Desventaja 4: No del estilo
Y aquí estamos de nuevo, esta vez con Kyungsoo escondido tras unos arbustos en el centro comercial. El camuflaje perfecto, si es que le preguntan, nadie se daría cuenta de su presencia.
Además, kyungsoo sabía que la gente que se le quedaba viendo, en realidad, no lo veía a él sino al disfraz de hojas, si señor. El disfraz confeccionado por su mejor amigo, alias Kai.
Pero...ah vamos, no podía engañar a nadie.
El disfraz era un puto asco, casi tanto como su creador.
En fin. Resulta que hoy Kyungsoo si estaba de buenas, o emputado en un nivel inferior, que era técnicamente lo mismo.
Estaba observando a su siguiente presa. Esta vez era un alto chico que la mera neta estaba bien pinche sabroso. Parecía un maldito modelo, en serio.
En medio de la plaza llamaba tanto la atención que incluso algunas chicas se acercaban para tomarse fotos hasta que accidentalmente, y solo accidentalmente, él les aventaba bolas de papel con la ayuda de un popote desde su escondite.
Mirando al frente, Kyungsoo se topó con una mancha oscura, digo con Kai, quien estaba ocupando una mesa en la heladería de enfrente. Él tenía la vista fija en el objetivo y según el plan, a su orden, Kyungsoo saltaría de entre la vegetación y se tropezaría casualmente con Yifan. El delicioso chino de intercambio.
Nada podía salir mal.
Nada excepto que cuando volvió a mirar hasta Jongin, éste estaba tan ensimismado con su teléfono, jugando alguna idiotez de atrapar animales animados, que no veía que su presa se alejaba del área acordada.
Así que le tocó actuar rápido y saltarle encima de la nada.
—Hola, Yifan.
—Hol...
—¿Quieres ser mi novio?
Le mostró una brillante sonrisa de dientes completos, esperando que en esta ocasión si funcionara, mientras se balanceaba de adelante hacia atrás en las puntas de sus pies hasta los talones y de vuelta al frente. Entonces el mas alto rio.
Y Kyungsoo también lo hizo.
¿Esto era real?¿y esta rosa? Ah, no verdad.
En fin, esto era un maldito milagro, uno de esos que no salían ni en las novelas chafa que su jefecita miraba en la tele.
Eso era un "sí", ¿verdad?
Yifan se reía porque le estaba aceptando, ¿verdad?
¿verdad?
El chico siguió riendo y volvió a mirarle. Sus carcajadas deteniéndose al ver el rostro impasible de Kyungsoo.
—Lo dijiste tan serio que casi te creí.
—Pero era en serio.
Masculló, apretando sus puños para no lanzarse sobre el chico y romperle unos cuantos dientes.
—Ah. Lo siento, pero lo gay no es mi estilo, no hay forma de que yo, ¡el grandioso Yifan!, pueda salir con un chic...
—Ay, mi amor, peeerdón por el retraso, había un pinche trafico culero que no me dejaba salir —dijo otro chico alto de cabello negro con unas prominentes ojeras adornando su rostro mientras le daba un beso en la mejilla—. Toma, sostén mi bolsita —y se la dio—. Ah y mira, pasé a comprar los condones esos que me pediste, los de sabor a banana que no encontrábamos por ningún lado, pero de todas formas traje los de fresa por que esos me gustan a mí. Oh, hola Soo.
Dijo cuando notó al fin su insignificante presencia.
Ese.
Ese pequeño bastardo, era Tao. Kyungsoo compartía algunas clases con él.
Así que, mandando a la verga a todos, caminó en busca de Jongin que ahora si lo iba a escuchar.
De paso aprovechó a mentársela a Park Chanyeol y a sus patas chuecas, pues nada de esto estaría pasando si el meco ese no lo hubiera rechazado en primer lugar.
A Byun Baekhyun y el delineado sexy que tanto le ponía cachondo a Chanyeol, no es que Kyungsoo lo haya leído en su diario, no.
Inconscientemente, a Sehun, con su brazo enyesado. A un Luhan que seguía sin saber quién cambió su tinte castaño por un fucsia fosforescente.
Tampoco se olvidó del gato hetero. A él le tocó el doble por no ser puto.
Y ahora, a los nuevos integrantes de su lista de penes por cortar. Yifan y Tao.
A este paso, iba a tener que explotar bombitas solo. Y no había nada mas triste que explotar solo las bombitas en navidad.
No existía humillación mas baja y mas vil que la de obligarlo a estar solo todo por que el tonto de Chanyeol gustaba de ese enano de mierda con complejos de diva.
Y en ese pinche emperramiento iba cuando se detuvo abrupto. Una alta figura captó su atención, acompañada de una mas bajita que permanecía a su lado.
Kyungsoo se detuvo en su trayecto para zamparle un buen chingadazo a Jongin por no hacer nada bien, cuando vio a Chanyeol tomar una gorra de un estante cercano y ponérsela. Baekhyun tratando de brincar para alcanzarla y fallando en el intento. Entonces el mas alto quitándosela y poniéndosela al mas bajito. Este último sonriendo feliz y rodeando con sus pequeños brazos el cuerpo del mas alto.
Kyungsoo sintió algo romperse dentro de él ante esa (aunque odiara admitirlo) enternecedora escena. El sonido que causaba su corazón al quebrarse en miles de pedazos era como si una galleta se despedazara dentro de su pecho, el crujido tronaba en sus oídos de forma cruda. Sintió a su boca secarse y a su pecho estrujándose.
Según el diario que Kyungsoo no había leído, Chanyeol se confesó tan solo una semana después de su llegada. Por si eso fuera poco, el estúpido ese le aceptó, así como si nada, admitiendo también estar enamorado de él. Fue una química inmediata, un amor perfectamente correspondido y no uno malditamente unilateral como el suyo.
—¡Hey, Soo! ¿qué pas...? Oh
Exclamó Jongin, llegando de quién sabe donde. Pero él no podía escuchar lo que sea que el moreno le dijera. Estaba demasiado ocupado sintiendo a su corazón sangrar con algo mas que un simple capricho.
Por que aunque había estado emputado hasta hace solo tres segundos, ahora mismo se hallaba herido por la imagen del alto hombre que abrazaba a su noviecito perfecto.
Baekhyun se levantó en las puntas de sus pies y Chanyeol, el muy estúpido, se agachó para unir sus labios con los del bajito.
Kyungsoo dejó a sus manos caer a ambos lados de su cuerpo con lentitud. Los binoculares en una de estas se deslizaron fuera de su agarre, no cayendo solo gracias al cordón unido a su muñeca.
—No necesito de esos binoculares para ver el cuadro justo en el que se rompe tu corazón —exclamó Jongin tratando de ser gracioso. No funcionó, obviamente.
—Vámonos —agregó rápidamente un decaído Kyungsoo antes de empezar a caminar rumbo a la salida de la plaza—. ¿Qué...?
Una exclamación sorprendida salió de sus labios cuando una mano lo tomó y lo trajo de vuelta al lugar que acababa de abandonar tras medio paso.
Jongin ahora tenía refugiado su cuerpo entre sus brazos y Kyungsoo sintió que una extraña sensación de calidez le inundaba, no de forma externa pero si brillando dentro de sí.
Debía ser la impresión ya que no todos los días una canela de esa finura le abrazaba. Aunque claro que Kyungsoo podría hacerlo cuando quisiera solo que no quería infundir falsas esperanzas en su amigo. No cuando sabía lo mucho que dolía el no ser correspondido.
Pasó un largo rato mientras el mas alto le abrazaba con fuerza, como si con ello pudiera evitar que los trozos de su corazón roto se cayeran y rodaran fuera de su cuerpo.
La gente que pasaba los veía raro así que aunque era muy cómodo el calor que desprendía del moreno, Kyungsoo se removió, tratando de zafarse mientras el otro se negaba a aflojar el agarre. Forcejeó un poco hasta que...
—Ehm, ¿Jongin?
—¿Sí?
—Creo que me he tirado un pedo
Admitió. Y sí, efectivamente, se le había escapado uno.
—Sí, ya me di cuenta.
Dijo el moreno en medio de una peculiar risa. Jongin se alejó por fin y Kyungsoo fue capaz de respirar de nuevo, su corazón empezando a calmarse y a regular su latir.
Cuando miró a su alrededor, mas concretamente hacia ese puesto de gorras, ya no había rastros de Chanyeol y su noviecito.
Así que retomando su habitual recorrido a casa, caminaron por las calles de su barrio.
Kyungsoo estaba ocupado analizando sus pensamientos y la extraña razón de la alteración sufrida hace un rato, cuando Jongin le tendió unas hojas.
Él las tomó entre sus manos y le miró interrogativamente.
—¿Qué es esto?
—¿Cómo que qué es esto? Es obvio, es la lista. Aún no hemos acabado con tu búsqueda de un compañero perfecto para navidad.
—No creo que sea buena idea, Jongin. ¿Y si dicho compañero no existe?
—Bueno, en ese caso, yo me convertiré en lo que sea que tú necesites, ¿te parece bien?
Y tras decir eso, se fue antes de que Kyungsoo tuviera siquiera la oportunidad de renegar algo. Se fue y le dejó casi vomitando su corazón de lo tan duro que latía.
Sentía el calor característico en su rostro que le indicaba que se estaba sonrojando, ¿por qué se estaba sonrojando?
Maldita sea, seguro le estaba dando taquicardia, sí, eso debía ser.
Debía ir y checarse la presión.
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