Ese mayordomo, esperando
||Narra Sebastián||
Estaba corriendo justo al pie de las escaleras pues más adelante estaba el despacho del bocchan, pero fui detenido abruptamente al sentir que el contrato en mi mano brillaba, notándose aun siendo cubierto por el guante. De pronto escuche que mi bocchan gritó, a esa distancia se escucho bajo por la lejanía del despacho, pero tratándose de mí, pude oírlo claro.
¡Esto es una orden Sebastián, no te acerques al despacho, llévate a todos a un lugar seguro y no vengas por mí hasta que te llame, yo estaré bien!-. Sus palabras fueron claras y aun cuando hubiese querido ignorarlas, me era imposible.
Podía sentir la fuerza de la orden, así que teniendo un gran odio por el contrato me di la vuelta pero no me moví, no quería, no podía dejarlo.
Lamentablemente tuve que hacerlo, regrese con el resto al jardín y a pesar de sus miradas que me cuestionaban el porque no estaba con él, me centré en descargar toda mi frustración con las muñecas bizarras.
A mi alrededor manchas carmesí, yo una sombra danzando, dejando tras mi paso cadáveres destrozados.
Ya no había ni una sola muñeca bizarra luego de unos minutos, todo el pasto había sido bañado en sangre a causa mía, no me detuve a darme algún respiro.
Hice que todos me siguieran hasta una zona alejada en el mismo jardín, entre unos arbustos del tamaño de una pared se ocultaba una puerta de piedra a la cual solo yo podía acceder pues era un pasaje al lugar donde habitaba como demonio cuando esperaba a que me invocaran.
El lugar era un jardín sumergido en una eterna noche, lleno de rosas blancas brillantes y rosas oscuras, en el centro se hallaba un pequeño kiosco blanco que emitía luz propia resaltando notablemente en el sitio.
¡Bien, una vez abra la puerta todos correrán adentro y permaneceremos ahí hasta que el bocchan me llame, no detengan el paso hasta que lleguen al kiosco que brilla por si mismo!-. Abrí la puerta mientras hablaba y a pesar de que más de uno deseaba hablarme para preguntar no pudieron hacerlo, llegamos hasta donde les dije y allí cayeron sentados, estando muy exhaustos.
¿Se.. Se-S-Sebastián?... Shieru... ¿Dón-dónde esta él?-. La señorita Elizabeth estaba aun de pie y se había acercado a donde yo me encontraba, me quiso mirar directamente pero yo desvíe la vista, no quería que ni ella ni nadie viese que tan preocupado estaba.- Responde Sebastián ¿Por qué Shieru no regreso contigo luego de que fuiste por él?
¡¿Le paso algo a Ciel?! ¡Responde mayordomo!-. El príncipe Soma también se había acercado y me tomo de los hombros con fuerza, podía ver que también se preocupaba por el bocchan, todos lo hacían y me miraban pidiendo respuestas.
Yo... Ahh... Él me ordenó no acercarme a donde se encontraba y que los llevara a un lugar seguro, después tan solo tendría que esperar su llamado-. Todos me miraron soprendidos, supuse que la reacción se debía que aceptase la orden sin reclamos, pero es que ni si quiera tuve la oportunidad de hacerlo.
¿Que razón tuvo el bocchan para no dejarle acercarse? ¡Tal vez estuvo siendo amenzado, debemos ir pronto!-. Finnian estuvo por salir corriendo pero lo detuve a tiempo, él me miraba rogando porque lo dejara ir.
No creo que haya sido amenazado, ya deberías saber que las amenazas no son algo que lo hagan doblegarse, no con el orgullo que porta por todo lo alto...-. Ni si quiera yo podía imaginarme que razón tendría él para evitar que me acercara a protegerle, a causa de eso la idea de Finnian no me resultaba ya poco probable.
¿...Y si lo hizo para protegerte... para protegernos de alguien peligroso, arriesgandose a si mismo...? Tal vez estaba con alguien que podía hacernos daño fácilmente ¿No lo creen?-. La señorita Sullivan, que estaba en brazos de Bard, habló teniendo una expresión seria pero pensativa, era una posibilidad, pero de serlo, entonces con mayor razón debía permitirme estar junto a él para protegerlo.- Por la orden no puedes ir ¿Verdad? ¿Qué sucede si desobedeces?
Con la poca calma que me quedaba, debido a mis inútiles miedos y preocupaciones, le expliqué a la señorita Sullivan las consecuencias de desobedecer: el final del contrato.
Yo aún si deseaba salvarlo, no quería deshacer el contrato pues era un seguro de que a pesar de todo estaríamos juntos siempre, yo sabría siempre en donde estaría él, claro que eso no se los mencioné.
||Narra Ciel (falso)||
Tenía medianamente controlada la situación, pero no estaba seguro por cuanto tiempo, de pronto la risa sonora de Undertaker me consternó internamente.
No deje de tener una expresión fría para que no se notara, pero realmente me preocupaba, él seguía siendo un shinigami después de todo, fácilmente podía acabar conmigo, independientemente de si era demonio o no.
Realmente usted tiene un corazón frío, aun si tiene de vuelta al amado hermano que le acompañó y prometió cuidarlo en esa horrenda situación hace años, en vez de estar feliz, le esta apuntando con un arma... Jijiji~ Falso conde, aléjese de ese demonio que lo traicionará cuando ya no pueda soportar más el hambre, su hermano quiere prevenir ello, por eso, mejor venga con nosotros por las buenas, sus padres no hubiesen querido que tuviera esa clase de "aliados"-. Era el colmo que tratasen de usar a mis padres para hacerme "razonar", incluso mi gemelo secundaba tales palabras.
¿Qué tramaban con ello? Bueno no importaba, no les haría caso, su opinión como la que pudieran tener mis padres no era de mi interés.
¿De verdad creen que eso me interesa?... Ahh, Supongo que no queda de otra, realmente son molestos ustedes dos, molestarme tanto con sus tonterías sobre dejar a Sebastián... Les diré algo, tal vez si ustedes hubieran dicho esas cosas cuando recién hice el contrato, tal vez los hubiera escuchado y hasta les rogaría por ayuda para deshacerlo, pero ahora es diferente, muy diferente, no me interesa si estoy en riesgo, yo estoy de acuerdo con ello, después de tanto él merece ya cenar de una vez-. Estaba harto, ya no seguiría soportando su presencia, no tenía alguna idea para librarme pero ya daba lo mismo, tan solo quería que me dejaran en paz, que se fueran para tratar de seguir disfrutando de mi día tranquilamente.- No estoy seguro si realmente eres mi hermano, pero en caso de que lo seas te daré un consejo, haz lo que yo hice, dame por muerto, sigue adelante y olvidate de lo que hice, si tomaste tu vida de vuelta entonces espero que estés cumpliendo los labores de nuestra familia debidamente, no decepciones a la reina, que arduo trabajo me costó el obtener el título de conde y que se me diera el trabajo de nuestro padre a pesar de la edad, tú no tienes una idea de lo que pase por aprender todo aquello que me era necesario para manejar la empresa y los encargos de la reina, tenía que rivalizar con la inteligencia y experiencia de un adulto... Y mi tutor no es que fuese amable, era un espartano al enseñar, tal como me lo advirtió...
Jijiji~ No parece que le moleste todo lo que hizo ni que este reclamándole a su hermano, mas bien suena a que esos recuerdos son buenos y que no quiere que sean mancillados por el mal desempeño de a quien verdaderamente le tocaba realizarlos-. No quise negárselo, pero como de costumbre mi orgullo no quería aceptar tales cosas, así que lo negué rotundamente.
Es suficiente, ya te di el consejo "hermano", ahora vayanse, dejenme estar con mi mayordomo tranquilo, la hora del té terminó y yo no acabe ni el té ni el pastel (...tendré que pedirle a Sebastián que me prepare algo dulce para la cena...) Pero les dejare en claro algo ¡Si vuelven a tratar de hacerme escuchar sus tonterías me desharé de ustedes sin dudar! Que te quede claro algo, lo que una vez ya se perdió, jamás regresará, mi difunto gemelo-. Habiendo dicho aquello solté a mi hermano, quien de inmediato entre muecas se sobó la muñeca que había sujetado con un poco de fuerza para poner su brazo tras la espalda.
Él estaba mirando al suelo, lo cual me extrañó, no sabía que era lo que haría pero ya estaba preparado para escapar por la ventana así tuviese que dejar expuesta mi verdadera naturaleza demoníaca.
...¿Puedo tener una última plática contigo? Luego de ello no te molestaré más...-. Pude esperar casi cualquier frase de su parte, pero no esa precisamente, decir que fui sorprendido era poco pero no era el único, Undertaker también lo estaba, se le acerco para ver que tenía, cuando le levantó el rostro ambos vimos que estaba llorando.- ...Ya vete Undertaker, gracias por lo que hiciste para traerme de vuelta y permitirme verle de nuevo, pero si estas aquí mas tiempo te descubrirán por culpa de las muñecas bizarras que trajimos... Arreglaré esta disputa familiar por mi mismo...
Tan solo me quede viendo atónito como Undertaker se iba totalmente dudoso, dejándonos a solas, no tenía idea de que quería hablar y para ese momento ya no era capaz de mantenerme calmado, sentía muchos nervios.
¿Qué razones tenía él para hablar conmigo? ¿Qué deseaba decirme? ¿Por qué de pronto lucía tan afligido, derrotado? ¿Por qué lloraba?
Nos quedamos en silencio un largo rato, no sabía cuanto tiempo había transcurrido, pero se que fue a paso lento, él siguió estando cerca mío viendo al suelo.
Ocasionalmente me miraba y luego regresaba la vista al suelo, yo poco podía hacer mas que alzar una ceja y esperar a que se explicara. No deje de verlo desde que Undertaker se había ido y aun si tratara de negarlo, todo indicaba que si era él, el real Ciel, aunque el como era que estaba vivo era el misterio, pero seguía dudando, no me ponía de acuerdo si creer o no.
De verdad que esto es extraño e incómodo... ¿Quieres sentarte y decirme de que quieres hablar?-. Creo que al hablarle se asustó pues dio un pequeño respingo, me miró fijamente y asintió.- Supongo que debo mostrar el debido respeto a un conde, yo no debo ser maleducado, no se me dieron clases de modales en vano... No trates de hacer algo malo o creéme que me encargare de ti ¡Sebastián, ven aquí!
||Narra Sebastián||
El tiempo pasaba de manera que me hacía desesperar más y más, todos se habían alejado de mí, probablemente porque no estaba de humor.
El ambiente de ese momento contrastaba de manera obvia con el de la hora del desayuno y la hora del té.
Lo peor es que los preparativos para la cena todavía no se realizaban, más faltas a mi estética como demonio y como mayordomo ya no serían toleradas, pero ya estaba por resignarme, desobedecería la orden e iría a tratar de protegerlo no importando a quien debiera enfrentarme.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro