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Ese mayordomo, divirtiéndose

||Narra Sebastián||

Verle tan afligido al señor Agni por algo que me parecía normal en los humano me hizo pensar que realmente era alguien que seguía fuertemente su ética como mayordomo, lo respete un poco más por ello, ya que yo sinceramente había infligido bastantes de mis ideales de mayordomo con el pasar de los últimos dos años.

Veo que realmente la idea que podía sugerirle no sería algo que usted hiciera dado sus estándares de mayordomo, pero no pude sugerir algo más decente, no soy capaz, no con mi naturaleza, así que discúlpeme por no serle de mucha ayuda señor Agni-. Después de evadir un poco mi mirada dado la vergüenza que sentía, el señor Agni me vio y negó.

No se disculpe Sebastián-dono, agradezco su intención de igual manera, tal vez solo debo resignarme respecto a ello, realmente estoy feliz mientras pueda permanecer a lado del príncipe si le soy sincero-. A pesar de sus palabras la sonrisa que me mostró no pudo ser mas falsa, era obvio que no estaba del todo feliz, como humano era obvio que anhelara más de lo que podía tener.

<-~×∆×~->

Era la hora del té y todos se encontraban en una mesa que yo mismo preparé en el jardín, el clima estaba siendo muy agradable a pesar de estar en pleno verano y hacía del entorno un lugar lleno de armonía y tranquilidad que incluso a mí me gustaba.

A pesar de las pláticas algo ruidosas que estaban teniendo entre ellos, claro que el bocchan no era tan escandaloso, se mantenía al margen pero en una que otra ocasión también reía y participaba de manera reservada, casi rozando lo tímido en la charla, al igual que yo.

A mis ojos, estando todos juntos y siendo como eran daban la impresión de ser una gran familia, una verdadera familia, las palabras que Madame Red me dijo cuando el bocchan fue nombrado conde mientras yo me quede viendo de lejos resonaron en mi mente: "Puedes acercarte más mayordomo, eres de la familia casi al igual que Ciel", en aquel entonces yo solo debatí ello y aclare lo que era: un simple mayordomo.

Pero ahora casi sentía que pertenecía a su familia, pues estaba siendo tratado así por ellos y el mismo bocchan.

¡Sebastián tus postres realmente son deliciosos! Los había extrañado, además nadie puede hacer el té tan bien como tú, Shieru debe ser muy feliz degustandolos ¿No es así?-. La señorita Elizabeth estaba comiendo una rebanada de tarta, me sonreía alegre después de lo que dijo y siguió degustando lo que preparé, por supuesto yo humilde agradecí el halago pero una risilla burlona se escuchó.

Bueno, no hubieras dicho eso si hubieras probado sus primeros té o alimentos, aun recuerdo el horrendo sabor que tenían, fue una real odisea el que aprendiera ¿Lo recuerdas Sebastián?-. Su mirada burlona y egocéntrica se centraron en mí, las del resto también pero a mí solo me interesaba la suya.

Estaba burlándose de mis inicios como mayordomo y no lo permitiría, el había comenzado una rutina de molestarnos mutuamente y no pensaba dejársela fácil.

Por supuesto que lo recuerdo bocchan, lo recuerdo tan bien como cuando era incapaz de realizar correctamente las sencillas tareas de traducción, la misma falla todos los días, era tan lamentable que incluso causaba gracia-. Ahora era yo el que sonreía de manera orgullosa pero discreta, su mirada mostraba un pequeño destello de competitividad y molestia.

No dejo de sonreír pues era bastante obvio que seguiría el juego hasta que uno cediera.

Si, lamentablemente mi tutor era muy idiota que no me enseñaba bien y por ello fallaba seguido, y claro con una alimentación inadecuada cualquiera tendría aun más problemas para entender al tener hambre-. Alcé una ceja y lo mire mientras bebía de su té como si nada, estaba decidido a que las cosas no se quedarían así.

Me disculpó por ello bocchan, a causa de mi falta tal vez por eso usted quedo de esa estatura, como no lo alimente bien al principio, los nutrientes de los alimentos mejor preparados después no le hicieron crecer ¿no lo cree?-. Al decir eso pude notar como una venita se le formaba en la sien pero trataba de mantener una sonrisa para disimular, era obvio que toque su punto débil y ahora estaba molesto.- Aunque tal vez solo sea que usted no estaba destinado a ser alguien de altas proporciones, pero no le de importancia a tan pequeño problema.

Mientras todos trataban de disimular muy malamente sus risas respecto a lo que decía, él ya se había quedado sin paciencia y se levantó de la silla para tratar de darme un par de golpes. Por supuesto esquivarlos era fácil, ya estaba más que acostumbrado a estas pequeñas riñas entre nosotros pues muy seguido teníamos charlas en las que jugueteabamos de esta manera al final cuando no aceptaba que yo había ganado.

¡Deja de esquivar Sebastián, pagarás tu insolencia!-. Realmente podía sonar molesto pero ese desplante de su parte tenía más similitud a un berrinche infantil, que me causaba gracia, por lo cual reía sin pena, ni arrepentimiento, me estaba divirtiendo.- ¡Te vas a arrepentir demonio idiota! ¡Ya te había dicho que no hicieras mención a mi estatura!

¡Lo siento bocchan, fue tan solo una pequeña broma, no lo tome en cuenta, escuche que enojarse por nimiedades como esas retrasan el crecimiento!-. Los que estaban en la mesa estallaron en risas finalmente por mis palabras, causando más enojo en él, se le veía rojo de frustración, yo ya no podía más con la risa y sonrisa que tenía en el rostro por verle así.

Por supuesto que cuando las cosas estaban en ese punto yo terminaba en un sitio en específico: el suelo, sin darme tiempo a reacción él siempre me tacleaba y se quedaba sobre mí para darme unos golpecitos en la frente mientras me veía directamente a los ojos.

¡Idiota, idiota, demonio idiota! ¡No me vuelvas a decir pequeño! ¡Tú eres demasiado alto, por ello yo me veo demasiado pequeño en comparación!-. Entre golpecito y golpecito él decía sus nada convincentes excusas sobre el porque su tamaño.

Era enternecedor sus intentos de no quedar en ridículo, cuando claramente ya estaba en ridículo, ahora seguía el momento en que se levantaba y me pedía algún dulce mientras se cruzaba de brazos fingiendo estar aun ofendido, bueno, eso debía seguir.


Pero no fue así en esa ocasión.

Dejo de darme los golpecitos y me sonrió de lado antes de acercarse y darme un beso cerca de los labios, me quede en shock, fue un toque fugaz pero agradable, las risas que se escuchaban de fondo se silenciaron abruptamente debido a ello, se levanto y me dio una débil patada en las costillas mientras murmuraba insultos alejándose en dirección a la mansión. Cuando desapareció de la vista de todos se escucharon cuchicheos de su parte mientras el señor Agni me ayudaba a levantarme pues me quede en el suelo.

¿Así que suelen empezar sus encuentros sexuales jugueteando previamente de esa manera? Debe serles muy excitante, supongo-. Sullivan dijo aquello y casi todos se exaltaron por sus palabras de sobremanera, hasta yo lo había hecho, había olvidado que ella solía hablar de esas cosas muy naturalmente que asustaba.

||Narra Ciel||

Luego de que hice aquel impulsivo acto le di una patada en las costillas y me fui insultandolo por ser tan bien parecido que no pude reprimir ese deseo de darle un pequeño beso, aunque no precisamente en los labios, al final mi orgullo me hizo querer dejarlo con ganas de tener un beso real en vez de solo un intento.

Estaba apenado de hecho porque me vieron hacer eso, mientras nuestro juego de molestarnos mutuamente comenzó, ellos dejaron de existir por un momento y solo estábamos nosotros dos ¿Qué tan idiota me tenía ese tonto demonio?

Me hizo alterarme de manera que no me comporte debidamente frente al resto, debían estarse burlando de mí... pero es que incluso yo quise burlarme.

Cuando estaba ya dentro de la mansión comencé a reírme, ese idiota de Sebastián cuando lo quería podía hacer bromas, algo crueles o groseras cuando nos molestabamos, seguro me veía muy tonto al tratar de pegarle por una tontería así... ¡Pero es que tampoco era para que abusara de las bromas!

Él sabe muy bien que no estoy feliz de ser tan pequeño, pero como de costumbre se la iba a dejar pasar, además ya podría planear mi forma de vengarme más adelante, si me las iba a pagar, de una forma u otra.

Iba a volver a donde ellos pero aun no me sentía menos avergonzado por mis acciones, debía esperar un poco para que al ir no me sonrojara tanto, aunque estaba siendo descortés con todos ellos al irme así, pero seguro lo comprendían y si no, pues ya los haría comprender, lo que no quería era alguna burla.

<-~×∆×~->

Para hacer pasar un poco el tiempo iba a ir a mi despacho para anotar en un diario las siguientes razones por la cual planear una sencilla venganza contra el idiota de mi demonio, las cuales se acumulaban cada día por cierto, ahora me daba cuenta que puedo ser algo rencoroso cuando dañan mi orgullo.

Al entrar al despacho y habiendome sentado frente a mi escritorio, me dispuse a escribir, pero poco dure haciendolo, me quede pensando en las próximas burlas contra Sebastián para la siguiente ocasión donde esa vez ganaría sin importar el que.

Anoté las burlas más crueles que sin duda harían a Sebastián doblegarse y darme el gane del juego de molestar al otro, en eso escuché que la puerta fue tocada y yo sin prestar mucha atención a la misma di la autorización.

Hubiese querido no hacerlo.

¡Vaya, mi hermanito parecía muy alegre junto a su mayordomo mientras jugueteaban en el jardín frente a todos sus conocidos, cayó tan bajo por él que hasta lo besó sin importarle estar en público!... Realmente me dejaste morir y te dejaste influenciar por él... ¿Si lo mato volverás a ser mi lindo y débil hermanito que me quería?-. Al levantar mi vista me tope con sus ojos azules viéndome con resentimiento y un extraño anhelo mezclados, no podía ser cierto ¡¿Qué hacía él aquí?!

Jijiji... No le diga eso a su hermano, conde, ahora tiene una terrible expresión, una como si hubiese visto un fantasma-. No lo entendía ¿Por qué precisamente estaban esos dos aquí? Realmente no lo entendía.

Pero lo único que entendía era que no podía llamar a Sebastián, él estaría en riesgo frente a Undertaker.

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