Nuestra siguiente clase fue un poco más tranquila, o eso parecía ser. Era el Dr. Eliot quien nos iba a impartir una platica o materia, relacionada con humanidades, valores e historia arqueológica. Era extraña la simple idea de verlo explicar con tanta calma y más por lo que ocurría.
El Dr. Eliot, o Eliot como quería que lo llamáramos, era muy alegre, tenía un carácter suavizado y no parecía ser egocéntrico o narcisista. Era simple y sencillo. Tenía una mochila, tenía su bolsa de marcadores de pizarra.
Tenía cabello corto, repleto de canas, con algunos pocos oscuros. Tenía un enorme bigote, el cual relucía arriba de su boca. Su tez era rojiza y sus ojos se veían amables. Caminaba con calma y explicaba con facilidad. No era lo mismo la forma en la cual el Dr. Louis se expresó de nosotros. Eliot mostraba más respeto para todos.
Creo que yo haré lo mismo.
Luego escribiré.
---Te extrañaré
Parr, L.
***
Después de la clase simple y sencilla, sin complicaciones, del Dr. Eliot, todos los criminales dejaron que el sitio y el tiempo los regresara de nueva cuenta a la gran estancia, para descansar algunos minutos e ir a la siguiente aula. William, para sorpresa de Loren, de Grant y del resto del grupo, no había entrado al aula.
Esto no asombró a Ezra, mucho menos a Edward. Lewis no tenía cabeza para pensar en lo más mínimo sobre que era lo que le ocurría a ese demente, o eso pensaba de alguien que robaba por mero placer y no por algo más; Lewis pensaba en necesidad.
De forma inmediata, una alarma retumbó en toda la academia, alertando a los criminales, quienes prestaron atención a lo que estas tuvieran que decir. Lo que salió de esa alarma, seguido de un anuncio dado por una mujer, que tenía un carácter horrible y despreciable, fue el siguiente:
"Damas y caballeros del instituto LYNX. Necesito de toda su voluntad que por favor, dejen de robar objetos y artículos del gran comedor. En caso de requerir algo de lo cual alimentarse, consigan puntos en sus clases y compren comida"
El anuncio terminó con una voz pregrabada, la cual decía "Instituto LYNX, responsables siempre de lo que cultivamos". Esa grase era curiosa, como si quisieran ver a los criminales como una fuente de alimento, o tal vez algún fruto para ser explotado o usado como ejemplo. Causaba incomodidad esta afirmación o este pensamiento en Loren, quien creía eso.
Quizá era un mero lenguaje, algún tipo de anuncio para hacer más identificable aquel sitio de mala muerte abandonado donde quien sabe dios, y que solo ella y los que estaban allí conocían a la perfección.
De la nada, en la entrada de uno de los pasillos de la academia, donde se podía ir para llegar al comedor, salieron dos oficiales, tomando por los brazos a William, a quien traían completamente arrepentido y amarrado entre cadenas, las cuales quitaron posterior a dejarlo caer al suelo. Este mismo gimió de dolor al caer.
-Será mejor que no vuelvas a intentar robarte algún pastelillo de la academia. Cómpralos con tus puntos... Rata inmunda.
Uno de los oficiales, tras decir eso, escupió en la cara de William, manchando su ojo y haciéndole no ver. De forma apresurada, William se limpió el rostro con una manga de su gabardina, tomó fuerzas, se levantó y caminó hacia donde se encontraban Lewis, Edward, Ezra, Grant, Loren y últimamente, Paola.
- ¿Qué hiciste ahora? – Preguntó Lewis.
- ¿Qué ocurrió, Billy? – Preguntó Ezra con calma.
-Nada. Solo quería un pastelillo. Pero ya saben, nada es gratis. De todas formas, no importa. No pierdo nada y tampoco pueden hacerme algo esos oficiales, mucho menos la mujer del comedor.
- ¿Qué ocurrió exactamente? – Preguntó Lewis, algo curioso, aunque sin estar orgulloso.
-Véanlo así. Yo estaba en el gran comedor, buscando algún pastelillo para poder saciar mi gula. Cosa que no podía hacer, ni siquiera observar. Ya ven que la mujer que cuida la cafetería es como una vendedora china. "Si no le pagas, no hay muestlas" – William usó un acento racista, mientras entrecerraba sus ojos y juntaba sus manos – Fue entonces que no me importó lo que dijera la ramera de cafetería y volví a hacer lo mismo de la otra vez, Lewis.
- ¿Y? – Preguntó Lewis.
-Bueno, había cámaras y oficiales cerca. Y todo se fue al carajo. Me tomaron por sorpresa y me obligaron a dejar todo, no sin antes tomarme por los brazos y humillarme por mi corta estatura.
Lewis se quería reír, pero Ezra lo miró con una reprimenda penetrante, para evitar que lo hiciera; William dijo, ante eso, que no había problema alguno.
-Solo puedo decir que fue humillante. De todas formas, puedo intentarlo otra vez.
-Te quedaste sin pastelillo y te humillaron, espero que con eso aprendas – Dijo Lewis, como si fuera el padre o tutor de William.
- ¿Quién dijo que no tengo un pastelillo? – William, acomodando su pierna derecha encima de su rodilla izquierda, sacó, de su calcetín, lo que parecía ser un pequeño pastelillo, ahora de pan horneado, cubierto de huevo y brilloso, con crema pastelera en los extremos – Solo dije que fue humillante.
Todos miraron un poco asombrados a William, porque había robado un pastelillo al final de cuentas. No obstante, no quería comérselo todo él, así que cortó un pequeño trozo y le dejó el resto a los demás.
-Coman... No hagan que haberlo robado fuera en vano.
William se alejó de su grupo de colegas, siendo observado por Paola y Edward.
- ¿Qué le ocurrirá a ese sujeto? – Preguntó Edward.
-No lo sé... Pero es un idiota. Demasiado diría yo.
-No lo sé, Paola – Dijo Grant – Robar algo no es fácil, y menos cuando hay policías cerca.
-Lo sé, pero tenemos los talleres, y de ellos puede acumular puntos. Lo que me hace preguntar ¿Por qué se preocupa tanto por quitar cosas que fácilmente puede conseguir?
-Simplemente es cómodo para él, Paola – Dijo Edward, tomando un trozo del pan que había robado William – No esperes mucho de alguien así.
-Tu hipocresía no alcanza limites – Dijo Lewis – Puedo decir que es un demente y comer tranquilamente. Tu lo llamas mediocre y disfrutas de su botín.
-Nunca le dije mediocre.
-Lo hiciste, aunque fuera en pasos extras.
-Dejen de discutir y vamos a disfrutar este regalo que nos dio nuestro amigo – Dijo Ezra, tomando un trozo del pan.
Loren no quiso opinar... Ni siquiera sentía hambre alguna. Era raro eso... Hasta para ella, era muy rocambolesco.
- ¿No quieres un trozo, Lor? – Preguntó Grant.
Loren salió del trance en el que se encontraba, mirando el pan y a la nada misma, solo para responderle a Grant, quien le extendía un trozo de pan con crema pastelera con esa mirada de ternura infantil que tenía.
-No – Dijo Loren riéndole a Grant – Estoy bien.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro