Prólogo.
Cuando abrí los ojos, ¡era una princesa!
Pero no una con el típico final feliz.
Artemisia Eileen de Alger Obelia, una villana que fue alabada no sólo por su inmensa belleza, la cual cuentan que supera a la propia heroína, sino también por su gran intelectualidad y afinidad con la magia.
Pero a pesar de todo eso no se escapó de una dolorosa muerte.
Recientemente descubrí que mi hermanastra también es una transmigrada, pero ella tampoco contó con suerte y ahora es la segunda princesa del imperio, Athanasia, la cual es la completa definición de "carne de cañón"
No tengo ningún rencor con Athanasia, por lo intentaré salvar su vida.
—¿Desde cuándo esta clase de basura comenzó a vivir en mi palacio?
Un emperador cruel sin sangre o lágrimas para derramar, Claude De Alger Obelia, mi padre.
—¿Y bien? -alzó una ceja-
También mi verdugo.
—No lo olvides, Artemisia, yo soy el único que puede salvarte o matarte. Así que quédate para siempre a mi lado.
Espera, ¿esto es siquiera una relación de padre e hija? ¿Por qué suena como algo más?
—Emperador, debería cuidar más sus palabras. Alguien puede malinterpretarlas -mencione con una pequeña sonrisa, la cual se fue borrando con sus siguientes palabras-.
—¿Y qué sucedería si quisiera que así fuera?
-¿Realmente está bien? ¿Puedo hacer lo que quiera? Incluso si no te dejo ir...
Incluso si te hago mía.
¿Dejarme ir? ¿ser tuya? Lucas, deberías cuidar tus palabras frente a mí. No soy precisamente una mojigata como para solo avergonzarme y dejarlo pasar. Yo respondo a las provocaciones.
—¿¡Qué-qué estás haciendo!? -exclame sorprendida ante tal acto-.
—¿Qué qué hago? Estoy desinfectándote -dijo mientras seguía lamiendo mis dedos-
—Desinfectándome... ¿por qué...
—Artemisia, si vas a tener una mascota posesiva, deberías ser cuidadosa -por fin dejó mis dedos y entrelaza nuestras manos, acercando lentamente su cara a la mía-
—¿Mascota?
—Cuando mi dueña tiene el olor de otro en ella... no puedo permitirlo, me hace querer explotar -dijo ahora poniendo sus labios sobre mi cuello-.
¿Dónde fue el amable y tierno Félix? ¿Por qué parece que estas apunto de cortarle la cabeza a alguien? ¡Oye, deja de tocar tu espada! le vas a sacar un ojo a alguien, o peor, la cabeza.
—Artemisia... Hay algo que me hace poder verla tan hermosa y querer tocarla - dijo para luego acorralarme completamente bajo suyo, en el sofá de su oficina- La haré toda mía, porque aunque sea un adulto, me tiene en la palma de su mano... -Ahora acariciaba con una mano mi cintura por encima de mi vestido, a la vez que posaba su cara en mi pecho.
Duque Roger, ¿usted también? ¿Desde cuándo una novela romántica pasó a ser un R18?
Sin duda este fue un mal día para usar un vestido griego, pues sentir casi directamente el calor de su palma me deja la mente en blanco, haciendo que desee que me toque cada vez más y más. El calor de este hombre hace mi cuerpo arder en placer.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro