Capítulo 5: Nuestra Aldea
xSouh
Kūdetā: Black Ops
Capítulo 5: Nuestra Aldea
Sakura se removió entre las sabanas, los últimos días en Konoha habían estado lo suficientemente calientes como para sentirse incomoda con la sensación de la temperatura corporal de su compañero de cama, dormir toda la noche no compensaba el cansancio que aun corría por cada musculo de su cuerpo, maldita costumbre de levantarse al amanecer y desayunar temprano.
Abrió los ojos, acostumbrándose a la oscuridad de la habitación cubierta con gruesas cortinas, Itachi estaba de espaldas ella, impidiéndole cualquier visión con un enorme muro de piel y músculos tonificados, pasó la punta de los dedos perfilando su trapecio hasta llegar al hombro donde iniciaba un tatuaje itálico de tinta oscura.
Emanó chakra verde para curar una cicatriz que no había estado ahí una semana atrás, siempre se esforzaba en borrar cualquier marca en su piel y esa tarea era más fácil mientras él dormía.
―¿Te diviertes? ― preguntó él, solo con un ligero toque de sueño en su voz.
―¿Debería?
―hmnp...
―¿Me vas a dar una misión interesante? ―rodó, pasando sobre él para poder quedar de frente.
―Tal vez.
―Estás muy huraño esta mañana. ―se quejó, quitándose de la cara una hebra rosa que durante la noche cobró vida propia dejando su cabello en algo parecido a un nido de pájaros. ―¿Hablaste con tu madre?
La pregunta fue formulada con cuidado a pesar de que no dudó en hacerla, siempre que Itachi se encontraba con su madre pasaba algo parecido. No le gustaba a pesar de que la matriarca Uchiha era una de las personas mas tolerables dentro del complejo Uchiha.
―Fue a mi departamento ayer por la mañana. ― aceptó, acostándose boca arriba con la mirada perdida en el techo de la habitación.
―¿Te volvió a pedir lo mismo? ― esta vez la voz de Sakura si tembló, sin poder ocultar el miedo en sus palabras.
―Si.
―Ah.
―No lo aceptaré, Sakura. ― le dijo, sentándose para buscar su mirada verde. ― Aceptar un matrimonio arreglado por el clan seria regresar a estar atado por ellos.
―Pero podrías ver a Sasuke.
―Sasuke se convertirá en el líder del clan en un par de años, y por mucha influencia que tengan los ancianos sobre él y el resto de los Uchiha, podrá verme si así lo desea.
―Yo...
―Ayer compré algunas cosas para hacer el desayuno, vamos. ―pidió, poniéndose un pantalón que dejó la noche anterior en el suelo.
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Llegaron al cuartel de ANBU con diez minutos de diferencia. Quizá sí hubiera crecido como una niña normal, le molestaría tener que ocultar su extraña relación desde hace dos años, no tuviera que mentir cuando hablaba con Tsunade o Anko.
Dolió en un principio, no poder hablar de esa parte de su vida con Naruto y Sasuke, pero las cosas no eran tan fáciles como cualquier pensaría y su antiguo equipo no estaba listo para ello.
No era tan fácil porque él era un Uchiha, uno exiliado y el antiguo heredero del clan, el shinobi que mató a Obito Uchiha durante el golpe de estado en lugar de ir contra Konoha. La historia era enredosa y terminó como el antagonista para su propia familia.
Si los Uchiha no hubieran matado a los concejales, Sakura no estuviera segura de que Itachi pudiera seguir en Konoha.
Pero el precio fue caro, no solo no podía regresar al distrito Uchiha, también fue obligado a perder todo contacto con quizá la única persona que amaba: su hermano menor.
Y nadie se preocupó por explicarle al pequeño de cinco años por qué todo cambió, porqué su hermano dejó la casa y jamás lo pudo volver a ver, porqué los adultos decían en voces bajas que su hermano era un traidor.
Sakura estaba iniciando la academia ninja cuando todo pasó, recordaba al Sasuke de aquel entonces. No había niña en toda la escuela que no creyera que era el niño más lindo, además era inteligente y se veía increíble, rodeado con ese brillo de aquellos que portaban con orgullo un emblema importante, nadie dudaba de que ellos llegarían lejos. Era serio y reservado, pero después se volvió frío, caminaba más recto y no le interesaba nada más que aprender, desechando cualquier cosa que no lo convirtiera en un mejor shinobi.
Itachi Uchiha todavía era un tema tabú frente a Sasuke.
Ella no se sentía lista para explicarle su relación, decirle que se convirtió en un apoyo para ella, que la entrenó cuando nadie más se molestó en hacerlo, que aprendió ninjutsu medico por su cuenta para ayudarle a curar sus heridas después de misiones porque odiaba ir al hospital, nunca la dejó sola.
―Leí el reporte de misión que entregó Kakashi. ― interrumpió su almuerzo Tsunade, tomando asiento a su lado en la larga mesa del comedor. ―Eres una sádica, más de lo que esperaría.
―Fue una muerte rápida, limpia. ―se defendió la pelirosa, tomando un pedazo de calamar con sus palillos.
―Yo me hubiera divertido un poco más. ― Anko también llegó, sentándose al otro lado.
La mayoría ya había aceptado que esas tres sillas ya tenían dueño, los shinobi eran personas de costumbres en actividades cotidianas por lo que nadie ocuparía esos lugares, algunos incluso preferían sentarse del extremo contrario.
―Podrías aprender un poco y mejorar tu arsenal. ―sugirió la Haruno, intentando robar una bola de arroz del plato ajeno.
―El control de chakra puede ser una mierda cuando tienes un regalo de Orochimaru. ―
―Problemas de niños de laboratorio.
Cuando las puertas se abrieron, Sakura luchó por no voltear en esa dirección, sabía que eran Itachi y Kakashi. Se concentró en su comida, notando la mirada de Tsunade sobre su persona, esperando cualquier movimiento en falso, pero no le dio nada.
―Ese hombre está cada vez más bueno. ―se quejó Anko, a pesar de su tono bajo, las tres sabían que la mitad de los que estaban en la habitación la habían escuchado y poco le importo.
―No salgas a pescar en aguas tormentosas, Anko. ―le recomendó la rubia, aunque Sakura sintió que ese consejo no era precisamente para la pelinegra.
Y agradeció estar en manos de ANBU, donde los Uchiha no tenían poder.
No les parecería gracioso que su antiguo heredero desobedeciera de nuevo y se negara a un matrimonio arreglado con la hija de un clan extranjero que les ayudaría a incrementar su poder bélico y político.
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Naruto caminó a su lado, incomodo y sin saber cómo iniciar una conversación. Acudió a Sakura porque siempre fue una persona que lo escuchó y se tomaba un pequeño lapso de tiempo antes de contestarle cuando hacía preguntas que él creía eran importantes, eso fue mucho más que el resto que siempre lo tomaban como alguien superficial y que no buscaba el trasfondo de nada.
El sol estaba por ponerse, pero los rayos alcanzaban a llegar a la cima de la montaña Hokage, creando una de las mejores vistas de la aldea que existían.
―Sakura-chan, ¿Tu recuerdas la época del golpe de estado? ―
La pregunta le llegó por sorpresa a la pelirosa, principalmente porque ella también estuvo pensando mucho en el tema desde hace varios días.
―Un poco. ―no mintió. ―éramos muy pequeños. ¿por qué preguntas?
―Nada en específico.
―Esta bien. ―aceptó, sabiendo que no era el fin de la conversación, pero su amigo necesitaba tiempo para poner en orden sus ideas. No dijo nada más, con los antebrazos recargados sobre el barandal de la cima solo espero, agradeciendo la tranquilidad del sitio.
―Leí algo. ―dijo, el sol ya completamente oculto. ―un pergamino clasificado sobre una misión a Uchiha Itachi.
―¿Qué clase de misión? ― preguntó, tanteando el terreno.
―Una misión para Raíz. ―Sakura entendió el concepto, aunque ya no existía Raíz, se había disuelto hace mucho. ―Una misión para Uchiha Itachi.
―Uchiha Itachi nunca ha sido parte de Raíz.
La respuesta de Sakura fue segura, y por la cara de Naruto, ella supo que él también lo sabía, pero necesitaba confirmarlo. Nunca se preguntó porqué Sakura tenía ese conocimiento, pero ella siempre sabía cosas, leía mucho. Además, ese no era el punto.
―Esta firmada con el sello de Danzou, pero nunca aparece su nombre.
―¿Cuál era la misión, Naruto?
―Asesinar a todo el clan Uchiha y después convertirse en un desertor de Konoha.
―Eso nunca pasó.
―No.
―No entiendo tu punto, Naruto.
―Yo tampoco lo entiendo, Sakura. ―los hombros del rubio cayeron y a la pelirosa nunca le pareció verlo tan maduro como en ese momento, sin una sonrisa en el rostro y los ojos llenos de esperanza.
―Muchas cosas pasan sin que nos demos cuenta. ―lo apoyó, pasando una mano por su espalda.
―Pero ese será mi trabajo, cuidar de todos. ¿Cómo alguien le pide a una persona que asesine a su familia? ¿Cómo puedes esperar vivir en un lugar donde para vivir en paz alguien tiene que ser algo así?
―No fue el Hokage quien tomó esa decisión, Naruto.
―No se trata de quien toma o no la decisión, Sakura. ―le dijo, chasqueando los dientes, controlando su energía para no terminar en un accidente. ―Se trata de que pasó, aquí, en nuestras propias narices.
―Yo no tengo nada que decir para defender a Danzou. Nuestra infancia en Konoha no fue la mejor, todos estamos un poco descompuestos. Tu, yo, Sasuke.
―Ahora mismo no se si quiero ser Hokage. No sé si voy a ser capaz de tener que tomar decisiones como esa.
―No las tomes. Hazlo a tu manera.
―¿A mi hermano se le ordenó asesinarnos...?
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