Ese papá demonio, ayudado
||Narra Ciel||
Todo a mi alrededor era oscuridad, no tenía idea de donde me encontraba, tan solo recordaba a un estúpido ángel que se jactaba de ser el favorito de Dios...
Uno que me había arrebatado a mi hijo, que aun no debía nacer y menos de esa horrible forma.
<-~×☆×~->
Seguía sumergido en oscuridad pero esta lentamente fue aclarándose mientras escuché voces a mi alrededor, no lograba distinguirlas del todo.
Abrí lentamente los ojos notando como todo era borroso y solo había un candelabro alumbrando el lugar en el que me encontraba.
Parecía que era de noche, no, era de madrugada, por lo que pude distinguir a primera vista.
Estaba en una cama que me resultaba familiar, era mi cama de la mansión de la ciudad, traté de moverme pero un fuerte dolor en el vientre me lo impidió.
¡B-bocchan, n-no se mueva! ¡Su herida es muy grave debido a que es reciente, p-por favor no se esfuerce!-. Meyrin estaba a un lado mío, a su lado estaba Finny, quien parecía igual de preocupado que ella.
¿Ellos no habían salido con Sebastián a comprar lo necesario para el parto?
En ese momento, los pequeños vagos recuerdos que tenía de lo sucedido volvieron de golpe a mi mente.
¡La mansión se estaba quemando! ¡¿Y mi hermano, Snake y Bard, ellos están bien!? ¡¿Dónde están!? ¡¿Mi hijo y Sebastián!? ¡¿Qué fue de ellos!? ¡Respondan!-. A pesar del dolor, logre sentarme en la cama y les pregunté mientras que sentí que la tristeza y preocupación me invadían.- ¡¿Qué sucedió!?
Ellos evitaron mi mirada por un momento después de verse entre si, en eso escuché la puerta abrirse, por ella entró Tomoe llamándome.
Bueno esos tres están bien, acabo de curarlos con ayuda de Undertaker y Grell-san. Respecto a lo de la mansión me iba a encargar de dejarla como nueva tan pronto como pudiera, por ello ahora puedes estar aquí sin preocuparte y tratando de recuperarte-. Escuche atento lo que decía pero al cuestionarle sobre Sebastián y mi bebé, él hizo una extraña mueca.- Y-yo no se nada de Sebastian-sensei y Usami-kun... Recién llegué e hice todo lo que pude para ayudar aquí, el sepultero me comentó lo que al parecer te hicieron eso malditos ángeles... Lamento mucho no haber venido antes, no creí que esto sucedería aun cuando Sebastian-sensei estuvo tan al pendiente sobre los peligros que podían acecharles antes del parto.
E-entiendo, no te lamentes, ni siquiera tu podías prevenirlo... ¿Me pueden dejar un momento a solas por favor?-. Con todas mis fuerzas trataba de mantenerme relativamente sereno frente a ellos tres.
Quienes con mucha duda y preocupación, aceptaron lo que dije y se fueron, dejándome solo en esa habitación que era la que había presenciado uno de los momentos mas felices de mi corta vida: la propuesta de matrimonio por parte de Sebastián.
Tan pronto la puerta fue cerrada las lágrimas comenzaron a recorrer mi rostro mientras ahogaba mis sollozos con una almohada.
¡¿Como era posible que todo eso me sucediera?!
¡¿Por qué no me dejaban disfrutar de la felicidad!?
¡¿Por que Dios parecía querer torturarme desde pequeño!?
¡¿Qué daño les había hecho yo para merecer eso!?
¡¿Qué daño les iba a causar mi amado hijo que ni siquiera había nacido aún!?
No lo sabía.
Realmente no lo sabía, pero me sentía devastado, pensaba lo peor respecto a Sebastián y Usami.
En verdad no quería pensarlo pero las imágenes creadas por mi mente eran crueles y me torturaban sin piedad.
Mil y un escenarios distintos, todos mostrando tan solo lo peor que podría haber ocurrido con ellos, en consecuencia sentí que perdía toda esperanza y ganas de mantenerme vivo.
Un mundo sin ellos...
Un mundo sin él, sin ese idiota demonio que amaba intensamente y sin límites...
Un mundo sin ese pequeño que lleve dentro de mí por siete meses y que quería más que a mi propia vida, a pesar de nunca haberlo visto como tal...
¡No, no quería vivir en ese mundo en donde ellos no fuesen a estar a mi lado como lo soñé tantas veces!
Sebastián... Es u-una orden... Vu-vuel...vuelve a mi lado... Vuelve junto a nuestro hijo... Te lo imploro, n-no quiero vivir sin ustedes-. Susurré aquello con la vaga esperanza de que mi amado demonio acatase mi orden como de costumbre.
Más no parecía que fuese a cumplirse y por ello me quede sintiendo como mi cuerpo temblaba, como las lágrimas humedecían más mi rostro, como mi corazón era apretado a causa del dolor y miedo a haberlos perdido realmente.
Vi mi mundo queriendo caerse en pedazos a mi alrededor por causa de creer perdidos a quienes más amaba.
Levante un poco mi vista y vi por la ventana que había comenzado a nevar, eso solo me hizo recordar aquella canción que era escrita especialmente para Sebastián.
Lentamente comencé a cantar mientras me fui levantando para mirar a través del cristal la tormenta de nieve que recién iniciaba.
||Narración normal||
Mientras tanto, frente a la mansión que lentamente terminaba por consumirse en el fuego, el demonio semi-dios de nombre Tomoe miraba con tristeza e impotencia dicho sitio.
En un parpadeo había llegado ahí luego de que dejo a solas al conde, todo el fuego que lo rodeaba se extinguió de golpe a la par que había chasqueado sus dedos.
Esta será una larga noche, espero no tardar mucho, podré buscar a Sebastián-sensei y darle apoyo si es que aun esta peleando contra esos idiotas alados... ¡Y tú maldito perro diabólico! ¡Si quemas algo, me encargaré de patearte de aquí hasta China!-. El demonio oriental veía seriamente al gran perro blanco que estaba sentado con la cabeza gacha y lamentándose.- Cuando Sebastián-sensei regrese o Ciel-chan este mejor decidirán que se hará contigo... Pero ese collar en tu cuello me molesta y me hace desconfiar, así que te lo quitaré.
Tomoe hizo lo que dijo, el collar que portaba ese canino fue retirado fácilmente.
Ese perro parecía sentirse arrepentido de lo que había hecho en ese momento y antes, pues ese lugar había sido su hogar durante un tiempo hace unos años.
Porque sí, ese gran perro que lloraba era ni más ni menos que Pluto, quien fue la "mascota" del mayordomo de la familia Phantomhive, al parecer había sido revivido para nuevamente ser usado de esa manera en contra de su voluntad.
Pero dejando de lado por un momento eso, ahora el semi-dios estaba usando sus poderes para regenerar los terrenos y después lo hizo con la mansión, todo se fue restaurando lentamente, el color negro de lo quemado fue desvaneciéndose y recobraba su color original, daba la impresión de que el tiempo retrocedía en los objetos.
||Narra Sebastián||
Tenía en brazos a mi pequeño hijo finalmente, él me miraba curioso mientras yo no podía creer del todo que realmente ya estaba en este mundo, que lamentablemente lo había recibido de una pésima manera.
Eres un pequeño muy valiente hijo mío, a pesar de lo que pasaste ahora puedes estar así de tranquilo, me alegra que probablemente no llegues a recordar esto-. Caminaba lentamente por el lugar evitando que mi hijo llegara a ver los cadáveres de los ángeles mientras que a mi paso todo comenzaba a quemarse para evitar dejar evidencia de lo sucedido.- Como te dije, debemos volver pronto a casa para que Ciel vea que ambos estamos bien... Pero no puedo llevarte en esas condiciones, no puedo hacerme llamar un buen padre si no puedo tener bien abrigado a mi pequeño Usami.
Su mirada seguía curiosa, no entendía el porque pero era lo de menos, debía encontrar un sitio donde pudiese obtener lo necesario para darle un baño caliente y vestirlo adecuadamente.
¡Ah! ¿Tú no eres ese señor que estaba con un niño con parche hace un tiempo en este mismo lugar?-. Estaba ya fuera de la iglesia cuando la voz de una mujer me hizo girar a donde había provenido.- Sí, estoy segura de que eres tú, dudo que pudiese confundirte luego de lo que paso en ese granero jeje... ¿Qué haces en este sitio? ¿Tú también viniste a causa de los gritos? No sabía que vivieses aquí cercas.
Me encontré bastante confundido en cuanto esa extraña humana me habló tan naturalmente, no supe exactamente que responderle. Ella llevaba una antorcha y mas voces se acercaban, por lo poco que podía entender de lo que decían es que debían apagar pronto el incendio.
¡Por Dios! ¡¿Salvaste a ese niño del incendio?! ¡Que valiente!-. Esa mujer se había acercado y observó que tenía a mi hijo en brazos, ni siquiera me preguntó o dejó decir algo, tan solo me llevó con ella.- Te llevaré a mi casa, no esta muy lejos de aquí, además esta empezando a nevar les hará daño estar afuera, en especial al bebé ¡Vamos!
Llegamos a una humilde vivienda no muy lejos, aun no podía recordar a esa mujer, pero mencionaba haberme visto en el lugar hace un tiempo, tal vez fue alguna humana a la que le saque información de manera fácil y poco decente... Ciel jamás debía enterarse de que me la encontré por el lugar, seguro pensaría mal de mí, era demasiado celoso en algunas ocasiones.
<-~×∆×~->
Dicha humana me ayudó mucho y una vez la deje inconsciente, porque no permitía irme por la nevada que había comenzado hacía un rato cuando llegamos a su hogar, le deje una bolsa con muchas monedas a modo de agradecimiento antes de salir de su hogar.
Ahora corría cubriendo bien a mi hijo para que la nieve no le cayera en su rostro, él en ningún momento quiso dormirse, de hecho le escuchaba balbucear mucho, no entendía por supuesto pero me resultaba maravilloso ese intento de habla, como si quisiera crear una conversación conmigo.
<-~×☆×~->
Pronto me hallaba ya en la ciudad pero la nevada estaba haciéndose más fuerte, en esas condiciones seguir con Usami iba a ser peligroso para su salud probablemente, por ello me decidí a ir a la mansión que allí se encontraba. Pero esa no fue la única razón, el contrato en mi mano brillaba, lo que significaba que mi amado estaba bien y seguramente estaba dándome alguna orden.
Por lo que podía sentir gracias al mismo contrato, él se encontraba cercas, seguramente a donde iría a refugiarme con nuestro hijo, por ello me apresure y al llegar lo logré divisar viendo por la ventana de su habitación, podía escuchar a la perfección que cantaba esa canción que tan solo cantaba cuando la nieve caía.
🎶Todos los sueños que guardé, son de un mundo con ustedes, un mundo de los tres... pero tal vez ya no estén...🎶-. Esa parte había sido modificada perfectamente para la posible situación en la que mi amado esposo creía estar y en la que yo, momentos antes, también creí encontrarme.
Quería estar ya a su lado.
Quería poder comprobarle que no nos perdió.
Quería poder comprobar que yo no lo perdí a él.
Quería que viera que nuestro amado hijo estaba a salvo.
No tuve compostura alguna, abrí de golpe la puerta y subí corriendo, él pareció reaccionar al escándalo que hice, pues a medio pasillo del segundo piso nos encontramos y nos quedamos viendo.
[Espero les este gustando la historia, como ven Cielito esta bien, no me asesinen :'v
Cualquier comentario se agradece
Recuerden
1 comentario= autora feliz e inspirada(?
Siguiente actualización: 4 de octubre]
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro