¿L-Lolicon?
(Narro io)
En las calles de Ishiyama, un par de estudiantes caminaban hablando de lo que cualquiera pensaría es un videojuego:
—... ¿Y qué hiciste para evitar a los vampiros?— Preguntó el peliblanco sin interés.
—Simple: Active el poder de Beel...— Respondió el mayor.
—Es decir: lo hiciste llorar.—
—Exacto...—
Tras varios minutos, ambos llegaron hasta lo que parecía una tienda de comida rápida, en donde de hecho, siempre compraban croquetas de pescado, la comida favorita del castaño.
—¿Quieres una Furuichi?— Preguntó mientras mantenía la vista clavada en el mostrador tratando de no darle importancia.
—... ¿Es una invitación o pregunta?— Dijo con cierta expectación su compañero mientras levantaba una ceja.
—¿Quieres o no?— Esta vez si miró a la cara a su amigo y con el ceño levemente fruncido.
—... S-Si...— Para su sorpresa, el mayor sí le compró una croqueta recién hecha.
No caminaron mucho, se sentaron en una banca que estaba frente al local donde la compraron.
—Toma.— Dijo Tatsumi mientras le extendía una bolsa café de papel y él preparaba la leche de su "Hijo".
—Gracias.— Furuichi sabía muy bien que Oga no era una persona que se comportaba bien de buenas a primeras, de hecho, su actitud había estado así por lo menos hace casi 3 meses, y él no sabía que es lo que le había pasado para que se comportará de tal manera.
—Hey, estas muy distraído, ¿Qué te pasa?— Preguntó el mayor con el bebé en brazos llevándose una croqueta a la boca.
—¿Eh?— Tardó alrededor de dos segundos en entender lo que sucedía, después de disculparse, decidió que era momento de saber la verdad. —Amm, oye Oga...— Su amigo sólo soltó un gruñido en señal de que lo escuchaba. —¿Por qué... Has estado muy amable últimamente?— Soltó tratando de no darle importancia.
—¿Hump?— Aquel que estaba con el crío en brazos miró al cielo, solo para apreciar el color rojizo que las nubes estaban adquiriendo por el atardecer. —Supongo que...— Se quedo callado un rato. —No lo sé.— Respondió simple mientras que sus mejillas se pintaban de un color rosado.
Para el peliblanco era algo complicado el saber en que pensaba su amigo, podría ser que lo conocía desde la primaria, pero sinceramente aquel que era conocido como "El demonio de Ishiyama" era un total enigma.
(...)
Las horas pasaron muy rápido para aquellos amigos quienes al notar que el anochecer ya había llegado corrieron hasta la residencia Tatsumi.
De hecho, cabe resaltar que Beel no había llorado en todo el día, una hazaña para el peliverde.
—¿No tienes miedo a que se enferme?— Preguntó Furuichi..
—Tiene a una niñera demonio como madre, creo que ella se podría encargar perfectamente de él.— Dijo Oga con su aire despreocupado, pero, en sus palabras denotaba algo que su amigo no paso por alto.
—¿Acaso eso fue un alago para Hilda-Chan?— En su rostro tenía una sonrisa de lado, dando a entender que realmente había descubierto el secretito del otro.
—¿Ehh?— Otra vez ese sonrojo en su cara, no podía evitarlo, la demonio lo hacia cambiar de color como un camaleón.
Hubiera dado una respuesta mas alargada ante la pregunta de "Cerdichi", pero alguien lo había llamado.
—¡Oga!— Aquella que era conocida como madre de su hijo había gritado desde la puerta del hogar de ambos y la familia del mayor.
—¡Adiós Furuichi!— Gritó el mencionado tras salir corriendo hasta donde aquella chica lo llamó y que le recibió con una sonrisa de oreja a oreja, extendió los brazos para recibir a Beel entre ellos, y como si fuera la portada de una revista donde aparece la "Familia Perfecta", todos se unieron en un abrazo donde Tatsumi beso la frente de la rubia.
Una escena hermosa pensarían algunos, pero desanimadora para otras.
Takayuki se había quedado parado ahí, presenciando todo: "Que bueno que seas feliz amigo", fue lo que pensó el peliblanco antes de darse la vuelta y caminar directo a casa.
Puede que aquella frase haya sido de aliento, pero, también dejaba cierto sabor amargo en la boca.
El menor camino por las calles soló y en plena oscuridad, más sin embargo, eso no le importaba, el estar metido en líos a causa de su mejor amigo le había enseñado como defenderse.
Aunque, si les soy sincero, su mente estaba en otro lugar; "Je, ¿Cómo es posible que Oga siendo un ogro tenga novia?... Su vida en el amor es bastante buena y eso que ni la busca, ¡Sólo le llega como si fuera suerte!, en cambio yo tengo que compartir mi cuarto con una imitación de Freddie Mercury que por si fuera poco, también es un pervertido... A veces la vida es injusta".
Todos sabemos que en realidad Furuichi no era alguien quien las chicas buscasen, puede que sea un poco atractivo, pero también era conocido por ser un pervertido.
El clima era perfecto, ¿Para que llegar a casa temprano?, el peliblanco en lugar de dirigirse a su hogar opto por caminar sin rumbo fijo un rato, puede que mil veces al día el demostraba que podía con todo, pero ahora que Tatsumi estaba mas apegado a Beel y a Hilda pues, ya no era lo mismo.
(...)
La noche cayó por completo y el menor se había quedado sentado cerca del río donde vio por última vez a Yolda-San, aquella rubia agresiva quien era sirvienta de En (Y que era el amor platónico del chico).
El sueño empezó a dominar al menor, quien lentamente cerró los ojos dejándose envolver por los brazos de morfeo.
En el sueño profundo en el que estaba, se empezaron a escuchar voces.
—"¡Eres un humano, un ser que nunca llegaría a los pies de Beel!"— Esa voz...
—"¡Ni quien quiera parecerse a un bebé que sólo se la pasa llorando!"—
—"¡Retractate Cerdichi!"— La recuerdo...
—"¡QUE MI NOMBRE ES FURUICHI!... Pecho plano..."—
—"¡ES NORMAL QUE UNA CHICA DE MI EDAD NO TENGA PECHOS!"— Pero... ¿Dónde?
—"... ¿Qué edad tienes?"—
Después de eso... No hubo respuesta, aquellos recuerdos se fueron tan rápido como llegaron, al igual que el profundo sueño del chico.
—¡QUE TE LEVANTES!— Takayuki sintió como es que su mejilla ardía en gran cantidad abriendo los ojos del dolor.
Enfocó el cielo oscuro que estaba de frente, recordando entonces que se había quedado dormido en el suelo, pero eso no le hizo olvidar que alguien lo había golpeado. Se llevó una de sus manos a la mejilla tratando de levantar el torso, cosa que no pudo ya que tenía un peso en este.
Al tratar de ver de que se trataba, vio un pequeño cuerpo encima suyo, a pesar de ser de noche, la cabellera rosada de aquella persona era inconfundible.
Los ojos del chico se abrieron por completo, dejo de lado el inmenso dolor de su mejilla para dar paso a balbuceos provenientes de él.
"Lamia", la chica demonio que hasta hace poco lo había abandonado había vuelto, pero ¿Por qué?.
—T-T-T-Tú....— Alcanzó a articular tras pasar el shock.
—Si, yo.— Respondió la chica tratando de ocultar su sonrisa, todos sabemos que los demonios son seres muy orgullosos que no demuestran sus emociones, pero la carita de aquella chica era demasiado linda como para ignorarla.
Estaba a punto de agregar algo cuando fue interrumpida por los delgaduchos brazos del peliblanco quien tampoco dijo nada.
Por alguna razón, el ver a la chica le había dado una alegría inmensa, tenía casi un año de no saber de ella, era obvio que se preocupara... Aunque, ¿Por qué hacerlo realmente?
Sin resistirse mucho, Lamia emito su gesto, aún seguía encima de él por lo que pasar los brazos por detrás de su cuerpo no era muy difícil.
El tiempo se había congelado para aquellos dos, se les había olvidado por un momento donde estaban y que es lo que hacían.
—F-Furuichi...— Susurró la pelirrosa, el otro sólo respondió con un ligero gemido. —¡A-Alejate!— Dijo eso último empujando al mayor, obviamente no fue muy doloroso para él, aunque si lo confundió.
—¿Q-Qué pa-pasa?— Buscó con la mirada a alguien, pero solo estaba presente la demonio de hasta hace poco. —Ohh...— La miró al sobarse la nuca. —No era un sueño...— Susurró. — Lamento eso del abrazo...— Sonrió de lado con su típica cara de idiota.
—Pff...— Fue la única respuesta de la menor, quien a pesar de seguir encima de "Cerdichi" no se movía.
Esto obviamente enojo un poco al peliblanco; "¿Desaparece mucho tiempo y cuándo vuelve desea que la trate como una princesa?... ¡Ni de coña!", antes de siquiera decir una palabra, este se levantó dejando caer a Lamia de sentón en el piso.
—¡Hey idiota!... ¿Qué te pasa?— Preguntó obviamente enojada.
Takayuki sólo se acercó mas al río, había olvidado que se quedo dormido ahí, y a pesar de la extraña situación en la que se encontraba, admiraba la belleza que irradiaba con la luz de la luna.
Lentamente la menor se acercó a su lado, no tenía a donde ir después de todo, estaba decidida a contarle la verdad al único humano al que le tenía confianza, al final fue quien la ayudo en primer lugar.
—... ¿Por qué te fuiste?— Preguntó de repente el mayor, la diferencia de estatura era abismal, por lo que pensaría que es una niña junto a su hermano mayor, pero ellos eran algo más que eso, lo negaban... Pero, era cierto.
La pelirrosa suspiró. —Sabes, cuando tu maldita escuela fue destruida por Oga y el otro fueron mandados a ese colegio... ¿Cómo era su nombre?— Se dijo ella misma para después tronar los dedos. —Ahh.... Saint Ishiyama...— Sonrió, pero el gesto no fue recíproco, ante la seriedad continuo. —Amm Kaname Izuma... ¿Lo recuerdas?— Preguntó, el ambiente era demasiado opaco, por lo que intentaba por cualquier método hacer platica, pero eso parecía imposible. —Resultó ser hijo de un demonio que escapó del infierno, por lo que el Rey Demonio decidió que sí ellos seguían aquí terminarían por destruir la tierra y esa es labor de Beel-Chan, por lo que ordenó que todos los demonios volvieran pa-...—
—¿Y POR QUÉ NO SE LLEVARON A ALAINDELON?— Interrumpió frenético el peliblanco.
Lamia lo miró con recelo. —Solo Hilda y el pueden estar aquí ya que cuidan a Beel, ¡Y NO ME INTERRUMPAS!— Gritó la chica asustando al otro. —La cuestión es que ahora los demonios no pueden estar muy seguido por aquí, vuelven a nuestro mundo y hacen un tipo de censo para que se sepa cuantos viven en la tierra y sí es que hay súcubos.— Finalizó con cierta indignación.
Furuichi entendió el porque desapareció por tanto tiempo, pero...
—¿Por qué no mandaste un mensaje o algo?— La miró, seguía igual que hace meses; Cuerpo pequeño, grandes ojos, ropa súper kiut y pequeñas babas en su cabeza que parecían más bien adornos.
—Pues... Lo intenté, pero ¿Qué debía poner en la carta?; "Hola, soy Lamia solo para decir que no volveré en muchos meses por la decisión del rey demonio... Bye".— Miró al mayor con fastidio. —Y no creó que te tenga que decir lo que hago.— Volteó a otro lado.
—Dices eso pero en realidad estas aquí contándome todo como si suplicarás perdón.— Dijo con burla. —Además, ¿Cómo éstas aquí?.— Camino hasta su mochila que había dejado atrás después de levantarse.
La otra le siguió y empezó a hablar. —Le pedí a alguien que me trajera...— Caminaba dando saltitos con las manos atrás igual que una niña pequeña.
—Ah, entonces por eso el grandote no me ha molestado en todo en día.— Furuichi parecía feliz por la noticia.
—En realidad, fue Yolda-San quien me trajo...— El mayor paró en seco logrando que Lamia se golpeara con su espalda. Al abrir los ojos tras el impactó noto que el otro se había quedado estático. —¿Qué te pasa?— Preguntó mientras se levantaba.
—Yolda-Chan estuvo aquí y no la vi...— Susurró mas para el mismo, pero fue audible para la pelirrosa.
—N-No me digas...— La chica caminaba hacía atrás tapándose la boca como en una película de terror. —¡¿Te gusta esa copia de Hilda-San?!— Gritó.
—¡No es una copia!... Son igual de hermosas.— Un brillo se reflejo en sus ojos al girar para quedar de frente a la menor.
—Hug... Asco, ¿Qué te gusta de... Ella?.— Realmente se contuvo de decir "Eso".
Furuichi suspiro como si añorará algo. —Su forma fría de tratarame y como es que habla sin pensar en los demás... ¡Es una dominante sexy!— Pareciese que le preguntaron cual era su dulce favorito ya que hablaba con cierta ilusión. Pero al notar que no hubo respuesta por parte de su acompañante, miro para ver que sucedía encontrándosela sentada en el piso y sus ojos clavados en el césped.
—... ¿Qué es "Sexy" para ti?— Era inevitable que sus mejillas no se pintaran carmesí ante aquella pregunta, obviamente hasta sorprendió al mayor quien trató de responder la pregunta, sin embargo, solo salían balbuceos de su boca.
—E-E-Este p-pues, ve-veras... Amm... Y-Yolda tiene g-grandes c-cual-lid-...—
—Mas fácil...— Interrumpió Lamia mientras se ponía de pie y caminaba a Furuichi, este cayó hacía atrás con la menor encima otra vez. —¿Soy sexy para ti?—
El corazón del peliblanco palpitaba a mil, de hecho, su rostro adquirió un notorio color bermejo que solo hacía hacer que el calor subiera entre ambos porque, seamos sinceros; esa pregunta era así.
—¡L-La-amia!.— Gritó el chico aún con la menor encima, pero que pronto quitó ya que se levantaría apurado. —¡¿P-Por qué preguntas e-eso?!— Dijo dándose la vuelta mostrándole la espalda.
Según Takayuki estaría muy enojada por lo ocurrido, por lo que empezaría una discusión olvidando así la pregunta.
Pero para su sorpresa, esto no sucedió, si no por lo contrario; que la menor solo se levantó con la vista gacha sujetando su faldilla con los puños cerrados.
—Los dos sabemos la respuesta a esa pregunta...— Levantó la cara enseñando así sus ojos llorosos y sus mejillas rojas. —Estoy s-segura que este sentimiento es mutuo, se que sientes lo mismo y lo niegas...— Su voz se quebraba lentamente con cada palabra. —Lo que sentimos es algo puro y estoy segura que solo algunos entenderán, pero tú lo niegas y eso es... Lo que más me duele... ¿Acaso no te parezco linda?, ¿No soy "Sexy" para ti?— Ahora sonaban mas como un reproche combinado de tristeza. —¿Qué me hace falta para gustarte?...—
Ante aquella pregunta, el mayor volteó rápido, había tenido la vista clavada en el piso, se sentía mal por no haber aclarado sus sentimientos antes y haber "Ilusionado" a la menor por accidente, pero... Siendo sincero, el sabía que amaba a la pelirrosa; adoraba como la hacía enojar, que sus mejillas se inflaran por sus pucheros... ¡Demonios!, no le falta nada para él.
Antes de que Lamia siguiera, Furuichi se acercó rápido para tomar las mejillas rosadas de aquella chica y tocar sus dulces labios, deseaba tanto ese momento que el estarlo haciendo en ese momento le parecía irreal, pero si era un sueño, mas valía aprovecharlo.
Para la pequeña fue todo tan rápido que su mente se había quedado en blanco, pero al reaccionar, solo tenía claro una cosa: "¡FURUICHI ME ESTA BESANDO!... M-Mi primer beso..." y de ahí en mas, se entregó a sólo seguir con aquello.
La escena mas perfecta de todas... Dos amantes que habían ocultado su sentir solo por la opinión de la sociedad.
El tachar a alguien solo porque siente una atracción por un ser humano que no nació en su tiempo, pero que sin embargo le complementa y mejora cada día.
¿Esta mal enamorarse?...
¿Esta mal cumplir tú mas añorado sueño?...
¿Acaso es delito amar?...
Puede que la diferencia entre estos dos sea mínima, pero para las personas esta mal y ellos lo veían igual... Pero, ¿Qué mas da ahora?...
"Mientras tú me ames, no me importa nadie más..."
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Al chile esta historia la iba a publicar cuando escribí la de OgaxHilda, pero por cuestiones del destino apenas acabe...
Hubiera estado un poco mas larga, pero creó que así esta perfecta ^^
Espero les haya gustado ya que enserio este Shipp también me encanta :"3
Bye.
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