
8. Así que tu eres Christopher.
.Capítulo 8.
Kylie:
La noche en el hotel transcurrió tranquila. El clima estaba un poco más despejado, y seguiríamos nuestro camino hacia New Hills. Esto se ha retrasado mucho. Había mucho silencio en el auto, el ambiente era algo pesado. Si Chase estuviera despierto no sería tan abrumador.
— No debiste darle esa pastilla, R. — reprende Chloë a R con su mirada.
¿Porque parece que se conocieran de toda la vida?
La respuesta de R. fue simple:
— Gracias a eso, tenemos un viaje en auto tranquilo y silencioso.
— Dios, que malo.
Transcurridas 2 horas en auto, nos detuvimos en una gasolineria. El olor a gasolina inundaba mis cosas nasales, habían olores extraños. Al estar a unos escasos centímetros del auto un pequeño grupo de pandilleros nos tenía rodeado.
Ay no.
— ¿R. y Kylie Liense's? — pregunta el primer chico, tal vez en sus veinte, altura promedio, cabello oscuro al igual que sus ojos. Traía una chaqueta de cuero negra igual que los demás. Si, parecían típicos pandilleros de película.
Me alejo del auto, acercando a la pequeña pandilla de adolecentes que están delante de nosotros.
— ¿Y ahora quiénes son ustedes?
Un chico más robusto que el primero, se aclara la garganta.
— Somos los tigres. — y empieza a "imitar" rugidos de tigre, mientras otros se le unen.
Si, hay gente maníaca habitando este mundo.
El primer chico se acerca, divagando hasta quedar más cerca de nosotros.
— Miren, somos peligrosos, muy peligrosos. Si no quieren problemas vengan con nosotros. — El tono hostil con el que hablaba, no me agradaba en nada. Desvía la mirada entre R y yo.
— No sabes de lo que somos capaces. — respondo igual.
— Es por las buenas o por las malas. — remarca "malas" terminando con una sonrisa maliciosa.
Esta vez R. se acerca hacia nosotros.
— No habrá malas porque antes de que lo intenten estarán desangrados en el suelo. — Lo registro de pies a cabeza, arrugado sus cejas.— No miento.
El chico traga saliva pero lo ignora y vuelve a mi.
— Mi paciencia se agota linda.
— Que gatitos tan aburridos, dejen de intentar prender el fuego, no tendrán como apagarlo después. Son simples idiotas con chaquetas de cuero, intentando intimidar, no son nada malos a comparación de nosotros.
Se acerca sosteniendo fuertemente mi blusa.
— Cuida tu boca sucia ramera barata que puedes salir herida.
Dylan me lo quita de encima empujándolo.
— El que debería ciudar su boca, eres tú descerebrado, porque si no, serás el que terminará mal si vuelves a hacer eso.
El chico acomoda su camiseta y se aleja un poco de nosotros.
— Mira, solo queremos a esos dos y nos iremos tranquilamente. — habla alzando sus manos en son de paz.
Mi siguiente pregunta fue directa:
— ¿Quién te mando?
Y por raras e irritantes razones:
— Ella.
Empezaré a pensar que su nombre es "Ela".
— Dios—. Se escucha la voz de la castaña luego de un largo rato.— la gente tiene nombre por algo.
— Entreguen a los que queremos y todos seguiremos con nuestras vidas. — habla nuevamente divagando.
Chloë intenta meterse al auto y uno de los pandilleros, cierra la puerta fuertemente antes de que ella abrirla por completo.
— No se van a ir tan fácil. — dice el primer chico.
Dirijo mi mirada desde Dylan a R, y de él a los de la pandilla.
— Ustedes lo pidieron.
Varias bolas de fuego empezaron a caer en cada uno de los pandilleros, unos corrían, otros intentaban pelear y otros simplemente se escondían o lloraban.
— ¿Que demonios...? — dice el principal chico de la pandilla.
— ¿No querías fuego? — pregunta R. con una gran falsa ingenuidad.— Yo pensé escuchar eso, ups.
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— "En otras Noticias Hall, un grupo de pandilleros han sido encontrados a mitad de la carretera cerca de New Hills, tenían quemaduras de tercer grado en su rostro, otros fueron degollados y algunos... disculpa, es algo aterrador, como decía... y algunos le fueron arrebatados los ojos, fue un acto cruel. Según las autoridade–"
La castaña apaga la radio del auto. Eran casi las 19:30 p.m. y según el planilla de Christopher estábamos a unos kilómetros de su casa.
— Jael nos siguió. — digo mirando fijamente hacia delante. Todos me miran.
— ¿Cómo estás tan segura de eso? — cuestiona Dylan.
— Ay por favor, ¿como que como? Nosotros causamos las quemaduras y tal vez unas pequeñas fracturas, pero nosotros no los degollamos, ni le quitamos sus ojos. El único que podía haber hecho eso es Jael, nos tiene en su mira, así que está siguiendo cada uno de nuestros pasos. — Respondo sin mucho enredo.— No quiere que nos reunamos, si lo hacemos él será... ejecutado... — Jael está loco, pero quiere aún salvar su vida aunque sea una mierda, es como yo en algunos sentidos.
Quiero morir, pero no gracias a "ella" o el Laboratorio.
— Ese tipo está loco. — Opina Chloë mirando hacia la ventana.
— Todos lo estamos. — le responde el chico castaño que se encuentra a mi lado.
______________
La música se oía a una desde lejos y provenía de la casa del chico rubio que buscábamos. Al estar justo frente a la casa destinada pude notar varias cosas. Había música, muchas personas, vasos tirados en el frente, luces y gente nadando en el –no tan grande– lago que está a lado de la casa.
— Ay por Dios...— dice Chloë mirando la casa—. Me hubieran avisado que entraríamos a una fiesta.
— No estaremos en la fiesta Chloë. — Digo.
— Tenemos que entrar a buscar al chico, así que técnicamente si entraremos a la fiesta, y yo así de simple. — habla Chloë lamentándose ella sola.
— Te ves bien, no simple. — le responde R y luego vuelve a su semblante serio.
Mi mirada va de uno al otro.
— Es cierto querida, te ves hermosa y radiante como siempre. — le habla Chase, con una voz tan femenina.
— Bien, no se distraigan, solo venimos a buscar a una persona, no una noche de pasión. — indicó a cada uno.
— Que aburrida. — se queja Chase.
Entramos a la casa, tropezando con varias personas. Solo podía percibir el olor a cigarrillo, alcohol, comida y no se que más cosas habían ahí, pero no era un olor agradable. Para mi la música era algo irritante a este nivel y con esta cantidad de personas, era agobiante. En cambio a comparación de los demás era como su hábitat natural. Habían muchas cabelleras rubias como para adivinar de inmediato a Christopher.
— Vayan en de dos en dos, para ir más rápido. — Demanda R.— Si lo encuentran...— Mira a todos lados, hasta detenerse con la vista fija hacia el Lago— Llevenlo cerca del lago, ya no hay casi nadie allí.
Comienzo a caminar con... ¡Sorpresa!
Dylan.
Muchas chicas empezaban a pasar a nuestros lados y regalaban miradas coquetas y sonrisas bobas al chico que se encontraba a mi lado. El olor a hierba, sudor y alcohol, llegaba al punto de ser sofocante. Las personas chocaban entre sí, unos más juntos que otros, risas, música, ¿era yo o el lugar no era tan grande como se veía?
Nadie se daría cuenta si desaparezco ahora.
Empecé a buscar la salida más rápido, hasta toparme con algo bruscamente.
— Holaaaa hermosaa.
Intento disculparme con quien sea que me haya topado, hasta que levanto la mirada.
— Discul– ¿Christopher?
El rubio coqueto sonríe con ansias y con un notable ego:
— El original.
— Gracias a Dios, ven conmigo. — sostengo su camiseta para dirigirlo hacia donde ordenó R.
— Encantado. — me sigue sonriente.
Al salir por fin de la fiesta dentro de esa casa, llegamos cerca del Lago donde estaban todos los demás.
— Bueno, Bueno, solo he llegado a hacerlo con 3 personas a la vez, pero siempre hay una primera vez, ¿cierto? — dice el rubio muy a lo lejos de su cordura.
— Que asco. — responde Chloë con mueca de asco.
R se acerca a Christopher.
— Este chico no está muy consiente en estos momentos.
Dylan lo examina de pies a cabeza.
— El olor a droga y alcohol se percibe desde aquí.
— ¿Y qué hacemos?— Cuestiona Chloë ligeramente perdida de la situación.— No podemos dejarlo aquí por estar drogado–
— No lo estoy.—Reprocha el rubio.— Solo estoy en mi propio viaje astral.
— Además, ¿no necesitaban hablar con él?
Todos empezaron una discusión como hacerle pasar el efecto de el alcohol, que si lo dejábamos y volvíamos después y cada uno daba una idea diferente.
— Vendrá con nosotros. — decreto ante todos.
Chase habla:
— ¿Qué?
— Exacto, ¿Qué? — Pregunta Dylan igual de atónito.
— Necesitamos hablar con él, y el efecto del alcohol y la droga no se iran ya mismo. — respondo.
Chase me rodea.
— ¿No sería un secuestro?
Me acercó para mirar fijamente al Rubio que no se encuentra muy consciente.
— ¿Quieres venir con nosotros?
Este, forma una sonrisa juguetona.
— Claro que si Muñeca.
— Listo, no es un secuestro.
— Esta bien, vamos.
Todos empezamos a caminar hasta la salida, pero antes de subir al auto, Chloë pregunta:
— ¿Le dejaremos todas estas personas en su casa?
— Él las dejaría por pereza de sacarlas, ¿no? — Opina Chase, encogiéndose de hombros.
— Dudo que alguno de estos idiotas nos diga algo. — Dice Dylan. —De segura, la mitad de estas personas ni lo conocen.
Ahora, solo faltaban 3.
Dos, Uno y Desconocido.
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