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Ese mayordomo, escuchando

||Narra Sebastián||

Cuando llegué al despacho no hice mucho ruido y entré sin aviso, pues no era muy correcto interrumpir sus gritos.

Serví el té en las tazas y una vez pude ver la oportunidad de hacerme notar, lo hice de la manera más adecuada.

Bocchan, gritar de esa forma tan solo le dañara la garganta luego de todo el esfuerzo que ha tenido en este día, piense en ello por favor, además su gemelo tiene razón, él no puede hacerlo, es obvio que es un total inepto para el trabajo, incluso usted que usó el nombre de su hermano, bocchan, hizo un gran trabajo, dejo muy arriba las expectativas que podían tener para el conde que recién recupera lo que según debía pertenecerle, más no esta calificado lamentablemente, es una total deshonra para el apellido Phantomhive, si me lo preguntan-. La atención de ambos se fijo sobre mí, era de esperarse, al igual que la molestia que tendría mi bocchan al ver que di mi opinión, por supuesto me regañó, pero me era satisfactorio ver como mis palabras afectaron al verdadero Ciel.- Mis disculpas mi señor, se que no fue solicitada mi opinión, más quise dejar en claro mi punto de vista, el joven no esta a la altura de sus deberes, aun cuando se supone que usted fue quien usó su nombre por un tiempo y lo hizo ver ante la sociedad como un gran conde... Por cierto aquí tengo lo pedido, prepare pastel chocola, su favorito.

Deja de hablar y dame por favor el té-. Tan solo asentí a lo que me pidió y le entregué tanto su taza como plato con la rebanada de pastel, hice lo mismo con su hermano pero este vió con desconfianza lo que yo le extendía.- Tomalo, no tiene mal sabor ni contiene veneno alguno, a Sebastián no le van hacer ese tipo de cosas realmente, siempre goza más torturando mentalmente...

Sus palabras duelen bocchan, yo solo soy un simple mayordomo, que gusta de servirle postres-. El real Ciel tomó ambas cosas y me miró un momento mientras hablé con el bocchan, luego de ello bebió el té y probó un poco del pastel, su expresión lo dijo todo: le gusto el sabor.- Espero sea de su agrado mi humilde postre joven Ciel, me esforzé en el ya que es de los favoritos de mi bocchan.

||Narra Ciel (falso)||

Sinceramente no comprendía la mala actitud de Sebastián hacia mi "hermano" pero no lo detuve.

En cierta parte esas palabras eran más que ciertas, un trabajo y desempeño deficiente como el que estaba teniendo él como conde, tiraba a la borda todo lo que yo hice para mantener el apellido Phantomhive por todo lo alto.

Supongo q-que esta decente... ¿Podemos retomar nuestra plática, hermanito?-. Había visto como al probar el postre preparado por Sebastián le había gustado, compartíamos gustos después de todo cuando niños, claro si es que era él realmente.

Claro que podemos, esta será la única oportunidad que tengas para hablarme después de todo, continua y evita darme más molestias, que suficiente tengo con el idiota mayordomo de aquí, el cual, por cierto, debería irse de una vez y dejarnos a solas-. Basto para que dijera esas palabras para que él de mala gana saliera del despacho, nuevamente mi gemelo le vió en todo momento de mala manera hasta que se fue.- Insisto, aun si lo ves de esa manera, ni lo mataras, ni se verá afectado por ello... Pero en fin ¿De qué más quieres hablar? A parte de tu indecisión al servir a la reina.

Tú mencionaste el trabajo que te costó el obtener el título de conde bajo mi nombre... Me di cuenta que a ti parece gustarte hacer el trabajo de nuestro padre-. La verdad no es como si me gustara hacerlo pero en cierta manera lo encontraba divertido de realizar por las oportunidades que podía tener para molestar a Sebastián.- Además de que parece que valoras mucho los recuerdos que tienes de ello, tanto de tus esfuerzos para llegar a ser conde como los trabajos realizados, en los cuales conociste a todas esas personas que me confundieron contigo antes...

Bueno, no es que es valore mucho las lecciones que tuve para hacer tu trabajo, pase mucho tiempo tratando de no morir de hambre debido al inepto de mi mayordomo que no sabía preparar nada, todo estaba sucio y el té ni te lo menciono, solo era agua de color, desagradable hasta decir basta, igual que la comida... pero yo tampoco me salvaba, aprender latín no es fácil, aprender a cazar, montar a caballo, clases de baile, economía, clases de violín, todo ello y más, debía aprenderlo tan pronto como fuera posible y seguir estudiando aun más, todo para conseguir mi deseo-. Mencionarlo me hacia sentir en parte nostálgico, eso era parte de mi vida como humano, pero no estaba para eso, me intrigaba el rumbo que tomaba la conversación ¿A qué quería llegar con todo eso?.- Pero no tiene relevancia eso ¿o sí?

Lo tiene, pienso cederte mi nombre, tú volverás a ser yo mientras que yo tomaré tu nombre, el trato es sencillo, yo me haré cargo de la fabrica en tu nombre y tú harás con el trabajo de conde en mi nombre. Pero me gustaría que viviéramos juntos, sin el mayordomo de ser posible... Aunque dudo que accedas a eso último ¿no es así?...-. Pude esperar todo, menos esas palabras, mas no podían ser ciertas ¿o sí? ¿Realmente tendría de vuelta esa vida que usurpé?.- Esto no era​ mi plan inicial a decir verdad, yo quería que viviéramos nuevamente como una familia en la mansión, obviamente tú siendo libre de la amenaza de ese demonio, seguiríamos en parte la vida que nos había sido destinada desde que nacimos, pero yo no te dejaría sin nada, a mí no me iba a molestar el compartir contigo, te cuidaría como siempre, supe que al ser tú tan débil y enfermizo no te sería posible que pudieras valerte por ti mismo cuando llegara el momento, no quería dejarte a la deriva, pero al final aquello sucedió, nuestros padres murieron y nosotros prácticamente vivimos el infierno en la tierra a muy temprana edad, luego de ello prácticamente yo morí y tú terminaste cometiendo una tontería al realizar ese trato con el demonio que tienes por mayordomo, pero ya que mi plan inicial falló, por lo menos quiero poder tener la oportunidad de pasar tiempo contigo y que vivamos como una familia de nuevo ¿Qué dices hermanito, aceptas mi propuesta?

Aquello ya era demasiado, estaba teniendo demasiadas emociones en un solo día, algo mas y seguramente terminaría perdiendo el conocimiento.

Pero no estaba en posición de tener tal reacción, justo frente a mí se hallaba la oportunidad de retomar la vida que viví falsamente.

Podría volver a Londres para seguir con ella ¿Debía aceptar? ¿Era correcto hacerlo?

Mi venganza ya había sido cumplida, no tenía motivos pero parte de mi quería seguir haciéndolo, a pesar de todos los riesgos que eso conllevaba pero que para mí actualmente ya no existían.

Quería preguntarle su opinión ¿Sebastián estaría dispuesto a volver a seguir fielmente mis ordenes para "divertirnos" mientras realizabamos trabajos de la reina?

No estaba seguro de ello pero tal vez sería de su agrado, nuestra vida no sería monótona eso era seguro, él muchas veces mencionó lo aburrida que era la vida eterna de un demonio, esta podría ser una gran oportunidad para impedir aquello. Además había un detalle extra, si mi hermano estaba realmente conmigo entonces no podía tener una mala vida.

Frente a mi se hallaba un extraño camino de luz, uno que incluía a mis conocidos, aquellos que me aceptaron al final a pesar de las mentiras. También estaba el demonio con el que realice un contrato a cambio de mi alma, el cual ahora era ni más ni menos que el ser de quien caí estúpidamente enamorado. Mi hermano también se hallaba allí, si era él o no realmente creo que podía darle el beneficio de la duda.

Ese camino donde todos ellos estaban presentes, tan solo esperaban por la decisión que tomase.

Esta bien, acepto el trato hermano, yo volveré a ser Ciel Phantomhive y viviremos los dos en la mansión de Londres, además, tal como tú mismo lo dedujiste, lamentablemente para ti el idiota de mi mayordomo estará conmigo porque a si lo estipula el contrato... Y porque así lo deseo yo, sin embargo, no trates de hacerle algo o realmente me verás y conocerás molesto ¿He sido claro?-. Sabía que no debía decir eso pues estaba mas que consiente que ese idiota estaba aun en el pasillo escuchando atentamente nuestra conversación.

Era seguro que esas palabras serían usadas en mi contra tarde o temprano.

Entiendo, pero no prometo no evitar que se ponga cariñoso de más contigo, he de proteger tu inocencia... Porque aun la conservas ¿verdad hermanito?-. En ese momento podía jurar que se me subieron los colores a la cabeza, la cara la sentía arder al punto en que seguramente quemara al tacto, de hecho estaba bebiendo un poco de té y termine por escupirlo, en el pasillo la sonora carcajada del estúpido de Sebastián termino por revelar la verdad.- ¡¿Me estas diciendo que ya la perdiste?! ¡¡Definitivamente voy a matar a ese demonio!!... ¡¡Por eso dijo que no debías forzar la garganta ya que la habías gastado mucho últimamente!! ¡¿verdad?! ¡¡Es un hecho, ese demonio no te vuelve a poner un dedo encima mientras estemos juntos, así deba vigilarte en todo momento!!... No quiero imaginar que sucias artimañas debió usar para conseguir tal cosa.

Yo no tenía donde meter la cara, era demasiada la vergüenza en ese momento. Tanta que ni siquiera presté atención a que tocaban la puerta, la cual se abrió un poco dejando ver a quien menos deseaba en ese momento porque era seguro que solo empeoraría todo.

Jaja... Si me es permitido quisiera defenderme, yo no hice nada, fue el bocchan quien me sedujo, me dijo que hacer y citó: "S-Sebastián, es una orden... ngh... Acaba con mi inocencia ahora mismo, hasta que suplique piedad... Ahh~ Devorame por completo" yo, a pesar de ser un demonio, no haría eso solo porque sí, si se me ordena hacer tal cosa tan solo me queda obedecer, yo soy la víctima por acoso sexual de parte del bocchan-. Era un hecho, alguien estaba despedido ese día, el muy imbécil tan solo provocaba que le dijera a mi hermano que cambiaba de opinión y que mejor lo matara en ese momento.

Mi hermano solo lo vio con molestia y le arrojo una de las tazas mientras le gritaba que no le creía ni una sola palabra.

Internamente se lo agradecí.

Sebastián por supuesto tan solo le basto cerrar la puerta para evitar el impacto de la taza, pero tuvo que esquivar los platos y la otra taza cuando entró para limpiar.

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