Ese mayordomo, consolando
||Narra Sebastián||
Estaba algo lejos de la mansión, pero no lo suficiente como para que no pudiera reaccionar en caso de emergencia.
Me encontraba sobre un árbol frondoso que tenía vista hacía el despacho de él, para así poder observar lo que hacían y lo que decían. A esa distancia no les escucharía del todo pero podía leer sus labios y deducirlo, por ello no pude hacer otra cosa que no fuera preocuparme cuando la conversación para explicar lo que vieron paso a explicar que el otro gemelo estaba con vida.
Por obviedad no me preocupaba por mí dado que podía protegerme, pero si por el bocchan. No era muy difícil saber que aquello le afectaría en demasía, pues su más grande mentira había sido descubierta.
Sin embargo algo no cuadraba en todo esto ¿Por qué seguían hablándole tan normalmente? ¿Acaso no sentían algún enojo por ser engañados?
Pero ya no pude preguntarme mas aquello, escuché un susurro de su parte llamándome luego de que mencionaron que podían hacerme daño. En un momento ya estaba a su lado poniendo mi mano sobre su hombro para hacerle saber que estaba allí junto a él.
...Emm... E-eso no es todo lo que tienen por decir ¿Verdad? Prosigan entonces, ya que involucra a Sebastián también tiene derecho a escuchar, más aun si él peligra-. Realmente era una extrañeza el que se preocupara tanto por mí pero no podía dejar de sentir cierto halago por ello.
Suponía que esa preocupación derivaba de su amor pero yo también sentía preocupación por él y no quería que tuviese esa expresión.
Bueno, no teníamos que ser genios para saber que significaba que destruirían la cena del demonio, era obvio que tratarían de asesinar al bocchan, lo cual nos preocupó, y en mi caso, molesto mucho-. Finnian tenía agolpándose muchas lágrimas en sus ojos, eso no lo entendía, estaba consciente de que a él, más que a nadie, le preocupaba el bienestar del bocchan, pero no era para llorar ¿o sí?.- Por ello no lo pensé dos veces y me lancé a atacarlo... Pe-p-pero... t-to-todo fue t-tan rá..pido, cuando qui-quise parar fue t-tarde... ¡Había ma-m-matado a Tanaka-san y deje muy dañado al hermano del bocchan!
El impacto de las palabras fue demasiado fuerte pero no tanto como para él, le sentí temblar y mientras pequeñas lágrimas caían en sus rodillas mojando su ropa.
Finnian estaba en un peor estado, había caído de rodillas en el suelo llorando desconsoladamente mientras cubría su rostro y entre balbuceos pedía perdón, Bard y Meyrin se agacharon para abrazarle tratando de reconfortarlo. Era obvio que lo sucedido se le había ido de las manos y por su ferviente lealtad al bocchan había cometido tal acto.
Por un momento creí que debía hacer lo mismo con mi bocchan pero me sorprendió cuando se levantó de la silla y se agachó para también abrazar a Finnian, claro, no sin antes hacer que los otros dos que lo abrazaban se alejaran.
¡Y-yo e-e-en verd-ve-verdad lo siento!... ¡No qui-quise hacerlo! ¡Pe-perdóneme por favor bocchan!-. He de decir que verle hacer tal cosa tratándose de un sirviente me hizo sentir molesto, pero no estaba en posición de reclamar.
No cuando él también estaba sufriendo, pues sabía lo importante que había sido Tanaka-san para él antes de conocerme, o eso era lo que quería creer, porque si estaba triste por su hermano realmente estaría destruyendo un bosque en ese momento.
Esta bien Finnian, no te disculpes, el viejo ese lo estaba defendiendo después de todo, era obvio que daría con gusto su vida por él, tú también lo harías si se tratara de defender mi vida ¿no? Tanaka tan solo murió cumpliendo su deber, cada uno defendió a su amo como debía, me hace sentir de cierta manera orgulloso que alguna vez trabajaras para mí dado que tu lealtad es digna de admiración... Lo mismo va para ustedes tres, mis antiguos sirvientes, nunca se los agradecí y quiero hacerlo, gracias por haber trabajado para mí todo ese tiempo aun cuando no era quien decía ser-. Todos sin excepción e incluyéndome, estaban sorprendidos, él había agradecido y estaba aceptando sin enojo lo que había sucedido.
Pero su mirada realmente reflejaba dolor ¿Qué se suponía debía hacer para remediarlo?
¿De qué habla bocchan? Nosotros jamás hemos dejado de ser sus sirvientes, juramos eterna lealtad hacia usted cuando nos salvó y nos dio una nueva vida, no importa quien sea, para nosotros siempre será nuestro bocchan, al cual hemos de servir y cuidar con nuestras vidas, por eso lo buscamos, para seguir trabajando bajo sus órdenes-. Esas palabras dichas por Bard fueron las que ahora lo habían dejado sorprendido al bocchan, los vio con incredulidad e incluso yo lo hice, ellos nos veían con decisión, los cuatro lo hacían.- Si a Sebastián-san y a usted no les molesta tener que aun lidiar con nosotros, nos gustaría que nos permitiera estar aquí sirviéndole.
¿Ustedes lo dicen enserio? ¿A pesar de todo, quieren seguir siendo mis subordinados?-. No le culpaba al sentir desconfianza de lo que decían, yo la tendría si estuviera en su lugar.
No solo ellos quieren seguir a tu lado, nosotros igual, nos importa muy poco si ese tipo dice ser el verdadero, para nosotros tú eres Ciel Phantomhive, nuestro amigo y el conde que nos dio su apoyo, que ese idiota medio muerto piense lo que quiera y trate de hacer lo que le venga en gana si es que aun esta vivo, nosotros te apoyaremos a ti y te protegeremos de él ¡No lo dudes!-. Unas palabras tan simples pero que cargaban con una gran determinación de parte del príncipe Soma.
No tuve que mirar al bocchan para saber que se había conmovido pero el dolor seguía en su mirar y no sabía a que se debía.
Él se levantó junto a Finnian y se alejó un poco para darse la vuelta y así evitar que lo viesen que estaba llorando, yo ya no soporte verlo con esa expresión tan triste en su rostro.
Quería verlo como antes, por ello no me importó lo que llegasen a pensar lo demas al verme, total ya nos habían visto en una escena más vergonzosa, lo que haría esta vez sería para alejarlo del dolor que se reflejaba hasta en su alma.
Me tomó unos segundos estar agachado para limpiar con cuidado sus lágrimas y después lo abracé ocultando su rostro en mi pecho, obvio al tomarlo desprevenido dio un respingo pero pronto correspondió a mi abrazo y lloró sin tomar en cuenta de que estaba frente a todos, levanté la vista para con una petición silenciosa pedirles que nos dejaran un momento a solas, él debía desahogarse en privado, esto lo entendieron y comenzaron a salir siendo la última la señorita Elizabeth quien me vió sonriendo triste.
...Cuidalo bien Sebastián, siempre fue frágil y sensible cuando pequeño... y a pesar de lo que sucedió, muy en el fondo veo que lo sigue siendo-. A pesar de que su voz no se escuchó, pude leer eso de sus labios.
No podía creerlo, ella me estaba pidiendo cuidarlo, aunque la petición era tonta, yo ya sabía que tenía y debía hacer.
En ese momento ya estábamos los dos solos y él no dejaba de llorar, no llamaba a nadie, no pedía por nadie, desconocía el porque de sus lágrimas y dudaba si preguntar era lo adecuado, solo atiné en cargarle para llevarlo a su habitación, se aferró a mi vestimenta mientras el llanto ahogado seguía a la par que caminaba, realmente estaba desesperado por saber como detener aquello.
<-~×☆×~->
Entramos a la habitación y apesar de que su llanto no sonaba tan alto, seguía igual de lastimero.
Quise dejarlo en la cama pero no me soltó, por cual me senté yo en la orilla de la misma y lo tuve en brazos todo el tiempo, supuse que pequeñas muestras de cariño, como las que le dí en la noche para que dejara de sentir dolor, eran las más correctas para apaciguar su sufrimiento y llanto.
El tiempo paso mientras acariciaba su espalda permitiéndole llorar hasta que simplemente quedó dormido, estaba seguro que entre tantas cosas había terminado exahusto, cambie sus ropas por la pijama y lo recosté con cuidado para dejarle descansar más.
Por la hora que vi en mi reloj, debía preparar algo para los invitados, ya estaba desatendiendo mucho mi rol como mayordomo y eso no era correcto, así que salí de su habitación y fui a la sala principal para encontrarlos charlando amenamente, en cuanto me vieron volvieron a bombardearme con muchas preguntas respecto a él y su estado.
¿Esta bien? ¿Ya no va a bajar? ¿Dije algo malo acaso?-. Podía notar con fácilidad la preocupación del príncipe Soma, la cual era de esperarse después de todo.
Al contrario, sus palabras incluso le conmovieron, tan solo que con tantas cosas sucediendo de golpe y tanta información a su alrededor era normal que eso sucediera, por ello en este momento el bocchan esta descansando en su habitación, en cuanto despierte es seguro que podrán continuar con su plática, por el momento me disculpo en su nombre al ausentarse en plena visita-. Hice una pequeña reverencia bajo la atenta mirada de todos, era un poco incómodo ser examinado tan minuciosamente.- Si me disculpan debo hacer los preparativos para el desayuno a pesar de que sean más de las nueve de la mañana, he de suponer que ustedes también lo han de querer acompañar y que al venir tan temprano tendrán hambre, así que preparare algo de su agrado, con su permiso.
Espera Sebastián, aun deseamos hablar contigo, es tan solo una pregunta que todos quisieramos que respondieras, no te tomara mucho tiempo-. La señorita Sullivan había sido quien me habló, como debía ser cortés, asentí para que preguntara inmediatamente pues en verdad debía apresurarme, aunque ya había dejado todo preparado previamente cuando le había llevado la leche con miel.- ¿Tú lo quieres? Realmente lo ves más allá de un simple amo o contratista... no estas con él solo por su alma ¿Verdad?
Todos me veían expectantes, tal parecía que el cuidarlo no solamente incluía el evitar que su hermano lo lastimara, sino que yo abusara del cariño que me tenía.
Él realmente había obtenido mucho a pesar de estar tan obsesionado con cumplir su venganza, gracias a ello recordé las palabras que le dije aquel día en que obtuvo el título de conde, le fue tan fácil darle la espalda a la luz en pos de su deseo, yo estuve tan satisfecho por el sabor que estaba obteniendo su alma en ese momento.
Pero ahora todo era distinto, esa luz a la que le dio la espalda ahora también me incluía y a todos ellos, por lo que me di cuenta que su alma era lo de menos, yo solo quería su felicidad, siempre y cuando me incluyese claro esta, aunque sonase egoísta, pero que más daba, era un demonio, podía ser tan egoísta como quisiera, ninguna moral humana me lo impediría.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro