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Epílogo

La familia Kim-Do celebraba el primer año de nacido de su primogénito, TaeOh. La decoración había sido obra de su madre, Sohyun había traído la torta, Junmyeon y Sehun llevaron un set de juegos para bebés de un año, Chanyeol le regaló una mini camiseta de su equipo favorito de basket y Baekhyun le regaló un piano de juguete para comenzar con la simulación de clases de música, porque obviamente su sobrino sacaría el mismo talento para la música que él, aunque no llevara su sangre.

—KyungSoo, esto pesa demasiado, ¿en dónde lo pongo? —preguntó Baekhyun, cargando unas cuantas cajas de cartón en brazos.

El pelinegro abrió los ojos y la boca, escandalizado. —¡¿Qué haces cargando eso?! Suéltalo ahora antes de que Chanyeol te vea y le de un infarto por estar cogiendo cosas pesadas en tu estado.

Baekhyun obedeció a regañadientes y pasó una mano por su frente para secar unas cuantas gotas de sudor. KyungSoo se acercó a él y acarició su abultado vientre de siete meses.

—¿Ya tienes fecha? —le preguntó, sin apartar su mano.

El castaño asintió. —Tenemos programado el parto para Julio. Solo espero que esta pequeña no se adelante.

KyungSoo sonrió, el primer bebé de su mejor amigo sería una niña.

—¿Y qué pasa con el nombre? ¿Cómo se llamará esta princesa?

—Aún no lo decidimos pero creo que será Byul... A mí me gusta mucho.

—Byul —repitió el pelinegro, enternecido—, es un precioso nombre.

—Gracias.

JongIn y Chanyeol llegaron con algunas bandejas de comida, y las colocaron sobre la mesa. TaeOh llegó a la sala en brazos de su abuela, mientras Sohyun iba detrás haciéndole muecas divertidas que lo hacían reír.

—Ahí está mi bebé —dijo KyungSoo, yendo a su encuentro. El pequeño extendió sus brazos hacia él y su abuela lo dejó ir—. ¡Hoy es tu cumpleaños!

—¡Anios! —le imitó el niño, haciendo reír a todos.

—Todo está listo —anunció JongIn—, ¿le cantamos?

KyungSoo tomó su mano y le sonrió. —Vamos.

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La fiesta duró unas cuantas horas, en donde todos compartieron anécdotas divertidas sobre sus vidas y rieron a carcajadas con las ocurrencias de algunos. TaeOh pronto cayó rendido y KyungSoo supo que era hora de acostarlo y despedirse de sus invitados.

Para las diez de la noche, la casa estaba vacía, limpia y ordenada. TaeOh dormía en su cuna y JongIn le preparaba a KyungSoo una taza de té para dormir tranquilo.

Los últimos meses habían podido lograr dormir más horas, debido a que TaeOh ya no lloraba por las noches, rogando la atención de sus padres a cada minuto.

—Muchas gracias —dijo el más bajo, tomando la pequeña taza entre sus manos—. ¿Tú también te hiciste uno?

JongIn asintió mientras le daba un sorbo a su bebida. —Quiero tener un sueño reconfortante.

KyungSoo entendía bien eso, últimamente los tés de Jazmín calmaban sus nervios y los hacía dormir más rápido.

—Estoy tan feliz por nuestra familia, por nuestros amigos y por todo lo que hemos logrado hasta ahora.

El trabajo de JongIn había vuelto a la normalidad, poco después de recibir la noticia sobre el embarazo de su esposo e incluso pudo pedir vacaciones cuando el bebé nació para pasar más tiempo con él. Por su parte, a KyungSoo le comenzó a ir mejor en el negocio de fotografía. Se especializó en sesiones de fotos de bebés, él tomaba las mejores fotos del país. Una de esas sesiones se llegó a viralizar en las redes y ahora no le dejaban de llegar propuestas para trabajar en grandes revistas familiares. Sin embargo, KyungSoo tenía un mejor plan, abrir su estudio de fotografía y trabajar para él mismo, como siempre lo había hecho. El proyecto iba en marcha, tenía el apoyo de JongIn y de vez en cuando sus amigos venían a ayudarlo a decorar el lugar.

Pero algo cambiaría pronto, otra vez.

—JongIn, tengo algo que decirte.

El moreno le prestó más atención. —¿Qué es?

KyungSoo sonrió ampliamente. —Te amo.

—Oh, jagi, yo también te amo.

Pero eso no era todo, KyungSoo tenía planeado algo más.

—Cuando me enteré sobre TaeOh fui el hombre más feliz del mundo y esperaba que tú también lo fueras —dijo—, dime JongIn, ¿eres feliz?

—Por supuesto que lo soy —le aseguró el menor—, no te imaginas cuánto.

KyungSoo asintió, dejó su taza sobre la pequeña mesa de centro y se puso de pie para ir a la repisa que se encontraba a lado del televisor. Se arrodilló para abrir las puertas del último cajón, la cual estaba cerrada con llave. JongIn lo observaba con curiosidad. KyungSoo sacó una cajita rectangular de color blanco, la cual tenía una cinta de regalo encima, y se la entregó.

—¿Qué es? —preguntó.

—Ábrela —le animó.

JongIn se deshizo de la tapa y halló un objeto rosa extraño en ella.

—¿Qué es esto?

KyungSoo la tomó. —Es una prueba de embarazo y en esta rendija puedes ver el resultado —explicó—. Una raya roja significa negativo y dos rayas rojas es positivo.

JongIn volvió a mirar el objeto, dándose cuenta que aquella cosa marcaba dos rayas rojas. Claramente podía ver las dos rayas rojas ahí.

—¿Quiere decir-

—¡Vamos a ser papás! —anunció con emoción—. Bueno, ¡papás por segunda vez!

El más alto no pudo contener la emoción y se puso de pie de inmediato para abrazar a su marido. Lágrimas empaparon las mejillas de ambos.

—Gracias —dijo finalmente.

—Gracias a ti también, muchacho grande —respondió KyungSoo—, no dejas de hacerme feliz.

JongIn soltó a su esposo y secó sus mejillas rápidamente.

—¡Y fui el primero! —exclamó, refiriéndose a la noticia—. Quiero decir, esta vez sí fui el primero oficialmente porque la otra vez-

KyungSoo negó con la cabeza y lo calló con un beso. Cuando se separaron, ambos se sonrieron.

—Siempre serás mi primero en todo —le aseguró y JongIn no pudo detener a su pecho de inflarse de orgullo—. Te amo.

—Yo te amo más y a este bebé de aquí también —dijo, acariciando el vientre plano del mayor.

KyungSoo sonrió enternecido. —Venga, vamos a dormir.

Apagaron las luces y se fueron a la habitación, caminando tomados de la mano, con la esperanza de irse a soñar juntos con un nuevo y brillante mañana. La familia que habían formado era el motor que ambos necesitaban para levantarse y continuar.

Con un bebé en la cuna y otro en camino, podían asegurar que sus sueños se habían cumplido y ahora solo quedaba cuidar como oro el tesoro que habían formado juntos.











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+++
Mil gracias por acompañarme en esta historia ♥️


~Nos leemos en la próxima historia~

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