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dodici

el celó de louis fue mucho más agradable al tener a su lado a harry, quien lo cuidó y lleno de mimos en esos dos días que este solía pasar absolutamente solo sufriendo.

louis adoro cada momento de su celo, incluso los calores intensos que harry lograba calmar con su fuerte nudo y deliciosos toques.

ahora mismo, louis se encontraba mucho mejor leyendo un libro viejo en el sofá, la portada y contraportada estaban maltratadas por el tiempo, el omega hacía anotaciones en el mismo libro acerca de textos que le gustaban o lo marcaba con colores.

sus piesitos estaban descalzos y tenia un té de jazmín a su lado.

clifford se encontraba durmiendo junto a la chimenea que mantenía la sala cálida.

louis disfrutaba de este momento de tranquilidad hasta que su libro encontró una forma de regresarlo a su realidad.

louis nunca se arrepentía de haber huido.

nunca, ni siquiera cuando su cafetería estaba empezando y no tenía que comer, o cuando su casero intento quitarle su casa si no encontraba los papeles en dos días, teniendo que encerrarse por horas en un sótano lleno de arañas y papeles viejos que estaban llenos de polvo en baúles sin etiquetas.

menos se arrepiente ahora que tiene su linda cafetería, una bella casa y a harry, su alfa.

louis nunca se arrepentiría de haber tomado una decisión tan drástica.

pero si se arrepentía de una cosa.

nunca haberle lado la oportunidad a su padre de poder darle una explicación.

solamente enviaba las cartas de su padre a su mejor amigo, niall, a quien le hizo prometer con sangre que nunca le daría su paradero.

todas las semanas louis le mandaba una carta a su padre que no recibía una respuesta de este, solo una de niall que le comprobaba que su padre había recibido la carta.

louis a veces llora. llora de impotencia, de saber que su infancia y adolescencia fue arruinada por sus padres, por un alfa y una omega que dejaron de amarse y se lo tuvieron que recordar cada día.
con su madre abandonándolo y su padre recriminándole.

aun recuerda como tuvo un ataque de ansiedad antes de un examen de química porque su padre lo había presionado tanto que logró romperlo.

aun recuerda esa pelea a las cinco de la mañana en que su padre destruyó su pastel de chocolate y su carta de admisión a una pequeña escuela rural para poder estudiar pedagogía, como su padre con ojos llenos de furia y decepción le prometió que él no saldría de esa casa sin un título de literatura de princeton.

las lágrimas que fueron derramadas esa noche.

fueron demasiadas.

las cicatrices de las palabras de odio y decepción seguían grabadas en su cerebro.

lo único que recuerda con un sabor agridulce fue esa noche en que su padre llegó con un ramo de flores, azucenas, diciéndole que lo hacía por su bien.

esa noche era la graduación de louis, él simplemente tomó su diploma, el dinero que ahorró desde los 10 años como niñero y se despidió de su amigo.

tomó una maleta llenándola con su ropa, papeles y todo lo necesario para no volver jamás.

dejó una carta detrás con la petición de respetar por primera vez su deseo de no ser buscado, dejando sus condiciones y las flores.

aun recuerda el frío que sintió en la estación de trenes, el miedo que sintió en ese viaje de seis horas hacia italia y el de dos horas hacia la localidad pequeña en que vivía, igual recuerda el vacío que sintió al llegar a esa vieja casita donde se suponía vivía su madre.

llegó buscando a su madre, una omega fuerte y hermosa, y lo único que encontró fue a su madre destruida, con una enfermedad que la carcomía.

louis siempre se sintió decepcionado de ella, de su falta de amor hacia él, de su poca capacidad de haberle dado alguna explicación. pero este fue el punto máximo, el morir justo cuando se volvían a encontrar lo destrozó.

siempre creyó que su madre era una omega egoísta, hasta que encontró esa caja con las escrituras de la vieja casita y una cafetería cerca del muelle, esto además de una pequeña suma de dinero que lo ayudaron a por lo menos salir a flote.

louis pudo haberse decepcionado de su madre, puede sentir rencor por su padre, pero reconoce que su felicidad actual no hubiese sucedido si no hubiese vivido todo eso.

de esa forma louis tomó un bolígrafo y un papel.

lo puso en un delicado sobre color amarillo pastel.

en este venía su dirección y una invitación para pasar navidad con él.



horas después harry llegó a casa, dejando su pesado overol en el cesto de paja que louis le puso en al lado de la puerta, al igual que se deshizo de las incómodas botas para ponerse unas suaves pantuflas que el omega le dio.

esas pantuflas eran mágicas. suspiró el alfa.

—omega, ya estoy en casa.

—¡estoy en la cocina!

el alfa sonrió y se dirigió a la cocina, apreciando a su bello omega moverse de un lugar a otro con su lindo delantal moviéndose junto a él.

movía con rapidez una mezcla que parecía ser de galletas y en la estufa se encontraba una olla con lo que parece ser una sopa de pollo.

—¿cómo estuvo tu día, alfa?

el alfa frunció el ceño y vio a su omega, su voz sonaba nerviosa y un poco frustrada, pero este intentaba disimularla con una sonrisa forzada.

—excelente, cerecita, ¿y el tuyo?

el omega se removió incómodo.

—excelente igual, termine de leer el libro que te comenté. fue hermoso, la narración fue perfecta, además cocine las tartas que llevaré mañana a la cafetería, hice unas mermeladas: una es de fresa, otra de cereza, otra de durazno, manzana, pera, uva... —el omega seguía contando sus mermeladas y el alfa notó la gran cantidad de frascos llenos de mermelada y etiquetas con dibujos de la fruta de la que era. —¿sabias que las fresas son parte de la familia de las rosas? en concreto las fresas pertenecen a la subdivisión de plantas herbáceas dentro de la familia y están ubicadas en el género fragaria sp., también las ciruelas, y sabes no tenemos ciruelas, mi árbol pasado se secó y el pasado también por lo cual me rendí, pero ¿sabes qué? creo que estoy listo para plantar otro árbol de ciruelas. —el omega parloteaba nervioso y sin respirar.

—veo que estas nervioso.

—le envié una carta a mi padre y lo invité para navidad. —soltó sin más y volteo de nuevo su mirada hacia la mezcla de galletas que cocinaba.

—¿por eso estas nervioso?

—no estoy nervioso, ya te dije, el árbol de ciruelas estará bien esta vez.

—lou.

—¿no te gustan las ciruelas, podemos plantar un melocotonero?

—adoro las ciruelas, los melocotones y tus mermeladas, amor. —harry se acercó y tomó las carita de louis para que lo volteara a ver. —pero creo que es necesario que hablemos del asunto de tu padre.

—se decepcionará de mi. —susurró el omega.

—¿por no tener un ciruelo?

louis rió y el alfa se sintió orgulloso de si mismo por hacer sonreír a su bello omega.

—no, hazzy. por quien soy, por mi casa, por mi trabajo, mi cafetería. ¡por no poder plantar un ciruelo! —louis dijo frustrado y pasó sus manos por su rostro, sin importarle las pequeñas manchas de harina blanca que quedaron por todo su rostro.

—louis tomlinson, —harry tomó los hombros de louis y lo hizo verlo directamente a los ojos. —eres el omega perfecto, tienes la mejor cafetería en esta zona y eres un gran maestro, tu padre se sentirá tan orgulloso de ti porque haz logrado muchas cosas, reconócelo. —su voz era seria y no había ni un poco de burla en sus palabras. —y si llega a decirte que eres una decepción, créeme que no lo eres, eres una buena persona, eres talentoso y eres hermoso, tu nunca serás una decepción.

louis sonrió y dejó un beso en los labios de harry.

—te amo.

—yo te amo más.

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