Ese mayordomo, encontrado
Sebastian había comenzado a sentir pesadez en los párpados , cuando menos lo esperó, ya había sido inducido al sueño.
No supo con exactitud cuanto tiempo permanecí dormido, solo se que cuando desperté él ya no estaba en la cama y la puerta de su armario estaba ligeramente abierta.
Me levante sintiendo que algo no estaba bien, yo no debía ni podía haberme dormido pero tal parecía que así fue, una vez de pie y ya habiendo dejado tendida la cama, tome mi frac y fui a mi habitación para cambiar mis ropas por unas limpias. Al salir ya vestido escuche un pequeño quejido que venía de la cocina, con rapidez fui y me encontré con él chupando su dedo, el olor a sangre llegó a mí, vi que había una taza humeante con leche, a lado el tarro de miel y frente al bocchan estaba un cuchillo y lo que sobró del pastel que había hecho el día anterior, supuse que se había cortado al querer tomar una rebanada de pastel, me acerqué a preguntarle porque no me había llamado para atenderle.
No quise, de vez en cuando yo puedo intentar hacer las cosas por mí mismo Sebastián, además quise esperar a que despertaras pero estabas tan dormido que al final decidí servirme algo mientras esperaba-. No entendía ¿qué tanto dormí? Saque el reloj que siempre tenía conmigo y vi con sorpresa que ya pasaba de la 1 de la tarde, no tenía idea de como disculparme, él me miraba atento tratando de deducir lo que pensaba.- No estoy molesto si te preocupa eso, simplemente es sorprendente que después de tantos años siendo tan perfeccionista con tu trabajo luego de que aprendiste a hacerlo, el que tengas un fallo como este es para estar sorprendido.
Y-yo no tengo excusa alguna bocchan, perdone por favor mi falta-.Realice una reverencia totalmente desconcertado por mis actos y me quede en esa posición esperando a que dijera algo, quería que me reprendiera ya que no estaba bien en mí fallar de manera tan descuidada, cerré mis ojos sin darme cuenta a la espera de un regaño.
Deja de preocuparte por ello, si te quedaste dormido no se le puede hacer nada-. El leve sonido de la taza siendo alzada de su pequeño plato, después el sonido de su contenido siendo bebido y la taza regresando a su sitio hicieron eco en la cocina y en mis oídos, sentí como por un breve momento su mano se posaba en mi hombro como si quisiera darme ánimos.- Esperaré mi comida en el comedor, no tardes Sebastián, también llévame la rebanada de pastel que iba a servirme.
Pero bocchan, su ded-. Ni si quiera me dejo terminar de hablar cuando volteo a verme con una expresión despreocupada.
Descuida, era un pequeño corte, ya dejo de sangrar, apurate con mi comida, realmente tengo hambre, ayer no cene ¿Lo olvidas? Así que deja de gastar tiempo y prepara algo-. Se fue en cuanto me dijo eso y yo solo me quedé allí pensando en que ocurría conmigo y con su forma de actuar.
Esas fueron cosas que sucedieron durante el primer invierno en esa mansión, no sucedieron más pero seguía preocupándome por ello, cuando me percaté nuevamente las cosas se tornaba como antes, él seguía actuando como siempre y a la vez era más amable, trataba de convivir conmigo y yo le seguía el juego, pero no creí que al final sería tan interesante tener una mejor convivencia de la que teníamos.
Yo seguí aprovechandome de esa manía que poseía de ser sincero cuando le daba algo muy dulce, respondió muchas dudas mías respecto a las necesidades humanas que surgieron en mí luego de la primera vez que dormí y en un momento determinado comencé a cuestionarle cosas personales.
Descubrí que la canción que cantaba en los días que nevaba la había escrito él mismo luego de que trate de devorar su alma cuando estábamos con Sullivan, también me entere de que le molestaba demasiado el haber quedado en esa estatura tan degradante, según él. Cuando me comentó aquello, yo muy deliberadamente hice una broma un poco ácida respecto a ello, me insulto por supuesto, eso era de esperarse, pero lo que no esperaba es que antes del insulto él se rió mientras trataba de verme con molestia, fue tanta mi sorpresa y maravilla por ello que sin darme cuenta había soltado un cumplido a su acción de reír por mi broma, en tal momento no supe quien terminó mas avergonzado si él o yo, pero fue él quien actuó como si nada luego de que la pena desapareciese, yo en cambio quede pensativo.
<-~×∆×~->
Al final, llegamos hasta el día de hoy, estamos en pleno verano y una gran sorpresa ha aparecido frente a la puerta de la mansión, la cual por primera vez era tocada por un visitante durante el tiempo que teníamos aquí, al abrirla quienes menos lo espere estaban ahí sonriendo: la señorita Elizabeth y Snake junto a los antiguos mayordomos que el bocchan y yo habíamos buscado para cuidar de la mansión, no tuve tiempo de reaccionar cuando aquellos tres se me fueron encima gritando y llorando emocionados, en ese momento escuche como la señorita Elizabeth entraba y gritaba "Shieru~" con ese tono empalagoso y agudo que me molesto en esa ocasión.
¡¿E-Eli-Elizabeth?!... ¿Q-qué haces aquí? ¿Qué hacen aquí? Mejor dicho-. Era obvio que los dos estábamos sorprendidos de verlos allí, se suponía que nos habíamos ido a otro país para que no dieran con nosotros y aun así aquí estaban.
Finnian fue el primero en alejarse de mí y corrió a abrazarle cuando la señorita Elizabeth se había separado de él.
¡Bocchan, le extrañe tanto! Todos estábamos preocupados por usted luego de que dejo la mansión de manera sorpresiva, los buscamos por mucho tiempo, estoy feliz de que este bien-. No soporte verlos así que siendo mínimamente cuidadoso me quite de encima a Bard y Meirin para separar a Finnian del bocchan con la excusa de que le estaba abrazando muy fuerte y que no le dejaba respirar, lo cual no fue excusa al final de cuentas pues era cierto.- ¡L-l-lo siento! Pero realmente estoy feliz de verle bocchan.
Ustedes ¿Cómo dieron con nosotros? No dejamos indicios de a donde nos dirigiríamos-. Eso fue lo que pregunte mientras mantenía al bocchan alejado de que se le fueran encima para abrazarle nuevamente, no me di cuenta que lo hacia hasta que él jalo mi ropa para que le diera permiso de estar a un lado mío y no tras de mí.
No fue fácil, pero después de buscar durante dos años por todas partes en Inglaterra alguien nos dio la dirección de este lugar afirmando que se encontraban aquí ¡Estoy tan feliz de ver que Shieru y tú estan bien, Sebastián!-. La señorita Elizabeth fue quien respondió por todos mientras sonreía tan alegre como solo ella podía a la vez que derramaba un par de lágrimas, mas no era la única los otros también, excepto Snake que permanecía más calmado que el resto.
El bocchan y yo nos vimos por un momento tratando de pensar que hacer con ellos pero todo pareció solucionarse por si solo cuando ellos nos dijeron que solo venían a confirmar que estábamos aquí, al parecer al solo venir a confirmar no estaban preparados para poder quedarse por ello después de atosigarle se fueron prometiendo que volverían pero que antes avisarían por medio de un telegrama.
Nuevamente estábamos a solas en la mansión y yo me sentía algo inquieto, molesto, estaba finalmente acostumbrado a la armonía silenciosa del lugar, al estar conviviendo a solas con él y solo ser nosotros en el lugar, no quería que eso se viera opacado por la intromisión de todos ellos, fue ahí cuando me di cuenta de algo, yo no podía tener esa actitud caprichosa solo porque si, no cuando era tan solo un simple mayordomo atado a su amo.
Durante la cena, como se había vuelto costumbre desde ya unos meses atrás, estaba sentado en la misma que el bocchan mientras este comía, se notaba que ver a todos ellos le había afectado de alguna manera o eso parecía y él estaba pensativo por ello, al punto en que poco había probado de lo que había preparado.
Bocchan ¿acaso sabe mal lo que prepare? Si es así puedo ir a cocinar otra cosa que sea de su agrado inmediatamente-. Para distraerle de sus pensamientos y obtener algo de atención le pregunte aquello, de inmediato reaccionó ante mis palabras.
No, esta delicioso como de costumbre, es solo que me quede pensando en algo, así que descuida Sebastián, no tienes que cocinar de nuevo-. En ese momento mi molestia se fue por unos segundo al momento en que halago mi cocina pero de nuevo parecía querer quedarse pensativo.
¿Puedo preguntar en qué es lo que piensa tanto, bocchan?-. Sabía que al no haber un dulce postre de por medio no era seguro que me respondiera con sinceridad, sin embargo lo hizo, pero su respuesta no era lo que esperé y creo que nadie la hubiese esperado, era bastante peculiar.
Tú no sientes el sabor de la comida humana pero si la de las almas ¿verdad? Hoy recordé vagamente que cuando ese tal Claude probó mi sangre pareció reaccionar ante su sabor, deduje que tal vez el sabor de mi alma se podía sentir a través de ella por lo que me quede pensando en esto-. Antes de que yo reaccionase él tomo el cuchillo que estaba a un lado y corto un poco su dedo dejando que la pequeña gota de sangre cayese sobre una porción de alimento que estaba separada del resto, la tomo con la cuchara y la extendió en mi dirección, dándome a entender que quería que lo comiese.- ¿Puedes ayudarme a comprobar mi teoría? Come esto Sebastián, es una orden.
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