Ese mayordomo, explicando
||Narra Ciel||
Me alegraba el hecho de que por fin Sebastián se hubiese despertado bien y se dignara a darse cuenta de la situación en la que nos encontrabamos ambos frente a los que nos conocían, su expresión fue un poema y me hubiese encantado burlarme descaradamente de ella pero yo también estaba metido en el problema.
||Narra Sebastián||
Me encontraba en oscuridad, todo era de ese modo, sin embargo no era desagradable ni causaba temor como debía serlo al tratarse de ello precisamente, no lo era para nada, pues sentía calidez rodeandome, tenía la sensación de algo suave acariciando mi mejilla, una embriagadora fragancia de rosas y earl gray estaba en el ambiente, además de que alguien me observaba atento pero sin mostrar signos hostiles, todo ello causaba en mí tranquilad, sin embargo, un ruido me molesto junto a un grito en la cercanía, la oscuridad en la que estaba comenzo a aclararse, tal parecía que nuevamente había dormido, la voz de quien gritó la reconocí como la del bocchan, o bueno, Ciel, por alguna razón decirle por su nombre me era aun impropio pero a la vez era sentirlo más como mío, aunque dejando de lado aquello, cuando abrí un poco los ojos lo vi sobre mí.
...Ciel ¿No es algo temprano para gritar? Tu garganta debe estar adolorida después de tanto gemir durante toda la noche, descansa y en un momento te traere leche con miel...-. Le dije lo primero que se me vino a la mente ya que no lograba despertar todavía y en parte si me preocupaba su garganta, pero no había reacción de su parte, parecía muy sorprendido por algo.- ¿Ciel, me escuchaste? ¿Qué suce... oh...
Cuando enfoque mi vista hacía donde él miraba me enteré a que se debía su sorpresa, tarde un momento en comprender también que yo estaba involucrado y cuando lo hice me vi tan sorprendido como avergonzado, tal como lo estaba Ciel.
De pronto todos gritaron al mismo tiempo que me costo saber que decían, no les di tiempo a seguir viéndonos, con rapidez y cuidado lo quite a él de encima mío para empujar a los que llegaron fuera de la habitación y cerrar la puerta con seguro impidiéndoles la entrada nuevamente.
Bocchan, debemos cambiarnos pronto, por favor reaccione de una vez-. Afuera se escuchaban los toquidos insistentes de todos ellos tratando de entrar y eso mantenía el shock de Ciel o eso creí.
¡Cu-c-cubrete Sebastián, estas desnudo!-. Su rostro era severamente rojo indicando que estaba avergonzado por mi falta de vestimenta, realmente a veces me sorprendía las cosas a las que le daba importancia en esas circunstancias, habíamos sido descubiertos en una situación comprometedora pero a él le preocupaba más eso.- ...¿Qué diablos voy a hacer ahora? ¿Como voy a explicarles?... Ahh... Date prisa a vestirte Sebastián y te retiras de la mansión inmediatamente.
¿Qué fue lo que dijo? ¿Que me fuera? No podía creerlo, estaba deshaciéndose de mí luego de lo sucedido, mi sorpresa era grande pero pronto paso a una enorme molestia y estaba por reclamarle pero el negó rápidamente.
No es lo que crees demonio idiota, necesito que me dejes aquí solo para explicarles todo con tranquilidad por mi cuenta, si estas aquí la vergüenza para mí será más fuerte de lo que puedes creer, así que retirate una vez estes vestido, yo mismo me cambiaré ¿De acuerdo? Es una orden, ven cuando yo te llame-. Mientras me decía todo ello le vi tomar su ropa y dirigirse al baño, al parecer se haría cargo de su propia limpieza, lo que nuevamente me dejaba a mí como innecesario.- Una vez estes vestido, sal y llévalos a mi despacho, no respondas a nada más que el hecho de que yo te ordene llevarlos, una vez allí tu te iras y esperarás mi llamado.
Entendido Ci- bocchan, será como usted ordene-. Estaba tomando mi traje que estaba tirado en el suelo cuando sentí que se me acerco, antes de darme cuenta me dio un beso en la mejilla y giró el rostro para que evitara ver que estaba sonrojado, aunque si logre verlo de reojo.- ¿Bocchan?
Apresúrate de una vez, ellos hacen cada vez más escándalo... y... esa taza de leche con miel la espero en mi escritorio más tarde-. Inconscientemente reí un poco y él se volteó a verme algo molesto y con su rostro sonrojado, no me dijo nada después de verme unos segundos y a gran velocidad se metió al baño.
No le dije nada y me apresure a hacer lo que se me ordenó, no entendía el porque de pronto todo había cambiado, él mismo había dicho que este día ya no habría trato distinto al de antes y aun así hizo tal acción, debía admitirlo, ese pequeño gesto fue enternecedor, demasiado para alguien como él que siempre es orgulloso.
Pero dejando de lado eso, ahora debía calmar a las "fieras" hambrientas de respuestas que seguían tocando con insistencia la puerta, que a estas alturas dudaba que pudiera seguir soportando su necedad de entrar.
Les pido por favor me acompañen, el bocchan ha ordenado que los lleve a su despacho para que se les pueda explicar la... "curiosa" e inusual escena que presenciaron hace unos minutos-. Cuando estuve presentable y deje ordenada la habitación abrí la puerta haciendo que todos cayeran directo al suelo por estar amontonados contra ella.- Les llevaré inmediatamente, en un momento él los atenderá, síganme.
En un ágil movimiento pase por encima de todos ellos para estar en el pasillo a la espera de que se levantaran y yo pudiera cerrar la puerta, nuevamente todos hacían escándalo y lo llamaban para que saliese, comenzaba a impacientarme por su actitud de ignorar lo que les dije pero con un poco de ayuda del señor Agni pude llevarles sin mucho problema, sin embargo rápidamente las cuestiones fueron hacía mi persona, no tuve de otra más que evadirlas lo más cortés posible mientras decía que era momento de retirarme.
||Narra Ciel||
Había tomado un baño rápido para estar presentable y eso fue horriblemente vergonzoso, pues el semen de Sebastián estaba escurriendo por mis piernas, por lo que decir que sentí arder el rostro y el color se me subía creando un nuevo tono de rojo era realmente poco, pero no tenía tiempo para preocuparme de esas cosas, no cuando mis conocidos acababan de encontrarnos desnudos.
Lo cual me llevaba a una pequeña e inocente pregunta ¡¿Qué demonios hacían ellos en mi mansión a esas horas?!
Ellos no debían estar apenas amanecía, según su telegrama estarían a medio día, pero tal parecía que les había dado la gana venir muchisímo antes para fastidiarme y vaya que realmente lo consiguieron, pero ya no era cuestión por la cual enojarse o darle importancia, lo que en verdad importaba era que les diría, aproveche el tiempo de mi baño para pensarlo.
<-~×∆×~->
Me había vestido y tan solo faltaba de ponerme el moño, como de costumbre no estaba conforme con el resultado ya que uno de los lazos había quedado mas largo que el otro, suspire molesto por ello pero una pequeña risa me hizo sentirme aun más molesto, de quien fue la risa me era fácil saberlo, conocía bien el tono de esa persona, o mejor dicho, demonio.
Te dije que te fueras una vez los dejaras en mi despacho, Sebastián ¿Qué haces aun aquí?-. Ni si quiera me digne a verlo, realmente me sentía algo presionado por lo que debía explicar que no me encontraba de humor para aguantar sus burlas, le sentí acercarse.
Perdone mi presencia aun aquí bocchan, pero quise darle algo antes de irme-. Cuando le vi tenía extendiéndome una taza, la cual contenía la leche con miel que dijo que me daría cuando según despertó, le sonreí de lado por ello.- Por favor tómelo antes de que enfríe, fui generoso con la miel, así que le aseguro tiene un muy dulce sabor, como le gusta, también me gustaría encargarme de hacerle el moño, si no le molesta por supuesto.
Idiota... Gracias, hazlo de prisa que siento que en cualquier momento las tormentas que destruyeron mi calma también puede que destruyan mi despacho con su escándalo-. Ante mi comentario Sebastian volvió a reír un poco y me entregó la taza para después quitarme el lazo del cuello, deje de lado la taza no sin antes beber un poco y él se apresuro a hacerme perfectamente el moño.- Te recuerdo que debes retirarte y no vuelvas hasta que te llame Sebastián, cuando vuelvas te diré que será lo próximo a hacer.
Hizo una reverencia al aceptar mis órdenes y se fue una vez me bebí toda la leche con miel para llevarse la taza, a pesar de todo aun trataba de seguir realizando su rol como mayordomo aun cuando ya había cometido un par de "fallas".
Dejando de lado aquello, ahora me encontraba solo contra todos ellos, pero sería difícil hablar sin que se me fueran encima de nuevo, aun así debía intentarlo, aunque estuviera preocupado por lo que fueran a hacer, no era como si su opinión fuera muy relevante para mí, yo era quien tomaba las decisiones respecto a lo que hacía o dejaba de hacer, sin embargo lo que ellos llegaran a hacer era a lo que temía, busqué entre mis cajones para buscar mi viejo parche y ponermelo, no debía dejar que viesen la marca del contrato, eso aun debía ser secreto.
<-~×∆×~->
Salí de mi habitación y camine al despacho, al abrir la puerta los primeros en irse encima de mí, literalmente, fueron Finnian, Elizabeth y Soma, sentí que revisaban demasiado, prácticamente estaba siendo toqueteado por ellos en el suelo.
No muy lejos oí como un árbol cayó y pude sentir que mi idiota mayordomo estaba molesto ¿En verdad Sebastián estaba sintiendo molestia por esto? Al momento, el viejo recuerdo de que llegué a escuchar estruendos de árboles cayendo mientras estaba en la mansión Trancy en donde ese repugnante de Claude besó mi pie apareció en mi mente, recién en ese momento me di cuenta que quien hizo aquello fue él, era seguro que no le agradó la idea de que su cena fuese tocada de esa manera en aquel entonces.
¿Ustedes pueden quitarse de encima? No me es posible soportarlos a los tres-. En ese momento estaba mintiendo, con mi condición como demonio no me costaría nada hacerlos a un lado para levantarme, tal vez antes hasta estuviese batallando para respirar pero ese no era el caso.- Responderé... todo lo que qui-quieran pero permitan que por lo menos llegue a sentarme en mi escritorio.
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