Arco l. Parte ll
Capítulo dedicado a todas las personas que votaron y comentarios en la parte anterior, pero especialmente a alis0nbggg porque gracias a ella recuperé las ganas de terminar terminar capítulo 🥰
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《Ella es brillante, tan brillante que ilumina hasta el rincón más oscuro y tan dulce que ablanda el corazón más duro.
Pero ella está rota, el mundo la obliga a ser algo que no quiere y le pone pruebas difíciles para apagar su luz
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Sin saber que si esa luz se apaga, condenará Obelia entera》
-Roger Alfierce.
Los llantos infantiles retumban en cada pared del palacio de las amantes; el Rubí. La princesa Athanasia clamaba por atención a altas horas de la noche, siendo perfectamente ignorada por las residentes actuales: las sirvientas, a las cuales les importa poco las necesidades de la princesa más joven, pues en sus planes solo está el disfrutar la noche con abundante sueño y, en el caso de algunas pocas, el placer.
Claramente yo soy parte de las que desean disfrutar las pocas horas de sueño que nos da el astro mayor, dicha tarea casi imposible por el chillido de Athanasia, lo cual cesa después de unos minutos. Hay dos casos para esto:
1. Lilian York, la nana encargada de Athanasia, fue a su rescate luego de oír el llanto.
2. Por fin se cansó de llorar y durmió.
Cualquiera que sea la respuesta, me siento alegre, por fin podré dormir.
Sin esperar más relajo mi cuerpo, cierro los ojos y me hundo en Elysion, el mundo de los sueños.
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Un nuevo día comenzó, al igual que una nueva pesadilla. Soy la princesa con la cuna más noble en todo el imperio obeliano, pero sin una emperatriz para defenderme no soy más que otra mocosa para las sirvientas.
No tienen delicadeza para despertarme, literalmente no solo me echaron a la fría agua de la tina para bañarme de forma brusca y sin delicadeza, generando marcas en mi pequeño cuerpo, sino que también no tienen la inteligencia suficiente para saber saber debería desayunar una infante como yo.
[—Oigan, si me van a dar de desayunar un vaso de leche y pan, fíjense al menos que el pan no esté vencido]
Hay que ser idiota, ¿no son acaso esas sirvientas antiguas no les que fueron vendidas al palacio? Alguna de ustedes debe haber tenido algún hermano menor, un poco de simpatía no hará daño, eh.
Bueno, dejando de lado los malos ratos que pase con la servidumbre del Rubí, ¡por fin cumplo 3 años! ¿Qué hay de interesante en eso? Nada, solo avisaba.
Siento que con cada año que pasa más ganas tengo de morir. Irónico, ¿no?
Antes de que las sirvientas a mi cargo abandonen ni habitación, una de ellas se volteó y se acercó a mí.
—Feliz cumpleaños, su alteza- dijo antes de derramar sobre mí un vaso de agua, empapando toda mi cabellera.
No me importó mucho, puesto que ya estaba mojada por el reciente baño que me dieron.
Simplemente apreté los labios y me dejé. No soy estúpida, mucho menos una Mary Sue para andar desafiando a quienes me molestan. Soy una princesa sin madre, sin protección del emperador, sin poder y con solo 3 años de edad; ellas con solo tirarme con solo tirarme una taza de porcelana ya me matan, puesto que ni bien alimentada estoy.
A veces hay que callar y planear venganza, porque yo no perdonaré a quienes me falten el respeto de esta manera.
[Desde ahora soy Artemisia Eileen de Alger Obelia, una princesa que en sus inicios será desdichada y patética, pero que un futuro tendrá un glorioso camino manchado con la sangre de sus enemigos]
Eso fue lo que pensé al momento de recibir una cachetada por parte de la sirvienta.
—Mírame cuando te estoy hablando, mocosa.
—Tu nombre -la miré- dime tu nombre -la rabia que siento dentro de mí hace que apriete mis dientes con fuerza mientras bajo la mirada-
—¿Mi nombre? -dio una sonora carcajada- soy Evelyn de Ross -dijo altanera-
Contuve la risa, ¿acaso crees que poseer el apellido te da poder sobre mí? La simple hija de un barón se atreve a la levantar la voz hacia la princesa del imperio, quisiera ver todo lo que tu familia pagará por tu ignorancia.
—Evelyn de Ross -repetí con una sonrisa en mi rostro- juro por este imperio que cuando sea princesa heredera cortaré tu cuello.
-Bofetada-
¿Qué pasó, Evelyn? ¿No estabas riendo? ¿Por qué tanta cólera en tu cara?
—Tú nunca serás princesa heredera -se agachó-. Hasta la otra niña, hija de una asquerosa bailarina, tiene más posibilidades de heredar la corona que tú, la hija de la mujer que más odia el emperador -levantó mi rostro con sus dedos- yo me encargaré de eso -susurró en mi oído para luego marcharse-.
¿Saben? Tenía planeado llevar una vida tranquila sin involucrarme con la Nobleza, pero estoy harta. Cada día de mi maldita vida estuve soportando los abusos de las sirvientas, liderado por Evelyn de Ross, incluso debo aguantar mayor parte del día para poder comer un pedazo de pan.
La noche es mi querida aliada para poder andar libremente por el palacio, incluso puedo adentrarme a la cocina y comer lo que quiera, ya que todas las damas están en un sueño profundo.
No, no, no. No crean que me olvidé de la hermosa señorita que hace unos meses andaba super preocupada porque me escapé del palacio.
Lilian York, esa perra me abandono, me dejó a mi puta suerte para dedicarse completamente a Athanasia. Si ella estuviera de mi lado las cosas hubieran sido más simples. No sufriría todo esto.
Está bien, si hubiera sido por algún príncipe o princesa con la bendición del emperador lo hubiera entendido, su supervivencia es más importante que la mía, pero ella me dejó por aquella bastarda, la hija de una simple bailarina cuyos orígenes son desconocidos.
Creo que está más que claro cuál es el nivel existente entre nosotras dos, ¿verdad?
Aquí en Obelia, y en todos los reinos e imperios existentes actualmente, la posición de un niño en la línea de sucesión del imperio está determinado por el estado de su madre biológica. Yo soy la hija de una princesa extranjera que mantuvo su título incluso dejando su país natal, para luego tomar el título título de princesa heredera aquí, en Obelia.
Athanasia básicamente es sólo mitad noble. Su madre es una plebeya que tenía un trabajo muy parecido al de una geisha, por lo que claramente sabe cómo engatusar a los hombres, así que no es novedad que el emperador haya caído en sus garras. Inteligente, lo admito, la puta era muy inteligente, pero se olvidó de algo muy importante; por mucho que quieras que tu hija sea heredera a la corona, no podrá serlo, porque solo los hijos de la emperatriz y las consortes pueden tener el derecho de sucesión al trono.
Al fin y al cabo, una concubina sólo podría dar a luz a mercancías para el imperio, puesto que sus hijas serán vendidas a la nobleza extranjera para ganar las tierras y crear alianzas que duren unas décadas y sus hijos al crecer (y no tener un matrimonio con alguna noble influyente) serán decapitados para asegurar el puesto del futuro emperador y evitar rebeliones.
¡Y no contenta con eso le diste el nombre que solo pueden poseer los hijos LEGÍTIMOS! Si yo hubiera estando ahí, tremenda cachetada te hubiera dado por ambiciosa.
Bueno, me salí del tema, volvamos a lo que decía.
Lilian York me abandonó por alguien que está varios niveles bajo mío y eso le va a costar caro si alguna vez quiere volver a mi lado.
Bueno, tengo problemas más importantes que Lilian York en este momento.
[Poder, necesito poder, mínimo un plan. Si fuera mayor podría seducir a los hombres con la experiencia que tengo de mi anterior vida, pero para mi desgracia, o fortuna, transmigré en una niña]
—Bien, una mocosa como yo debería tener al emperador de su lado para poder ordenar a los sirvientes, pero ¿cómo tendré el favor del emperador si básicamente él me abandonó a mi suerte luego de la masacre?
~Si el emperador no viene a ti~
~Tú iras al emperador~
~Síguenos~
Bien, creo que finalmente enloquecí.
Cada cierto tiempo logró ver "fantasmas" en distintos lugares del Rubí, estas suelen ser en su mayoría el jardín, la sala común que solían usar las concubinas y la biblioteca, cada grupo de mujeres no pasaban los 5 integrantes, a menos que dos grupos se juntaran entre sí para conversar.
Creía que sólo eran ilusiones de mi cerebro luego de tanto leer el origen del Harén y las mujeres que lo liberaron con el paso de los tiempos, puesto que aquellas mujeres nunca me dirigieron la palabra.
Ahora mismo, estas 5 luces me muestran un camino desconocido a través del jardín, el cual parecía tornarse largo porque a medida que avanzaba más luces se unían para guiarme.
Al final del camino y solo separada por árboles y arbustos, pude ver una cabellera rubia sentada a metros de mí, por poco se me va la respiración.
El Sol del imperio, Claude de Alger Obelia.
El emperador.
—Muy bonita su intención de querer acercarme al emperador, pero ¿cómo se supone que le hablaré si parece que me cortara la cabeza apenas me vea?- estoy curiosa, ¿por qué me ayudan?-.
—Ya te ayudamos a saber donde descansa el emperador, lo demás te toca a ti -se burló una castaña- usa la cabeza, no la tienes de decoración.
—Un consejo no estaría mal, eh -me queje, estas mujeres me llevan a una muerte segura y no me dan ni una espada para intentar luchar-.
—No actúes "encantadora", ser lame botas es patético para una princesa - comenzó una-.
—Los demás deben adularte a ti, no tu a ellos. Tan pronto como veamos que intentas adular al emperador con cero (0) dignidad, nosotras mismas nos encargaremos de que no llegues al trono -terminó otra-.
Tan pronto como aquellas mujeres desaparecieron, me fui del lugar. No puedo ir junto al emperador sin nada planeado.
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Un plan... no tengo, imaginación tampoco.
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¿Qué carajos puedo hacer para llamar la atención del emperador?
Veamos, quiero llamar su atención sin que se dé cuenta de que quiero llamar su atención, porque se creerá importante y especial en mi vida y no quiero eso.
[Ni modo, me voy a morir de todas formas.] Pensé caminando fuera del palacio Rubí. De que me voy a colar a su palacio, me voy a colar.
Primero pasé por el gran prado de flores que está al costado del jardín del palacio y seguí recto, arranco las flores que más hermosas me parecían. Cuando tuve suficiente de éstas fui jugando con el listón de mi cabello hasta que se me ocurrió una no tan mala idea; le puedo regalar flores fingiendo que paso frente a él por casualidad.
Con el más ridículo plan que pude haber formado en mis años de vida, caminé con el ánimo al piso paseando por los pasillos del palacio Garnet.
Solo debo evitar que algún otro sirviente me vea e irme en paz.
Fácil y sencillo para una pulga como yo.
—¿Por hay una niña caminando sola por el palacio? -se escuchó una voz a mi costado izquierdo-.
[—Bueno, era demasiado fácil para ser verdad. Incluso me esperaba una situación como ésta]
Giré y alcé mí vista, si es el emperador las cosas se facilitarían a niveles ridículos, pero no todo se puede en esta vida.
Era belleza o suerte, y ya saben que me tocó.
—¿Y tus padres, pequeña dama? -dijo inclinándose ante mí.
[—Bendita sea la cuna en la cual naciste, guapo. El ser de arriba sin duda tiene favoritos]
—No sé dónde se encuentran -y bueno, mentira no era- pero, ¿podría llevarme al jardín? Dijeron que si me perdía los esperara ahí mismo.
—...-miró su reloj de mano- me da tiempo -susurró- Claro, ven -dijo abriendo los brazos-
[—Contigo voy hasta el infierno] Y eso tampoco era mentira. No me importaría arder de pasión si el causante es este hombre.
Sin hacerlo esperar más fui directo a sus brazos, no dejaría pasar una oportunidad como ésta, quién sabe cuándo aparecerá una igual.
Su cabello era hermoso, hasta ahora nunca vi un color igual y estos hacen juego con sus hechizantes ojos. Diría que es una lástima que tenga leves ojeras, pero estos le dan un toque atractivo.
—¿No duerme bien, señor? -aunque, pensándolo bien, es joven. Puede que disfrute de las noches con alguna dama.
—¿Se nota mucho? -preguntó a lo que asentí- Bueno, mi trabajo es abundante en estos últimos tiempos, por lo que no tengo un horario fijo para descansar -sonrió levemente-
Debí haber hecho algo bueno en mi vida pasada para merecer ver tal ángel. No sé qué sea, pero gracias, universo.
—Lamentablemente debo dejar a la pequeña dama, hemos llegado y no me queda mucho tiempo -dijo bajándome y dejándome en una banca frente a un fuente. Habíamos llegado al jardín- me apena tener que dejarla sola siendo pequeña, pero hay caballeros que hacen su guardia y pasan por aquí cada cierto tiempo, cualquier cosa puede pedirles ayuda -acarició mi cabeza y se estaba apunto de marchar-.
—¿Cuál es el nombre del sir? -no me voy a quedar con la duda, necesito saber su nombre-
—...-esperó unos momentos para contestar y se giró a verme- Roger -sonrió- Roger Alfierce. ¿Y usted, pequeña dama?
—Artemisia -me levanté de la banca, agarré los dobladillos de mi vestido, pasando el pie derecho unos centímetros detrás del talón izquierdo y me incliné levemente. Estaba realizando una reverencia, tal y como había observado que lo hacían los fantasmas del Rubí- Artemisia Eileen, un gusto conocerlo, Sie Roger Alfircer -Endereze mi postura y sonreí-
[—Creo que acabo de flechar al hombre] reí internamente.
—Tan linda... quisiera una hija así -susurró y gracias a mi buena audición logre escuchar- El gusto es mío, pequeña Artemisia. Me voy retirando-me devolvió la reverencia y se fue-.
[—Si el destino quiere, nos volveremos a encontrar]
Sonreí y espere a que desaparezca para comenzar mi plan.
[—Y juro que si su respuesta es afirmativa, no la dejaré ir, mi hermosa princesa]
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-golpe sordo-
Roger se apresuró por sostener como podía a la dama con la que había chocado.
—Oh mi... Perdone, iba distraída.
Hermosa cabellera dorada, piel blanca cual porcelana, cuencas brillantes que te atrapan de una sola mirada.
Artemisia Eileen de Alger Obelia.
La dama más sensual que cualquier hombre del imperio haya visto.
Sus celestinos ojos siempre poseen un brillo travieso, el cual parece invitar a todo aquel que los vea a que juegue con ella, mientras que sus finos labios los incitan a besarlos.
La princesa del sol y la luna.
Tan brillante como el Sol y tan majestuosa como la luna.
Capaz de quemarlos con un solo toque y congelarlos de una sola mirada.
Tan misteriosa, tan atractiva, tan poderosa... tan ella.
Roger Alfierce es un hombre ambicioso y, en cierta forma, cruel. Siempre lo obligaron a ser así.
Es un hombre recto y serio, pero amable y caballeroso.
Pero al fin y al cabo es un hombre, y todos los hombres caen ante la belleza de la princesa.
—Me disculpo de igual modo, mi lady. Iba leyendo unos documentos que no vi el camino -se inclinó ante ella-.
—Permítame presentarme, sir -realizo una perfecta reverencia- soy Artemisia Eileen, es un gusto conocerlo.
[—Tan hermosa, como un hada]
—Artemisia -susurró su nombre, apreciando cada letra- El gusto es mío, soy Roger Alfierce -realizó una reverencia de igual modo- Es agradable conocer a una hermosa hada, pero lastimosamente le debo marchar. Tengo una conferencia con el emperador.
Roger se maldijo internamente, pues inconscientemente cambió la palabra "lady" por "hada". Se sentía terriblemente avergonzado, nervios como esos ya no deberían existir en él.
Solo esperaba que Artemisia no se moleste.
—Oh yo... Pienso de igual modo. Conocer a un hombre tan guapo y amable no es algo de todos los días. -rio levemente-
—En ese caso, me voy, Lady -se alejó rápidamente antes de que Artemisia viera su sonrojo-
—...Con que hada, ¿eh? Que irónico.
—Roger Alfierce... Que hombre tan interesante, podría llegar a ser una buena pieza para mi juego -miro la espalda del hombre y luego se giró para seguir con su camino, luego vería como le resultaría útil aquel bello hombre-
[No lo voy a negar... desearía poder tener a ese hombre entre mis sábanas] se rio ante tal pensamiento
[Quizás en un futuro cercano]
Cuando la ADEDW (Asociación de escritores de wattpad) me dio el certificado me dijeron "No abuses de tu poder" y adivinen qué fue lo primero que hice 🤡🤙🏻
Ya, ya, fuera de juegos. ¿Qué les pareció el capítulo?
Si, ya sé, es más corto en coloración con lo que suelo publicar y me disculpo por eso. Esta es la tercera versión que escribo del capítulo, las dos antiguas versiones eran más largas pero eran tan aburridas que no aguante y las eliminé por completo. Ninguna escena fue reciclada, lastimosamente.
Esta última versión me convenció más, no es tan aburrido (eso espero) y le añadí un toque personal a Artemisia, ya que supuestamente tiene la mentalidad de una chica de 16 años, puesto que gran parte de sus recuerdos de los 16 para arriba son borrosos por todo el tema de la transmigración. Iré resolviendo ese tema en el arco de su vida pasada (y prepárense para el drama, que estará fuerte).
¿Les gusta la temática de añadir pequeños recuerdos de Artemisia en Lovely Princess? Si no les gusta los puedo quitar de los próximos capítulos para adelante 🥰.
Y no se preocupen, ya estamos a 2 partes de acabar con este arco, que sería el de su infancia. Vendrán algunas cosas fuertes y necesarias para el desarrollo de la personalidad de Artemisia como villana y les pido disculpas por adelantado :(
Recordemos que Eun Ji transmigro a una villana y todo el universo de Lovely Princess va conspirar para que ella sea lo que debe ser, aun si no tiene el alma de la Artemisia original.
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¿Verdad?
Dato: En las primeras versiones del capitulo existía un personaje llamado Amara, que sería la nana de Artemisia, pero su personaje no me convenció y la quité. La infancia de Artemisia parecería muy buena y eso no me gustó, porque ella parecería muy infantil para mí gusto.
Palabras: 2965
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