3. [ t a l v e z ]
;T/N's p.o.v.
Me despierto y veo que Jaze no estaba a mi lado. Me asusté, sabiendo lo que había pasado anoche y como puede ser capaz de reaccionar a eso.
Bajé al comedor de nuestra casa, y ahí lo vi. Estaba en el sillón, viendo la FMS.
- Ah, acá andabas. - Le dije.
- ¿Eh? Ah, hola amor. - Me respondió, pero no le presté atención. - ¿Pasa algo que me mirás de esa forma?
- ¿Como mierda tenés la cara así? - Hablé, después de un silencio. Su cara estaba con ojeras muy notables, sus ojos algo rojizos y su pelo enredado y despeinado como nunca antes lo había visto.
- ¿Así? No sé a que te referís.
- Estás mal.
- Estoy bien. - Me respondió con una leve sonrisa. - Vos estás mal. Andá y mírate al espejo. - Me pidió.
Le hice caso y fui a verme. Estaba horrible. Mi pelo era un desastre y tenía ojeras iguales o peores que las suyas. Volví a donde estaba y le hablé.
- Estás igual que yo, Juan.
- ¿Cómo que "Igual"?
- Andá y mirate al espejo vos también. Por favor.
- Está bien, como me lo pidas. - Se levantó del sillón y fue a ver su cara, sin antes depositar un pequeño beso en mi cabeza. Cada que se mostraba así era para remediar las cosas o para que no me preocupe por el.
Volvió a donde estaba y me alzó a lo princesa.
- Tenés razon, ambos estamos igual al otro. Vamos a dormir un ratito más.
- Entonces bajame.
- Amor... - Me dijo haciendo puchero.
- Que manipulador que sos, sabés que no puedo hacer nada contra esa arma. - Hablé, haciendome la enojada.
El sólo se limitó a reir y siguió subiendo las escaleras.
- Ahora si, a dormir. - Habló con una sonrisa. Algo pequeña, pero a fin de cuentas era una sonrisa.
- Te hubieses quedado durmiendo conmigo, che.
- No quería aunque lo podría haber hecho, pero es que Cacha me llamó y no volví a conciliar el sueño después de eso. - Dijo. Luego de contarme eso me dejó suavemente en la cama y se acostó el junto a mí. - ¿Que hora es?
- Las 10 y cuarto, casi.
- Bueno, nos da para dormir un rato largo. ¿Me acaricias la cabeza?
Solté una pequeña risita. - Obvio que sí, amor. - Y comenzé a acariciarlo. Al rato volvió a llamarme.
- Ey, ¿Me das un beso?
- Hoy te pusiste cariñoso, eh.
- ¿Pero me das el besito o no? - Dijo haciendome puchero.
- Vení que te doy todos los besitos que quieras, Juan. - Y comencé a besarlo. Estuvimos así unos cuantos segundos hasta que nos separamos por falta de aire. Nos seguimos besando alrededor de 5 minutos hasta que a algo se le ocurrió interponer nuestro momento.
- ¡Miau! ¡Miauuuuu!
- Aww, Totoro, ¿Mami no te dió comida?
- Miauu. - Maulló, con un tono de negación.
- Que cosa esta mami, tiene tiempo de sobra para darte comida pero prefiere chuparme la pij-
- ¡A mi hijo no le decís esas cosas, Juan Carlos!
- Por favor, es un chiste, aparte, ¿Tata nos entiende?
- Algunas palabras sí, como su nombre o lo que sea relacionado a comida.
- ¡MIAUUUUU! - Dijo Totoro.
-
Bueno, es tu hijo, no el mío, así que levantate vos. - Dijo Jaze, entre risas.
- La puta madre, ahí voy, Totoro.
Bajé con el gato y le serví bastante comida como para que no joda por un largo tiempo. Subí a la habitación y ahí estaba Jaze sentado en el borde de la cama, esperandome.
- Bueno, ¿Retomamos?
- Supongo que sí. - Que le iba a decir. Me gustaba su manera tan delicada de tratar al otro cuando besa, y cuando lo hace me siento en el cielo. Me acerqué a el y me senté encima suyo, envolviendolo con mis piernas.
- Era beso, no hacerlo. Pero si querés no hay problema, eh. - Soltó entre risas.
- Me resulta más cómodo así. Y deja de reirte si querés chape.
- Bueno, está bien. - Dijo. Se acercó a mí y comenzó a comerme la boca. Esta vez si que no fue el Juan Carlos que yo conocía, era otra faceta suya que no había visto. Ese beso fue salvaje y apasionado, tanto que cuando nos separamos porque nos faltaba el aire comenzó a dejar marcas en mi cuello.
- Jaze... - Solté un leve gemido. - P-pará amor. - Y menos más que paró, sino creo que hubiesemos garchado.
- ¿Y? ¿Te gustó? - Dijo, apoyando su mentón encima de mi cabeza y abrazándome.
- ¿Seguro que no te poseyó algo?
- No, ¿Por qué?
- Siempre besas delicado. - Respondí.
- Bueno, a veces hay que probar cosas nuevas, ¿No?
- Eso sí.
- Al final, ¿Te gustó o no? - Me preguntó, mirándome con su carita.
- Obvio que sí, amor. Besame de cualquier forma que me va a gustar. ¿No ibamos a dormir?
- Ahora que me acuerdo sí. - Y me tiró a la cama con el. Acomodó la cobija y yo me puse encima de su pecho.
- Y el cariñoso hace un rato era yo. - Y soltó una risa. Que solcito que es.
- Cerrá el ojete y dormite.
- Bueno, calma. Dormí bien.
- Vos también, mi idiota. - Fue lo último que dije antes de caer rendida a los pies de un sueño.
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